Capítulo 17
Bajamos abajo con sumo cuidado ya que por donde estábamos bajando era más que nada roca. Dejamos las cosas en la roca más alta y fuimos nadando hasta llegar cerca de la cascada, entre el hueco de ella, se podía apreciar una gran cueva pero esta esta hueca, era como un puente pero sin serlo, ya que al otro lado había una visible playa privada; creo que poca gente habrá descubierto este lugar tan mágico, es precioso.
Oigo pasos y miro para cerciorarme si alguna persona nos ha seguido, tengo la intuición de saber quién puede ser pero quiero que se descubra por ella misma.
— Rápido Sander, escondete —le digo bajito.
— ¿Por que?
— No hay tiempo de explicarte ahora, solo hazlo por favor.
El asiente obedeciendo mi orden y se va a esconder entre una pared rocosa y otra. Yo por otro lado me fijo bien que posibilidades hay para esconderme y veo la más perfecta. Camino hasta una roca que a primera vista si la mirabas era pequeña pero justo cuando me iba a esconder en ese lugar que me va a descubrir pronto, me giro para mirar a mi primo y me ve con desesperación y yo le hago una señal para que se esconda y se mantenga en silencio. Corro hasta entre medias de dos pedruscos grandes y me escondo ahí.
Tenía el conocimiento de que estaban detrás del yate pero todavía no lo hemos hallado; no se por que nos persigue. Al menos así mi primo sabrá que no es de confiar, tendré alguien a mi favor, lo vera con sus propios ojos, al menos que finja que nos viene a buscar, yo no me trago esa mentira.
Mi mirada se fija en la entrada del "puente" por si pasa por ahí Ezio. Ellos son demasiado listos, saben que sospecho de ellos, también a su favor a mis primos pero creo que su tiempo ha finalizado.
Mi primo estaba apunto de salir de donde se encontraba escondido. ¿Que no ha entendido de que se quede ahí?
En ese instante también entra Ezio y mira a todos lados con una cara de concentración y de cabreo, murmuraba palabras que no llegaba a descifrar de lo lejos que me encontraba.
— ¿Donde se habrán metido? —habla en alto —¿Dónde estáis? Calix se que estas aquí, os he seguido.
¿Enserio? Y yo que no me había dando ni cuenta.
— Calix —al final me gasta el nombre de tanto gritarlo —. Se que estas escondido por algún lugar de este sitio.
Vaya, que inteligente que es.
— Tu prima me ha mandado a buscaros —eso solo se lo cree un niño que no es nada inteligente.
Veo a mi primo salir del escondite donde estaba escondido y maldigo internamente.
¿Este que no ha entendido que se quede ahí?
En cuanto Ezio lo ve aparecerá su lado, sonríe macabramente.
— Me parece que vas a seguir tan solo como lo has estado —sigo mirando con cautela por las dos rocas sin que me vea y mi primo esta con cara de confusión mirando en mi dirección. Mierda Sander no mires para aquí.
Demasiado tarde.
— Con que ahí estas —por culpa de mi primo salgo del lugar y me enfrento cara a cara con Ezio.
— ¿Que haces aquí en realidad Vlahos? Sabes que no estas aquí por que te ha mandado Hester a buscarnos, deja de mentir de una vez.
—Yo no estoy mintiendo.
— Te llevarías el premio al mejor mentiroso y farsante de todo el mundo, Ezio.
Si Odell, Uranus y Denes estuvieran en estos precisos momentos aquí junto a nosotros quizás tendría más apoyo o al revés, estaría igual que ahora.
— Y tu estas más solo que la la una.
— Cree lo que quieras.
— Creo en lo que ven mis ojos —me mira con burla. Por eso mismo prefiero no confiar mucho en personas, siempre defraudan.
— Te tengo que recordar que yo siempre he estado solo y no me ha importado, siempre he tenido a mi familia a mi lado.
— ¿La familia que esta en tu contra ahora mismo? —habla refiriéndose a Sander, Hester y los pequeños.
— Eso va a cambiar cuando se enteren de lo que hacéis y queréis. Y te recuerdo que uno de ellos esta aquí conmigo y te esta escuchando todo lo que acabas de soltar por tu boquita.
Ahora soy yo el que sonríe y él, el que se queda pálido.
— ¿Donde esta el yate? —pregunta.
— ¿Te piensas que yo lo se?
— Sí.
— Pues estas muy equivocado. No hay yate, como puedes apreciar —señalo.
— No te creo.
— Ponte gafas entonces. Sander nos vamos —le indico a mi primo yendo hacia el puente. Que da a la cascada. Antes de eso me doy la vuelta de nuevo y hablo —. No vuelvas a seguirnos nunca más. Y se que no trabajas solo y averiguare quién ha tramado todo esto.
En el camino de vuelta me giro en más de una ocasión para cerciorarme que viene detrás de nosotras y lo hace; pero manteniendo una distancia prudente. Las veces que miraba atrás lo veía muy concentrado y pensativo.
Llegamos a la zona donde están las piscinas, localizó a mi prima con mi hermano y mis otros primos. Nos acercamos a ellos y me paro en seco al ver quienes están a su lado.
Odell, Denes y Uranus.
Recorro con mi mirada la piscina para asegurarme si están o no, Rastus, Halia y Tadd pero no hay rastro de ellos y de Ezio tampoco. Esto no me gusta nada.
— Creo que Lysander y Calix están en shock —oigo la voz de Denes —. Con un hola, que tal estáis después del secuestro nos bastaba.
— En la cabaña en cinco minutos —logro decir eso y me marcho dirección a mi cabaña.
— ¿Cual de ellas? —grita alto Hester.
— La mía.
— ¿Nos vais a contar lo que ha pasado en estas semanas o tenemos que seguir esperando?
— Lo primero que quiero saber es que hacéis con esas ratas inmundas de tus compañeros Calix.
— Yo no los invite a venir con nosotros. Que te lo cuente mejor Hester. Yo la verdad no confío en ellos.
— Y haces muy bien —por fin alguien de mi parte. Odell asiente dándole la razón.
— ¿Por que? Son inofensivos.
— No son inocentes ni durmiendo, te lo aseguro.
— Me alegro mucho de que hayáis vuelto pero no se como habéis venido aquí ni como sabíais dónde nos encontrábamos.
— Nos han rescatado nuestros padres y abuelos.
— ¿Como? —me impresiono por las palabras que acaba de soltar Uranus.
— ¿Sabes donde han estado este tiempo? ¿Os lo han dicho?
— Negativo Hester, aunque al menos nos hemos fijado que encontrasteis a los enanos.
— Casi nos vamos sin ellos pero sí.
A los más pequeños les dijimos que se fueran a la habitación de mi hermano y Juliun para que así nosotros podríamos a hablar más tranquilos y sin interrupciones.
No se como podría definir la aparición . ¿Inapropiada? ¿Desafortunada? Sí, pero también ha sido acertada o eso creo.
— Entonces...¿Nos contáis lo que sabéis? —si es lo que yo pienso, ciertas personas en esta estancia tendrán que pedirme más de un perdón.
— Yo tengo demasiadas preguntas.
— Dispara.
— ¿Donde os han tenido?
— En una penitenciaría abandonada a las afueras de de Dortmund.
— Que mal rollo —suelta Sander.
— Y que lo digas, hermanito.
— ¿Como lograsteis escapar?
— Como antes bien ha dicho Denes, nuestros padres y abuelos nos rescataron. ¿Cómo? No tenemos ni la menor idea y por ahora es lo menos crucial ahora mismo. Lo que realmente tenéis que comprender y ver es que estamos aquí sanos y salvos y hay que encontrar el maldito yate ese.
— ¿Cómo sabéis de el?
— El cabecilla que nos retenía en esa prisión, habló con sus hombres y nos enteramos.
— ¿Algo más? —pregunta intrigada Hester.
— Sí, algo bastante curioso.
Algo curioso puede haber sido miles de cosas pero no sabría decir que exactamente a que yo no estuve en la piel de ellos esos pocos días que estuvieron retenidos.
— El que nos tenía secuestrados te conocía de maravilla Cal.
Pongo cara de confusión. ¿Quién más aparte de mi familia me podría conocer en Alemania? Creo que no tengo conocidos.
— ¿Te suena el nombre de Xanthus? —abro los ojos como platos. Esto debe ser una equivocación, Xanthus debe estar en Nueva Zelanda, en el restaurante, trabajando como siempre.
— No puede ser. ¿No será otro nombre parecido a ese?
— No, era ese nombre y te conocía perfectamente. Al principio pensábamos que solo eran tres hombres pero estábamos realmente equivocados, llego un chico más o menos de mi edad preguntando por un yate; nosotros —se señala así mismo para luego a Denes y a su hermano —, no teníamos ni la menor idea de lo que nos hablaban, tan solo sabía la clave ya que me la recordó mi madre antes de irse por si algo iba mal y se la dí a Aglaia. Después llegaron más hombres a donde nos tuvieron retenidos y nos bombardearon con preguntas y como no las teníamos, nos torturaron hasta que llegaron nuestros padres a rescataros, mientras ellos peleaban y los abuelos nos desataban las cuerdas se gritaban entre ellos, mientras ellos gritaban preguntadles que si les decían donde estaba el "yate", nuestros familiares exigían que nos liberaran, que nosotros no teníamos conciencia de lo que nos hablaban.
— No me jodas.
— Antes de salir de allí, Xanthus me dijo que te mandara saludos. Nosotros nos quedamos algo descolocados, tu siempre has sido demasiado reservado y nunca hablabas con nadie, no comprendo has podido llegar a tener un amigo —le iba a decir algo pero me ve las intenciones y me detiene —. No lo interpretes mal Calix, me alegro que al menos hayas podido abrirte a una persona pero elige un poco mejor a los que quieres tener a tu alrededor —dice lo ultimo con algo de humor Odell.
— No lo puedo creer.
— Y nos dijo algo más. No confiéis en los cuatro compañeros de Calix, sobretodo en Ezio y Halia, son los más peligrosos.
— ¿Estáis igual de obsesionados que Calix?
— ¿Cómo dices? —pregunta desconcertado Denes.
— Que Calix aquí presente ha insinuado demasiadas veces que ellos traman algo pero no le hemos creído ninguna palabra, hasta ayer nos enfadamos con él.
— Pues...os debo decir que Calix ha estado en lo cierto y vosotros no le habéis creído ni media palabra —los miro fijamente a los dos.
— ¿Qué? —hablan a la misma vez.
— Estoy esperando una disculpa.
Ya eran las cinco de la tarde y para que ellos no sospecharan a la hora de la comida fuimos todos a comer. ¿Note algo raro? Claro, sus caras nerviosas por ver a mis primos sentados junto a nosotros. Uranus, Denes y Odell les dijeron a Hester y a Sander que intentaran disimular mientras estemos delante de ellos. Ahora de nuevo estábamos encerrados en mi cabaña, retomando la charla de antes.
— ¿Hallasteis el yate? Es sumamente importante.
— Empiezo a creer que ese yate no existe.
— ¿Que quieres decir hermanita?
— Que Lysander y Calix descubrieron otra cascada y con ella fueron dos ya que el día anterior aquí el chico aventurero que esta presente — se refiere a mi — se fue a explorar y encontró una. Y fuimos junto a sus compañeros.
— ¡Mierda! Eso es malo. Muy malo. La habéis jodido pero bien.
— ¿Y saben de la segunda cascada?
— Sí. Resulta que tu querida hermana mandó a Ezio "a buscarnos". ¿Cierto o no querida Hester?
Ella agacha la cabeza sin decir nada.
— Según Sander fue a decirte que nos íbamos a dar una vuelta. ¿O es otra de tus mentiras? —le hablo esta vez a Sander —Luego no digáis que no tengo razones para enfadarme con vosotros.
— ¿Os han lavado el cerebro? Por que si no no encuentro explicación sobre esto.
— Es que...
— Nada Hester —no le deja terminar Uranus a su hermana —os estáis guiando por su apariencia, no veis más allá de ellos.
— Estáis tan obsesionados con ellos que hasta alucináis.
— Tarde o temprano se os caerá la venda.
— Estáis realmente locos —alza la voz Sander —. Vamos Hester —caminan hacia la puerta de la cabaña.
— Ni una palabra a nadie.
— Claro chiflado —le resta importancia a mis palabras. Cuando ya se han ido Denes habla.
— ¿No los notáis algo raros? El comportamiento de los dos es demasiado extraño.
— Demasiado —dice pensativo Uranus.
Desde que vinimos a Madagascar con ellos cuatro todo lo que ha pasado ha sido malo, he estado más tiempo peleado con ellos que teniendo una relación cordial con ellos, la familia debería tratarse bien pero no lo hemos hecho, discutimos por pequeñeces insignificantes. Y sería de locos que consideremos que este lugar esta embrujado o algo parecido.
— ¿Haremos algo?
— ¿De que hablas Cal?
— Hay que descubrir que se supone que significa "yate" para nuestros padres y abuelos. Debe estar aquí, en la Isla.
— Aquí solamente hay rocas, puentes, cascadas, lagos...
— Has hecho los deberes, genial. ¿Cuéntanos más del sitio de hoy?
— El sitio estaba escondido tras la cascada, no se si habría más cascadas, pero parecía un lugar sacado de alguna película de fantasía.
— Que imaginación la tuya Cal —todos se ríen por el comentario de Denes.
— Serás melón. Si deseáis os lo muestro pero tendremos que llevarnos a los mas pequeños.
— Mañana por la mañana iremos, pasaremos él día allí, así ellos podrán disfrutar mientras nosotros rastreamos ese lugar pero nunca sin perder la vista de los pequeños monstruitos .
Todos estuvimos de acuerdo a las palabras de Odell.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro