Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15


Mi primo me mira con mala cara cuando me siento en una de las mecedoras que hay en el porche de la cabaña.

— No mires de esa manera.

— ¿Y como quieres que te mire?, ¿con una sonrisa de aquí a japón? —respira hondo para seguir hablando —perdona pero no te lo mereces.

— Te dije que quería estar solo —casi grito .

— ¿Quién es tu responsabilidad aquí en la Isla?

Se que hice demasiado mal yéndome a otro lado lejos de donde estaban ellos y mi hermano, pero necesitaba despejarme, además tampoco es que me haya ido un año entero a otro país. Y tampoco me había ido ocho horas, todavía era de día cuando retorné. Ahora si se estaba haciendo poco a poco de noche y era por que ya eran las nueve y media de la noche.

— Sander, no me he estado ni un día fuera, no seas dramático, ya estoy aquí.

— Tal vez he exagerado algo.

Estamos un buen rato en silencio sin hablar de nada, solo mirando a lo lejos o por lo menos yo.

— ¿Vamos a cenar?, estoy hambriento —la verdad es que no comía nada desde hace unas horas.

— Llama a tu hermano y al pequeño Juliun. Yo voy a avisarles a los demás —baja los dos escalones que habían, se despide con la mano y sin darse la vuelta grita—os esperamos en el restaurante.

Entro en la cabaña y voy a la habitación donde duermen los terremotos.

— ¡Hey! —les hablo en cuanto abro la puerta de par en par, me miran asustados ya que les he dado un susto —¿que andabais haciendo que os he dado un susto?

— Nada malo —dice Liun mirándome con cara "angelical".

— ¿Y que escondes detrás de tu espalda bicho?

— Nada —miente de nuevo.

— Liun —advierto.

— ¿Donde esta tu móvil? —habla sospechosamente mi hermano. Pienso donde puede estar y lo primero que hago es palpar los bolsillos de mi bañador pero no esta. Voy a la sala comedor donde deje el teléfono antes de salir con mi primo al porche. Busco por cada rincón y no hay nada de nada y oigo a estos renacuajos reírse.

— ¿Me lo podéis dar?, lo necesito.

Niegan sonrientes con la cabeza.

— Hay que cenar y nos están esperando en el restaurante, ¿acaso os queréis quedar sin cenar? —niegan de nuevo —. Os dejare el teléfono pero os advierto que lo quiero de vuelta antes de que volvamos de nuevo.

Salimos de la cabaña, mi primo y mi hermano iban delante mio con mi móvil entre sus manos y haciendo no se el que.

Estos niños un día me matan.

Y en esta isla no hay tiendas para comprar un puñetero teléfono.

Estamos llegando a la zona de los restaurantes y me doy el tiempo de leer todos los nombres hasta que hallo el nombre del que es.

— ¡Renacuajos! —Eryx y Liun se estaban yendo a otro restaurante tan tranquilos, ellos no se dan la vuelta ni me escuchan, hasta creo que sea han hecho los locos haciéndome pensar que no me escuchan, pero no hay demasiada gente paseando y no están tan lejos de donde me encuentro parado —. ¡Eryx y Liun, venid aquí en este mismo momento si no queréis que me enfade!

— Ya lo estas —murmura mi hermano, con una media sonrisa, dándome una mirada para nada inocente.

— Tirad para dentro —les indico y ellos por una vez me hacen caso y pasan por delante de mi, empujo la puerta hacia mi y les dejo pasar, para luego finalmente poder entrar yo, los dos se van corriendo hasta la mesa donde están ya todos sentados al rededor y solo quedan tres asientos libres.

— Os demorasteis en venir, —me acusa —ya íbamos a pedir sin vosotros.

— No es tan sencillo llevar a algún lado a estos dos terremotos, —me refiero a mi hermano y mi primo pequeño —me han cogido el móvil y no me lo quieren devolver.

— Si le devolvemos el móvil no nos va a hacer caso, siempre esta pegado a el —veo a mi hermano sentado al lado de Lysander y este le choca la mano cómplice. Este le ha dicho que me lo escondan, sera cabrón.

— Oye que tampoco estoy las veinticuatro horas del día con el teléfono en la mano —reclamo, Hester y Lysander me miran.

— Veinticuatro horas no, ya que duermes pero quince horas si —Hester habla sin despegar la vista de la carta.

— ¿Te tengo que charla hemos tenido hace un rato? —niego. Pongo atención en la carta que tengo delante y miro toda la comida que viene.

— ¿Ya sabéis que vais a pedir? —estaba tan concentrado eligiendo la comida que iba a engullir que no me di cuenta que un camarero estaba al lado de nuestra mesa esperando para apuntar lo que pidiéramos.

— Yo quiero El Trenette al Pesto—el camarero asiente y escribe en su libreta.

El camarero se fue a la cocina con todos los pedidos apuntados y ahora solo quedaba esperar.

— ¿Donde te metiste esta tarde?, desapareciste —habla por primera vez desde que me senté en la mesa, Tadd.

— Por ahí, la verdad es que no te interesa —no se porque se mete en mi vida, ¿que mas le da donde estaba?

— ¡Cal!, estas insoportable, ya esta Eryx contigo —le ignoro y sigo en lo mio.

— Primita estoy bien, no te preocupes por mi, no tengo 2 años.

— Ahora mismo, los aparentas. Te comportas como un crío.

Mientras mis primos me echaban la bronca del siglo como si fueran mis padres, Halia, Rastus y los gemelos estaban más atentos que viendo una película de acción en un cine, solo les faltaban las palomitas.

— ¿Vosotros que? —les suelto borde.

— Cal, no hagas un escándalo.

— Lysander tranquilo, al menos nos habla —corta a mi primo antes que me vuelva a reñirme.

— Lysander tranquilo, al menos no habla —lo imito con cierta burla.

— Estas hecho todo un niñato malcriado, ¿que te pasa que tus padres no te han educado?

— Me han educado perfectamente, siempre me han dicho que a las personas a las que no conozco o desconfío no les hable.

— Nosotros te conocemos —intervine Halia.

— ¿En serio? —niego con la cabeza.

— Sí.

— ¿Segura? —elevo mis cejas y retándola con la mirada.

— En estos precisos momentos nadie te reconoce, ni tu propio hermano —Eryx me miraba con cara de miedo.

Me quedo en silencio hasta que viene mi plato, aunque los demás estén charlando de lo mas normal, yo no podía.

No entendía ni yo lo que me estaba pasando en estos momentos. Este no era yo, ese chico indefenso que no contesta mal, que se calla cuando la gente que no conoce le habla.

Simplemente desapareció de un día para otro y no se como puede volver. Esta manera de ser hasta a mi me irrita y me produce dolor de cabeza.

Me aparto un poco para que el camarero ponga mi plato en frente de mi y le doy las gracias educadamente.

Ellos de cháchara y yo aquí aburriéndome como una ostra sin mi móvil en mi poder, ya que por ahora no me lo habían devuelto.

Me estaba empezando a plantear ir a cenar a la cabaña; de nuevo aislándome de la gente, parece ser que no se relacionarme con la gente que no es de mi entorno, mi familia.

¿Como puedo cambiar eso? No tengo ni idea.

Tenía demasiada presión y parece que los demás no o solo intentaban olvidarse por un momento de todo lo malo y disfrutar dentro de lo que cabe. Que podría ser también, pero yo al parecer tenia pensamientos diferentes a los demás.

— ¡Hey, Cal! —mi primo se encontraba de pie delante de mi, pasa su mano enfrente de mis ojos para que lo mirase.

— ¿Que pasa?

— ¿Que que pasa? —me mira incrédulo —pasa que te has quedado embobado en cuanto has terminado de cenar y en el trascurso de la cena no has hecho ni el esfuerzo de interactuar con nadie Calix.

— ¿Ahora es una ley prohibir a alguien quedarse callado? —niega con la cabeza mirándome.

—Eres imposible Cal, no te estoy diciendo que hables todo el tiempo.

— Déjalo Sander, no vas a cambiar mi manera de pensar.

— ¿Eso es lo que piensas?, no intento eso. Tratamos de ayudarte, pero tu no nos dejas, te cierras en banda.

Me levanto de la silla, solo estamos Sander y yo, los demás estarán fuera o ya en sus cabañas.

— No quiero discutir y menos en publico. Tampoco quiero que me eches sermones, para eso tengo a mis padres ya.

— Has cambiado en muy poco tiempo, ¿eres Odell 2?, porque ahora mismo estas siendo un total capullo.

¿Odell 2?, ¿de que esta hablando?

¿Yo parecerme a Odell?, ni de lejos.

— No hables estupideces Sander.

— Y tu no te comportes como uno —me señala mientras me mira de arriba a bajo.

Las personas que estaban en este establecimiento estaban empezando a mirarnos y eso me daba vergüenza, ya que estábamos montando un escándalo.

— Me voy —sentencio.

— ¿Qué?

— Mira a tu alrededor —me hace caso —yo no pienso hacer más el ridículo aquí dentro, si quieres hacerlo tu, quédate.

Salgo casi echando humo por mis pisadas y me encuentro de lleno con los gemelos y Rastus que me miran interesados por saber que ha pasado.

— No seáis tan cotillas e iros a vuestra cabaña o a hacer algo más interesante que estar esperando aquí afuera para saber el cotilleo del día.

Abren los ojos demasiado comprendidos.

— No te esperamos a ti, cabeza hueca, estamos aquí por tu primo —habla Tadd.

Me encojo de hombros con fingido desinterés.

Si sigo hablando voy a seguir cagandola.

— Y te digo una cosa chaval, —me mira con enojo Ezio —tu familia va a ser siempre tu familia, se van a preocupar siempre por ti, no los alejes.

— ¿Me dejáis pasar?

— Debes estar bromeando.

— No, no estoy bromeando, ¿me dejáis pasar de una vez?

— Adelante —me hacen un hueco entre ellos y paso lentamente.

— No te alejes de los que te quieren —grita Rastus.

Paso por al lado de la cabaña de mis primas y de Halia una voz me hace detenerme.

— ¡Cal, ven ahora mismo! —pongo los ojos en blanco.

¡Dios uno no puede estar tranquilo!

— ¿Que quieres? —digo más borde de lo que se suponía que lo iba a decir.

— ¿Donde se supone que estaba Lysander? —eleva su ceja esperando una respuesta por mi parte.

Avanzo hasta subir las escaleras llegando al porche que es donde se encuentra sentada junto a Halia.

— Lo mismo te podría decir, ¿donde esta Eryx?

— Dentro, al menos tus primos se preocupan por el.

— Estupendo —murmuro.

Entro dentro y observo jugar a los cuatro terremotos juntos. La infancia es única , solo se vive una vez, cuando eres niño, no vuelves a pasar por esa etapa en tu largo recorrido.

La niñez la vives y la recuerdas como una añoranza, un día eres niño y al siguiente ya eres adulto con responsabilidades.

Algunas personas en el largo recorrido de crecer, la gente puede cambiar, ya sea a peor o a mejor; según sea la persona.

— Eryx —lo llamo —nos vamos.

Mi hermano me mira confundido y asiente a lo que dice y se levanta del suelo.

Salimos por la puerta y pasamos por al lado de mi prima y Halia para poder bajar las escaleras, cuando ya estábamos en el camino, mi prima se digna a hablar.

— ¿No comprendes? —me giro para mirarla.

— ¿De que hablas? —señala.

— Que no te hemos dicho que hagas eso.

— Mira me tenéis frito, si no estoy con mi hermano, que lo este, si me lo llevo para que vayamos a nuestra cabaña a descansar porque me lo llevo —digo entre diente —¿Os aclaráis de una vez?

Mi hermano me ira sorprendido por mis palabras pero me agarra mi mano con fuerza.

Todavía no estoy muy lejos y puedo oír a Halia hablar.

— Calix tiene razón esta vez.

¡Gracias Halia! Por una vez estoy de acuerdo contigo.

Eran las 8 de la mañana y Eryx ya estaba en pie, no se como tenía tanta energía a estas horas de la mañana.

— Calix, Calix; despierta, —salta en la cama riéndose —tengo hambre. ¿Podemos ir a desayunar?

— Es muy temprano Eryx, duerme un rato más —sigo tumbado en la cama, adormilado.

— Pero tengo hambre —replica.

— Si duermes hasta las 9, te compraré chocolate.

Dejo de notar que salta en mi cama y se tumba a mi lado, abriendo las sabanas y metiéndose dentro, me abraza por la cintura y en unos minutos se queda dormido. Suspiro e intento dormirme pero no lo consigo. Miro a mi hermano que duerme plácidamente con el semblante relajado. Suena mi teléfono, indicando que me ha llegado un mensaje.

Seré breve.

Estamos bien, estamos escondidos.

Estamos bien, no os preocupéis por nada.

No intentes llamarme a este móvil.

Os queremos.

N.

— ¿Mamá?

Antes de que pueda llamar a nadie, mi prima me llama.

¿Has recibido un menaje? —noto que le tiembla la voz.

Sí.

¿Que te mandaron?, ¿quién fue?

Fue mi madre, pero tan solo ponía una ene. Estaban bien y que no intentáramos llamarles.

Es demasiado sospechoso, no me fio del mensaje. Encima de un número desconocido, no me cuadra.

Te dejo, hablamos más tarde, Eryx se ha quedado dormido de nuevo y no quiero despertarlo.

Descansad, nos vemos en menos de una hora.

Vale. Allí nos vemos.

Corto la llamada , me levanto con cuidado de la cama para no despertar a mi hermano y voy hasta un mueble que hay enfrente de la cama para coger el mando del televisor para encenderla.

Dejo la primera cadena que echan algo decente y me acomodo en la cama para verla. Haca las nueve, Eryx se empieza a despertar moviéndose hasta que por fin abre los ojos.

— Buenos días dormilón.

— ¿Vamos a desayunar?

— ¿Acabas de despertarte y ya pides comida?

— Tengo hambre.

Todo lo que hago es reírme.

Mañanas así no las cambiare por nunca.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro