🐾Capítulo 13
Frente a un espejo, un inquieto shifter conejito movía nerviosamente sus manos sobre su cabeza, intentando acomodar o cubrir de alguna forma sus peludas orejitas de conejito con la ayuda de su cabello.
Al ver que esto no funcionaba intentó utilizar un gorro de lana con un gran pompón que de cierta forma le recordaba a su colita, pero sus orejitas de animal dolían ante la presión.
Bufó rendido ante sus inútiles intentos y se dio media vuelta para observar el lugar donde estaría su colita siendo cubierta con su larga chaqueta sin dar muestras de que estaba ahí realmente.
Hizo una mueca, estaba demasiado nervioso como para pensar en el cambio y así poder quitar sus orejitas y colita.
Finalmente suspiró rendido y un poco frustrado, él realmente quería dar una buena impresión a las personas que su pareja cuidaba y velaba por su bien.
Sin nada más que hacer, salió del baño con un acentuado puchero.
—¿Qué sucede conejito? —pregunto inmediatamente Yoongi, jalando del más pequeño hasta rodearlo con sus brazos.
—Mis orejitas y colita no se quieren ir —refunfuñó preocupado.
—Sigo sin ver el problema, tus orejas y cola son hermosas —afirmó besando su cabello.
Secretamente, él realmente amaba esta apariencia en su pequeña pareja. Se veía tan tierno que quería comérselo a besos.
—Pero... Yo quiero verme bien —susurró—. Es la primera vez que saldré de aquí después de todo, quiero dar una buena imagen —arrugó su nariz.
—Eres hermoso Jimin —el alfa dijo alejándose y tomando del rostro al menor para que viera que lo decía en serio.
Apretando las mejillas del menor, se sintió orgulloso ahora que el omega estaba un poco más rellenito, sus mofletes estaban hermosamente rellenos y eran agradables de apretujar.
Ya no había señal del pequeño omega descuidado y lastimado que se había encontrado hace algunas semanas, no. Ahora tenía una hermosa pareja ansiosa de conocer y saciar su curiosidad, ya no había nada de miedo y temor con su alrededor.
El corazón del menor se agitó y no pudo evitar sonreír dulcemente mientras recibía un casto beso en su nariz y seguido en sus labios fruncidos.
—Si deseas puedes salir otro día, junto con Taehyung —planeó pensando que tal vez su pequeña pareja se sintiera más cómodo con su amigo.
—Pero yo quiero salir a conocer ahora y me prometiste que me llevarías a la cabaña de Jungkook para ver a TaeTae y Hobi —le recordó estirando su labio inferior.
Él no daría marcha atrás, ya se había decidido, hoy saldría de la cabaña.
—Sí conejito, pero no quiero que te sientas presionado con salir —refunfuño el dragón, sacándole una risita tierna al omega ante la preocupación en su tono.
Se sentía bien saber que le preocupaba tanto a una persona después de tanto tiempo solo. Ambos se sentían así respecto al otro.
—Contigo a mi lado estoy bien —sonrió apoyando sus pequeñas manos sobre las del alfa—. Ahora vamos, quiero conocer todo y a todos.
Con una sonrisa orgullosa, Yoongi plantó un último beso en aquellos rellenos labios antes de tomar la mano de su pareja y entrelazar sus dedos.
Con Jimin vistiendo ropa abrigada, Yoongi no tenía por qué preocuparse de salir al frío exterior.
Al poner un pie fuera de la cabaña el pequeño rubio lleno del frío aire limpio sus pulmones y sonrió, sintiendo el helado clima acariciar su rostro.
—¿No quieres una bufanda? —pregunto Yoongi comenzando a caminar, pero dispuesto a devolverse si la respuesta era positiva.
—No, así estoy bien —aseguró pisando la suave superficie cubierta de nieve.
Mientras más caminaban, más asombrado se veía Jimin, que con una fascinación tierna y hasta un poco infantil, contemplaba todo a su alrededor.
Desde el despejado cielo hermosamente celeste, las montañas no muy lejanas que los rodeaban llenas de nieve, los árboles vestidos de blanco, cabañas y el suave suelo pintado con nieve acumulada.
No había numerosos y grandes edificios con los automóviles y otros medios de transporte como tenían los humanos, no. Había hermosas cabañas con considerable espacio entre ellas y personas conversando tranquilamente.
Todo era perfecto.
A momentos una suave brisa fresca chocaba contra su rostro en una caricia que tenía heladas las orejitas de conejo de Jimin junto con su nariz.
Se sentía bien, salir no había sido tan atemorizante como se había estado imaginando.
Pronto, las personas comenzaron a observarlos con curiosidad pero sin atreverse a acercarse y preguntar quién era el joven que caminaba de la mano junto a su líder, por más que estuvieran muriéndose de la curiosidad.
Yoongi se detuvo frente a una gran estructura que era donde los herreros trabajaban. El sonido de metal siendo golpeado y el calor que irradiaba desde adentro despertó la curiosidad del omega.
—¿Qué es aquí? —pregunto el conejito observando al alfa.
Yoongi lo observó y lo atrajo hacia sus brazos, Jimin estaba muy tierno con su pequeña nariz roja al igual que sus mofletes debido al frío.
—Sabía que debía de ponerte una bufanda —refunfuño besando la frente del menor.
—Pero si no tengo frío —susurró mientras enterraba su carita en el pecho de Yoongi, buscando calor mientras contradecía sus palabras con sus acciones—. ¿Aquí trabajas?
El shifter dragón sonrió por la curiosidad latente en el tono del pequeño rubio.
—No bebé, aquí es donde trabajan los herreros —contesto golpeando la puerta.
Jimin sacó su rostro y esperó con curiosidad a que la puerta se abriera. Un gran hombre vistiendo una simple camiseta salió de la estructura.
Si el omega ya tenía que inclinar su cabeza para observar a su pareja, con este hombre se rompería el cuello por hacerlo.
Era gigante y musculoso.
—¡Oh, líder! —exclamó tomando una chaqueta del interior para colocársela mientras cerraba la puerta—. Lo que...
Jimin observó a su izquierda, luego a su derecha y finalmente volvió a contemplar al gran hombre con barba y una panza acentuada similar a la de Jin pero el conejito sabía que no era por el mismo motivo.
De cierta forma, con esa barba blanca... Y su panza... Le recordaba a...
—Santa Claus... —pronunció y abrió exageradamente sus ojos al darse cuenta de que lo había dicho en voz alta.
Tapó su boca con sus dos manos y se ocultó otra vez en el vibrante pecho de su pareja que reía con ganas.
Oh, Jimin definitivamente había momentos en que deseaba que su boca no estuviera conectada con su imaginación, así no pasaría por momentos tan bochornosos como en el de ahora.
—Lo siento —chillo demasiado avergonzado y divertido como para salir de su escondite.
—Ciertamente me han llamado muchas cosas desde que subí de peso... Pero es la primera vez que me llaman así. ¿Es por mi barba, cierto? —anuncio divertido el hombre con el tiempo marcado en su rostro—. ¿Quién es este pequeño duende rubio, líder?
—Es mi pareja —contestó sonriente Yoongi, enternecido por su avergonzada pareja que se negaba a salir aun—. Un lindo conejito.
—Oooh... Ciertamente es tierno —pronunció cruzando sus brazos sobre su pecho—. Pero es la primera vez que lo veo. Dígame —sonríe— ¿lo mantenía escondido en su cabaña?
—De hecho, sí.
Y aunque estaba orgulloso de pavonearse frente a su gente para que conocieran la hermosura que tenía de pareja, otra parte de él, seguramente su dragón egoísta y receloso, quería seguir manteniendo la belleza de su conejito solo para sus ojos en su casa. Su hermoso tesoro.
—Yoongi —refunfuño el omega saliendo de su escondite para observarlo con sus ojitos entrecerrados.
Su pareja sonrió inocente y le besó su nariz.
Una de las orejas del conejito se movió y Jimin giró su rostro para contemplar a algunas personas acercarse.
—Cuando dijo conejito, lo decía porque en verdad es uno —señaló asombrado el hombre al ver el segundo par de orejitas de Jimin.
Estas pasaban desapercibidas entre el rubio cabello blanquecino del omega.
—Mi conejito —sonríe—. ¿Tienes lo que te pedí? —pregunto ansioso, logrando volver a obtener la atención de su pareja.
—Claro, voy a por ello —aseguró metiéndose en el interior de la gran estructura otra vez.
—Yoongi... Hay personas mirándonos —susurro Jimin volviendo a observar curioso tras la espalda del alfa.
Aun con el omega entre sus brazos, el pelinegro se dio media vuelta y saludo a las curiosas personas.
—Les presento a Park Jimin, mi pareja —anuncio besando cariñosamente su mejilla, sorprendiendo a la mayoría que inmediatamente sonrió ante la alegría que brotaba del líder y todo por el pequeño hombrecito entre sus brazos.
—Hola —sonrió suavemente Jimin mientras agitaba su pequeña mano. Sus dedos apenas se veían debido a la chaqueta que llegaba un poco más arriba de sus nudillos.
Enseguida la mayoría se acercó y comenzó a hablar con el pequeño hombre rubio, ignorando la presencia de su regularmente rudo, autoritario, solitario e imponente líder abrazándolo posesivamente.
Dándole una apariencia más amigable al hombre que se había dedicado a velar por ellos.
Jimin no podía dejar de sonreír mientras contestaba cada cosa, y aunque la mayoría de las preguntas se basaban si en verdad era un conejito, él contestaba con gusto y entusiasmo.
No había notado que había extrañado tanto interactuar con otras personas hasta ese mismo instante.
El hombre apariencia de Santa volvió a aparecer.
—Podrías mostrarme tu mano, pequeño duende —preguntó el hombre.
Extrañado, Jimin observó a su pareja antes de hacerlo.
—Mmm... Creo que debería de hacer un arreglo ahora que veo a su pareja —anunció soltando la mano del pequeño rubio—. Debería de tardar un par de horas, tres a lo mucho —aseguró.
—Está bien, estaremos en mi oficina por una o dos horas y luego iremos a ver a Jungkook por si no logras alcanzarnos ahí, Song —informó Yoongi.
El herrero asintió y volvió a desaparecer en el interior para terminar rápidamente el arreglo.
—¿Arreglo de qué? —curioseo el pequeño rubio.
—Un regalo —contestó simplemente el líder dragón, como si no fuera la gran cosa mientras se despedían y seguían su camino.
Estando en el centro del pueblo, frente al edificio en el que trabaja su pareja, Jimin no pudo evitar girar sobre sus propios talones y contemplar con curiosidad algunos arreglos que había a su alrededor.
—¿Por qué las decoraciones? —preguntó al alfa.
—Mañana empieza las festividades navideñas, dura cuatro días —explicó colocando su mano en la espalda baja del omega, guiándolo al interior del edificio—. Y aquí es donde pasaba la mayoría del tiempo antes de encontrarte —anunció Yoongi—. Son dos plantas, aquí abajo está la oficina de Namjoon, el cual no está aquí hoy, junto con una pequeña cocina y un baño. Arriba está la mía junto con una sala de espera.
Jimin realmente recorrió todo el piso inferior antes de subir a la oficina del dragón.
—Me gusta la vista —señaló el gran ventanal tras el escritorio del alfa.
—A mí igual, pero aún más ahora que tú eres parte de ella —anuncio tomándolo de la cintura, sentándolo sobre el escritorio se ubicó entre las piernas del menor.
Jimin rió y enrollo sus brazos en el cuello del shifter dragón, tirando un poco de él hacia abajo para así poder besarle a gusto.
—¿Cómo estuvo tu primer día afuera? —pregunto con tono juguetón su gran dragón, frotando sus narices juntas.
—Mm... No tan aterrador como me lo imaginaba y definitivamente divertido —ríe—. Las personas con las cuales hablamos en el camino hacia aquí fueron amigables —recordó.
Jimin sonrió y aunque deseaba de todo corazón que toda la gente que conoció fuera en realidad así de buena y agradable... La parte paranoica dentro de él le gritaba que tal vez sólo actuaron así porque Yoongi estaba con él y nada más.
—Eso es bueno conejito, pero si sales solo y alguno de mi gente cambia su actitud complaciente y te molesta, quiero saberlo —ordenó el alfa cómo si hubiera leído de la mente la preocupación del menor.
—Está bien.
—Prométemelo —exigió el alfa.
—Te lo prometo —aceptó Jimin, sonriendo para tranquilizar su pareja.
Pero Yoongi sabía que tarde o temprano se encontrarían con Chul, y esta vez no estaba tan seguro de poder controlarse si el idiota ofendía de alguna forma a su pareja.
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