-Shoto, por favor -pedí por milésima vez.

-No.

-¡Por favor!

-No quiero -responde bajando la mirada para ocultar su rostro.

-¡Shoto! -apoyé mis dedos índices en las comisuras de sus labios y los estiré hacia arriba- ¡Sonríe! ¡Te juro que no moriré!

-Prefiero no arriesgarme -responde con seriedad y verdadera preocupación.

Resoplé profundo y apoyando mi frente en su hombro mientras maldecía que Mt. Lady le haya dicho eso en la práctica de entrevistas. Llevo mucho tiempo desde ese momento intentando que Shoto vuelva a sonreír porque realmente pareció tomarlo muy en serio... muy.

-Ya me has sonreído muchas veces, te prometo y te juro por lo que más quieras que de verdad no matas a nadie cuando sonríes -aplasté sus mejillas con ambas manos-. Anda, por favor... déjame ver una pequeña aunque sea, es que realmente me gusta verte sonreír. Te ves mucho mejor.

Mi sonrisa y mis palabras parecen funcionar, porque cuando solté el rostro de Shoto el pareció sonreir inconscientemente. Apenas lo vi volviendo a sonreír, mi corazón se aceleró y dejé escapar un suspiro profundo y sonoro. Amaba verlo sonreír en verdad.
Creo que me desmayé... ups.

-¡_________...!

-¡Estoy bien, estoy bien! -me levanté enseguida-. Te dije que no moriría, pero tu sonrisa es tan hermosa y perfecta que ¡sí me hace desmayar! ¡Tengo tanta suerte!

-Lo sabía... no debería volver a hacerlo.

-¡Por favor, no! ¡Sígue haciéndolo! Ni se te ocurra evitar sonreír otra vez -lo amenacé apuntándolo con el dedo.

-Pero... ¿estás segura? -se veía aún preocupado.

-¡Completamente! Créeme, al ser tu novia soy inmune a morir por tus sonrisas, porque aún no puedo dejarte solo, ¿no crees? -respondí de inmediato, él no pudo evitarlo y volvió a sonreír.

Mi sonrisa se transforma a una más tierna al verlo convencido finalmente de que no podría matarme con su sonrisa. Apoyé una mano en su mejilla y acaricié su piel, delimitando suavemente su cicatriz.

-Ahora... Déjame espacio que tengo frío -abrí su abrigo de Santa y me metí en este, cerrándolo en de nuevo-. Uff... mejor.

Me acurruqué contra su lado izquierdo con una sonrisa satisfecha por el calorcito que desprendía en estos días tan fríos de invierno. Miré a Shoto y lo vi sonreír un poco, entonces sentí que su lado izquierdo se volvía un poco más caliente para darme más calidez.

-_________... -miré a un lado, notando a algunos de los chicos abrazándose a sí mismos-. P..pres...stanos a..a... t..tu n..nov..vio...

-Pero es mío -bromeé con un tono añiñado antes de reír un poco-. Que él decida.

Ellos veían esperanzados a Shoto quien me mira sin ganas de querer moverme, así que miró hacia la chimenea y lanzó un poco de fuego para encender la madera en ella. Los chicos por poco se tiraron dentro de fuego, todos se reunieron frente a este para calentarse y charlar.

-¿A qué agencia iré? -murmuré al escuchar su tema de conversación.

Pero todo eso se detiene cuando Eri-chan apareció vestida de Santa y confundiendo festividades. Pero no importaba, pues eso era adorable... ¡Ella es lo más adorable!
Todos disfrutamos del momento, compartiendo la comida, la música, los juegos y los regalos. Fue tan simpático cuando que Eri le tocó un arma más grande que ella e Iida se puso como loco.

Vete esto me hacía sentir mejor, olvidar las pesadillas que había estado teniendo y solo... quería disfrutar del momento con todos los demás. Ojalá esto durara para siempre, ver las sonrisas en los rostros de todos me gustaba.

-_________, ¿qué ocurre? -pregunta Shoto.

Fue cuando me di cuenta que no estaba con tantos ánimos como hace un momento. Pensar en esto me ponía sentimental y mi actitud cambiaba un poco.

-¡Ah, nada, nada! -respondí rápidamente-. Solo... me gusta esto, es mi primera navidad con un grupo más grande de personas y... me estoy divirtiendo. Mucho.

-Ya veo -respondió-. Está bien.

Abracé a Shoto y sujeté su mano consiguiendo que los imanes en nuestras pulseras se unan. Las observé un tiempo y sonreí más, volví la mirada hacia los chicos y preferí ir a unirme a ellos que solo mirarlos. Invité a Shoto a bailar cuando la música sonó y los demás nos siguieron.