Capítulo 01
La mente del rubio se encontraba en blanco, relajada y tranquila... permitía que sus ojos se regodearan de placer contemplando como la lluvia mojaba los cristales de la ventana, el ruido que producían las gotas hacían que sus oídos los transformaran en una deliciosa y cadenciosa melodía, los truenos producían una impecable melodía en esta noche llena de brillantes huellas en el cielo.
La lluvia anunciaba la llegada del tan esperado mes de Julio y aquel jovencito pacienzudo acariciaba con dulzura aquel adormecido gato calicó que se hallaba en su regazo, colocándolo delicadamente en su cama este abrio sus ojos perezosamente permitiendo admirarlos, tan similares al del cielo nocturno, Jimin tomo su paraguas y dirigiendose hacia la salida poso una vez más su mirada en aquel pequeño animal que estaría esperando su regreso.
Caminaba rumbo hacia su sitio preferido para deleitarse con un buen y delicioso café, mientras se divertía con los pequeños charcos que se formaban cada vez más grandes sobre el pavimento, faltando pocos metros pudo visualizar a un joven con un tono de piel bronceada, estaba sentado en una banca, aquel chico no traía paraguas, de todos modos parecía no importarle, las personas pasaban y pasaban por su lado pero ninguna le daba importancia o siquiera llegaban a fijarse en él. En ese instante se cuestionó si debería acercarse o simplemente seguir su ruta, tuvo la sensación que podía acercarsele y ofrecerle su abrigo como un gesto generoso, sin pasar desapercibido el frío que azotaba, restándole importancia opto por no ir, quizás este chico no quería que lo molestaran, en cambio, un maullido hizo girar al rubio sobre sus talones, haciéndolo vislumbrar que aquel desconocido acariciaba un gato, pero no se trataba de cualquier gato, acercándose poco a poco se limitaba vacilar cada paso.
—Disculpe —hablo por fin, mientras extendía su paraguas hacia ellos, el de tez morena al notar la presencia contraria alzó la mirada y se encontró perdido en la tonalidad celestes de aquellos ojos, intento formular cualquier palabra decente, en cambio, le resultaba imposible, por otro lado, el dueño de tales ojos que lo sugestionaban exhalo aliviado al ver el nombre que yacía en la placa del animal, no era el suyo como pensó —¿se encuentra bien? ¿puedo ofrecerle mi abrigo joven? —preguntó desprendido, en un tono bajito y suave.
—Muy amable, pero estoy bien —contesto en un hilo de voz —no se preocupe —expresó, no obstante su voz sonaba quebradiza y sin ninguna emoción, sin poder evitarlo, una lágrima se hizo presente recorriendo toda su mejilla pero apresuradamente no tardo en limpiarla, evitando que el contrario lograra verla, sin embargo, fue muy tarde.
—Podrías enfermarte, debería irse —dijo Jimin mientras se sentaba a un reducido espacio junto a él, por otra parte, el gato tricolor se limitó a posarse en su regazo, mientras con su cabeza acariciaba su abdomen para que entendiera que quería ser acariciado, haciendole escapar una sonrisa.
El contrario que no había perdido de vista ningún movimiento por parte del blanquecino de pronto le quiso hacer una pregunta que invadio su mente, inhalo profundo para sus pulmones y exhalo todo el aire contenido. —Mientras llueve... —comenzó a hablar sin mirar al contrario, en cambio, este había centrado toda su atención en él —las personas están ocupadas pensando en sí mismas, perdidas en su mente, contemplando el ambiente, formando un recuero o... recordando alguno —vacilo en hablar —¿qué le hizo fijarse en mi? —preguntó al mismo tiempo que volteo a verlo, conectandose ambas miradas, acción que sorprendió completamente al rubio, se podría decir que en su interior solo necesitaba y esperaba una respuesta sincera.
Jimin bajo la cabeza sonriendo, ni él mismo sabía porque razón se había acercado, se cuestionaba si era por el gato o por aquella sensación al principio que lo invitaba a acercarse.
—Al comienzo... fue una sensación —confesó mientras contemplaba atento como caían las gotas.
—Una sensación —repitió limitándose a fruncir el ceño confundido.
—Sí, una sensación... —repitió ahora serio —¿no lo ha sentido alguna vez? —preguntó volteando a verlo con una sonrisa y de esta manera transfromando sus ojos en dos pequeñas líneas —le explico, ya que se debe estar preguntando, cuando lo vi, tuve una impresión similar que me hizo recordar algo, mismo algo, que olvidé, tal vez una emoción, un lugar, una persona, no lo sé, pero no me deje llevar por eso exactamente —se sinceró, mientras aquel moreno no dejaba de ver detalladamente los regordetes y rosaditos belfos que tenía el menor mientras hablaba —en fin, en realidad estoy aquí porque pensé que este gato era el mío, supongo que eso me dio motivo para acercarme —hablo nuevamente al no tener respuesta.
—Comprendo —sonrió, en su interior sentía que estaba bien, era más de lo que esperaba, una respuesta real, tan transparente —tenía un buen rato acá cuando él llego hacia mi tan rápido, me sorprendi tanto pero luego descubrí la razón, este pequeño rufian se había robado un pedazo de carne, le puse mi chaqueta encima pero después de un rato se salió, pensé que se iría pero se quedó acompañándome —observó como el animal ronroneaba al tacto del rubio.
—Su vida a de ser una aventura, es tan tierno, por cierto, ¿te gusta la lluvia o enfermarte? —preguntó y el castaño no pudo evitar reír por su pregunta.
—La primera opción.
—Ya veo, pero eso no es excusa para que estés aquí ¡podrías enfermarte! —regaño con el ceño fruncido pero lo único que logró, fue parecer un niño pequeño enojado el contrario solo se limitó a sonreír una vez más por el regaño.
—Estaré bien.
—¿Te ha pasado algo? —preguntó curioso mientras apoyaba su mentón en la palma de su mano.
—No quisiera hablar del tema... además, no es algo de importancia; simplemente estoy acá pensando que las personas tristes aman la lluvia porque ya no lloran solas.
—Lo siento, no fue mi intención si te incomode —intento hacer una sonrisa duras penas fijando la vista en su reloj —creo que debería irme, es un poco tarde.
—No me incómodo, todo lo contario. Tal vez, si gustas, podríamos hablar un rato más —su tono de voz fue casi inaudible en lo último dicho, pero el contrario pudo oírlo.
—Está bien —tardo un poco en contestar, cualquier persona en su lugar no hubiera aceptado, ¿pero quién dijo que conocer personas fuera del ambiente laboral, colegio o presentado por otro amigo no es normal y no era correcto? además, solo fue generoso, no había mucho de que pensar, solo fue amabilidad, o tal vez... ese mismo sentimiento que al principio le provocó una sensación inexplicable, que simplemente le atraía, no ponia sus razones en orden y solo se hacia creer así mismo que fue amabilidad —¿cómo te llamas?
—Kim NamJoon, un gusto —contesto casi en automático.
—Kim NamJoon —repitió con su ceño ahora fruncido, el nombre se le hacía muy familiar, se cuestionaba mentalmente de dónde, tratando de recordar arduamente, pero nada—es un nombre... muy lindo, JiMin, Park JiMin el gusto es mío.
—Tu nombre... tu nombre también es lindo —comentó, repentinamente sin saber que decir —¿todavía sigue en pie nuestra charla?
—Por supuesto, antes iba rumbo a una cafetería cercana, digo, por si quieres ir.
—Hmm, tal vez, aunque sigues siendo un completo extraño para mi.
—¿Estás jugando? ¿cierto?
—No, yo no fui el que se acerco.
—Solo fue generosidad, además, yo no fui el que pidió que me quedará.
—Solo era broma, vamos —se levanto no sin antes darle una mirada al animal, pero este ya no estaba.
Ambos caminaban por las calles, algunas personas que pasaban los miraban con detenimiento, otras con curiosidad y otras con desagrado, sus cuerpos estaban tan cerca que una que otra vez sus hombros chocaban, ya que el espacio que brindaba el paraguas era muy reducido.
—Disculpe —dijo el más alto apenado, tratando de separarse un poco, estaba mojado, así que pensaba que no importaba.
—No se preocupe, pero, acepte mi abrigo, esta todo mojado y el paraguas no nos cubre completamente a ambos, así que no me diga un no, porque no lo aceptare como respuesta —lo extendió hacia Namjoon y este nombrado suspiro para proceder a aceptarlo y ponérselo.
El omega estaba tan distraído observando de reojo los rostros ajenos que no dejaban de mirarlos que sin darse cuenta casi cae, afortunadamente fue atrapado ágilmente por el moreno que lo tomo con fuerza del brazo, haciendolo voltear para que ambas miradas se conectaran por unos segundos, mientras las gotas de lluvia caían a su alrededor, tornando un bonito y casi perfecto fondo, Namjoon apartó un mechón del rostro contrario, sin poder apartar la vista de aquellos celestes ojos, este ladeo su cabeza apreciando las facciones contrarias, juraría que podía escuchar los latidos desenfrenados del menor y sentir como sus piernas temblaban, eso lo ponía a mil.
El alfa sonrió, dejando a la vista unos huequitos en ambos lados de sus mejillas. Ambas miradas se aferraban, buscando algo en los ojos del otro, como si les faltara algo, Jimin sintió una breve sensación extraña recorrer por todo su cuerpo, por alguna razón ambos se sentían conectados y un claro rubor se instaló en las mejillas del omega.
—¿Te encuentras bien? —preguntó preocupado al notar lo tenso que estaba el contrario, mientras el jovencito asintió con su cabeza avergonzado, un sentimiento cálido se apoderó de su pecho y no lo dejaba formular alguna respuesta decente —que bueno que no te haya sucedido nada —decidió apartarse del cuerpo contrario.
Llegando al frente de la cafetería, el esbelto abrió la puerta haciendo al más bajo pasar, eligieron una mesa cercana y a los pocos segundos una mesera llego para atenderlos.
—¿Hmm que quieres para tomar? —preguntó el castaño, en cambio no hubo respuesta alguna, al parecer el rubiecito aun estaba perdido en sus pensamientos —¿Jimin? —preguntó nuevamente sacándolo de su ensoñación.
—Un café cremoso.
—Entonces serán un café cremoso y uno amargo, por favor.
Al poco rato la mesera llegó colocando los pedidos y el esbelto pago la diferencia, tomando por su lado el suyo, en cambio el rubio estaba dudoso en tomarlo.
—¿Qué sucede? —preguntó el moreno sorbiendo su bebida.
—Es injusto —inflo sus rosados mofletes realizando un pequeño mohín con sus labios.
—¿Qué es injusto? —preguntó curioso dejando aun lado su bebida para poner sus codos en la mesa.
—Yo fui el que invito pero tu has pagado, a la próxima yo pagaré —lo miro avergonzado.
—no te preocupes, tómalo.
—Se ve muy tentativo, pero...
—Pero nada, sé que te gusta mucho —extendió el café un poco mas hacia él y la mirada del menor se clavó en los ojos contrarios.
—¿Disculpa? ¿Cómo sabes que me gusta mucho? —preguntó serio, esperando impaciente su respuesta.
—Oh... —el alfa comenzó a ponerse nervioso —no lo sabía, creo que simplemente fue un presentimiento, además, dijiste que era tentativo.
—Bueno —respondió restándole importancias pero no se comería ese cuento, sin embargo, esperaría.
—¿Y dime Jimin-ah ¿qué edad tienes? —preguntó con más curiosidad el moreno.
Jimin-ah... esperen, él me dijo ¿Jimin-ah?
—Tengo dieciocho años, pero usted debe tener unos veintidós supongo.
—No, no me digas usted, solo nos llevamos dos años de diferencia.
—Esta bien, para ser joven se ve muy formal —sonrió rascándose la cabeza —pero cambiando el tema... ¿por qué estaba sentado en esa banca?
—¿En verdad quieres saberlo?
—Si no es ningún inconveniente, sé que nos acabamos de conocer pero es bueno desahogarse, podrías sentir un peso menos y tal vez aliviarte un poco.
—Comprendo lo que dices, y sí, tienes razón, se nota que eres una persona que te preocupas mucho por los demás —interrumpió, dándole un sorbo a su café .
—Sé que las personas, no lloran porque sí, alcance a ver cuando una lagrima rodo por tu mejilla, lo siento, si te ha ocurrido algo, puedes desahogarte con este desconocido —aseguró mirándolo fijamente a los ojos.
—Gracias pero no te disculpes, no es gran cosa, solo estoy cansado, harto de las críticas de las personas, cuando trato que todo salga bien y doy todo de mí, siempre pasa al contrario, para otras personas simplemente no es suficiente, por más que les sacó sonrisas a las personas ¿Quién puede sacarme una a mí?
—Tal vez no sea de utilidad lo que vaya a decir, pero nadie te puede sacar una sonrisa, tú mismo tienes que sonreír, de nada te vale hacer sonreír a las personas mientras tu ni siquiera sabes hacerlo genuinamente, tú mismo eres tu felicidad, aparte, siempre van a ver alguna que otra persona que no aprecie tu esfuerzo, pero lo que no saben es que haciendoo ese esfuerzo es todo y vale muchísimo.
El alfa suspiro pesadamente en alto, asintiendo poco a poco con su cabeza de arriba hacia abajo, concordaba totalmente con el menor.
—Tienes toda la razón, solo que en ocasiones es muy difícil soportar cosas así ¿me entiendes? siempre existe un punto de quiebre, solo necesitaba estar solo y respirar tan profundo como pudiera, no había nada mejor para mi que contemplar la lluvia ¿pero sabes qué es mejor que eso? —preguntó y el blanquecino logro entender pero negó con su cabeza, quiso saber la respuesta por parte de él —formar parte de ella —dijo mientras posaba sus manos sobre la mesa —y ahí estaba la respuesta, misma razón, motivo pero diferente causa, pero ambos estaban en ella.
—Comprendo el sentimiento, solo... no le des muchas vueltas, no te tomes nada personal, tranquilo —la mano del rubiecito se posó arriba de la contraria accidentalmente haciéndole sentir un poco avergonzado para apartarla disimulademente.
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