En una estación de subte se encontraba un chico sentado en uno de los asientos de metal haciendo garabatos en una hoja de su libreta, miraba a la gente corriendo de un lado a otro en busca de algo que pudiera darle inspiración, la cual había perdido dos semanas atrás. Durante ese tiempo siguió dibujando, pero luego de varios trazos arrancaba la hoja del bloc, la arrugaba hasta formar una bolita y la tiraba en el tacho al lado de su escritorio.

A lo lejos vio dos palomas picoteando el cuello de la otra y revoloteando en el aire, para luego posarse en el mismo caño, parecía que bailaban al ritmo de las melodías que tocaba el saxofonista a un par de pasos a él, decidió usar aquella secuencia como inspiración, pero minutos después volvió a su círculo vicioso. No le gustó y cerró la libreta. De todas formas dejó el dibujo a medio hacer para continuarlo más tarde, con un poco de suerte.

Resignado, se dispuso a ver a las personas que subían y bajaban por la escalera mecánica mientras esperaba la llegada del transporte. De repente, una chica que iba a pasos tranquilos mientras hablaba por teléfono acaparó todos los sentidos del joven.

Leo comenzaba a percibir como la gente al rededor se iba moviendo más lento hasta detenerse, en excepción a la chica de cabellera despeinada lacia, la cual le llegaba a los omóplatos.

Reabrió el bloc de dibujo con una gran sonrisa y con los ojos iluminados sin dejar de verla y comenzó a trazar su figura, tomando la idea original de las aves bailarinas.

Ambos tomaron el mismo subte. Con tal de terminar el dibujo y sin quedarse sin inspiración, se sentó al frente de la chica.

En unas de las paradas ella le cedió el asiento a una embarazada y con una niña en brazos, lo que le facilitó más al dibujante para la pose del dibujo porque iba parada a falta de asientos disponibles.

Cuando terminó con las sombras le sacó fotos a su más reciente proyecto y cortó la hoja para dársela a su musa. Lo miró por última vez y notó que le faltó poner el usuario para que lo encontrara en redes.

La chica caminó entre la multitud para estar cerca de la salida porque en la siguiente parada se tendría que bajar.

Él apenas llegó a escribir el símbolo de la arroba, que las puertas del vehículo se abrieron, con ellas entró la brisa, haciendo que el dibujo saliera volando detrás de la chica de ojos verdes.

Como si el papel supiera para quién iba dirigido, la siguió hasta las escaleras, fue ahí que chocó contra la parte baja de la espalda de ella y cayó al piso.

Ella volteó al sentir un roce en la piel que no llegaba a cubrir el top. Al bajar la mirada se encontró con la hoja del bloc dada vuelta, y como quien dice el dicho, «la curiosidad mató al gato».

Tomó con mucho cuidado aquel rectángulo del suelo y cuando lo dio vuelta se encontró con un dibujo a lápiz de ella bailando en un bosque acompañada con hojas de árboles, ramas, arenilla de tierra y piedritas en el aire; todos esos elementos de la naturaleza formaban la imagen de un chico mucho más alto que ella.

Por inercia sonrió hasta que la boca le llegara a los ojos. Pero cuando vio que no había ningún número de teléfono o algún tipo de contacto, esta se desvaneció.

Intentó pensar que la persona que la había dibujado lo quiso hacer de anónimo, y ella tenía que respetar aquella decisión por tal que la intriga le diera una punzada en el pecho.

Volvió a ver el dibujo y apreció cada detalle de su ropa, el paisaje, el chico misterioso creado por materiales de origen natural, lo minucioso que había sido con las fracciones de ambos rostros. Guardó el dibujo adentro de un cuaderno para que no se arrugara y puso ambos pies sobre el primer escalón para que la escalera la haga subir.

Desde la ventana él vio como se perdía el dibujo, y cuando arrancó el transporte público suspiró dejando su aire marcado en la ventanilla, cerró los ojos y apartó la vista, tratando de suponer que la última hora y media nunca ocurrió y solo había sido un sueño. Un hermoso sueño. Y aunque realmente lo intentó, el impulso de sacar su celular para verla a través de la foto del dibujo fue más fuerte.

Viendo la foto se dio cuenta de que sus ojos verdes solamente estarían vivos en sus recuerdos, ya que el dibujo estaba sin pintar, la viva imagen de ella en ese dibujo no conservaría el color real de ellos; de a poco se distorsionaría la dulce voz en su cabeza; si tan solo le hubiera hablado o no se hubiera olvidado de escribir su nombre de usuario la risa la escucharía a menudo, y alguna que otra vez sería por él, por algún chiste o movimiento gracioso que hubiera hecho con tal de escucharla otra vez.

Ahora tendría que acudir a recuerdos para verla.

A pesar de que la suerte y el destino no estuvieron de su lado, nunca les echaría la culpa porque sino hubiera sido por ellos, nunca la hubiera visto.

Tal vez si recordaba todo de una forma más lenta, no la echaría de menos tanto. En su mente eso tenía sentido.

Todo el camino a casa estuvo condenando su despiste.

Revolvió con los palillos la comida china que pidió por delivery y una idea cayó como la primera gota de lluvia sobre la punta de la nariz.

Fue corriendo a su habitación en busca de su computadora y por el cable USB.

Transfirió las fotos del dibujo que tenía en el celular a la computadora e hizo un posteo en sus redes sociales.

«Después de dos semanas encontré la inspiración necesaria para terminar un dibujo ☺️

Gracias a la chica del subte que fue mi musa (hay que admitir que las palomas también tienen parte del mérito)

Ojitos verdes, si ves esto espero que no te moleste, sé que tendría que haberte preguntado, pero me dejé llevar.

A mis fieles seguidores les pido que compartan más que nunca el dibujo para que le llegue a mi musa de ojos verdes. Lo que pase después de eso es decisión únicamente de ella

PD: el dibujo se voló antes de acercame a dárselo, espero que le alegre el día a la persona que lo encuentre

Amante de dibujos (y ahora a punto de enloquecer con su búsqueda)».

Sus posteos revolucionaron las redes de tal forma que todos estaban pendientes a las chicas de cabello corto que veían por las calles, publicaban el posteo en todos lados y lo compartían con amigos y familiares por si llegaban a conocerla. Incluso hubo algún que otro curioso que leía los comentarios por si alguien llegaba a dar nombre o la misma chica comentaba.

Al día siguiente Lara fue a visitar a una tía que hacía tiempo que no veía.

De su mochila sacó un cuaderno de cuero que le pertenecía a la señora, era un libro de vida, todos los días dejaba una anotación de lo que le había pasado. Se lo había prestado porque cuando había ido a visitarla por última vez le llamó la atención, principalmente por la portada, la cual tenía stickers relacionados con Taylor Swift.

Cuando se lo entregó el dibujo volvió a hacer de las suyas; cayó con delicadeza sobre el mantel trasparente de la mesa.

La mujer lo tomó, y sin dejarlo de sostener se puso sus lentes de cerca. Miró a su sobrina sobre el papel.

-Es un dibujo que me hicieron ayer... No sé quién fue -explicó, en su tono se hizo presente la melancolía.

-Yo creo que sé quién fue.

-Es imposible, lo hizo en anonimato.

-Lo dudo. Te está buscando.

Camino hacia la cocina a buscar su celular y regreso nuevamente con el posteo en la pantalla.

La cara de sorpresa de su sobrina al leer el pie de la publicación nunca será olvidada ni por la señora ni por mí.

-Me está buscando -susurró. La señora parada a su lado asintió-. Debería escribirle -dijo volteando a verla-. ¿Qué le pongo? No quiero parecer intensa, no hace ni veinticuatro horas que lo publicó...

-Ahora me parece un muy buen momento -respondió remarcando cada palabra con una sonrisa traviesa que intentaba ocultarse.

Y así lo hizo.

Tomó su celular para darle like a la publicación y comentó «Ojitos verdes. Nadie me había llamado así 🌿».

Estaba más que segura que no era un comentario ingenioso, pero mejor cosa no se le había ocurrido en los diez minutos que estuvo tecleando y borrando. Su tía al verla sonreía negando fingiendo que le prestaba atención a la telenovela.

-¿Ya le escribiste? -preguntó con la vista fija en la tele.

-Sí. En realidad comenté en la publicación... ¿Hice mal?

-Si esto fuera la novela de tarde, yo estuviera pendiente a si apareció la chica -dijo señalando la pantalla del televisor con el control-. Pero si fuera el chico, preferiría a que ella me escriba.

La chica asintió viendo dudosa la pantalla de su celular.

-¿Qué opinas?

-Supongo que... A mí también me gustaría -le respondió a su tía-. ¡Le voy a escribir!

Cliqueó la opción «Mensaje» y después de media hora se decidió por mandar: «Hola, espero que estés bien. Soy la chica que dibujante anoche en el subte, vi la publicación por una tía.
Al dibujo lo tengo yo, no estoy muy segura cómo llegó a mí. Es muy hermoso, me gustan las técnicas que usaste para los detalles

Pregunta, ¿el chico formado por materiales de la naturaleza, quién es?»

Pasaron horas y Leo no respondía, Lara intentó pensar que podía estar ocupado hasta que fue a la parte de mensajes para responderle a una amiga que le había mandado la publicación, ella sabía del dibujo porque se lo había contado antes de irse a dormir. Cuando salió del chat con ella se encontró con el inesperado «Visto hace 4 h».

Lara no podía entender como el dibujante había tenido la intención de encontrarla -o al menos de saber su nombre- para después no escribirle.

Con indignación abrió el chat y escribió nuevamente.

No entiendo a que jueguito estás jugando, si la publicación fue para tener más visibilidad, comentarios y like lo lograste, sino no sé por qué lo hiciste, y sinceramente no me importaría en lo absoluto sino me hubieras metido en todo esto.

No pensaba que de acá podía salir una relación de amistad y mucho menos de algo más, pero me enfada que no hayas tenido la decencia de responder con un corazón o con 4 palabras como podían haber sido "jodeme que lo viste".
Ojalá que no tengas que usar a otra desconocida para hacerte ver. Suerte en los siguientes dibujo.

Le sacó captura a la conversación -mejor dicho, a sus tres mensajes- y se la paso a su amiga con todo lo que había pasado desde que su tía le mostró la publicación ese mismo día a la tarde.

A los veinte minutos hubo respuesta.

Holaa, ¿cómo estás? Perdonameee

Pensé que era una joda más como las otras que me llegan cada cinco minutos. Tu cuenta está en privada, no pude comprobar si eras o no

Espero que no estés lo suficientemente enojada para no responderme

En ese caso estás perdonado

La de Laura, no?

No jajaja. De Lara.

Leo de qué?

Leo de Leo. No hay más ciencia.

Te molestaría mandarme una foto para estar seguro de que sos vos?

Al menos para ver una vez.

Sí, me molesta y mucho

Leo desde el otro lado comenzó a sospechar en sí en verdad era ella o no.

E inmediatamente le llegó una foto de Lara con el dibujo en mano.

¡Realmente era ella!

Y aunque no entendió el mensaje anterior a la foto, no le dio muchas vueltas al asunto porque por fin la había encontrado.

Fue a su perfil y pulsó el botón celeste «Seguir».

Lara hizo lo mismo casi al instante.

Vas a responder mi pregunta?

A todas las que tengas.

Quién es el chico?

El chico del dibujo

Puede ser quien quieras. Tu hermano, novio, amigo...

Mi hermano es mucho más chico, novio no tengo y amigos podrían ser pero no van con las características.

Sé por una amiga que los dibujantes no dibujan a alguien/algo porque sí. A quién quisiste retratar?

Estaba en el subte? En la estación?

Sí. Soy yo

A Lara se le secó la garganta, de su boca no salió ni una «A», y menos que menos sus dedos supieron qué letra presionar.

No escribas nada, me doy cuenta de que te molestó, perdón. Entiendo si preferís hacer como que no existo.

Un placer, Lara.

No, no. Para nada. No te respondí porque no supe qué escribir.

Me quedé en shock, pero no me molestó.

:))

Este, querido lector, fue el principio de la que luego se convertiría en una bellísima y gran amistad.

Ahora la pregunta para ustedes es, ¿creen que quedaron como amigos, o hubo algo más fuerte entre este par?