R} La noche de las estrellas
Los días continuaron deslizándose suavemente en una hermosa danza de risas y momentos compartidos. Cada mañana, Felix despertaba emocionado por descubrir la siguiente sorpresa que Hyunjin había preparado en el calendario. Ya habían pasado días de actividades llenas de sabor, creatividad y complicidad: hornear galletas de jengibre, pasear por mercados navideños, y hacer manualidades para decorar sus casas. Con cada actividad, la cercanía entre ellos se fortalecía, pero ambos sentían que había algo más en el aire, algo que aún no se atrevían a nombrar.
En la noche del 20 de diciembre, cuando Felix abrió el compartimento del día, encontró una pequeña estrella de papel y una nota que decía: "Esta noche, vamos a ver las estrellas. Nos vemos a las ocho en la azotea."
Felix sintió una oleada de emoción al recordar lo que Hyunjin había mencionado hace tiempo sobre el amor que ambos compartían por la astronomía. Con entusiasmo, se preparó, vistiéndose con su abrigo más cálido y llevándose un par de mantas.
Cuando llegó a la azotea, la vista era impresionante. El cielo estaba despejado, salpicado de estrellas brillantes que parecían estar al alcance de la mano. Hyunjin ya estaba allí, sentado en una manta, rodeado de cojines, y a su lado había un telescopio.
-¡Felix! -gritó Hyunjin, sus ojos brillando bajo la luz de las estrellas-. ¡Mira esto!
Felix se unió a él, sintiéndose abrumado por la belleza de la noche. Hyunjin le mostró cómo usar el telescopio, y juntos comenzaron a observar los planetas y constelaciones. La conversación fluyó entre ellos, hablando de sus sueños y deseos mientras se perdían en la vastedad del universo.
-¿Sabías que hay una estrella que se llama "La Estrella de Navidad"? -preguntó Hyunjin, su voz llena de asombro-. Dicen que aparece en diciembre y es un símbolo de esperanza.
Felix sonrió, sintiendo que ese momento era más que solo mirar estrellas. -Me gusta pensar que cada estrella tiene su propia historia. Como nosotros, ¿no crees?
Hyunjin se quedó en silencio, mirándolo. Había algo en los ojos de Felix que le hizo sentir que, en ese instante, el mundo a su alrededor desaparecía. Sus corazones latían al unísono, como si las estrellas en el cielo fueran un reflejo de lo que estaba floreciendo entre ellos.
-¿Qué te gustaría hacer en el próximo año? -preguntó Hyunjin de repente, rompiendo el encanto del momento.
Felix pensó un segundo. -Me gustaría seguir explorando el universo... y también explorar lo que hay entre nosotros -respondió, mirando a Hyunjin, su voz temblando un poco.
Hyunjin se sonrojó, pero una sonrisa se dibujó en su rostro. -Eso suena genial. Quizás deberíamos hacer un viaje juntos a un observatorio.
-¡Sí! Y también podríamos hacer un viaje a la playa en verano -agregó Felix, entusiasmado-. Quiero ver las estrellas desde allí, sin luces de la ciudad.
A medida que compartían ideas sobre futuros viajes, ambos comenzaron a imaginar un mundo en el que pudieran estar juntos sin reservas, donde su amistad floreciera en algo más significativo.
Después de un rato, Hyunjin se recostó sobre la manta, mirando hacia arriba. -Mira esas estrellas, Felix. Son hermosas. Pero no hay nada más hermoso que el tiempo que paso contigo.
Felix sintió que su corazón se detenía. Había algo en la forma en que Hyunjin lo miraba, como si pudiera ver a través de él, como si supiera lo que estaba sintiendo en lo más profundo de su ser. Sin poder contenerse, se acercó más, apoyando su cabeza en el hombro de Hyunjin.
-Yo también siento lo mismo -susurró, su voz casi perdida en el viento de la noche-. Me encanta estar aquí contigo.
Hyunjin se sonrojó y, con una mano, acarició suavemente la cabeza de Felix, como si quisiera hacer que ese momento se quedara grabado para siempre en su memoria.
En ese instante, el mundo se sintió perfecto, como si las estrellas estuvieran conspirando para unirlos. La distancia que una vez había existido entre ellos se evaporó por completo, y la conexión que habían estado buscando finalmente empezó a florecer.
Pero antes de que pudieran avanzar más en su conversación, un estruendo en el cielo interrumpió su momento. Fuegos artificiales comenzaron a estallar en el aire, iluminando la noche con destellos de colores brillantes.
-¡Mira! -exclamó Felix, emocionado, mientras levantaba la vista hacia el cielo.
Los dos se sentaron en la manta, dejando que los fuegos artificiales llenaran el aire con su brillo, cada explosión una celebración de la magia del momento.
Y en medio de la belleza de la noche, Felix sintió que, al igual que esos fuegos artificiales, su corazón estaba a punto de estallar. No sabía qué les depararía el futuro, pero estaba seguro de que quería compartir cada estrella y cada aventura con Hyunjin.
Read you soon...
-Mimi 🦋
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