(Original, año 2000)

Esta pequeña colección de cuentos, relatos, ensayos y reflexiones es un gusto personal. No sé si algún día pueda editar estos escritos, eso ahora es una incógnita, no tengo idea de la reacción que causaría en los hipotéticos lectores y si he de calar en un estilo específico de escritor.

Yo escribo lo que siento, todo depende de esa extraña energía que muchas veces sin previo aviso, enciende las luces en mi cabeza. Ocurriendo una idea, prácticamente de la nada. Ya después viene el proceso de escritura en sí mismo, el cual varía según la inspiración, conocimientos sobre el tema a tratar, el tiempo y la creatividad que posea en determinado momento para darle identidad y vida propia a los escritos. Es algo un tanto extraño, no sabría muy bien cómo explicarlo. En algunas ocasiones, escribo como un poseso, sin parar, hasta exprimir al máximo una idea. En esos momentos que dejo de escribir solo por cansancio físico o porque me parece que estoy abusando de un tema y no es mi deseo empalagar a lector. En cambio, en otros casos, reflexiono mucho y pueden pasar años entre su concepción, comienzo y su finalización. O bien, puede ocurrir que inicie escribiendo como loco y de repente el impulso creativo disminuya por depresión, desánimo, porque apareció otra historia a mi mente que me agradaría realizar primero, etc.

Ahora, como este libro lo leerán básicamente mis amigos y uno que otro pariente, se supone que me conocen, saben de mi conducta y alguna que otra idea chueca que pulule en mi pobre cerebro, así como los sentimientos que morán en mi corazón y espíritu. No debe sorprenderles entonces la calidad de los temas abordados en tales artículos. Mis obsesiones, como bien lo saben, son: la Muerte, la Filosofía, el Amor y la persona que ha representado hasta ahora su máxima expresión en mi desventurada existencia; a la cual he denominado simplemente como la Efigie del Delirio. Si me conocen un poquito deben saber de quién se trata, si es así les pido el humilde y sagrado favor de no revelar su nombre a terceras personas. Puede parecer una tontería de mi parte, pero ella solicitó permanecer en el anonimato. Y yo no puedo negarle ese pequeño y póstrero deseo manifestado hace ya muchos años. A ella va dedicada la totalidad de esta obra, se la merezca o no, eso es harina de otro costal. Si ella no hubiese existido, quizás ninguna de las líneas de este libro tampoco y, de forma irónica, por no estar presente es que he podido crear todo este caos documentado. Sarcasmos de la vida.

Les recomiendo agradeciendo de antemano su comprensión, leer cuidadosamente los siguientes títulos: Larva Maligna, Reminiscencias Moribundas de Rostros Verdaderos y Crisálida Maligna. Hay en ellos más de lo que se ve en la superficie, lean entre líneas, no me crean, no les estoy pidiendo que acepten mis ideas, eso sería una locura, solo deseo que reflexionen y mediten los contenidos, busquen dentro de sí mismos y luego en los demás, en el ambiente y tal vez lograrán vislumbrar parte de las verdades que yo veo y quizás lleguen a comprenderme. La verdad, aunque nos cueste aceptarlo, no es nunca (por lo menos no a nuestro nivel actual de seres imperfectos) indivisible y única. La verdad es relativa, la verdad no es algo que nos puedan enseñar, es algo que debe hallar cada persona en su corazón, sentirla, y luego cultivarla, porque cuando alguien cree conseguir la verdad luego se da cuenta que solo era parte de la misma, una pequeña porción del todo maestro que nos rodea y nosotros no percibimos; teniendo entonces que ampliar sus horizontes y su alma para dar cabida a otro poquito de VERDAD en su existencia. Aquel que pretenda o pregone tener la verdad en sus manos es un necio, un cegato espiritual que se conforma con ver solo hasta sus narices, dando tumbos al caminar, guiando a otros hacia el abismo invisible. La ignorancia del principal objetivo del ser humano: encontrar al Dios que lleva dentro y desarrollar su alma inmortal, para poder acceder a lo que algunos les ha dado por llamar "salvación". Tropezando con tradiciones caducadas, creyendo que cada golpe es una bendición divina.

Hecha esta aclaración solo me resta resaltar la variedad habida en los títulos que comprenden esta producción literaria. Hay cabida para muchos gustos, un poco de prosa por aquí y allá, terror psicológico, historias grotescas, romance oscuro y lleno de una profundidad melancólica, sátiras, críticas, reflexiones de distintos tipos, erotismo, fantasía, fantasmas, trenes punitivos y una tonta nostalgia por un pasado que, de manera lamentable o no, nunca llegará a ser mi futuro.

Si me preguntan cuál es mi favorito les respondería Ángel Centinela de Luz y Oscuridad, hay quien piensa que Muñecos es el mejor, una pequeña amiga les dirá que Susurros para el Enterrador y otros se decidieron por Prosecución, Cantos de Desesperanzas o por Cantando para Ti. ¿Cuál será tu favorito? ¿Ninguno? ¿Todos? ¿Herencia Romana? Me gustaría saber de tu opinión, no dudes en decírmela.

Orlando J. Cordero P.

25 de junio del 2000.