9. Ulises
Gus y Jonah llegaron junto a Gastón al sitio en donde Candy había bajado. Ahora sí, cada uno tenía un rifle de asalto compacto en las manos. Encima del cañón de cada uno había una pequeña linterna que evitaría que tropezaran por culpa de la falta de luz a partir de la entrada al metro.
Las calles del distrito Espejo se volvían más peligrosas conforme menos luz de sol hubiese y para cuando dieron las seis de la tarde y las chicas no volvían a la Base Uno, Gus y Jonah sospecharon que algo andaba mal.
Gastón cortó los listones que cerraban el paso con un cuchillo serrado y les abrió paso mientras Gus y Jonah alumbraban con las linternas encendidas. Conforme descendieron por las escaleras de la entrada, empezó a llegar a ellos un asqueroso olor a sangre. Las escaleras estaban limpias, lo que le indicaba a Gus que no hubo sobrevivientes entre los heridos, detalle que lo alarmaba cada vez más.
Sin embargo, cuando Jonah descubrió los cadáveres de los malasangres en el primer y segundo rellano antes de llegar al andén a medio construir de aquella estación, Gus se relajó un poco. ¿Candy y Valka habrían matado a esos malasangres? Candy no era una persona que matase gente, así que le pareció que las otras alternativas en realidad eran casi igual de aterradoras que la perspectiva de una Candy asesina.
En cuanto Gastón llegó al túnel del metro, encontró tierra removida, marcas en las piedras y un mosaico roto al borde del andén. Gastón llamó a sus compañeros para que acudiesen a explorar el túnel.
— Subiré a la entrada a pedir refuerzos. Quizá sea hora de empezar a explorar estos túneles en serio - Reconoció Gastón - Aunque nadie ha querido hacerlo durante años por miedo a encontrarse con cosas... o personas, que no quieran ser encontradas.
Gastón volvió por donde entraron mientras Gus y Jonah avanzaban con linternas en mano. No tuvieron que avanzar mucho hasta toparse con el cuerpo de una chica muy probablemente inconsciente tirado junto a las inútiles vías del túnel.
— ¡Allá hay otra! - Gritó Jonah.
La que Gus encontró primero era Candy, afortunadamente. Por lo visto, seguía viva, aunque respiraba entrecortadamente y su pulso era difícil de sentir. No reaccionó a las palabras de Gus, quien asustado intentó arrastrarla de vuelta al andén. Desesperado por no poder cargarla ni llevarla cómodamente, el chico tiró su arma a un lado para cargarla sin hacerle daño.
— Para ser tan pequeña pesas mucho - Jadeó Gus.
Jonah llegó poco después arrastrando a Valka por los brazos. La amiga de Candy pesaba aún más que ella, siendo todavía más bajita. Entre ambos la subieron de las vías y la dejaron junto al cuerpo de Candy, ambas reposando ya en el andén. La luz ahí era casi inexistente y en cuanto Gus volvió por su rifle, apuntó con la linterna a las paredes del metro.
— No deberíamos explorar esta mierda, deberíamos sellarla - Maldijo Gus - Hay bolsas con botellas y envoltorios en las esquinas, ha habido gente usando esta estación como refugio. Si eran malasangres...
— Ahora no es nuestro trabajo enfrentarnos a los malasangres - Indicó Jonah, esperando a que Gastón volviese con ellos. Solo ha pasado un día desde que... eso.
Gus asintió. Pese a tener casi dos semanas para ayudar al hermano de Candy, ese lapso se le hacía muy poco tiempo al reflexionar un poco en cómo podrían atrapar a Caleidoscopio. Para ser sincero, no tenía idea. No podían intentar perseguir malasangres al azar mientras estaban concentrados en que el hermano menor de Candy no muriese envenenado.
Habría seguido sobrepensando las cosas de no ser porque Gastón descendió por las escaleras hacia ellos, ahora seguido por varios agentes de Alba Dorada.
Valka fue la primera en despertar.
— ¿Dónde está Candy? - Fueron sus primeras palabras.
Jezabel, la enfermera de guardia, intentó tranquilizarla aunque fracasó estrepitosamente. Valka se levantó de la camilla en la que la tenían, una de las únicas cuatro disponibles del pequeño centro médico de Base Uno.
— ¡Sus padres la van a matar por no haber vuelto a casa!
— De hecho, eso ya lo tengo cubierto - La detuvo la serena (casi irritada) voz de Jonah a sus espaldas.
Ya debía ser domingo. Sin embargo, Jonah no parecía entender que Candy se metería en serios problemas. Cuando intentó repetírselo, Jonah le dijo una vez más que no había problema alguno, aunque Valka se negaba asimilarlo así como así.
— Le llamé a su madre. Dije que Candy se había quedado en mi casa esta noche. La llevaremos a casa esta tarde, pero me temo que hay cosas un poco más complicadas que tratar. ¿Vienes?
La enfermera en turno, (probablemente una practicante de la misma edad de Valka) intentó protestar, pero Jonah no admitió discusión alguna al respecto.
— Necesitas saber... ya sé qué hace Caleidoscopio. Nos enfrentó y...
— ¿Sí? Eso pensábamos dadas las cantidades de dietilamida de ácido lisérgico en sus organismos. La cantidad que recibió Candy fue ligeramente mayor, pero como pesa un poco menos que tú... bueno, ella sigue recuperándose, pero en un rato más despertará. Un poco confundida, eso sí.
Valka intentaba no desesperarse, pero un aura tan impasible como la de Jonah era imposible de ignorar; casi le daban ganas de romperle la nariz para ver si seguía comportando tan tranquilo como de costumbre.
— ¿Cómo puedes actuar como si no te importara esto? - Espetó Valka mientras lo seguía apretando el paso, pues las piernas de Jonah eran considerablemente más largas que las de Valka y él no pensaba reducir el paso en absoluto.
— No te atrevas a decir que no me importa - Se detuvo Jonah, apuntándole con el dedo a Valka - Pero si no conservo la calma, no podré hacer nada. Si no te relajas, tendré que devolverte a la enfermería y esta vez me aseguraré de que no salgas, ¿entiendes?
Valka titubeó por una fracción de segundo antes de contestar mordazmente:
— ¿Y quién te puso a cargo? Yo soy de una división especial y tú...
— El que no estuvo drogado toda la noche de entre nuestro equipo.
Esa sí era una buena razón. A Valka le enojaba un poco eso.
— ¿Y Gus? - Preguntó a regañadientes.
— Obviamente él volvió a casa. Aparentemente, mis padres se fueron de viaje ayer en la noche, así que solo llegué a casa para que me vieran la cara antes de que se fueran. Volví para acá en cuanto se fueron, así que no me puedes culpar por estar aquí toda la noche.
Valka intuía que había exasperado un poco a Jonah, pero no quiso tentar a la suerte haciéndolo enojar de más.
— ¿Ibas a decirme antes que encontraron algo? ¿Algo sobre Caleidoscopio?
— Sí. Usa LSD (entre otras sustancias) para drogar a quien le quiera plantar cara. Usa sus paneles del traje para cegar y propiciar alucinaciones. Pero eso no es todo.
Valka siguió a Jonah hasta la entrada de la sala de juntas, donde ya estaban varias pantallas llenas de información e imágenes del caso, además de encontrar también varias carpetas y papeleo desparramado sobre las mesas.
— Estuviste ocupado, eh...
Jonah gruñó, como confirmando la observación de Valka. Al verle bien la cara con la luz de los focos cayendo desde el techo, pudo notar las enormes y pronunciadas ojeras de Jonah; probablemente ese tipo no había dormido en toda la noche. Ahora Valka se sentía como una estúpida por estarle gritando y discutiendo con él cuando mientras a ella la dejaron fuera de combate enseguida y estuvo dormida toda la noche.
Vale, no fue exactamente su culpa, pero no podía evitar sentirse miserable por cosas así.
— Identificamos al malasangre que nos vigilaba a Gus y a mí en el hospital. Creo que me habría atacado a la salida si me marchaba solo del hospital, así que fue un alivio que Gus fuese por mí.
— ¿Quién es ese drogadicto? - Bufó Valka al verle la cara a la fotografía de aquél chico moreno, de cara alargada, cabello lacio y corto con corte mohicano, lentes de marco rectangular y expresión de niñito creído - No lo había visto en mi vida.
— Su nombre es Ulises. En los registros del almacén pone que era amigo de una tal Noah Nakamura, pero Ulises le robó el teléfono mientras trabajaba para el Quincunce. Después trabajó para el Triunvirato y poco antes del asedio a La Ciudad, se enlistó con los malasangres para tener privilegios. No lo habíamos visto en meses, así que parece que se estuvo escondiendo mientras Alba Dorada hacía una limpia de pandilleros.
— Entonces... - cuestionó Valka, temiendo irritar a Jonah.
— Cuando Candy despierte y coma, iremos a hacerle una visita a Noah Nakamura. Presiento que tendrá algo que decirnos acerca de Ulises.
El comunicador de Jonah pitó un corto tono agudo.
— La enfermera dice que Candy acaba de despertar.
— Iré con ustedes - Se ofreció Valka.
— No, no creo. Sería mejor idea que te quedes aquí. Necesitaremos una lista de allegados de Ulises y Noah Nakamura para ver si podemos encontrar a alguien que encaje con el físico aproximado de Caleidoscopio - Le ordenó Jonah - Quizá podamos encontrarla antes así.
Dicho esto, Jonah se marchó de regreso a la enfermería mientras Valka rezongaba, insatisfecha por aquella injusta distribución de deberes.
— ¿De qué me sirve? - Murmuró por lo bajito en cuanto Jonah bajó las escaleras - ¿De qué me sirve ser Copa Escarlata si viene a darme órdenes ese altanero... ¡¡AAAAHHH!!
Valka se dejó caer con todo su peso sobre una silla, resignada a empezar su trabajo con la esperanza de encontrar algo.
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