6. Con amor, Candy
Los minutos corrían y a ninguno se le había ocurrido una mejor idea además de la de Jonah. Candy intentaba no desesperarse, pero al mismo tiempo la pregunta "¿Qué haría Kai en mi lugar?" no paraba de rondar por su cabeza, haciéndola sentir una inútil por no ser capaz de dirigir su propia misión. Aun así, la vida de su hermano menor estaba en sus manos.
— Ya sé qué hacer - Anunció Valka - Iré a dar varias rondas por El Espejo y a visitar a varios excompañeros del Bach 4. Puede que ellos sepan algo.
Candy sonrió de los nervios, aunque se sentía más tranquila sabiendo que sus amigos tenían ya un plan de acción (más o menos).
— Iré preparándome - Dijo Jonah, a punto de salir de la habitación - No puedo llegar con este uniforme al hospital a menos que quiera llamar la atención sobre mí.
— Lo mismo digo - Añadió Valka - Iré a ponerme algo más... informal.
Ambos abandonaron la sala de juntas, dejando a Gus y Candy solos. Realmente solos y no como en el auto hacía un rato, pues Gastón (el de seguridad) los pudo haber escuchado si es que ellos hubieran hablado.
— Entonces... - Balbuceó Gus, intentando no meter la pata - ¿Segura de que te encuentras bien?
— Sí - Contestó Dulce, casi en automático, como un resorte que estaba tenso y se hubiese soltado rápidamente.
Acto seguido, le temblaron los labios y rompió a llorar.
Gus llevaba ya seis años de relación con Candy y aun así, a veces le aterraba tocarla. No quería ser irrespetuoso y además, su religión era bastante estricta en cuanto a qué tanto pueden avanzar en un noviazgo sin cometer pecado (la religión de Candy era bastante más laxa al respecto). Sin embargo, había que ser imbécil para no considerar que ese era uno de esos momentos en los que un abrazo le vendría bien a su novia.
Gus se empezó a aproximar a Candy apenas cuando ella se le abalanzó, rodeándolo con ambos brazos y estrujándolo un poco. En cuanto se pudo reponer de la sorpresa, Gus le devolvió el abrazo, intentando no sentirse culpable por sentirse bien de tener contacto con Candy.
— ¿Quieres hablarlo? - Preguntó él.
Candy asintió.
— ¿Has pensado alguna vez que lo que nos pasa es un castigo por lo que hemos hecho? - Preguntó finalmente Candy tras un corto silencio.
— No creo que esto sea un castigo por tus acciones - Trató de tranquilizarla Gus - Es decir, en el mundo hay gente...
Gus se trabó justo a tiempo para recordar que citar "No hay nadie como tú" podría no ser la mejor idea para tranquilizar a Candy.
— No todos son buenas personas. Lo que le hicieron a Manuel no tiene nada que ver con si eres o no buena persona.
— Pero pude haber estado más atenta - Se reclamó Candy a sí misma - Si estuviese más comprometida con Alba Dorada, no tendría que estar salvándole la vida a Manuel porque su vida no estaría en riesgo en primer lugar.
— Entiendo, pero también tenías tus razones para no involucrarte mucho con Alba Dorada. Es decir... desde que Patricia y Niambi nos dejaron, ni Valka ni yo quisimos saber nada sobre la organización por un tiempo. Si te soy sincero, esta es mi primera misión desde que ellas dejaron Copa Escarlata.
Candy no había pensado en eso, pero era verdad. Su novio solamente había accedido a participar en una misión de Alba Dorada porque se trataba de ella. Si no fuese algo importante para Candy, Gus probablemente habría permanecido impasible y no habría hecho el esfuerzo por estar ahí presente desde que se robaron el expediente de Candy.
Sin embargo, tenía que preguntarlo de todos modos.
— ¿Por qué aceptaste esta misión - Expresó Candy en voz baja, intentando que no le temblase más la voz.
— Porque... - balbuceó Gus, intentando darle forma a las ideas al interior de su cabeza - Eres importante para mí. Quiero estar para ti, quiero apoyarte, quiero que esa Caleidoscopio pague por lo que te está haciendo a ti y a tu hermano.
Gus tomó aire, nada acostumbrado a decir tantas cosas al mismo tiempo, mucho menos de carácter tan serio y a Candy, de quien seguía tan enamorado como hacía seis años.
— Y porque no quiero perderte si algo le pasa a Manuel - Declaró Gus, temiendo no haber escogido las palabras correctas.
Candy esbozó una sonrisa al separar su cabeza del pecho de Gus, quien la seguía abrazando. Al ver la expresión de su novia, Gus se desconcertó un poco.
— ¿Qué sucede? - Quiso saber él, sin comprender por qué Candy sonreía.
— Es que... no sé, en momentos como estos, recuerdo por qué me gustaste.
— Yo nunca supe por qué te gusté - Reconoció Gus - ¿Por fin piensas explicármelo?
Candy negó alegremente con la cabeza.
— Pienso que tienes que descubrirlo tú mismo - Se burló la chica.
Siempre era lo mismo, pero Gus no tenía quejas al respecto. Sabía lo que venía después de eso; como siempre que ella se negaba a decirle por qué le gustaba, Candy se paró de puntillas y le dio un beso a Gus. Siempre era algo simple, sencillo y sin fogosidad alguna, simplemente eso, un beso.
A Gus lo volvía loco ese gesto.
— Si te hace sentir mejor - Sugirió Gus en cuanto recuperó la compostura - Recuerda que Kai se fue a la universidad con Toph. Si no quieres molestarlo con estas cosas, podrías llamarle a Toph para que esté enterada, ya sabes.
La sonrisa de Candy se iluminó además con una mirada llena de emoción. Gus había estudiado casi toda la preparatoria en el mismo grupo que Toph, pese a que ninguno de los dos le hablaba mucho al otro (ni a ninguna otra persona tampoco, para ser justos). Sin embargo, Candy sabía que Gus tuvo una excelente idea; podría mantener al tanto a Toph sin tener que alarmar a Kai, pues conociéndolo, podía intentar volver a La Ciudad con tal de ayudar a Candy y atrapar a Caleidoscopio y la razón por la que se había ido era precisamente mantenerse apartado de los problemas de La Ciudad.
El comunicador de Gus empezó a vibrar, señal de que le había llegado un mensaje.
— Es Jonah - Leyó Gus en voz alta - Dice que quiere que vaya a ayudarlo. Cree que encontró algo.
Candy asintió frenéticamente, apurando a Gus a irse. Si Jonah realmente había encontrado alguna pista en el hospital, entonces podrían estar mucho más cerca de lo que esperaban en cuanto a descubrir la identidad de Caleidoscopio se refería.
El comunicador de Candy vibró también mientras ella buscaba el número de Toph para enviarle un mensaje. Candy dejó de lado su teléfono un momento para leer el mensaje de Valka, quien también le pedía a Candy que fuese a verla al distrito Espejo.
La emoción embargó a la morena chica. Si iban a tener pistas tan rápido, entonces probablemente tendrían a Caleidoscopio en menos tiempo del que pensaba antes. De repente, dos semanas se le hacían demasiado tiempo, pero aun así, no quería confiarse: Mientras más pronto acabasen con eso, mejor.
Cuando Gus se cambió a su ropa de civil, él y Candy salieron en busca de Gastón para que fuese a dejarlos al hospital y después, al distrito Espejo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro