19. Mi lucha
— ¿Para qué quieres encontrar a Kai? - Preguntó Noah, con un deje de llanto en su voz.
— Quiero hacerlo sufrir - Contestó Julieta, escurriendo coraje de su voz. Sus cuerdas vocales temblaron en un inestable vibrato antes de que Julieta siguiese hablando - Noah, él nos arruinó. ¡Me echaron de casa por su culpa! - Chilló de rabia Caleidoscopio - ¡Si no fuese por su culpa, no habrían muerto varios de nuestros amigos! ¡Si no fuese por él...
— Él no te obligó a drogarte.
Julieta guardó silencio.
— ¿Me dirás dónde estudia Kai de una buena vez o tendré que negociar con esa agente?
Candy tuvo el presentimiento de que Noah hablaría, por lo que tomó una de las decisiones más estúpidas que pudo haber elegido, no solo en esa semana, sino en su vida.
— Entonces negociemos.
Gus interpretó eso como una señal para salir también de su escondite, pues así como Candy salió a espaldas de Noah (y de frente a Julieta), Noah pudo ver a Gus aparecer detrás de Caleidoscopio con una pistola taser en la mano.
Por primera vez en esa semana, Candy pudo verle la cara a la responsable de que su hermano estuviese a punto de agonizar. Ella y Julieta se vieron a la cara y Candy no pudo evitar sentir que ya la había visto antes.
— Está bien - Aceptó Julieta, alzando las manos, haciendo el ademán de rendición - Dime dónde se esconde Kai y te diré cómo salvar al mocoso.
El tiempo pareció empezar a correr más despacio. Candy sopesó en una misma balanza la vida de su hermano y la seguridad de Kai. Por más que supiese que su amigo Kai podría arreglárselas después, Candy era incapaz de tomar una decisión; sabía que no siempre podías tenerlo todo pero al menos en esa ocasión, Candy creía firmemente que valía la pena intentarlo, iba a quedarse con ambos y dejar a Julieta con las manos vacías.
Sin embargo, cuando Julieta se abalanzó hacia Noah y se la arrojó a la cara a Gus, el cerebro de Candy pareció decidir que era buen momento para dejar de funcionar.
— ¡Ve por ella! - La animó Gus - ¡Yo me encargo de Noah!
Así hizo Candy, saliendo por patas tras Caleidoscopio, quien apenas había conseguido ponerse bien el casco, no se diga encender aquellas odiosas luces de su traje ni sus mil y un armas alucinógenas. Gus, por otro lado, apuntó directamente al pecho de Noah con su pistola eléctrica.
— Más te vale explicarte - Ordenó Gus con una firmeza y falta de amabilidad tan atípica en él como una mueca de coraje en Candy - ¿Y? ¿Qué esperas? Sígueme. Espero que empieces a hablar antes de que Amelia y los demás te vean.
Eso pareció apremiar a Noah a desembuchar. Con la voz temblorosa, lo primero que hizo fue preguntar qué le harían. Gus dijo que no tenía idea, pero Jonah parecía empeñado con arrestar tanta gente como le fuese posible y de darse la oportunidad, causarles grave daño físico en el proceso.
— Realmente estás perdida - Exclamó el novio de Candy, caminando tranquilamente junto a Noah, pero sin soltar su arma en ningún momento.
— Yo no quería esto - Admitió Noah - Metí la pata demasiadas veces, confié en personas en las que no debería haber confiado y ahora... me veo como una villana.
— No eres una villana - Le aseguró Gus - No eres una villana. Solo eres una víctima de las circunstancias.
— Una muy estúpida.
— No te lo voy a negar - Contestó fríamente Gus - Mira, que traicionar Alba Dorada junto a Tenebra y Niambi, ayudar a Julieta con sus planes... Kai te cuidó durante años y le pagaste traicionándolo y viéndole la cara una y otra vez.
— Siempre odié estar a la sombra de Kai - Reconoció Noah - Pero no podía odiarlo como se debe porque siempre cuidó de mí.
— Pero de todos modos le causaste mucho daño.
Noah permaneció en silencio.
— Si hubieses estado junto a Candy cuando fue en ambulancia junto a su hermano recién envenenado... si te hubieses quedado a ver cómo quedó Valka cuando la mitad de sus amigas la traicionaron y la intentaron matar... si hubieses visto la cara de decepción de Kai cuando se enteró de todo lo que causaste, no solo por esto, desde que estábamos en preparatoria. Créeme, no habrías hecho todas estas cosas.
Noah seguía sin hablar.
— Yo votaré por no enjuiciarte, pero no creo que los demás del equipo quieran perdonarte. Ni siquiera Candy.
— ¿Por qué?
— El hermano de Candy está a punto de morir. Si no logra salvarse, quiero que sepas que su muerte será tu culpa. Candy se sentirá tan miserable el resto de su vida que ni siquiera yo podré hacerla sentir mejor. Esto es lo que causaste.
Gus cerró los ojos, pensando en si aquella sería la decisión correcta. Ni dos segundos pasaron hasta que su mente se llenó de determinación. Se detuvo de golpe y cuando Noah volteó a verlo para preguntarle por qué había dejado de caminar, Gus le disparó en el pecho con su pistola eléctrica, dándole una descarga lo suficientemente fuerte como para noquearla.
— Lo siento Noah, pero ellos te iban a romper los huesos si no te encontraba antes - Murmuró Gus antes de coger su comunicador - Encontré a Noah. Ya la dejé fuera de combate, pero necesitaré ayuda para llevarla a la camioneta. Estoy a varios metros del anfiteatro - Informó Gus - Candy fue tras Caleidoscopio.
Habían estado dando vueltas en círculos.
Ocasionalmente, Julieta saltaba hacia el tronco de un árbol y lo utilizaba para saltar hacia otro, dando brincos cada vez más alto en las ramas de la arboleda de ese parque. Cada vez que se alejaba demasiado, Candy le disparaba con su muñequera, obligándola a caer, pues para esquivar las agujas sedantes, Julieta tenía que renunciar a hacer otro de aquellos saltos y concentrarse en no recibir daño alguno.
Terminaron volviendo al anfiteatro, donde ambas quedaron frente a frente, sin árboles para escapar ni dónde esconderse. Semejante a un coliseo en miniatura, el escenario del anfiteatro les sirvió a ambas como una arena de gladiadores.
— Aún no lo entiendo - Exclamó Candy, jadeando - ¿Por qué haces esto? ¿Qué te hizo Kai?
Julieta encadenó una serie de patadas bajas para intentar derribar a Candy, quien con la misma destreza las esquivó dando pequeños saltos para esquivar cada patada. Tras terminar una de las sucesiones, Candy aprovechó para patear el desprotegido pecho de Julieta, haciéndola caer de espaldas.
— Tú no entenderías mi lucha ni aunque te la restregara en la cara - Se quejó Julieta, con la voz quebrada, como si hubiese inhalado cebolla y ajo, como si estuviese por llorar pero se aguantase. De todos modos, aquella voz daba repelús una vez pasaba por el filtro vocal del casco de su traje.
Caleidoscopio dio dos saltos mortales hacia atrás para tomar distancia entre ella y Candy para después dispararle una de sus cápsulas de cristal con gas alucinógeno.
Candy, ya preparada, desvió la cápsula con un puño cerrado, haciéndola caer a varios metros de distancia de ellas. Su rival no pudo ocultar la sorpresa de que su antes infalible ataque haya sido desviado como si nada, pero eso no la detuvo de arremeter contra Candy, quien pudo patearle el vientre, estrellándola contra los escalones más bajos del anfiteatro. Un horrible ruido que sólo podía corresponder a un vidrio roto le indicó a Candy que parte del casco de su enemiga se había estrellado al chocar.
Sin embargo, para buena y mala suerte de Candy, no se había hecho daño grave y de hecho, pudo levantarse sin más que varias grietas en el casco. Sin embargo, Caleidoscopio no se le fue encima, sino que aguardó unos segundos, como si estuviese tomando aire.
Candy no aguantó. Dio un corto salto para impulsarse y estrelló su puño (cubierto por su nuevo guante resistente a agujas), agrietando aún más el casco de Julieta, quien parecía ir aun más lento que antes. Dos golpes directo a la cara después, el casco de Julieta se quebró y su cara llena de pequeños cortes fue visible para Candy.
Ahora comprendía mejor; Julieta tenía pequeños trocitos de cristal clavados en la nuca, producto del primer golpe que Candy le propinó.
— Ríndete, por favor - Le ofreció Candy - No quisiera hacerte más daño del necesario.
Candy avanzaba a la misma velocidad a la que Julieta retrocedía escaleras arriba.
— Kai solía ser mi mejor amigo - Balbuceó Julieta - Hasta que se hartó de mí.
— Él no se hartó de ti - Contestó Candy, ahondando en su memoria para recordar el motivo por el que Kai había dejado de hablarle a Julieta.
Julieta intentó golpear a Candy, pero ella logró entumirle una mano tras pegarle a los músculos en su muñeca.
— No se hartó de ti, solo es que no quiso tolerarte a ti y a tus maltratos. Así como mangoneabas también a Noah, pero él entendió que no necesitaba aguantarte.
— ¡Me denunció!
— ¿Y QUÉ QUERÍAS QUE HICIERA? - Vociferó Candy - Lo que hacías estaba mal. No digo que merecieras ser echada de casa, pero sí que estabas a tiempo para corregir tu vida, pero ahora... ¿Qué? ¿Cuál es tu plan? ¿Buscar a Kai y luego matarlo? ¿Hacerle daño a quienes lo rodean? Eso no va a hacerte sentir mejor.
Julieta dejó caer todo su peso sobre el respaldo tras el escalón final del anfiteatro, cansada y con notables heridas en la cabeza. Dejó caer sus brazos a ambos lados y cuando Candy sacó las esposas para arrestarla, no pareció oponer resistencia alguna.
Candy no se alarmó cuando Julieta apoyó su cabeza en una de sus piernas, aunque sí se extrañó al ver a Julieta abrazarla.
— Gracias - Musitó ella.
— Eh...
— Por bajar la guardia.
Julieta se incorporó en un súbito arrebato de fuerza y cargó a Candy hacia el borde del anfiteatro, donde Candy pudo ver el suelo tras aquella construcción a poco más de cinco metros por debajo de su cabeza.
Tan sólo fue un segundo, pues Julieta no podía (ni pretendía) cargarla durante mucho tiempo. Antes de poder decirle nada a su traicionera rival, Candy sintió cómo los brazos de Julieta ya no la cargaban, dejándola caer de cabeza desde varios metros de altura.
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