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15. Segunda visita amistosa


Por fin era viernes. Usualmente, Candy habría ido a comer al mercado con Nahiara saliendo de la escuela, pero en lugar de eso, se despidió de su preocupada amiga y se fue corriendo con Valka a la sede de Alba Dorada; la Base Uno, en donde Jonah estaba doblando turno, encargándose de clasificar y ordenar a las posibles Caleidoscopio.

Candy atravesó las puertas interiores del edificio, yendo directo a la sala de juntas. Valka, que era apenas un poco más bajita que ella, tenía serios problemas para seguirle el paso, pero Candy no se mostraba muy paciente ni parecía importarle si Valka se quedaba atrás.

— ¿Podrías... ¡No vayas tan rápido! - Reclamó Valka, jadeando - Desde que nos bajamos del auto, no puedes quedarte quieta.

— ¿Cómo te comportarías tú si te dan la noticia de que tu hermana podría morir en tres o cuatro días? - Chilló Candy, histérica - ¡PUES ESO PENSÉ!

Candy siguió su camino y Valka, pasmada, tardó unos segundos en recobrarse y seguirla.

Al entrar a la sala de juntas, se topó con una iluminación distinta, más bien tenue. Ezra Saucedo y otros dos agentes de Alba Dorada estaban ahí. Candy los reconoció como la guardia privada de Eleazar y Nora Vera, los jefes ejecutivos de la organización. Si dos de esos agentes habían viajado desde la Ciudad Dorada en Angelópolis, las cosas se estarían poniendo un tanto serias después de todo.

Sus trajes eran estéticamente imponentes desde el punto de vista de un diseñador, apreció Valka. Aquellos dos agentes tenían un uniforme que, según ella, solo portaba la guardia personal de los líderes y los capitanes de la ciudadela en la que estaba construida la prisión vertical, a donde Alba Dorada encerraba a los peores criminales. Su color predominante era el negro y sus tonos dorados eran más opacos; tenían protección en los nudillos, probablemente esos guantes estaban hechos para tener que golpear personas. Además, llevaban ajustados cascos y no se les veían las caras.

— ¿Qué hacen ellos aquí? - Quiso saber Candy.

— ¿Los guardias? Eleazar Salazar (el que nos patrocina) ha declarado a Caleidoscopio una amenaza de primer nivel, así que eso la hace estar al mismo nivel que Zeta, Rose Valdez, Ruth Beckett y Arze - Explicó el jefe Saucedo - Así que en cuanto sepamos quién es y dónde se encuentra, estos caballeros nos ayudarán a llevarse a Caleidoscopio de forma segura.

— Entiendo - Dijo serenamente Candy, pensando en por qué no los habían mandado a traer antes. Sin embargo, prefirió no decir nada.

— Y una cosa, te hemos dado... - Ezra buscó un papel entre los que había en una carpeta sobre la alargada mesa de la sala de juntas - Una autorización firmada y con copias para interrogar formalmente a Noah Nakamura. Según las declaraciones de Ulises, tenemos razones para creer que nos ha mentido y en realidad, ella sabe la identidad de Caleidoscopio.

— Entonces... ¿puedo ir a interrogarla ahora mismo? - Preguntó Candy, algo ansiosa por ir a buscar a su ex amiga y sacarle la verdad.

— Y por favor, lleva a Valka contigo - Sugirió Ezra - Necesitamos un testigo que dé fe de que el interrogatorio se hizo conforme al reglamento, ¿sí? No quisiera que te acusen de cometer varias irregularidades solo porque estás demasiado ansiosa.

Candy aceptó y salió de la habitación una vez hubo tomado la orden para interrogar a Noah.

Candy y Valka llevaban sus uniformes cuando detuvieron a Noah afuera de su escuela. La chica intentó escaparse disimuladamente al ver a la primera, pero casi enseguida se topó de frente con Valka, quien le preguntó amablemente a dónde pensaba irse.

El padre de Noah se le acercó a Valka al ver que le había puesto una mano sobre el hombro a su hija e intentó golpearla, pero Valka torció el brazo de Noah y la utilizó como escudo humano, interponiéndola entre ella y el señor Nakamura, impidiéndole atacar al señor y al mismo tiempo, aplicando presión en el brazo de Noah, obligándola a quedarse quieta si no quería que su brazo se le desprendiera del resto del cuerpo.

Candy se les acercó y le pidió a Valka que soltase a Noah. Inmediatamente después, Candy le entregó una copia de la orden a su padre y otra a ella.

— Vale. Iremos a casa y resolveremos esto de una vez - Resopló el señor Nakamura, a punto de dirigirse a su automóvil.

— Me temo que no - Contestó Candy - Su hija ya es mayor de edad, la escoltaremos a Base Uno, donde será interrogada con testigos y se grabará para dar constancia. Ahora forma parte de una investigación seria.

Acto seguido, añadió:

— Y si intenta entrometerse de algún modo, prepárese para ir a prisión seis meses.

Para cuando llegaron a la sala de interrogatorios de Base Uno, Candy y Valka asumieron que aunque el señor Nakamura no podía entrar, sí que se quedaría esperando afuera un buen rato. Era una tarde ajetreada y aunque Gus tenía clase, Jonah llevaba encerrado desde antes de que salieran a buscar a Noah y si pasabas a verlo, te ignoraba, pues seguía absorto aislando y comparando fichas con el perfil de Caleidoscopio. Él mismo decía que ya estaba a nada de descubrir quién era y dónde podría esconderse, así que Candy creyó que no era necesario invitarlo al interrogatorio de Noah.

Tras varios minutos tonteando con preguntas de control, Noah decidió tomar la iniciativa y preguntarles directamente lo que querían. Candy le dedicó una casi imperceptible sonrisa y Valka sintió cómo el ambiente se ponía un poco más tenso que de costumbre.

— A Ulises lo están procesando ahora mismo - Le explicó Candy - Terminará confesando quién es Caleidoscopio con tal de que modifiquen su condena, ya sabes que en el reclusorio estatal no le tienen mucho aprecio a los malasangres desde el asedio fallido a La Ciudad. Si descubrimos que estabas involucrada y no nos lo dijiste tú...

— No sé nada al respecto, ¿sí? No sé lo que planea J... Caleidoscopio exactamente. Obviamente no me ha contado lo que quiere, pero...

— ¿Y qué hay de Nathan, el amigo de Ulises? Sabemos que se conocen, Kai lo dejó por escrito en sus diarios y podemos consultarlo ahora mismo. 

Candy le dijo a Valka que siguiera ella. Cuando Valka preguntó el motivo, su amiga le contestó que iba a salir un momento a tomar aire (y también a decirle al señor Nakamura que pronto podría llevarse a su hija, que seguía sin colaborar con la investigación).

Valka detuvo un momento a Candy.

— ¿Segura de que vamos tras la persona correcta? Es decir, mírala. Noah nunca ha sido muy brillante y además, si Caleidoscopio tenía a Nathan y Ulises, me imagino que podrá conseguirse mejores cómplices que ella - Susurró.

— No voy a solar la única pista más o menos sólida que nos queda - Respondió Candy, azotando la puerta al salir.

Al atravesar el pasillo principal que conectaba el comedor con la sala común (y tenía varias puertas, entre ellas la de la sala de interrogatorios y el arsenal), Candy se topó a Amelia, quien aparentemente ya había vuelto de su última misión.

— Hola. He oído que... ¿has tenido suerte? - Preguntó Amelia, sin saber si mirar a Candy a los ojos o desviar la mirada.

— Estamos interrogando a Noah, pero todavía no sabemos quién es Caleidoscopio - Explicó Candy - Si quieres, ve a ayudar a Jonah en la habitación tres - Le pidió Candy a su amiga - No hay ruido dentro y está acomodando papeleo y buscando coincidencias...

— ... para ver si encuentra coincidencias con Caleidoscopio - Completó la frase Amelia - Ya voy.

Candy salió de Base Uno y cruzó el patio delantero. Cuando se asomó por la reja de hierro negro sólido, se encontró al señor Nakamura de pie ahí afuera.

— Pase a firmar un par de papeles. Su hija no ha colaborado, pero ya se la puede llevar. No creo que volvamos a interrogarla.

El señor Nakamura frunció el ceño pero no dijo nada, simplemente siguió a Candy al interior de Base Uno. Candy lo condujo al interior del edificio y le pidió que entrase a la habitación dos a firmar papeles. El corpulento hombre no dijo nada hasta terminar de firmar ni se mostró violento, todo lo contrario a cuando arrestaron a Noah. Quizá tenía que ver que si intentaba hacer algo estúpido ahí, más de diez agentes lo molerían a golpes y después lo procesarían.

— En un momento sale Noah - Dijo Candy - Y se la podrá llevar.

— Ustedes eran amigas antes, ¿no? - Preguntó ese hombre.

Candy no se esperaba esa pregunta, pero trató de esconder su desconcierto.

— Sí. Lo éramos.

— ¿Y por qué le hacen esto? ¿Por qué no la defienden?

— Su hija cometió varios delitos - Contestó fríamente Candy - Dañó a varios de los nuestros y quizá haya sido cómplice de la persona responsable de que mi hermano esté al borde de la muerte. Si alguien cercano a usted envenenase a sus hijas, ¿podría considerarlo su amigo después de eso?

El señor Nakamura no dijo nada. Simplemente se salió a esperar al patio, lejos de la vista de Candy. Ella volvió a dirigirse a la sala de interrogatorios.

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