Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10. Primera visita amistosa


Candy despertó un poco aturdida.

La enfermera le aseguraba que se sentiría mejor tras comer algo, así que se dirigió hacia la cocina de la Base Uno para ver qué agarraba para picar. Terminó encontrando varias rebanadas de pan, jamón, queso y un tomate. Un poco desorientada todavía, logró hacerse un par de sándwiches para desayunar. Mientras esperaba a que se hicieran en la tostadora, Candy se quedó viendo fijamente el aparato, como si verlo fuese a apresurar la velocidad con la que se calentaba el pan.

Una vez terminó de prepararse los sándwiches, Candy los puso sobre un plato y se los llevó a la mesa para desayunar en paz. Al hacerlo, se fijaba en el patrón a cuadros de colores que estaba en la tela del mantel de aquella mesa. Se sentía demasiado reflexiva, pero también sentía que las cosas que definían al mundo habían cambiado repentinamente de lugar. Era difícil de explicar, como si le hubiesen vendado los ojos para después, darle vueltas como un trompo y soltarla en otro país.

Sin embargo, Candy intentó sobreponerse a eso mientras desayunaba.

De las escaleras al segundo piso bajó caminando Jonah, su amigo. Su expresión era algo seria, incluso para tratarse de él. Para Candy era difícil leer las expresiones de Jonah desde que ambos eran niños, pero usualmente todo lo que necesitaba era preguntarle en qué pensaba.

— ¿Te sientes mejor? - Preguntó Jonah antes de sentarse frente a Candy en aquella mesa alargada donde solían almorzar los residentes de la Base Uno.

— Sí, sí... solo... ¿Sabes qué pasó? Hay un punto en el que no puedo distinguir si lo soñé u ocurrió en realidad.

Jonah se veía genuinamente preocupado.

— Candy... ¿recuerdas haber peleado con Caleidoscopio ayer?

Ella asintió, casi cuestionándose si eso ocurrió en realidad o no.

— Bueno, hicimos una prueba rápida con Valka y contigo. Caleidoscopio las drogó para ganarles más fácil.

— Ah.

Candy lo pensó por un par de segundos. Eso hacía sentido. Lo que no hacía sentido es porqué ella se percibía tan impasible a sí misma. En otras circunstancias, se habría sentido alarmada al saber que la drogaron, pero ahora simplemente lo aceptaba mientras le daba otro mordisco a su desayuno. Decidió dejar que Jonah siguiese hablando, explicándole lo que sabían acerca de Caleidoscopio, pero en cuanto Jonah mencionó a Manuel, el hermano convaleciente de Candy, ella sintió cómo era devuelta de un guantazo a la realidad.

— ¿Qué haremos hoy? - Quiso saber ella antes de percatarse de que no le había podido decir a sus padres que dormiría fuera de casa aquella noche.

— Esto no es lo que esperaba.

Jonah y Candy fueron dejados por Gastón en la Zona de Comercio, al extremo norte de La Ciudad. El domicilio público de los Nakamura se ubicaba en un fraccionamiento a las afueras de la ciudad, con el río del otro lado, limitando los terrenos de La Ciudad con los campos a los alrededores. Aquel enorme fraccionamiento de casas baratas era el último límite enorme de aquella ciudad, que conformaba a su vez una pequeña ciudad por su cuenta.

— De no ser porque vive en la entrada, tardaríamos una hora más en buscarla - Reconoció Jonah.

Ambos caminaron desde la entrada pese a las insistencias de Gastón de dejarlos en la entrada. Candy, como la oficial de más alto rango en aquella misión, le dijo a Gastón que fuese a desayunar algo o a la plaza en el límite entre la Zona Comercial y el distrito de Alto Gobierno. Gastón terminó obedeciendo, dándole un espacio a ella y Jonah para poder hablar en paz.

— Entonces... - Balbuceó Candy.

Jonah suspiró.

— Puedes decirlo. Sin pena.

— De repente tus padres no te controlan tanto como antes - Observó Candy - Antes ni siquiera te dejaban salir de casa solo y ahora... bueno, ya sabes.

Hubo un silencio incómodo.

— ¿Qué pasó?

Jonah decidió que le contaría. Si no era capaz de sincerarse con su mejor amiga, no sería capaz de aceptarlo nunca.

— Mis padres me descubrieron. Estuve ausente durante casi todo este año porque... descubrieron que me gustaba...

Candy se detuvo y le dio la mano a su amigo, quien con todo y su uniforme de Alba Dorada, temblaba y estaba a punto de sufrir un colapso.

— Conocí a un chico y me di cuenta de que me gustaba. Mi madre me lo sacó a la fuerza y me prohibió verme con chicos, no me dirigió la palabra ni me miró por meses, ahora parece que no le importa lo que haga siempre y cuando no salga con chicos. Me intentó presentar a las hijas de sus amigas, son bonitas pero son muy tontas, yo...

Candy no lo dejó continuar, pues si Jonah seguía hablando, se seguiría hundiendo ahí mismo. En su lugar, simplemente lo abrazó. Era un abrazo sincero, de cariño y sin malicia. Jonah pensó en lo buena que era ella abrazando, te hacía sentir cómodo y reconfortado siempre.

— Pero también me gustan las chicas, así que...

— Jonah...

— ¿Sí?

— No me importa. Igual eres mi mejor amigo.

El resto del camino a la casa de Noah Nakamura transcurrió en silencio. Candy empezó a comprender mejor por qué Jonah se había vuelto todavía más serio, más seco y cortante, amargado e introvertido respecto a hace años. Mientras ella la pasaba feliz en la preparatoria, mientras se la pasaba bien en la universidad con Nahiara y sus otras amigas, Jonah sufría siendo ignorado y despreciado por sus familiares.

Era repulsivo que lo hubiesen intentado condicionar para odiar lo que era. Como miembros de la misma iglesia, Candy había visto familias que incluso echaban a sus hijos por no ser heterosexuales. Los padres de Candy no eran precisamente tolerantes al respecto, pero ella no se atrevía a declarar su apoyo de manera directa a los que no eran precisamente heterosexuales. Sinceramente, le daba miedo que a ella también le diesen la espalda, pero no le daría la espalda a Jonah por eso. Él era más importante.

Cuando llegaron a la casa de Noah Nakamura, Candy se detuvo de nuevo.

— Oye. Eres mi amigo y si tu familia te deja de lado, yo también seré tu familia.

— Gracias.


Ambos caminaron hasta la entrada. Jonah decidió ser quien tocase la puerta y Candy se paró al lado de él.

— ¿Sí? - Preguntó un hombre a quien Candy reconoció como el señor Nakamura, el padre de Noah.

Era alto, robusto y de tez morena. Trabajaba en la policía, así que estaba más que familiarizado con Alba Dorada, aunque claramente no era de los policías que se unieron a la organización.

— ¿Qué quieren?

— Venimos a hablar con Noah Nakamura porque creemos que tiene información sobre un crimen cometido y conoce a los presuntos perpetradores.

El señor de repente se veía más grande que antes. Candy por poco dio un paso para atrás.

— Lárguense.

— Si se niega a participar en esta investigación, será acusado y posiblemente, procesado por el delito de obstrucción de la justicia - Espetó Jonah - Y volveremos con una orden para interrogar formalmente a su hija y a toda su familia, además de su cese efectivo del cuerpo policial de La Ciudad con efecto inmediato. ¿Nos dejará pasa o no?

— Ustedes los de Alba Dorada - Masticó sus palabras el señor Nakamura, con una mezcla de odio y precaución - No tengo de otra, ¿cierto? Pasen.

Sin embargo, al ver el señor Nakamura el uniforme rojo y negro de Candy, titubeó por un segundo, aunque inmediatamente después, les abrió la puerta y los dejó pasar. Candy supo enseguida que el señor Nakamura aun no había olvidado que Noah fue expulsada de Alba Dorada hacía casi un año.

Iba a ser el interrogatorio más amistoso del mundo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro