16
Ya no he escuchado voces en mi mente, permanecí en mi habitación el resto del día, imaginando el bosque del que tanto hablan mi padre y la abuela de, Arana.
Cierro los ojos mientras estoy acostada en mi cama, inhalo y exhalo para concentrarme y poder ver lo que quiero atraves de un conjuro y comienzo a recitarlo.
—Et sanguis meus verus oboedientia caritatis in populum, et ego: volo video vidi mea cum Calatini de Aethiopica in oculis meis animam meam / Que por mi sangre real y sincero amor hacia el pueblo, yo, Cala de Aethiopica deseo ver mi hogar con los ojos del alma.
Mi espíritu abandona mi cuerpo como, en aquella película que vi donde una niña veía como la atendían en el hospital y perdía a toda su familia en un accidente de auto en invierno.
Aparezco en Aethiopica, pero en una habitación espaciosa y vacía, sus paredes grises me trasmiten dolor, tristeza, escucho el llanto de un bebé, los gritos de hombres, mujeres y niños sufriendo, salgo de aquella habitación atravesando las paredes como si fuera un fantasma, camino por un pasillo y me paralizo al ver pasar una serpiente en el pasillo que esta próximo, pero parece no escuchar mi respiración o los latidos de mi corazón, así que sigo avanzando y llego a un gran salón.
—Niña estúpida — escucho que habla, Anssana, en alguna parte de este lugar, todo aquí es negro y entonces veo dos bolas doradas, sus ojos son lo único que se destaca aquí — cree que cinco meses hará la diferencia — de la palma de su mano vuelve a aparecer el prisionero que se supone que es mi verdadero padre — tu — le habla a la palma de su mano — eres todo menos humano.
¿No soy mitad humana? ¿Sabrá que estoy aquí y por eso lo ha dicho?
Recito las palabras para volver a mi cuerpo y como no, todo tiene que hablarse en latín.
Aethiopica cala de corpore volo redire/ Yo Cala de Aethiopica deseo volver a mi cuerpo.
Y en segundos estoy de vuelta en mi habitación, abro los ojos con la respiración acelerada y todo me da vueltas, es la primera vez que mi espíritu abandona mi cuerpo sin estar muerta y aunque quiera pensar en lo que escuche en el castillo que por tanto tiempo le perteneció a la familia real no puedo porque el sueño me gana.
***
Me he levantado temprano y con el tronar de mis dedos mi cuerpo ya estoy vestida con un traje combate que consta de una chaqueta manga larga y un pantalón blanco., recojo mi cabello en un moño y el toque y entonces aparece, Astilbe, en mi habitación.
Lo observo a través del espejo, me mira y camina hacia a mí, pone sus manos en mis hombros y hace que gire en sus dirección. No comprendo que hace aquí, pero, me gusta verlo antes de partir.
—Astilbe — nos miramos a los ojos — ¿Qué haces aquí? — no entiendo a que ha venido.
—Cala — se rasca la parte trasera de su cabeza, se ve tan lindo nervioso — ehhh yo quiero darte esto — me entrega algo cubierto por una manta café.
Lo miro confundida, descubro el objeto y es una pulsera con detalles tallados en el metal, es preciosa.
—¡Valla! Es precioso — él toma la pulsera y después toma mi muñeca derecha y la coloca lentamente ahí. Siento un hormigueó al sentir sus manos en mi piel.
—En el bosque hay muchos peligros — su voz es firme — me la devuelves cuando estés aquí — es su forma de decir que está preocupado por mí y por alguna extraña razón le creo.
Lo tomo de las manos y acaricio sus nudillos con mis pulgares, mi corazón esta acelerado, Astilbe, me gusta mucho, su risa y su sonrisa son maravillosas, el brillo que tienen sus ojos, lo valiente que es, cierro los ojos y me obligo a dejar de pensar así.
—Gracias — no pretendía que mis palabras salieran en un leve susurro, abro los ojos y lo observo — cuando regrese estaré completa.
Sin poder evitarlo rodeo su cuerpo con mis brazos, lo he tomado por sorpresa porque se pone tenso al instante, después de un momento que me parece agonizante, responde a mi abrazo y no solo eso, acaricia mi cabello como si tratara de tranquilizar mis miedos.
Poco a poco me alejo de él, pero entonces aparece, Arana, en mi habitación. Tiene un aspecto serio, igual que ayer cuando supo que soy mitad humana, pero si le contara que ya no estoy tan segura de que sea verdad no sé cómo lo tomaría.
—Ya debes irte — ni un cuídate, eso me entristece, creí que de verdad somos amigas.
Le sonrió a, Astilbe antes de irme y salgo de mi habitación por la puerta. Recorremos los pasillos en silencio y antes de llegar a la salida del lugar tomo la mano de, Arana, para que se detenga, la miro a los ojos y la abrazo.
—Perdón por no decirte que soy mitad humana — le digo en el oído — yo te quiero, el prometí a, Astilbe, volver y te lo prometo a ti también, yo volveré y si en mi destino esta morir para liberar a mi pueblo lo haré, porque solo eso importa.
—Vete ya, princesa — no pude evitar bajar la mirada.
Camine hasta cruzar la barrera mágica donde me esperaba su abuela, me miro, levanto su bastón y un aro de con luz dorada igual a la que me cubrió el día de la ceremonia donde me reconocieron como su princesa, inhaló y exhalo para calmar mis nervios.
Después de dos pasos ya estaba en el bosque, gire sobre mis talones y vi muchos árboles, el frío del lugar traspasaba mi chaqueta, no sé lo que mi alma busca, comienzo a caminar y entonces la sombra de algo grande en el cielo siguiéndome.
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