D É C I M O Q U I N T O
Quién fuera viajero,
Pa' hacer turismo en tu agujero.
Me llaman Romea.
Me despierto al día siguiente ligera como la bruma del amanecer, la brisa refresca mi cuerpo al batir las cortinas y el sol baña la habitación con un alegre saludo matutino.
—¡Vamos a turistear! —Ava irrumpe mi paz gritando y alzando sus manos al cielo.
No estoy siquiera segura que de esa palabra exista pero voy a ignorarlo no dejaré que arruine mi mañana por nada, luego haré que Ava lea todo un diccionario y aprenda cada palabra, sin discusión.
—Nosotros no vinimos a divertirnos vinimos a trabajar, pero si quieres puedes ir tú.
—¡No quiero! ¡Quiero con todos a visitar lugares! —protesta con voz chillona.
—Tenemos que descansar bien antes de empezar el rodaje mañana temprano, estas semanas no vamos a descansar con las grabaciones —le trato de explicar sin perder la paciencia en el proceso.
—No me interesa. —desestima con un movimiento de mano— Es injusto que venga a tu país y no me lo muestres, el una falta grave para el código de la amistad.
—No hay forma de que me convenzas Ava.
Con eso dibujo un punto y final imaginario en la conversación porque ignoro todos sus berrinches siguientes, pero basta que pongamos un pie en el buffet junto al resto ya está desayunando para que ella trate de sacar el tema de nuevo.
Por mi lado, los primeros minutos estoy tan concentrada en no ver a los ojos a Adrien, Calum o Isaac que ni siquiera la escucho al inicio, con el sonrojo que traigo pensarán que tengo calor o algo.
—No tenemos un guía. —objeta Phillip— Podríamos perdernos.
—Sí lo tenemos. —Me señala— Y aunque no fuese así podemos preguntar direcciones, además, la mejor manera de explorar es hacerlo sin un guía.
Cruza los brazos con su típica sonrisa triunfal.
Rubia egocéntrica, sabe que podrá convencerlos y que mi cargo de conciencia no me dejará permitir que se vayan sin alguien que los guíe. La odio por conocerme tan bien.
—No lo sé Ava —digo— no me parece muy buena idea eso de perdernos por ahí, en un lugar dónde la única que habla el idioma soy yo.
—Vamos chicos, tengamos una aventura, ¿no les emociona?
—Me parece bien.
Cómo no, Calum también es un ser cargado con la energía suficiente para darle electricidad a una ciudad entera, por supuesto que él está de acuerdo.
—De todas maneras no me quiero quedar a dormir —Se encoge de hombros un muchacho alto de claros ojos turquesas.
Tengo entendido que se llama Jared, no porque él me lo haya dicho, de hecho ha sido uno de los miembros más callados de Nissher junto a Adrien.
—Y, —dice Ava como última opción de convencimiento— servirá para el videoclip que se vea una buena relación entre ambos grupos, ayudará a que no se vea tan forzado y artificial.
¡Eso es usar nuestro trabajo en nuestra contra! ¡qué manipuladora! Oh Ava, voy a hacer que te aprendas también la enciclopedia.
—Yo voy.
Comunica Adrien con un aire despreocupado que me da una mirada intensa antes de sonreír, Calum e Isaac se dan cuenta aunque no sé qué clase de acuerdo hizo con ellos porque realmente no dicen nada y guardan el secreto del beso.
—Sabía que tú sí me apoyarías Pecas —celebra Ava secándose una lágrima imaginaria.
—Creo que será divertido —Se encoje de hombros.
Y como si hubiese sido la palabra de dios, el asentimiento de ese hombre basta para convencer al resto de nosotros, quizás sea por su personalidad centrada es realmente difícil que Adrien no le agrade a alguien.
Suelto un suspiro derrotada en cuanto Ava me dedica una de sus odiosas sonrisas.
Al desviar la mirada sorprendo a Calum mirándome con cara pícara, no tardo ni un segundo en sonrojarme sobretodo porque él tarda un poco en centrar su vista en otro lado y agradezco por ello por dos razones:
1) Me siento nerviosa cuando soy el centro de atención de los chicos.
2) Qué vergüenza recordar lo que sucedió ayer adelante de él.
3) Si alguien más lo sabe me muero.
No sé por qué pero no me siento cómoda con que otros sepan lo que sucede entre Adrien y yo, si es que está sucediendo algo, así que tengo que cuidarme de esos chicos.
Tras prepararnos para un ajetreado día, todos salimos del hotel. Decido que los voy llevar a sitios comunes como parques públicos, hay que disfrutar de nuestra poca fama mientras podamos, además los espacios públicos y sencillos es lo que conozco de cuando vivía aquí con mi papá. Nosotros éramos personas de grandes ingresos, pero en muchas de nuestras salidas nos limitábamos a ir a lugares sencillos a los que iban todas las personas porque, según mi papá, era necesario que yo entendiera que en las pequeñas cosas también hay cosas qué disfrutar y debemos apreciar lo que tenemos.
No me quejo la verdad, fue una buena enseñanza.
La travesía que significa viajar en transporte subterráneo con un grupo de extranjeros nunca me parece más compleja como hoy, tengo que responder muchas preguntas de parte de ellos que van desde la economía hasta la cultura popular. Incluso me parece gracioso ver las caras perplejas de mis acompañantes al ver la avalancha humana que aborda el tren en las estaciones o sus movimientos pausados al tratar de bajarse en nuestro destino, sin saber que de no caminar deprisa serán devueltos al interior del transporte por el robusto muro de personas que desean entrar.
El destino al que los guío es el parque nacional El Calvario, donde Eileen protesta por tener que subir las kilométricas escaleras. Recuerdo que de pequeña mi padre amaba venir a entrenar a este lugar y recorrer esta larga escalinata repetidas veces, a donde sea que vea hay incrustada una memoria, un murmullo del pasado que me recuerda la familia que hoy no quiere verme.
No quiero pensar en eso, me duele.
Duramos 30 minutos en subir porque algunos se rezagan y otros protestan, sin embargo al llegar arriba la mayoría celebra porque por fin están en la cima. Sonrío maliciosa porque allí no acaba la subida, el Calvario es conocido por ser un lugar de largos senderos que suben una colina cerca del centro de la capital dando una hermosa vista de CraxtonVille, pero a pesar del gran paisaje debes hacer un gran esfuerzo por subir a la cima.
—Estoy agotada.
Echo un vistazo detrás de mí con una sonrisa burlona, Ava está sudorosa y respira pesadamente junto a una Ambrosía que parece al borde de la hiperventilación, los demás tienen mejor aspecto aunque están igual de sudorosos que ellas. La vista solo me causa una risa que no me esfuerzo en esconder.
—¿Qué sucedió con tu inquebrantable espíritu aventurero?
—Se quedó abajo, junto a esas escaleras del infierno —me responde.
—Trata de revivirlo rubia, porque aún te falta mucho para llegar a la cumbre.
Junto a ella varios más rezongan, a algunos no les gusta el ejercicio.
Primero llegamos a una vieja iglesia de paredes mostaza adornada por altos vitrales y techo de teja gris. Adrien viene detrás de mí, mientras los demás ascienden con pasos lentos o esperan a los lentos que vienen absortos en el paisaje natural que los rodea. No los culpo, este lugar tiene un efecto calmante en las personas, con sus caminos bordados por toda clase de plantas salpicadas de flores y mariposas volando por doquier.
Le muestro a Adrien un balcón de cemento que también deja vislumbrar un panorama envidiable de la ciudad bajo el intenso sol del mediodía.
—Así que aquí naciste, ¿no? —pregunta luego de un rato.
—Sí, vivía con mi papá —respondo, admirando el paisaje.
Todo permanece igual desde que me fui, no obstante, las cosas no me parecen iguales.
Yo soy diferente esta vez.
—¿Qué te hizo irte a Coldprince?
—La universidad, conseguí una beca para estudiar arquitectura.
—¿La arquitectura te pareció una buena idea? —Bufa con graciosa ironía—. Supongo que aún no habías descubierto que querías cantar.
Río.
—Siempre supe que quería cantar, solo estaba asustada de intentar, —Le explico cabizbaja, me siento tímida con Adrien—. No importa, no querrás escuchar mis confusos divagues.
—Tal vez sí me gustaría, —Sonríe alzando mi mentón, guía mis ojos a los suyos que refulgen de un intenso azul— quiero saber más de ti Mika, más de lo que podría saber un amigo.
—¿Por qué yo?
Dejo salir por fin la pregunta que me le ha dado vueltas a mi cabeza durante meses.
—¿Por qué no tú? —Se encoge de hombros— Me gusta tu personalidad y eres poco común.
—Me parece una ingeniosa forma de decir que soy extraña —Suelto una risilla nerviosa.
Verlo a los ojos me está desestabilizando.
—¿En serio?, porque a mí me parece una ingeniosa forma de decir que eres linda.
Listo, aquí morí. ¡Oh Virgen de las salchichas fritas! Él no piensa dejarme ir tan fácilmente hoy.
No hace falta decir que el color de la vergüenza se manifiesta en mis mejillas junto a la sorpresa. Me deja sin palabras, sus ojos centellan en intenso azul eléctrico y eso causa el crecimiento de su sonrisa.
—¿Qué es este lugar?
Pregunta Celess con voz cansada, acercándose a nosotros junto a Isaac y Jared quiénes tratan de recuperar la respiración, el rubio nos ve en conocimiento de que acaba de interrumpir algo pero por suerte no es tan indiscreto como Calum, los demás están acercándose más lentamente.
—Una antigua capilla restaurada
—informo a los chicos ruborizada.
—Este lugar tiene bonitas vistas perfecto para una sesión de fotografía, —opina el callado Jared que viste como un típico chico malo— ¿verdad Adrien?
—Sí, tiene cosas hermosas para ver.
Por unos segundos siento su mirada quemar en mí, mis piernas luchan por no derretirse ante su escrutinio. Calma Mika, ignóralo y por nada del mundo veas sus peligrosos ojos tan hipnotizantes o vamos a caer otra vez.
—¿Cuánto más hay que subir? —Se deja caer en el piso Ava con la respiración entrecortada.
Eileen incluso se ve algo pálida pero no pienso dejar que eso me ablande, ellos quisieron esto a fin de cuentas.
—Solo un poco más —notifico severa, con una ceja alzada.
¿Qué no era ella quién quería salir a explorar?
Despejo mis pensamientos apurando a los chicos a subir un poco más para descansar en el café Saint Atrezza. Es un bonito lugar con muebles bajo la fresca sombra de unos altos árboles que todo el año están adornados por hermosas flores rosadas, recuerdo que de pequeña lo que más me gustaba ver era la lluvia de flores que caían del frondoso samán. Debajo del café también hay un biblioteca dónde, en ocasiones, dan talleres de manualidades o cursos de pintura y dibujo, todo está rodeado por la naturaleza floreada del jardín en compañía de la fauna local.
Juntamos dos mesas para poder sentarnos todos juntos.
—¿Buenas tardes qué desean pedir? —ofrece la mesera.
—Yo quiero una torta de zanahoria y un chocolate caliente, gracias—respondo sonriente, luego de traducir el pedido de todos.
La verdad me emociona volver a casa, me siento orgullosa de que mi primer videoclip sea grabado acá en mi país.
Aunque me sienta afligida por la actitud de mi familia, disfrutar esto con los chicos hace de este peso emocional mucho más ligero. Sé que debería aprovechar estos ratos libres para visitar a mi familia y aclarar todo, tratar de convencerlos de que esto, mi música, no es algo de lo qué avergonzarse.
Pero no puedo, no tengo el valor para verles a la cara y oír palabras hirientes, por ahora solo quiero disfrutar de estos pequeños momentos.
Me da miedo, miedo de que con solo ver a mi familia de nuevo vuelva a ser lo que era antes, tengo miedo de que todo esto sea solo un sueño que se puede derrumbar, que despierte el día de mi llegada a Coldprince antes de conocer a Ava y descubrir que ella en realidad no existe.
Es muy complicado, he cambiado tanto en estos meses, que a veces dudo si esta realmente soy yo. Pero luego canto y toda duda desaparece, pues hago lo que amo, y es imposible que un sentimiento así sea falso.
Pero cuando suelto el micrófono y entro a la soledad de los bastidores, las interrogantes regresan. Y a veces no se van.
—¿Y cómo fueron sus audiciones? —Quiso saber Ambrosía.
—No, nosotros no tuvimos una audición. —niega Phillip tomando un bocado de su pastel de nuez—. Hicimos un reality show.
—¿En serio?, ¿cómo fue eso? —inquiero.
Ahora que lo pienso Adrien nunca me ha comentado al respecto.
—Fueron poniéndonos retos en cada fase, luego de ser evaluados descalificaban a tres personas, y así terminamos nosotros cinco—Sonríe Isaac.
—Debió ser muy duro para ustedes la competencia —dice Eileen bebiendo café.
—Lo fue, bueno, para todos menos para Isaac y Calum, eran los favoritos todos sabíamos que iban a ganar —afirma Jared.
—Son tus celos hablando, en realidad fue inevitable que con nuestro talento y mi increíble carisma no cautivaramos al jurado, no me quejo fue una buena experiencia. —apoya el pelirrojo Calum tomando un pedazo de torta de zanahoria— Sobretodo por las fans lindas.
A estas alturas ya he podido prever un poco las personalidades de los personajes de Nissher, por ejemplo, Calum es un chico lleno de ocurrencias, chistes, y que en ciertas ocasiones muestra síntomas de ser un mujeriego crónico. Un simpático fiestero en pocas palabras.
—Espera, ¿qué es eso?, —cuestionó Eileen con los ojos muy abiertos— ¿qué hace ese ferrocarril en el parque?
—Ah, les da un recorrido por todo el lugar a las personas que no quieren caminar —Explico terminando de un sorbo mi chocolate.
Presiento que una tormenta de comentarios negativos está apunto de arrollarme gracias a mi pequeña travesura.
—¿Quieres decir que no teníamos que subir todo esto a pie? —interroga Isaac suspicaz.
—No necesariamente, pero creo que se disfruta mejor el paisaje así.
Gruñidos siguen a oraciones ofensivas y quejas sin parar, solo la carcajada de Adrien resuena en el lugar. ¡Es que sí es mejor caminando!, además, no les viene mal un poco de ejercicio.
Terminamos nuestro recorrido para después dirigirnos de regreso al hotel, todos agotados y con una capa de sudor extra gruesa. Otra vez, dispuestos a subir a las habitaciones a descansar, pero Ava, aún con el cuerpo adolorido, sudando y apenas manteniendo el aire, nos detiene nuevamente.
¿Qué no se cansa?, ¡la obligué a subir una escalera de mil peldaños!, ¿qué tenía ese café que tomó?
—¡Vayámonos de fiesta! —pronuncia cansada logrando que todo adoptáramos una cara de "¿Es en serio?"
Menos mal no me traje a Maven, porque juntos nadie los habría podido soportar, apenas y puedo lidiar con las ganas de matar a esta idiota.
—Ava, estamos llegando de un largo paseo que fue muy agotador, del que hasta tú estás agotada. —La miro con una ceja levantada— ¿Y quieres ir de fiesta?
—Sí —Se encoge de hombros como si su petición fuese cualquier cosa.
Quiero matarla, otra vez...
—Por favor muchachos, ¿vienen por primera vez a un país y no van a experimentar aunque sea una fiesta del lugar?
La odio.
Pero me odio más a mí misma por tener tan poca fuerza de voluntad.
Ava otra vez con su poder de convencimiento nos tuvo a todos en la palma de su mano, excepto a Isaac y Eileen quienes huyeron rápidamente de una larga noche de festejo. Todos nos negamos a ir a ningún lado con el olor y sudor que tenemos, por lo que acordamos encontrarnos a las 10:00pm en el recibidor del hotel. Me voy a mi habitación, la cual comparto con Ava, y peleo con mi amiga durante unos minutos por decidir quién se bañará primero, conflicto en el que gano al decirle que fue su idea la salida y que debe aguantar las consecuencias.
—¡Por fin sales!, —reprocha— ¿sabes que solo tenemos 4 horas para arreglarnos?
Dramática.
Cierra la puerta de un sonoro trancaso, me desplazo hasta la cama con un suspiro. Tomo mi ropa interior dispuesta elegir alguna ropa casual para ir a la discoteca del hotel, después de todo solo serán los chicos...
Y Adrien.
Detengo el proceso de ponerme la ropa, viendo mi valija nuevamente. ¿Y si..? No, no, jamás, solo es una estupidez. Reanudo mi acción para detenerme segundos después. Pero tal vez debería... no, es una locura, solo es un chico no debería importarme su opinión... pero sí me importa. Muerdo mi labio como evidencia de mi disputa mental.
¿Debería ponerme ropa interior de encaje? ¿para qué de todos modos?
—¿Qué haces con esos harapos? —cuestiona Ava incrédula con cierto asco, por lo que tengo que reprimir un sonoro "¡hey!"— No te vas aponer eso.
Y ese es el final de mi indecisión.
Ava insiste en que debería ponerme un vestido rojo, ¿qué tiene ella con ese condenado vestido? ¡Ya hasta se ha vuelto una tradición siempre que vamos a un sitio nocturno!, me niego con firmeza sin dar lugar a discusión. No pienso usar esa diminuta tela.
Al final, termino con un pegado vestido azul a mitad del muslo y ya me siento muy atrevida, los tirantes son unas franjas negras de dos dedos que iban unidas al escote en corazón del que sale una tela semitransparente del mismo color que los une. Me coloco una gargantilla negra sencilla, me recojo el cabello en dos moños desorolo necesito mis converse y ya.
—¡¿Te pondrás unas converse?! —se frustra Ava— Michelle, amiga, un vestido y sobre todo ese vestido, no va para nada con unas converse blancas.
—No me importa, no me pondré tacones.
—Claro que sí —asegura.
—Que no —contrapunteo ortongándome más poder al mover la cabeza en negación.
—¡¿Por qué?! —Se exaspera.
—Porque me van a doler los pies, y pienso bailar —concluyo, no me convencerá por nada del mundo, igual me pongo los zapatos ignorándola.
—Entonces ponte al menos unos guantes de los que dejan la punta de los dedos afuera para que se vea más urbano y menos cóctel —resopla—, te voy a maquillar —advierte Ava.
—Pero nada exagerado —condiciono.
Aún no me acostumbro a que me maquillen.
—Sí, sí claro —Le resta importancia Ava.
Ella empieza a colocar esa mezcla de químicos en mi cara como mejor le parece, en seguida siento el desagradable picor en las mejillas.
—Ya, mejor no hagas más nada.
La aparto cuando la veo acercarse con un polvo para ojos en la mano.
—¿Qué?, no estarás pensando irte solo con un brillo color cereza y máscara de pestañas.
Achica los ojos.
—Pues sí —afirmo sin temor alguno.
—Déjame sombrearte las cejas y ya necia—bufa y no tengo más remedio que aceptar la oferta.
Cuando ya estamos ambas listas salimos, sin ser ni muy temprano ni muy tarde, solo el punto medio. Pero a mitad de pasillo, a Ava le da un ataque de tos.
—¿Todavía tienes gripe? —pregunto alzando las cejas.
—Por supuesto, ¿qué pensabas? Ese día nos mojamos como si nos hubiésemos lanzado de cabeza a un lago y en la madrugada. —Recuerda con un quejido— Y yo que soy difícil de curar la peste.
—Te comprendo, yo cuando era pequeña —Soy interrumpida nuevamente por la rubia loca a mi lado.
—¿Aún más? —bromea Ava entre carcajadas.
—¿Sabes qué?, olvídalo, solo apúrate.
Llegamos a la recepción dónde aguardan Ambrosía, Adrien y Jared.
—Hola.
Saluda Jared inspeccionándonos con esa intensa y penetrante mirada esmeralda causando mi sonrojo a pesar de que se detiene mayor tiempo en Ava.
Huy, ¿qué veo? ¿Es esto un chisme para más tarde? ¿Qué pasa entre ellos dos?
Jared vuelve la vista a mí de pronto.
—Qué sorpresa, pensé que solo conocías la ropa casual —mofa ganándose un golpe en la nuca de Adrien.
No me siento muy segura vestida así, definitivamente no ayuda el tener que tratar con chicos esa misma noche, y mucho menos el que Jared me vea de esa forma.
—Te ves muy hermosa Mika, no le hagas caso no sabe demostrar afecto de cualquier tipo —Sonríe mirando mis ojos.
Por favor piernas, no me abandonen.
Siento que mis mejillas son un volcán a punto de hacer erupción, que cuando Adrien dijo eso explotaron, sin contemplaciones o dudas.
—Gracias —Sonrío enfrascada en su pecosa tez.
—Bien, ya me quedó claro que estoy fea —comenta Ava.
—No, no, tú también estás muy bonita Ava —corrige torpemente Adrien con gesto nervioso, casi con cierta timidez, sonrío ante esto sin dejar de mirarlo.
—¡¿Listos para la fiesta?!
Anima Calum entrando a la estancia con los brazos arriba, se ve con tantas energías como para hacerle la competencia a Ava, y sin esfuerzo alguno.
Pasamos la noche divirtiéndonos, e incluso conozco y simpatizo mucho más con los chicos, bailo sin miedo a que alguien se burlara a tal punto en que me atrevo a intentarlo con varios chicos y hasta con Adrien. Ava desaparece a un momento de la noche, como es su tradición cada vez que va de fiesta aunque curiosamente esta vez también desaparece Jared, mientras Ambrosía, Celess y yo terminamos en el círculo, he incluso creamos una nueva coreografía juntas.
Y ¿saben?, por primera vez en mi vida, puedo decir que me siento hermosa. Con mis converse que no van para nada con mi vestido de etiqueta, y mi escaso maquillaje que posterior a dos horas ha desaparecido.
Amo esto, se siente muy bien vivir.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro