Tírame esa mierda en la cara para que veas que no me hace falta.

Viví tantos años con el hambre creciéndome en las costillas, viendo como descarados de pacotilla hurgaban en mi tejado comiendo sobras entre papeles, mugre y colillas.

¿Vas a verme desplomarme por un par de zapatillas?

¡ Acuné mis sueños sin cuna porque la cama de mi muñeca invisible  era una silla !

Vas a venir a escupirme siendo que yo ya nací miserable y de acá me paro.

Vas a venir a rayar mis paredes que de humedad solas se fueron pintando, vas a sacarme la lengua como cuando éramos niñas, cada una en una esquina.

Cada una en cada casa.
Una de la clase alta y una casi sin casa.

Venos desde tus rejas como mi papá siempre desde la ventana armada daba la cara.

Veme a la cara cuando rompas la puerta para llevarte lo que te hace falta.

Mírale la cara al perro que te conoce del barrio y no te ladra.

Mira el patio seco pero con una rueda en el árbol.

Mira las niñas sucias pero felices corriendo descalzas en el pasto.

Mira la casa sin luz,
mira a su familia en el interior compartiendo helado.

Mira a la familia que careció de tu infelicidad por no poder pagar lo caro, mírala ser feliz y avanzando tanto que salieron del fango.

Mira la cara del samaritano, mira la cara de los pobres ermitaños, pobres pero de esperanzas intactos.