Clásica
Nunca la evité.
Siempre volví a ella como para centrar mi paz en un punto blanco.
Poco a poco la energía que corría por los brazos, ondeaba sobre cada esquina del papel doblado ante mí.
Casi siempre era noche,
casi siempre hacía frio,
y no soy de olvidarme ni siquiera del detalle de mis dedos.
De mis ojos viendo la ventana moverse por el viento y el techo naranja por la luz en la madera.
Volví a escucharla como una bebé, atenta.
Volví a entrecerrar los ojos, como esperando que se apague la orquesta.
Volví a ella, como a mí.
Miré para atrás, paré la oreja
y los violines me saludaron en una sinfonía de esas que te traen la primera, otra vez.
Ella volvió y yo estaba con ella.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro