Lo ha dado todo por su vida y por su cielo.

Lo han adoptado, pero fue abandonado primero.

Ha sacrificado sus alas, su libertad y su tiempo.

Ha lustrado y rasqueteado las paredes de su nuevo hogar para que no sea tan infierno.

Ha rezado en silencio, rogando por cumplir deseos ajenos.

Hoy profanado solo le queda marchar, exilado  de un Edén que no alcanzó a imaginar, la injuria, la desdicha le prepararon las maletas.

Manos que una vez lo acogieron, hoy le estaban abriendo la puerta, le dijeron que no volviera.

Está arrodillado, pidiendo perdón, pidiendo auxilio.

Llorando ante los ojos del que ahora es su enemigo.

Pobre ángel caído, desterrado una mañana por un pecado que no ha cometido, cumpliendo una penitencia sin derecho a juicio.

¿La peor parte? No tiene donde ir, solo le queda caminar hasta hallar  consuelo, y otro cielo donde caer.

Se hace tarde, el pobre muere antes del anochecer.