Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXXII


¿Qué hace él aquí? Volteo a ver a Kyle con una falsa expresión de alegría.

Que no pregunte. Que no pregunte. Que no pregunte.

—¿Qué estás haciendo aquí a estas horas? —decide hacer la maldita pregunta.

—Yo... eh...

Si le dices la verdad no te dejará ir. Un momento, ¡dile la verdad!

¡No! Iré a buscar a Dylan. Volveré cuando amanezca.

Con Kyle aquí sabes que esa idea ya tendría que estar descartada.

Miro de reojo a un costado, formulando en mi mente mil y un formas de escapar.

—Ni se te ocurra —me advierte él, en un tono amenazador.

Como si yo fuese a escuchar lo que dice...

Antes de darle tiempo a frustrar mi plan de escape, hecho a correr a toda velocidad hacia algún lugar del mundo. Pero entonces, cuando habré recorrido al menos dos manzanas, una mano me sujeta del brazo y me hace detener de inmediato.

—¿Me puedes decir que estás haciendo? —pregunta enfadado.

Me suelto bruscamente de su agarre y retrocedo dos pasos.

—¿Dime tú que haces aquí? —replico.

Lo que más me llama la atención es el color verde esmeralda de sus ojos, es realmente fascinante bajo la tenue luz de los faroles.

—Evito que hagas estupideces —contesta de mal humor—. ¿Qué era lo que estabas por hacer?

—No es asunto tuyo. Vete de aquí, Kyle.

No puedo dejar que descubra cual es mi plan. Ni siquiera espero su respuesta, tan solo giro sobre mis talones y corro en dirección opuesta.

Los pasos de Kyle se oyen por detrás de mí en toda la carrera. No me dejará sola.

Detengo mis pasos una vez que llego a mi nuevo objetivo.

—¿Entrenarás a esta hora? —pregunta desconcertado.

—¿Por qué no?

—Porque nunca lo haces —responde con obviedad—. Te conozco más de lo que crees, Caitlin.

—Te equivocas. ¿Cómo es que no sabías que a partir de hoy empezaba a entrenar de noche? —digo irónicamente.

Kyle se pasa una mano por el cabello en señal de frustración.

—Eres muy estúpida. Te pones en peligro tú sola. ¿Por qué no haces caso por una vez en tu vida?

Sus palabras son duras, pero aun así intento mantener una actitud indiferente.

—Puedes irte si no te gusta lo que hago. Nadie te invitó —murmuro.

Me coloco frente a una roca e imagino que es Kyle, tal vez de esta forma logre despertar a mi poder y pueda hacerla añicos.

Y a Kyle también.

Así no creo que funcione.

—¡Ya deja esa actitud! —grita de repente, haciendo que me sobresalte —¡¿Creías que no me daría cuenta si escapabas?!

Me mantengo en silencio porque realmente no sé que responder. No pensé que Kyle estaría vigilándome. Se ha tomado demasiado enserio su trabajo.

—¡Respóndeme, maldita sea! —vocifera.

¡Ni siquiera me puse a pensar en eso cuando salí de la casa! ¿Qué quiere que le diga? Ya me ha cansado su actitud. Me ha frustrado el plan, y tampoco me deja a solas cuando más lo necesito. Kyle está colmando mi paciencia.

—¡Tú no tenías que estar espiándome como un psicópata! —bramo enfurecida—. ¡No te necesito, Kyle!

Yo creo que sí lo necesitas.

Él no debe saberlo. Tengo que alejarlo si quiero ir en busca de Dylan.

Kyle no hace mejor cosa que reírse sarcásticamente.

—Tú no durarías viva ni tres días sin mí. Lo sabes, aunque no quieras reconocerlo —dice con total seguridad.

Alcanzo a ver, bajo el tenue brillo de la luna, como una vena se marca bajo la piel de su cuello. Está muy molesto, pero no sé si tanto como yo.

No reconoceré absolutamente nada.

—La persona que amo se ha ido de mi lado —confieso—. ¿Qué más da si tu también te vas? Eres un completo desconocido para mí.

Kyle abre la boca para refutar, pero la cierra de inmediato. Por la expresión en su rostro, parece que mis palabras le afectaron.

—Eres muy egoísta. Él también es mi amigo por si no lo habías notado. ¡Y tampoco me agrada la idea de que ponga su vida en peligro para salvar tu jodido trasero! ¿No crees que se merece algo mejor?

La manera en que ha dicho aquello despierta a una Caitlin que he estado intentando mantener guardada en un cajón de mi mente. Esa misma chica que se lamentó cuando tomó una terrible decisión. La que lloró toda una noche hasta que su cuerpo no pudo más. Una Caitlin totalmente vulnerable.

Yo no merezco a Dylan. Él no tiene por qué estar pasando por esto.

Una parte de mí cree que Dylan debe estar muy decepcionado de mí. Luego de tantos años esperando el momento para por fin conocernos, se encuentra con una tonta adolescente que no hace más que atraer los problemas. En eso me he convertido.

No quería darle el gusto, pero Kyle ha metido el dedo en la llaga. Puedo sentir la humedad repentina en mis mejillas.

Una incómoda sensación de quemazón se instala en mi pecho pidiendo de inmediato una liberación. El calor se extiende a cada una de mis células, llenándolas de un poder vigoroso e incontrolable.

Kyle retrocede un paso cuando ve en mí algo que yo no veo.

Entonces, una gran descarga de energía se libera de mí, golpeando contra su escudo.

No sé que estoy haciendo. Ni siquiera sé como controlar esto.

Relájate.

Siento rabia, mucha rabia porque las cosas sean así.

—Caitlin, detente —me advierte Kyle, en tono severo.

—¡Maldigo el día en que lo conocí! — grito con el alma desbordada.

Otra descarga de mi poder es expulsada en cualquier dirección. Esto me está consumiendo toda la energía, puedo sentirlo. Mis piernas flaquean cuando por tercera vez sale disparado con furia mi poder. Esta vez, dando de lleno contra el escudo de Kyle.

Caigo de rodillas cuando mis piernas pierden la fuerza para sostenerse por sí solas. Las constantes descargas de poder cesan una vez que toco el suelo. Es un alivio. Lo único que no logro controlar aún son las lágrimas que ruedan una tras otra por mis mejillas.

—Lo... amo —digo entre sollozos—. No sabes... cuanto.

Kyle sigue en el mismo lugar, no ha bajado la guardia aun. Debe estar pensando que tengo bipolaridad. Ya no puedo seguir siendo fuerte. Necesito soltar la angustia que cargo como una pesada mochila en mis hombros. Tener a Dylan lejos es peor de lo que creía. Sin él a mi lado me siento débil, miserable. Él tiene algo que nadie más lo tiene ni comprenderá. La atracción que sentimos va más allá de un simple amor adolescente. Hoy he comprendido cuan importante es en mi vida. Cuando Dylan estaba a mi lado ya no sentía ninguna inseguridad, pero ahora los monstruos que había sepultado vuelven a atormentarme peor que nunca.

Lo último que hubiese imaginado es que mi día terminaría así. Ya no soy valiente. Dejaré de fingir. Al menos por hoy dejaré de hacerlo. Entierro el rostro en mis manos y libero el dolor que me está consumiendo.

Estoy más que segura que sentirme así también se relaciona con la conexión que tengo con Dylan. Tal vez, es su forma de decirnos que debemos volver a estar juntos. Nos hunde de tal manera, nos hace tan dependientes el uno del otro que finalmente uno termina cediendo. Y yo ya he decidido ceder hace rato.

Escucho unas pisadas junto a mi y luego unas manos se posan sobre mis hombros.

—Lo siento, Caitlin —susurra Kyle con voz rota.

Se sienta a mi lado y en un gesto muy impropio de él me coloca entre sus piernas, atrayéndome hacia su pecho.

No pondré resistencia, no haré nada.

En estos momentos se siente bien sentir el calor de su persona. No sé si será porque me siento adormilada o qué, pero en otros momentos estaría golpeándolo por haber invadido mi espacio personal.

—Tranquila, te prometo que todo estará bien —susurra sobre mi cabello.

Me aferro a su promesa como si fuera un salvavidas en medio de un mar agitado.

Es lo único que quiero, que todo esté bien.

...

Abro los ojos y me tomo unos segundos en caer a la realidad.

Es sábado por la mañana, estoy en mi cama, en mi cuarto. Al parecer Kyle me trajo luego de lo ocurrido en el campo de entrenamiento por la noche. Me quedé dormida llorando en sus brazos.

¿Será siempre así? ¿Por qué no puedo usar mi poder normalmente? Kyle y Dylan no tienen el mismo problema que yo. A ellos no les resulta tan agotador.

Es la experiencia.

Su experiencia es de años y yo necesito aprenderlo ahora, si es que quiero dejar de ser una inútil.

Cuando mis ojos se posan en el escritorio, veo la carta que Taylor me dejó antes de marcharse.

¿Cómo he podido olvidarme de leerla?

Me levanto de un salto de la cama y corro a buscarla.

Sonrío con nostalgia cuando comienzo a leer sus palabras.

Princesita:
                  Quiero tomarme el tiempo de escribir con anticipación esta carta antes de irme. No te diré que la leas el día de tu cumpleaños porque sé que no lo harás.

Mi hermano me conoce bien. La intriga no me dejaría dormir.

En unos días cumplirás tus dieciocho años, y no puedo creer cómo el tiempo ha pasado. Ya estás más grande de lo que quiero reconocer, pero tampoco voy a hacerlo.

Ya me lo imaginaba...

Estoy demasiado orgulloso de ti y de tus logros. Ser tu hermano es una de las cosas que más disfruto en la vida, además de pelearte. Es broma.
Por cierto, vuelvo a disculparme contigo por las duras semanas que hemos tenido ambos, a veces puedo comportarme como un verdadero idiota. Lo reconozco.
Dentro del cajón de tu mesita de noche está tu regalo adelantado. Espero que te agrade. Mamá me ayudó a escogerlo.
Haré todo lo posible por estar allí el día de tu fiesta. Una fiesta no es lo mismo sin Taylor Blair, nena.
Cuídate, hermanita. Te quiero.

Con cariño, tu hermoso e inteligente hermano.

Sonrío ampliamente al terminar de leerla. Quisiera que estuviera aquí.

Abro el cajón que está junto a mí, y tomo entre mis manos una pequeña cajita de terciopelo, color rosado, que yace en el fondo. La abro con cuidado y me quedo anonadada mirando lo que hay dentro.

Observo la delicada bailarina de porcelana que está sobre la mesita y vuelvo la vista al fino collar de plata del que cuelga una diminuta réplica de su silueta.

Es demasiado hermoso.

Taylor ya había entrado a mi cuarto antes y se había detenido a contemplar la pequeña bailarina. Sabe el significado que tiene para mí. Es lo único que guardo como recuerdo de mi abuela paterna que ya no está más a nuestro lado.

Me coloco el collar y lo luzco orgullosa frente al espejo de piso que está en una esquina. Lo llamaré luego para agradecerle el lindo gesto.

Aun llevo puestas las prendas que vestí en mi intento fallido por salir en busca de Dylan.

Mi teléfono de pronto empieza a vibrar sobre el escritorio.

Es Jill.

—Hola, Jill —la saludo cuando contesto.

¡Estás viva! ¿Oíste su voz, Penn? ¡Caitlin está viva! —se oye que habla con alguien más del otro lado de la línea.

¿Qué cosas dice?

—¿De qué rayos estás hablando? —le pregunto extrañada.

Con Penny te dejamos al menos unos cincuenta mensajes ayer —explica—. Queríamos saber si ese Kyle no te había matado en esa sesión de estudio que tuvieron —hace énfasis en la palabra "estudio".

Debería prestarle más atención al móvil.

—Lo siento, no lo escuché sonar.

Si le quitaras el modo vibrador tal vez lo oirías.

Pregunta Penny si tuvieron sexo —dice de pronto en voz baja.

¡¿QUÉ?! ¿Cómo se le puede ocurrir una cosa así? Además no les he dicho que he terminado con Dylan.

¡Yo no pregunté eso! —se oye el grito de su prima por detrás.

Dejen de gritar ustedes dos —se oye alguien más de fondo, creo que es la madre de Penny—. Arnold, pásame la sal, por favor.

Y al parecer están en un almuerzo familiar.

—¿Qué pregunta es esa? Es amigo de Dylan —digo boquiabierta.

¿Te imaginas como se pondría el otro? Que problema se armaría.

¿Qué parte no entendió que aun sigo con Dylan?

No estás más con Dylan.

Ellas no lo saben.

—Jamás estaría con él porque...

¿Por qué? ¿Porque es amigo de Dylan? ¿Porque es un idiota malhumorado? ¿Porque es también un Raezer y no quieres saber más de ello?

—Es gay —se me ocurre decir.

Kyle te matará.

Escucho por el otro lado de la línea como Jill escupe lo que estaba tomando.

—¡Qué asco! —se oye la voz de un niño pequeño. Tal vez sea Dominic, su pequeño primo.

¿Qué son esos modales, Jill? —se oye claramente la voz de su madre regañándola.

¡No es cierto! —dice ella, divertida y sorprendida a la vez—. Digo, sea gay o no es lo mismo. Pero, ¿Kyle? Yo estaba segura que intentaría conquistarte desde el primer momento, lo vi en su mirada.

—No, Jill. No —contesto con los ojos en blanco—. Debo colgar, mamá está llamándome.

Mentirosa.

¡Adiós! Dice que es gay... —no termina de colgar que ya se oye como le cuenta el chisme a Penny.

A Jill se le ocurren cosas muy descabelladas. ¿Kyle y yo? Antes preferiría aventarme por un risco. No digo que no sea lindo, todo lo contrario, Kyle es muy apuesto, pero no tengo ojos para nadie más que no sea Dylan. La conexión que tengo con él tampoco me lo permitiría. No creo sentir lo que siento por él con nadie más.

¿Gay? Espero que Jill no abra la boca o me meterá en problemas.

Será mejor que me de una ducha.

—¿Por qué esa cara? —pregunta papá al entrar en la cocina con la correa de Rey en la mano.

El perro se acerca corriendo a mí y me da un lametón en la mano antes de recostarse en el suelo, agotado. Parece haber vuelto de su paseo.

Mi padre se acerca a donde me encuentro terminando de comer una pequeña manzana, y se sienta a mi lado. La camiseta de color verde que lleva puesta le hace juego con sus ojos, que son idénticos a los míos.

—¿Qué tengo? —pregunto con la boca llena.

Un moco.

—Tienes más ojeras que cara, hija —bromea.

—Grandioso —murmuro.

—Pero tus ojos cuentan otra historia, ¿qué ocurre?

¿Qué debe estar imaginándose él? No puedo contarle sobre Dylan. Incluso, hasta podría regañarme. Este último año debería enfocarme solo en mis estudios, no en chicos ni en relaciones adolescentes. Al menos ese creo que debe ser su pensamiento.

Y por otro lado está mi especie. ¿Se imaginan como reaccionaría si supiera lo que soy? Sería tipo: "Hola papá, soy un Raezer. Tengo poderes y habilidades supernaturales. Por cierto, este último año conseguí hacer muchos enemigos que todos los días buscan asesinarme. ¿Qué opinas de eso?"

Yo creo que no obtendrías respuesta de él sin antes tener que ir a visitarlo al hospital.

—No es nada, es solo... que el colegio me tiene un poco agotada —me invento sobre la marcha.

Papá me observa con suspicacia y toma mi mano entre la suya.

—Te contaré algo. Cuando vi a tu madre por primera vez fue... —busca la palabra correcta bajo una mirada de embobamiento—. Creía que mis ojos veían lo más hermoso que pudiera existir sobre la faz de la Tierra.

Eso es muy dulce de su parte. Me encantan los momentos en que me cuenta como conoció a mamá.

Parte de lo que ha dicho en esa frase me recuerda cuando vi a Dylan por primera vez en el instituto. Sus ojos me habían atrapado, ya no quería ver a ningún otro chico más. En su momento no lo había pensado, pero una parte de mí sabía y sentía que terminaría jodidamente condenada a amarlo.

—Jamás me sentí mal a su lado —continúa—. Siempre buscamos la forma de resolver las adversidades sin herir al otro.

¿A dónde quiere llegar con eso?

Yo creo que no se creyó tu mentira.

—El punto aquí es que no debes dejar que nadie borre la hermosa sonrisa que tienes, cariño. Ni un chico, ni nadie.

Se siente raro charlar de estos temas con él, es decir, jamás he hablado del asunto de esta forma.

Sonrío levemente y asiento.

—Claro, no lo haré.

Mamá entra al cabo de unos segundos con una bolsa de compras. Algo huele muy rico allí dentro que me hace olvidar la manzana que acabo de comer.

—A comer —anuncia con su habitual alegría—. He comprado pollo en una nueva tienda de comidas, dicen que todo es muy rico.

—Tendremos que comprobar eso, aunque estoy más que seguro que tú podrías hacerlo mejor —responde papá, guiñándole un ojo. Luego, se pone de pie para ir a sentarse a su silla, pero antes de apoyar su trasero, alguien decide tocar la puerta.

¿Quién será?

—Yo abro —dice él, saliendo fuera de la cocina.

—¿Qué porción quieres tú, hija? —mi madre me da a elegir primera.

Buenos días, señor Blair. Mi nombre es Kyle. ¿Se encuentra Caitlin? Soy su compañero de clase —oigo la voz de Kyle desde la entrada.

¿Qué está haciendo aquí?

Me levanto de un salto de la silla, dejando a mi madre sorprendida, y corro hasta donde están los dos.

Al llegar junto a ellos ambos me miran con diferentes expresiones en sus rostros. Papá parece querer una explicación de aquel troglodita que está parado en la puerta. Por otro lado, el troglodita lleva pintada una falsa sonrisa de niño bueno.

¿A quién quieres engañar, Kyle? Ambos sabemos el demonio que posee tu cuerpo.

Lo miro a él sin saber que decir. ¿Que demonios hace aquí?

—No puede ser, ¿lo olvidaste? —dice Kyle en mi dirección.

¿Olvidar qué? Espero que tenga cuidado con sus palabras, papá está fuera de nuestro mundo.

—¿Qué se olvidó? —pregunta mi padre con curiosidad.

—Ayer acordamos que hoy iríamos temprano a la biblioteca —explica Kyle con total naturalidad—, debemos terminar un trabajo para el lunes.

—¿Un trabajo de qué? —continúa con el interrogatorio. Se nota desde kilómetros de distancia que está poniendo a prueba a Kyle para ver si es verdad lo que dice.

Y claro que no lo es. Tal vez es la única forma que pensó para poder sacarme de aquí para ir a entrenar.

Debo seguir su juego.

—Ciencias —respondo.

—Historia —dice Kyle al mismo tiempo.

Ambos nos miramos con cara de querer matarnos allí mismo.

—¿Y cual de los dos es? —pregunta papá con diversión. Ya se está imaginando que todo es una gran mentira. No podemos engañarlo, papá es bueno en su trabajo.

Además, ¿quién escoge un sábado para hacer un trabajo? Podríamos haberlo terminado ayer y tener el fin de semana libre.

—Ambos —responde Kyle con rapidez—. Si no fuera tan urgente no estaría aquí. Los profesores están muy exigentes y debemos entregarlos sí o sí.

Mis ojos viajan de mi padre a Kyle, y de Kyle a mi padre. Esto es un verdadero show.

—Es cierto, lo olvidé por completo —intervengo yo, acercándome a mi padre para depositar un beso en su mejilla—. Debemos ir a la biblioteca. Regreso luego.

¿Los sábados están abiertas las bibliotecas?

¿Por qué no?

Papá me da una mirada suspicaz y creo que... Oh, no. No es lo que cree. Piensa que lo que hablábamos en la mesa... ¡Por Dios, no tiene que ver con Kyle!

Me apresuro a salir con rapidez antes de que mis mejillas adquieran un tono escarlata y sea aún más vergonzoso.

Yo quería comer.

Tendremos que aguantar.

—¿Y ahora a ti que te ocurre? —me pregunta Kyle.

Intento esconder el rostro entre mi pelo suelto para disimular el rubor.

—Es inútil que hagas eso, puedo sentir el calor que emanan tus mejillas.

Su comentario no mejora mi situación.

—¿Por qué te apareces así en la puerta de mi casa? —pregunto de mal humor.

—Porque puedo —responde con una sonrisa de suficiencia.

—¿De veras, señor Grey? —hago mención a Christian grey por la frase que ha utilizado.

Kyle se ríe por mi comparación y asiente.

—Puedo ser tu Grey cuando gustes —dice con un movimiento de cejas.

¿Pero qué..?

—¡Tú...!

Coloca una mano sobre mi boca para silenciarme. Pone los ojos en blanco.

—Solo bromeo. No tienes humor, mujer.

A veces me pregunto si en realidad no lo dice de verdad.

Kyle siendo Grey... Hmm... interesante.

¡Por Dios, no!

¿Qué es lo que hablamos hace un rato? Los comentarios que hace ahora me hacen replantear todo lo que Jill me dijo por teléfono hace una hora.

—Oye Caitlin... —comienza a decir Kyle un poco incómodo, mientras caminamos hacia el campo de entrenamiento. Es demasiado largo el camino, pero no podemos desaparecer como si nada, y justo ahora las calles están más concurridas de lo habitual.

Ya puedo imaginarme que tiene para decir. No quiero hablar del tema, no quiero recordar las lágrimas que derramé sobre él hoy durante la madrugada.

—No hablemos de eso, ¿sí?

—Está bien, como tú quieras —contesta resignado.

—¿Qué haremos hoy? —pregunto, con el fin de cambiar de tema.

—Trabajaremos con tu poder. Debes aprender a controlarlo. Será un día duro.

No quiero que lo sea. ¿Por qué no existe otra forma de practicar sin que Kyle deba jugar con mis emociones para que logre expulsar la magia de mi poder?

Si la hubiera, seguro a Dylan se le habría ocurrido. Según Kyle, lo pensó durante mucho tiempo a eso, ¿lo recuerdas?

Sí, lo recuerdo muy bien.

—¿Listo para recibir unos cuantos golpes? —me atrevo a desafiarlo.

—Me encantaría ver eso —responde con suficiencia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro