Capítulo60
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Me armé de valor, miré a Tyler que estaba abajo, luego me impulsé y salté encogiendo mis piernas. Cerré mis ojos y lo único que sentí cuando caí, fue el agua chocar con mi cuerpo, luego toqué la arena con mis pies y me impulsé hacia arriba para salir a la superficie. Pasé mis manos por mi rostro para quitar el agua que me molestaba y me quede mirando a Tyler quién sonreía a mi lado.
-Dime que no fue divertido -Me sonrió.
- ¡Fue genial! -Exclamé con adrenalina en mi pecho. -Debemos hacerlo de nuevo.
- Claro que sí, ven -Comenzó a nadar hasta la lancha, había una escalera apegada a ésta. Tyler me dejó subir primero y luego él.
Nos lanzamos muchas veces, juntos, separados, piernas abiertas, juntas, de cabeza y Tyler que se daba piruetas era más arriesgado.
Cuando nos cansamos nos quedamos en el agua conversando y nadando, ya que el agua estaba muy tibia, aparte de muy salada, pero era genial.
- ¿De verdad ese hombre es tu tío? -Le pregunté.
- Si, es hermano de mi mamá.
- ¿Y por qué no lo tratas como tío?
- No estoy acostumbrado -Sonrió. -Pero nos llevamos bien. Él me enseñó a manejar las lanchas y me mostró los lugares en donde podía bañarme sin peligro de ahogarme ni de no poder volver.
- ¿Y aquí está bien?
- Perfecto -Guiñó un ojo.
- Gracias Tyler.
- ¿Gracias por qué? -Frunció el ceño.
- Llegaste a mi vida cuando estuve muy mal.
- Creo que lo inesperado siempre es bueno.
- Algunas cosas -Alcé mis cejas.
- Uno nunca sabe cuándo aparecerán personas en tu vida, pero si te sientes a gusto, creo que debes sólo dejarlas entrar.
- Hay personas muy malas en ésta vida. Creo que cuando llegué aquí comencé a darme cuenta.
- ¿Por qué?
- Cuando vivía con mi tía, todas las personas parecían buenas -Lo miré. -Con buenos modales, amables y agradables. De hecho jamás tuve algún problema en el instituto que iba antes -Le conté. -Cuando llegué aquí... Todo cambió.
- Te reencontraste con tu infancia, es normal cuando no tuviste una infancia por la cual ponerte feliz -Opinó. -Has sido muy valiente, Cailín.
- ¿Por qué crees eso? -Reí.
- Porque soportaste la muerte de tus padres cuando eras una niña Cailín -Sus ojos celestes se metían en mis ojos como si pertenecieran a mí. -Encima estuviste ahí cuando los arrancaron de tu vida -Bajó la voz. -Vuelves aquí y te reencuentras con quién ya sabes y encima... Te enamoras de él hasta darlo todo.
Me quede en silencio mirándolo, de algún modo tenía razón.
- Aprendí que no todo en la vida es rencor -Opiné.
- Creo que todos deberíamos aprender algo de ti.
- Las cosas se aprenden cuando te vas cayendo a cada minuto, la clave es levantarse ¿No?
- Así es -Me sonrió. -Puedes caerte todas las veces que quieras, pero levantarte es decisión propia. Nadie ni nada tiene el derecho de hundirte.
- Tienes razón -Lo miré fijamente. Él me sonrió de medio lado. Creo que todas las conversaciones que tenía con Tyler hacían que me diera cuenta que estoy cometiendo un gran error al llorar por alguien que no merece la pena.
Estuvimos jugando en el agua, a voltearnos, a hacer piruetas. Me subí a sus hombros un par de veces, lo estaba pasando muy bien. Cuando comenzó a darnos frío y nuestros dedos estaban arrugados, subimos la escalera y nos secamos con unas toallas limpias que había en la lancha. Luego nos sentamos mirando todo nuestro alrededor, el paisaje era maravilloso. Mirar el agua cristalina bajo la lancha combinarse con el despejado cielo celeste, era hermoso.
- Tienes que ver esto -Comentó Tyler luego de unos segundos de habernos sentado. Abrió un cajón que se encontraba delante de nosotros mostrándome comida helada como ensaladas, también comida chatarra embazada.
Estuvimos comiendo mientras conversábamos de diferentes cosas. Me sentía tan relajada, tan libre... Tan cómoda y al parecer se me notaba porque Tyler sonreía mucho al verme contar historias y anécdotas graciosas que me pasaron alguna vez. Hablaba sin pelos en la lengua, reía a carcajadas con él. Él era sí mismo y yo también me sentía así... No había nada que ocultar.
- Me siento muy cómoda contigo -Expresé.
- Yo también -Comentó. -De hace tiempo no me sentía así.
- Jamás me contaste tus historias de amor -Rodé los ojos y el rio.
- No es necesario que te hable mis historias de amor, si quiero conocerte no voy a estar contándote lo que me pasó antes.
- Soy muy curiosa, no me espantaría.
- Estuve una vez muy enamorado de una chica -Comentó y yo sentí un cosquilleo en mi estómago. No eran celos, no lo eran. -Fue la primera mujer en mi vida, la primera chica que soportó todo tipo de estupideces, de llantos, de tonterías -Desvió la mirada hacia otro lugar.
- ¿Por qué rompieron su relación?
- Porque no me soportó más -Dijo sincero.
- ¿Era buena?
- Si, ambos lo éramos -Respondió. -Pero nuestras personalidades eran idénticas Cailín -Confesó. -Podíamos estar gritándonos toda la tarde las cosas que nos molestaban, tratándonos mal y siendo hirientes, pero ¿Sabes? Ninguno de los dos se detenía para decir "Lo lamento, no quise decir eso". Ella era muy dura, yo también.
- ¿No lloraba?
- No -Fijó su mirada en la mía. -Y cuando lo hacía me mandaba a la mierda y se encerraba en su habitación o simplemente se iba dejándome solo.
- Entonces creo que no funcionaban.
- Claro que no, estábamos dañándonos -Comentó tranquilo. -Ella rompió conmigo diciéndome que estaba cansada de mí, de mis porquerías, de nuestros malos ratos y repetía que no teníamos ningún momento de sonrisas.
- ¿Qué le dijiste? -Abrí mis ojos un poco más comiendo de mi ensalada.
- Pues que tenía razón.
- ¿Todo terminó mal?
- No, claro que no -Sonrió. -Obviamente nos alejamos, pero ambos estuvimos de acuerdo en alejarnos el uno del otro. Ella siguió su vida y yo la mía. Ella podría encontrar a un tipo que la quisiera y soportara su genio, tal vez que fuera más sumiso -Rio. -Y yo podría encontrar a una chica que sea más sensible o tal vez más calmada.
- Entonces te has equivocado conmigo -Me burlé.
- Tal vez ella no era la indicada -Dijo mirándome. -Dicen que cuando conoces a la persona indicada, bajas tus revoluciones e intentas mejorar cada día.
- Dicen -Rodé los ojos.
- Tendré que calmarme -Bromeó. -Seré sumiso y dejaré que seas Christian Grey.
Solté una carcajada. -Eres un idiota -Me burlé.
El sólo sonrió mirando mi sonrisa.
Los temas entre los dos se pasaban rápido y eso me gustaba, podíamos estar conversando de elefantes y a los cinco minutos cambiar el tema a gatos.
Por un momento me quedé mirando a Tyler fijamente mientras hablaba, ni siquiera sabía de lo que estaba hablando. Sólo me fije en sus labios y en la forma tan sencilla que era para él entablar un tema de conversación, parecía tan irreal, sacado de un dibujo.
- ¿Por qué me miras así? -Se acercó a mi rostro, riendo.
- Lo siento -Desperté de mis pensamientos.
Nos miramos en silencio por unos segundos que parecían muy largos, se acercó a mí y puso su mano en mi cuello. Sentí su respiración en mis labios, no quería detenerme, sólo pretendía dejarme llevar por la situación. Cuando sus labios tocaron los míos, pareció haber un choque de corriente, era demasiado cercano a mí. Accedí a su beso en un segundo... Profundo, nervioso, gritando por más.
Nos separamos mirándonos, ninguno de los dos articuló una palabra. Tyler apoyó su frente en la mía y sonrió mirándome. Sonreí mirándolo por unos segundos y luego miré hacia abajo con algo de nervios en mi estómago. No sé si estaba sintiendo algo por éste chico o simplemente la situación de "Besar a alguien" me hacía sentir nerviosa. No quería hablar y al parecer él tampoco. O había sido demasiado malo o demasiado íntimo.
- Parece como si fueras a la primera persona que he besado en mi vida -Comentó Tyler desviando su mirada hacia al frente con una sonrisa. Reí de su comentario. - ¿Qué sucede? -Preguntó. - ¿Estuve mal?
- No -Respondí de inmediato y él sonrió. -Sólo... estoy algo nerviosa -Miré hacia otro lado intentando evitar la mirada profunda de Tyler.
- Todo está bien -Besó mi frente.
Lo miré por unos segundos y tuve un impulso inmediato. Lo abracé de su cuello apegándolo a mí, él se sorprendió un poco, pero luego rodeó mi cintura haciendo ese momento único.
Luego de un rato, nos relajamos. Conversamos de a poco de diferentes cosas como le estábamos haciendo hace unos minutos atrás. Cuando decidimos volver, ya comenzaba a irse el sol. Tyler encendió el motor de la lancha y nos fuimos al muelle, el hombre estaba ahí conversando con otro hombre. Tyler se detuvo cerca del muelle y su tío la amarró para asegurarla, me ayudaron a bajar de ahí para luego despedirnos de él e irnos a su auto.
- ¿Tienes hambre? -Me preguntó.
- No, estoy muy cansada -Comenté mientras caminábamos hasta su auto.
- Yo también -Dijo. -Pero fue un gran día.
- Así es -Me sonrió. - ¿Todo está bien entre nosotros?
- ¿A qué te refieres?
- No sé -Me miró y luego se detuvo antes de llegar al estacionamiento, sólo se escuchaban las olas chocar con la arena y las rocas. -Siento que no fue un día para olvidar.
- Claro que no -Reí.
- También siento que -Me miró fijamente. -No nos besamos por nada.
- Estamos bien así -Le dije.
- ¿Así cómo?
- Así -Me acerqué a él, tomé su cuello y me atreví a besarlo, esta vez yo.
- Me parece bien -Sonrió.
Cuando estuvimos en el auto, abrochamos nuestros cinturones y la siguiente parada fue mi departamento. Nos demoramos casi treinta minutos, pero antes de que Tyler pudiera estacionarse recibió una llamada telefónica, estuvo hablando un rato hasta que dijo "Enseguida voy, adiós".
- ¿No subirás? -Le pregunté cuando ya estábamos en el estacionamiento.
- No puedo -Dijo. - Jayden se cayó y mamá quiere llevarlo al hospital.
- ¿Se golpeó muy fuerte?
- Creo que sí, la cabeza y estaba vomitando.
- Me avisas cualquier cosa.
- Claro, no te preocupes -Me sonrió.
- Adiós -Lo miré.
- Adiós Cailín, te estaré llamando.
- Está bien -Le sonreí. Él se acercó a mí y besó mis labios de manera corta.
- Nos vemos.
- Adiós. -Abrí la puerta del auto y luego la cerré. Me despedí nuevamente con la mano y entré al edificio.
Subí en el ascensor mirándome en el espejo, tenía una leve sensación de que todo estaba marchando bien y eso me hacía sentir bien, poderosa.
Entré al departamento, encendí la luz y escuché la televisión de la habitación de mi primo, cerré la puerta a mi espalda y me acerqué a su habitación, golpeé un par de veces hasta que lo escuche decir "Pasa". Así fue, estaba dormido y lo desperté.
- ¿Cómo te fue? -Me preguntó volteándose y refregando sus ojos.
- Bien -Le sonreí.
- Cuéntame -Sonrió.
- Me llevó a dar un paseo en lancha -Comenté emocionada. -Nos lanzamos al mar, fue un gran día.
- ¿Se besaron? -Se burló.
- Si -Desvié la mirada.
- ¿Qué?
- Si.
- ¿Por obligación?
- No -Fui sincera. -Fue extraño, Dante.
- ¿Por qué?
- Porque sentí que quería besarlo, me gustó... No me arrepiento de haberlo hecho ¿Sabes?
- ¿En serio? -Se sentó en la cama y yo me senté también.
- Sí, creo que no hay nada malo en mis sentimientos -Confesé. -Cuando estuve con Ian sentía mucha culpa, Dante. Ahora no, Caín no tiene espacio para entrometerse en mis pensamientos y eso me hace sentir demasiado tranquila.
- Me alegro mucho por ti, prima.
- ¿Sabes? Yo también -Le sonreí.
- Sólo espero que no te arrepientas de esto.
- Creo que estoy caminando bien en éste momento.
- ¿El otro imbécil sigue vigente? -Alzó su mirada.
- No sé, pero ya no necesito pensar en él.
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- ¡No puedo creerlo! -Exclamó Annie cuando estábamos en la cafetería tomando desayuno. Jaxon, Caín e Ian estaban en otra mesa. Ya no me sentaba junto a él.
- Cállate -Reí.
- Hasta te ves más feliz -Me sonrió Annie. -Estoy tan feliz por ti, amiga.
- ¿No crees que todo fue muy rápido?
- Mientras saques a ese idiota de tu vida, mejor que sea lo más rápido posible.
- Me siento muy bien junto a Tyler.
- ¿Y te llamó otra vez?
- Si -Sonreí. -Para decirme que su hermano estaba bien y también porque vendrá a buscarme hoy.
- No puedo dejar de repetir que estoy muy feliz por ti -Se quedó mirándome. -Caín no merece a una chica tan linda y buena como tú.
- Espero no arrepentirme, Ann.
- ¿Por qué lo harías?
- No sé -Sonreí sin mostrar mis dientes.
- Confía en ti -Tomó de su café y luego siguió hablando. -Y déjate llevar por el momento.
El día se pasó bastante lento.
Caín me miraba de reojo, pero nunca se quedaba mirándome fijamente como antes lo hacía. Nuestras miradas se topaban, pero no duraban más de dos segundos juntas. Nos repelíamos mutuamente.
Cuando salí de clases, me despedí de Kendall y caminé hasta la entrada, busqué por un momento con mi mirada hasta que vi a Tyler sentado en una banca de cemento, levantó su mirada chocando con la mía y se puso de pie. Rápidamente caminé hacia él, sin pensarlo dos veces él besó mis labios y luego me abrazó.
- ¿Cómo estás? -Preguntó.
- Algo cansada, el día estuvo demasiado lento.
- No sé, yo salgo temprano -Rodó los ojos.
Cuando caminamos hasta su auto, volteé chocando directamente con la penetrante mirada de Caín quién parecía choqueado, como si hubiese visto un fantasma. Desvié rápidamente la mirada de él y seguí caminando con Tyler. Él miró a Caín con desdén y luego continuó su camino.
--
Una semana después.
CAÍN.
Bebí agua de la botella. El sudor recorría el costado de mi frente, mis nudillos ardían, sólo quedaban dos días para estar en la cima y ganar ese puto dinero legal. Todo parecía ir en cámara lenta en mi vida, como si las personas hablando a mí alrededor estuvieran lejos, muy lejos.
- ¿Estás bien? -Me preguntó Anthony.
- Si -Respondí sin más.
- No te veo muy bien.
- Estoy cansado, eso es todo.
- Mañana vendrás a entrenar nuevamente y pasado mañana descansarás para que estés bien para la pelea ¿Si?
- Claro -Asentí.
- ¿Alguien vendrá a verte?
- Ni siquiera puedo decirle a Darell que venga, no me han dejado verlo -Bufé.
- ¿Y has hablado con él?
- Un par de veces, dice que está bien, pero que quiere verme para hablar conmigo sobre diferentes cosas.
- ¿Y tus amigos?
- Les diré -Miré a Anthony.
- ¿Y blanca nieves? -Su voz se quedó suspendida en el aire. Recordé de inmediato todas las veces en que la frase "Blanca nieves" había salido de mi boca y me sentí imbécil al instante.
- Claramente no vendrá -Respondí con rencor.
- ¿Por qué crees eso?
- Ella está con Tyler ahora. Dudo que pueda venir.
- Si no viene es porque no quiere, no porque no pueda.
- Da igual -Me encogí de hombros.
- ¿Estás seguro que te da igual? -Fijó su mirada en la mía haciéndome sentir muy débil.
- No -Baje la voz.
Anthony me dio unas palmadas en la espalda y luego se retiró en silencio de mi lado.
Golpeé con fuerza el saco de boxeo haciendo que éste se moviera. Es más fácil sentir rencor que culpa, vamos Caín. Me repetí subconscientemente.
--
- ¿Vendrán? -Le pregunté a Dante. Estábamos hablando por teléfono. La verdad es que después de ver a Cailín con Tyler fuera del instituto, quise alejarme totalmente de ese departamento.
- Claro que sí -Me respondió mi amigo. -Ni en un millón de años me perdería esa pelea, Caín... Lo sabes.
- ¿Quién se animó a venir?
- Ya sabes, Ian junto a Gisselle, Jaxon y Annie, Zoe y yo.
- ¿Annie?
- Si, créeme que yo también me sorprendí.
-Esa chica me odia, no sé qué hará aquí -Reí.
- Yo menos, pero ya sabes cómo es Annie -Dijo serio. -Puede odiarte, pero de corazón sabes que no va a desearte lo peor del mundo Caín.
- ¿Y Cailín? -Pregunté tragándome todo tipo de orgullo.
- No creo que quiera ir.
- Creo que yo tampoco creo que quiera venir.
- Pero da igual, estaremos ahí, no te preocupes.
- Gracias hermano.
- No me des las gracias.
- Voy a descansar un poco, luego debo ir a entrenar. Nos vemos pasado mañana en el ring.
- Nos vemos, Caín. Adiós.
- Adiós. -Colgué.
Miré a mí alrededor, mi departamento se sentía vacío. Lancé el celular al sillón y luego me fui a mi habitación, me tendí en la cama boca abajo. Todo se repetía en mi cabeza. Su sonrisa, sus ojos, su forma de discutir conmigo. Golpeé con un puñetazo la cama y me puse de pie, me sentía débil, algo me hacía falta y no era boxear.
Me metí a la ducha con agua fría quitando todo tipo de pensamiento de mi cabeza, quería sacar todo de mi cabeza.
Llegué a boxear media hora antes, Anthony me entrenó de manera rápida y todo parecía que estaba perfecto, excepto mi pecho que no dejaba de quebrarse en cada golpe que le daba al chico con el que estaba peleando.
- Puedes irte a casa -Respondió Anthony luego de estar media hora peleando.
- ¿Eso es todo? -Me quité la protección de mi dentadura y lo miré fijamente.
- Descansa, es todo lo que debes hacer hoy y mañana.
- Está bien -Bajé del ring. Me despedí de los chicos y me fui a duchar a los camarines, luego me vestí y tome mi bolso para ir a mi departamento.
Obedecí a todo lo que dijo Anthony.
Estuve descansando lo que me quedaba de ese día y todo el otro día, no me levanté no hice absolutamente nada.
Hasta que finalmente el día llegó.
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BESOPOS XOXOXO
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