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Capítulo 51

Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía Amazon. 


Luego de dos horas salió un doctor para informarnos sobre el estado de Caín. Nos dijo que habían llamado a la policía porque una bala no era algo muy común. Miré hacia todos lados, realmente eso me ponía aún más nerviosa. La primera vez que llegué aquí con Caín no llamaron a la policía, pero al parecer los doctores lo recuerdan. Anthony y yo mirábamos al doctor con seriedad.

- Caín se encuentra bien –Finalizó. –Está estable, sólo necesita pasar la noche acá. La policía hablará con él, lo más probable es que vean sus antecedentes o deba ir a poner una constancia sobre quien hizo esto.

- Pero no lo sabemos –Dijo Anthony. –Unos tipos lo asaltaron, no sabemos quiénes son, menos él.

- Eso debe explicárselo a la policía.

- ¿Puedo verlo? –Pregunté de inmediato.

- Si, ya está en una sala para que puedan entrar.

- Gracias –Respondí.

En cuanto supimos el número de la sala en la que estaba Caín y el piso, nos dirigimos hacia allá. Entré algo desesperada por verlo, solo pedía que no estuviese con la policía todavía.

- Aquí están –Respiró Caín.

- Dios –resoplé.

- Vendrá la policía –Habló Anthony.

- Lo sé –La mirada de Caín se quedó en él.

- Le he dicho al doctor que sólo fue un asalto y no sabes quienes son.

- Lo mismo pensé.

- No puedo con esto –Hable de pronto y ambos se quedaron mirándome.

- Tranquila Cailín –Me dijo Anthony, pero no era lo mejor que podía decirme en ese momento. –Creo que debo irme, ustedes deben conversar. Caín y yo conversaremos en otro momento –La mirada del hombre se quedó en la mía.

- Está bien –Le dije.

- Nos vemos otro día –Me sonrió. Luego le tendió la mano a Caín y salió de la sala.

Caín me quedó mirando cómplice de lo que había pasado.

- ¿Qué piensas? –Me preguntó.

- En que esto ya es demasiado ¿Quiénes eran ellos? –Baje la voz sentándome en la silla que estaba a un lado de su camilla.

- Es un tipo al que Mark le entrega droga –Respondió. –Pero sabes que yo no reviso nada, yo sólo soy un peón más en esa estupidez, no entiendo –Escupió frustrado.

- Ellos no perdonan Caín, lo sabes.

- No pensé que harían las cosas así Cailín, nunca trabaje con narcotraficantes, no sé cómo es, no entiendo como mi padre podía con esto.

- Debes hablar con él.

- No.

- Caín...

- No –Volvió a decir y ésta vez se quedó mirándome fijamente. –No entrometeré a mi padre en esto.

- ¿Por qué? –Fruncí el ceño. –Sabes que él puede ayudarte.

- Porque debo hacer las cosas por mi cuenta.

- No seas testarudo, estás cometiendo un error Caín, sabes que Darell siempre ha querido protegerte ¿Crees que no se enterará de esto?

- Si no se lo decimos, no –Su mirada celeste estaba clavada en la mía. Me quedé en silencio mirando su mano con la aguja enterrada en ella.

Pasaron algunos minutos y entraron dos policías, mi corazón latió con fuerza, odiaba mentir, pero lo haría por salvar a Caín.

- ¿Caín Bennet? –Preguntó un oficial.

- Soy yo –Respondió.

- Buenas noches, hemos venido a conversar contigo –Continuó. –Siempre cuando hay casos en donde hay armas blancas incluidas, debemos venir. –El policía fue bastante amable. –Tu eres... -Me miró.

- Cailín –Respondí de inmediato.

- ¿Podemos hablar delante de ella cualquier cosa? –Le preguntó el otro policía a Caín.

- Así es –Respondió Caín.

- Bien –Dijo sacando una libreta. – ¿Cuál es tu edad?

- veinte años.

- Dime amigo... ¿Qué ocurrió?

- Unos tipos me asaltaron –Dijo Caín. –Estaba saliendo de mi departamento y unas calles más abajo me detuvieron, quise resistirme y me dispararon, luego huyeron.

- ¿Y cómo diste a parar con ella y Anthony Macheen? –Preguntó el policía frunciendo el ceño.

- Una señora me ayudó a llamar a Cailín y ese día debía entrenar, Anthony me entrena y se preocupó bastante –Dijo Caín. Le parecía tan fácil mentir que me dolía el estómago.

- ¿Pudiste ver la cara de estos criminales?

- No, todo fue muy rápido –Se removió. –Aparte eran muchos, ni siquiera recuerdo cómo fue, sólo sentí la bala en mi pierna –Respondió.

- Estos bandidos están en todos lados –Opinó uno de los policías. –Nunca podemos atraparlos, siempre están de un lado a otro como hormigas.

- Así es –Caín se encogió de hombros.

- Debemos poner una constancia para saber lo que te ha pasado y también revisaremos tus antecedentes, estaremos comunicándonos contigo para ver como sigues o si encontramos algo sospechoso –Habló el oficial. –Como sabemos que puedes moverte muy poco, la constancia la pondremos nosotros ¿Está bien?

- Está bien –Asintió mi novio.

- Esperamos que tu recuperación sea rápida Caín –Le sonrió el policía. –Nos vemos en otra ocasión.

- Gracias, de verdad –Dijo Caín. –Nos vemos.

Los policías se despidieron y luego salieron de la habitación dejándome a solas con Caín, ambos nos miramos cómplices.

- Así de fácil –Susurró Caín encogiéndose de hombros.

- Es como si ya hubieses hablado con miles de policías antes que ellos –Rodé los ojos.

- Lo he hecho –Rio.

- Ay dios –Bufé.

- Debo pasar la noche aquí –Me dijo.

- Lo sé y creo que no me puedo quedar contigo.

- Ve a casa y ven mañana, tal vez puedas venir con Dante a buscarme.

- Está bien –Baje la vista.

- Tranquila Blanca nieves, todo está bien.

- Si, lo sé –Resoplé.

- Te amo –me sonrió.

- Yo también te amo –Lo miré a los ojos. –Y quiero que te cuides.

- Lo haré, tranquila.

- Está bien, creo que debo irme –Me puse de pie tomando mi bolso. –Estaré aquí temprano ¿Si?

- Está bien –Me sonrió.

- Te amo –Besé sus labios. –Descansa.

- Tu también Cailín –Besó mis labios nuevamente y luego mi frente. –Te amo.

- Adiós –Dije volteándome, él me respondió y yo salí de la habitación.

Estoy completamente choqueada, no sé si quiero creer lo que pasó hace horas. Quiero golpear a todo ser vivo que se le ocurra hacerle daño a Caín.

Mi mente peleaba por decirle a Darell, debía hacerlo. No. No debo hacerlo. Si, lo haré. De alguna manera puede ayudar a su hijo, él tampoco quiere que Caín se entrometa en todo lo que sucede.

Mis piernas temblaban, no sabía cómo buscar el número de Darell. Mi siguiente llamada fue para Anthony, hablamos un poco y luego fui al grano diciéndole que quería el número de Darell, él balbuceó un poco, pero luego me lo dio. Caín me había comentado que Anthony y Darell se conocían así que era obvio que podría conseguirlo con él.

Marque el número de Darell con temor, pero en realidad siempre he tenido agallas y no algo así me hará temblar del miedo, he pasado cosas peores.

- ¿Hola? –Me contestó. Su voz oscura le podría causar terror a cualquier persona, pero lo he visto tantas veces intentando ayudar a su hijo que me causa un poco de admiración.

- Hola Darell, habla Cailín –Le dije.

- Hola ¿Sucede algo? –Habló rápidamente.

- Necesito hablar contigo, pero en persona, no por teléfono.

- ¿Es urgente?

- Se trata de Caín.

- ¿Cuándo quieres hablar?

- Si puedes hoy mismo sería genial.

- En veinte minutos estoy en tu departamento, nos vemos.

- Gracias –Respondí. –Nos vemos.

Éste tipo hacía lo que fuese por su hijo, lamentablemente aunque Caín diga "Voy a perdonarlo" "Quiero tener una buena relación con él" sigue teniéndole rencor. Lo entiendo, por culpa de él mataron a su madre y a una chica que estuvo con él. Entiendo que Caín puede tener miedo -aunque no lo creo- de que su entorno se vaya al cementerio por culpa de Darell.

Así fue. En diez minutos llegué a mi departamento y en veinte Darell estaba ahí. No tuve tiempo de decirle a Dante que él iría así que se llevó una gran sorpresa y se quedó junto a nosotros en el living.

- Cuéntame Cailín, me alarme un poco porque dijiste que se trataba de Caín –Me dijo mientras se sentaba en el sillón a un lado de Dante. Mi primo me observaba de reojo, él tampoco entendía nada. Estaba comenzando a arrepentirme, Caín iba a odiarme después de esto.

- En realidad no es tan larga la historia y no quiero ponerle suspenso porque estoy muy preocupada por Caín en éste momento.

- No entiendo una mierda –Habló Dante.

- Ahora entenderás –Lo miré.

- Entonces cuéntanos –Darell se quedó mirándome atónito.

- Bueno, ¿Recuerdan cuando intoxicaron a Caín? –Los miré. Debía comenzar desde el principio. Ambos asintieron como si estuvieran en una sala de clases. –Ese día yo descubrí quien había sido, etcétera. Hasta que quisieron vengarse e intentaron abusar de mí –Trague saliva.

- ¿A qué quieres llegar con todo esto? –Dante me preguntó abatido.

- Déjala continuar –Lo miró Darell con el semblante bajo.

- Caín mató a esos cinco tipos –Hablé, ambos sabían eso. –Y también mató a Bruce, uno de los mejores trabajadores de Mark, no sé cómo fue, no estaba ahí, pero creo que Caín se vengó. El punto es que Mark amenazó a Caín.

- ¿Qué? –Darell se sobresaltó mirándome.

- Le dijo a Caín que debía trabajar con él entregando drogas hasta que encontrara a un chico que lo hiciera bien, durante un mes –Los mire. –Queda una semana y algunos días, pero estoy segura que no acabara en un mes –Dije con intranquilidad. –Lo amenazó diciéndole que iban a hacerme daño. Obviamente no estuve de acuerdo, le dije que ya basta con eso –Les aclaré. –Caín dejó de trabajar con él por unos días, pero unos chicos comenzaron a seguirme, a sacarme fotos y se encargaban de enviárselas a Caín para que volviera a donde Mark y así fue. Finalmente lo acepté sin apoyarlo porque no quiero que rompamos por eso –Los miré. –Pero, hoy... Lo acompañé a un entrenamiento y llegaron alrededor de trece tipos buscando a Caín, le dijeron que Mark había enviado unas cosas mal, que se yo –Me encogí de hombros. –Caín les aclaró que no se entromete en ese asunto y éste tipo mando a otro... y finalmente le disparó a Caín en la pierna, luego todos lo golpearon.

Los dos se quedaron mirándome sorprendidos, ninguno decía nada, al parecer querían que continuara.

- Bueno... Anthony lo defendió. Estos tipos se fueron y ahora Caín está en el hospital y mañana lo dan de alta. Sé que Caín me va a odiar después de esto, pero quiero ayudarlo –Bajé la voz.

- Demonios –Darell golpeó con su puño el sillón. –Voy a matar a ese hijo de puta.

- ¿Por eso habías discutido tanto con Caín? –Me preguntó Dante y yo asentí. –Creo que estás haciendo muy bien diciéndole a Darell.

- Si Cailín, no te preocupes –Me miró el hombre. –Si Caín no te habla después de esto, que se joda –Se encogió de hombros. –Le dije cientos de veces que entrar al narcotráfico es mil veces peor que sólo hacer negocios en las peleas clandestinas. Es tan inteligente y tan cabeza dura.

- ¿Qué harás? –Respiré profundo.

- Mañana cuando le den el alta, iré yo –Nos dijo. –Llegaremos a un acuerdo y si no lo acepta, pues, no se llamará acuerdo y lo hare de todas maneras –Se puso de pie algo exaltado.

- ¿Vas a matar a Mark? –Abrí mis ojos un poco más.

- No sé, tal vez –Rodó los ojos. –Hay amistades de toda la vida que pueden tenerte tanta envidia como tu peor enemigo –Me miró. –Si ese tipo no saca a mi hijo de ese puto trabajo, no me quedará nada más que deshacerme de él y desaparecerán sus ventas, así de fácil –Se encogió de hombros.

--

CAÍN.

Desperté con dolor de cabeza, el calor en esa sala ya estaba siendo insoportable y lo único que quería era irme a mi departamento a descansar. Antes de que pudiera levantarme, entró un hombre que supuse que era el doctor, me saludó amablemente y luego se quedó conmigo para decirme algunas instrucciones.

- Caín –Me miró. –Debes tener absoluto reposo dos semanas. Queremos que seas constante con éste reposo porque tal vez ésta herida se demore más de un mes en cerrar, es algo bastante profundo y unos puntos no harán magia si no pones de tu parte.

- No puedo estar dos semanas en cama –Lo miré. –En un mes y medio es el campeonato nacional de boxeo y me están entrenando para ir, no puedo hacerlo –Lo miré fijamente.

- Debes preocuparte de tu salud primero Caín, tal vez el próximo año puedas ir ¿Quién sabe?

- No –Resoplé frustrado. –Diablos ¿No hay algo que acelere este proceso?

- No Caín, lo lamento –Habló mirándome. –Pero haremos algo si tanto te interesa tu campeonato, ésta semana tienes que estar sin mover tu pierna y vendrás luego de siete días para hacer una radiografía. Tal vez puedas ir a algún entrenamiento.

- Sería de mucha ayuda, en serio.

- Entonces quedamos en eso ¿Está bien?

- Bien –Sonreí más satisfecho, realmente quería ir a las nacionales.

Cuando llegó la hora de irme, supuse que estaría Cailín junto a Dante esperándome en la sala de espera, pero no fue así. Su figura imponente y difícil de mirar estaba frente a mí con sus ojos idénticos a los míos, Darell Bennet. Mi padre.

***

BESOPOS

XOXOXO

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