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Capítulo 45

Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía Amazon. 


– ¿Cuál es la idea Mark? –Pregunté molesto. Ya estaba cansándome la situación. –Estoy haciendo las cosas bien y justo ahora quieres arruinarme la vida gratuitamente.

– Te lo advertí Caín –Sus ojos diabólicos atravesaron los míos. –Mataste a Bruce sin un poco de vergüenza. Sabías que ese tipo me hacía ganar mucho dinero y ahora estoy quedando en la ruina.

– Cuando vine aquí con Cailín te advertí lo que pasaría si a ella le hacían algo. Bruce merecía morir y eso lo sabes muy bien. Iban a violarla Mark, cinco tipos iban a violar a Cailín ¿Y quién planeó todo eso? Bruce.

– No me importa Cailín maldita sea.

– Pues a mí me importa Mark –Escupí. –Y debería importarte ¿Sabes por qué? Porque es mujer y tu hija que en paz descanse también lo era y hubieses reaccionado de la misma forma o peor que yo en ésta situación.

El rostro de Mark se quedó rígido. Para él, el tema de su hija lo quebraba por el simple hecho de que ella falleció hace algunos meses con tan solo ocho años de edad y por culpa de narcotraficantes con los que se relaciona Mark Crick.

– No entrometas a mi hija en esta conversación –Dijo serio. –Sólo te estoy pidiendo que me ayudes. Mientras estés trabajando voy a encontrar a alguien más que lo haga bien. No estarás aquí gratuitamente, voy a pagarte.

– Estas arriesgando tu vida.

– Darell no va a enterarse.

– Sabes muy bien que cada ser humano que pisa esta tierra conoce a mi padre.

– Pero lo haremos bien. Nadie sospechará nada.

– Bien, pero no metas a Cailin en esto ¿Me oíste? –Me acerqué a él y lo miré hacia abajo. –Hay códigos Mark, trabajo para ti, pero a Cailín nadie le toca ni siquiera un cabello de su cabeza porque te prometo por mi puta vida que me encargaré de matarte yo mismo.

– Está bien enamorado –Se burló. –Nadie se meterá con Cailín. También depende de ti, haz las cosas bien y todo estará... Ya sabes, bien –Se encogió de hombros.

Me quedé pensativo unos minutos, me senté frente a él decidido. Si voy a hacer algo lo haré bien.

– La primera entrega la harás mañana, voy a llamarte así que encárgate de que nadie revise tu celular y nadie lo conteste por ti.

– ¿A qué hora?

– Voy a llamarte –Repitió.

– Bien, me tengo que ir –Me puse de pie rápidamente. Anthony iba a matarme.

Anduve lo más rápido posible hasta que llegue al gimnasio. Anthony estaba con otros chicos enseñándoles a golpear. Había más gente, algunos saltando la cuerda y otro golpeando sacos.

– ¡Llegas tarde! –Escuché el grito feroz de Anthony desde el ring. Les dijo algo a los chicos y caminó hacia mí.

– Se me hizo tarde Anthony, tenía algunas cosas que hacer.

– Yo no soy tu amigo Caín –Dijo frío. Anthony peculiarmente es un hijo de puta, pero bueno, realmente una gran persona. –No puedes llegar a la hora que quieras, estás entrenando para ir a las nacionales y ni siquiera te lo has tomado en serio. Sabes que las reglas de allá es pelear sin guantes y ni siquiera has estado acá para que practiques.

– Pero ahora lo estoy, quiero entrenar. Estaba esperando con ansias el momento de pelear sin guantes –Reí bromeando, pero él no hizo ni siquiera un esfuerzo para hacer una mueca por lo menos.

– Llegaste tarde –Se encogió de hombros. –Cuando vuelvas a escuchar esas palabras tendrás claro que yo no tendré tiempo para entrenarte.

– Pero Anthony... Tuve algunas cosas que hacer.

– ¿Qué es más importante que salir de toda la mierda Caín? –Su pregunta fue tan cruda que me llegó a los huesos. No sabía en realidad qué decirle, no tenía una respuesta.

– Nada en realidad –Dije sincero.

– Entonces piensa antes de faltar aquí o llegar a la hora que quieras –Habló. –Porque yo hago esto por querer ayudar, ayudarlo a él, a él y a ti –Me señaló con su dedo índice. –No me pagan por hacer esto, yo sólo me alimento de los esfuerzos que ponen cada día todos los niños que vienen acá para salir de la mierda de vida que hay ahí afuera. Tú fuiste uno de esos niños Caín y si ahora tienes veintiún años y todavía no entiendes, entonces este lugar no es para ti.

– Lo siento Anthony, no volverá a pasar. De verdad quiero salir de todo, ser mejor –Me senté en la banca.

– Entonces se responsable contigo mismo.

– Lo estoy intentando, quiero aprender.

– No eres del montón Caín –Se sentó a mi lado. –Eres el mejor boxeador que tengo y que quiero llevar a la cima, pero si tú no te tomas esto en serio, nada puedo hacer por ti.

– Lo haré, me lo tomaré en serio.

Me sentía realmente como un niño que lo estaba regañando su padre. Aunque me sentía estúpido, es algo que en algún momento voy a valorar porque mi padre jamás me dio esos momentos y que Anthony se preocupe y me mande a la mierda a veces me hace sentir en cierto punto feliz.

- Ve a casa y vuelve mañana -Anthony se puso de pie. No quise discutir más, él tiene razón.

Anthony Macheen ganó tanto dinero en su vida y terminó viviendo en una habitación dentro de un sucio gimnasio de boxeo por el simple hecho de que perdió al amor de su vida, su hija. Ahora se dedica a entrenar a niños, adolescentes y hasta mayores de edad como yo sin siquiera ganar un peso. Él es una persona admirable, que pudo salir adelante con todo tipo de dificultad emocional y física. No quiero que nadie más me entrene si no es él, quiero ser mejor... Una persona al que recuerden con grandes logros, no como un perro de las peleas clandestinas o el asesino.

Tal como me dijo Anthony me fui a casa. Estuve pasando en limpio alguna materia que me faltaba en un libro y luego me tendí en la cama.

"Quiero que te quedes conmigo ésta noche" Le envié un mensaje a Cailín.

"El lunes tengo un examen, debo estudiar"

"Prometo que te ayudaré a estudiar, sólo quiero tenerte a mi lado"

"Está bien, me ducharé y luego me iré a tu departamento"

"¿Estás loca? Voy a buscarte ahora, te amo"

CAILÍN TAYLOR.

Me duche rápidamente y luego puse lo necesario para el otro día en una mochila. Seque mi cabello y me vestí.

– ¿A dónde vas? –Me preguntó Dante cuando salí a la sala con mi mochila.

– Iré a quedarme con Caín ésta noche –Sonreí y él sonrió devuelta.

– ¿Viene por ti?

– Si.

– Está bien, voy a estar en mi habitación –Dijo abriendo la puerta y luego cerrándola a su espalda.

Al poco rato después llego Caín. Me saludó y luego fue a saludar a Dante a la habitación, pero rápidamente nos fuimos.

– ¿Así que querías pasar la noche conmigo? –Le pregunté mientras íbamos en el auto.

– Si –Sonrió. –Estoy acostumbrándome a dormir junto a ti.

– Yo también –Reí.

Cuando llegamos al departamento lo primero que hicimos fue comer algo y luego ir a la cama. Estuvimos viendo televisión hasta tarde, pero nos dio sueño y la apagamos. El cuerpo de Caín era tan grande que me cubría por completa. Me abrazaba con tanta fuerza como si no quiera soltarme nunca.

– Eres como un oso de peluche –Le dije y él sonrió, pude sentir su sonrisa. Volteé a mirarlo entre la oscuridad, no lo veía, pero su respiración estaba cerca de mi boca y cuando habló me di cuenta de que sus labios estaban a centímetros de los míos.

– Me encanta dormir contigo –Besó mis labios rápidamente.

– ¿Por qué?

– Porque simplemente me gusta. Despierto feliz de ver tu rostro en la mañana, me gusta cuando tu cabello esta esparcido por las almohadas y cuando tu cuerpo está bien apegado al mío. Me gusta sentirte cerca, no hay una mejor sensación que esa.

– Pensé que toda la vida serías frío y apático conmigo.

– Cuando llega alguien a romper todos tus esquemas, te das cuenta que no puedes seguir siendo igual como lo fuiste con todas. Soy yo mismo contigo –Dijo sin más. –Me gusta abrazarte, besarte o simplemente mirarte por largos minutos. No pensé que existía esta parte de mí y realmente me gusta que exista y sobretodo contigo.

– Te amo Caín –Le sonreí y él besó mis labios dulcemente.

--

Al otro día desperté después de Caín. Digo esto porque no estaba a mi lado cuando desperté. Me removí entre las sabanas, me puse una camiseta de él y salí a la sala.

– ¿Caín? –Pregunté mientras iba caminando por el pasillo. Salí a la sala y ahí estaba. Sentado en una silla con el celular encima de la mesa. – ¿Qué sucede?

– Nada –Respondió sin más. –Me estaba llamando Jaxon, tenía algo que contarme.

– ¿En serio? –Fruncí el ceño. Conocía esa mirada de Caín, él no estaba diciendo la verdad... Aunque en realidad mentía tan bien que era muy difícil descifrarlo.

– En serio –Me sonrió con tranquilidad. –Desayunemos, estoy que muero de hambre.

– Haré panqueques –Le guiñe un ojo y él sonrió.

Estuvimos bromeando toda la mañana, Caín reía de mí cuando no podía voltear la masa en el sartén, hasta que él se incorporó y se creía chef.

– Mira, debes ponerlo así –Volteó la masa del panqueque en el sartén y luego movía sus cejas de arriba hacia abajo riendo.

Desayunamos y luego nos duchamos juntos, Caín había dicho que me iba a ayudar a estudiar y así fue. Estuvimos toda la tarde hablando de la materia para el examen. A veces lo miraba con cara de que no entendía nada y el con paciencia me explicaba todo con detalles. Creo que la mitad de su block de dibujo estaba lleno de mapas conceptuales y dibujos extraños sobre lo que estábamos estudiando.

– Esto no lo entiendo –Lo miré. – ¿Por qué es así? No debería ser así.

– Pero es así –Frunció el ceño sin entenderme. –La psicología a veces es ilógica y debes entenderlo aunque te cueste.

– Entonces explícame nuevamente.

El suspiró sonriendo. –Pensé que no eras tan cabeza hueca, Cailín.

– No me trates así –Golpeé su pierna con un lápiz.

– Te lo he explicado más de tres veces.

– Por eso te amo -Le sonreí.

– Debería haber estudiado pedagogía –Se rió.

– Vamos Caín, una vez más –Pestañé rápidamente y él sonrió.

Nuevamente Caín me explicó tratando de usar todos los ejemplos más fáciles que encontró hasta que entendí al revés y al derecho. Nuestro día era algo corto, ya que debía ir a dejarme a las 4:30pm porque a las 6 tenía que estar en el gimnasio entrenando y lo entendía, me gustaba que fuera tan responsable con sus deberes.

– Si me desocupo temprano vendré a verte –Me dijo antes de irse.

– Está bien –Le sonreí.

– O si no nos vemos en la mañana para irnos al instituto.

– Sí, claro.

– Sigue estudiando ¿Si? Te amo –Besó mis labios. –Cuídate.

– Tú también, adiós Caín.

– Te falto algo –Enarcó una ceja.

– ¿Te amo?

– Así está mejor –Rió. –Nos vemos –Beso mis labios y luego mi frente hasta que se marchó.

CAÍN BENNET.

La verdad es que Mark me llamó en la mañana diciéndome que la entrega era a las siete de la tarde, le dije que no podía porque mi entrenamiento terminaba a las nueve. Me mandó a la mierda. No sé qué diablos voy a decirle a Anthony.

¿Hola? –Contestó el teléfono.

– Hola Anthony, habla Caín.

Caín ¿Qué sucede?

– No puedo ir a entrenar hoy.

¿Me estás jodiendo?

– No, tengo unas cosas que hacer, pero puedo ir mañana –Dije enseguida. Mañana no tenía entrenamiento.

No Caín, debes ser responsable con tus cosas.

– Pero Anthony...

Nos vemos hoy o cuando vuelva a tocarte entrenamiento –Colgó.

Me quedé mirando el teléfono unos minutos, pero en realidad no me importó demasiado. Antes de ir a hacer la entrega tuve que ir donde Mark a buscar una mochila llena de cocaína, la entrega sería en un callejón sin salida por donde no había nadie a plena luz del día ni de noche, eran lugares muy estratégicos.

***

BESOPOS XOXOXO

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