Capítulo 41
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*
Llegué al lugar de comida rápida en donde trabaja Ian, mire de reojo entre los que servían hasta que lo vi... Con expresión seria, como si nada le hubiese pasado y me sentí aún más culpable. Me senté en una de las mesas vacías hasta que alguien llegó para atenderme.
– ¿Qué haces aquí? –Escuché su voz antes de mirarlo a los ojos.
– Necesito que hablemos –Lo miré. –Por favor, necesito explicarte.
– No quiero que me expliques nada –Habló bajo para que nadie se diera cuenta que en realidad estábamos enojados.
– Ian, es sólo un momento.
– Ahora no puedo.
– Te espero.
– Salgo en dos horas.
– Estaré en el parque.
– Vete a casa, Cailín.
– Ian...
– Esta bien, en dos horas estoy ahí –Bufó.
Me puse de pie rápidamente y salí del local. Estuve alrededor de una hora en el parque buscando las palabras adecuadas para disculparme con él, pero no había palabras adecuadas para una cosa así.
Escuché los pasos de una persona acercarse a mí, mire enseguida viendo a Ian con su rostro de cansancio, se sentó a mi lado y se quitó la gorra que llevaba del trabajo.
– Aquí estoy.
– Pensé que saldrías en dos horas más –Intenté sonar tranquila.
– No lo hice –Se encogió de hombros.
– Ian... Lamento mucho lo que pasó –Comencé, él estaba mirando hacia el frente sin siquiera alguna expresión en su rostro. –En realidad no quería que vieras eso.
– ¿Y si no lo hubiese hecho? –Ésta vez sus ojos azules se fueron a los míos. –Estaría como un imbécil contigo cuando tú estabas ahí con él.
– No, en realidad iba a decírtelo, pero no sabía cómo.
– Está bien, en este momento poco me importa eso.
– Sé que estuve mal, pero no quiero que me odies por esto –Lo miré con sinceridad. –Fuiste el único que estuvo conmigo cuando lo necesitaba y en realidad no quiero perderte por algo así.
– No esperes que nuestra relación de amistad siga siendo la misma. No te odio por esto, sólo me molesta ser un idiota por haber creído que podía llegar a quitarte a Caín de tu cabeza.
– Estoy enamorada de Caín, pero no por elección... Sé que tú podrías llegar a ser mucho mejor que él Ian.
– No lo creas –Se acomodó. –Lamento haberte llamado puta, estaba muy enojado y triste... No lo eres –Su mirada se fijó en la mía. –Eres una gran persona Cailín, pero no caigas en juegos estúpidos. Si no te guste en ningún momento no debiste haber estado conmigo.
– Te quiero Ian, lo hago de verdad, pero no puedo ir más allá aunque lo desee.
– Ya no importa –Desvió su mirada. –Estamos bien así, supongo que en algún momento iba a pasar esto.
– ¿Te alejarás de todos por mi culpa?
– No, no te preocupes de eso Cailín –Sonrió y con sus ojos brillantes. –Son cosas que pasan –Se encogió de hombros. –Y estaré bien, no es el fin del mundo.
– Me hubiese gustado que las cosas fueran de otra manera –Comenté apoyando la espalda en el respaldo de la banca, ahora me sentía mucho mejor. Fue como quitarme un peso de encima, claro está que no fue la mejor manera de hacerlo.
– A mí también –Se encogió de hombros. –Fui un idiota, creo que no solo Caín y tú son culpables de esto. Yo sabía que en cualquier momento podría pasar algo así. Soy amigo de Caín hace mucho tiempo y la verdad me siento algo mal por haber estado con la chica de la que él está enamorado y haber peleado por eso –Bufó.
– ¿Cómo? –Creo que me sorprendió haberlo escuchado decir eso, pero no una sorpresa amarga, sino que podía ver la esperanza de que ellos me ignoraran por un momento y que su amistad vuelva a crecer.
– Que me entrometí entre ustedes y ni siquiera tuve que haberlo pensado –Me miró fijamente. –Tal vez nunca me di cuenta que Caín estaba interesado en ti, pero debí haberte dejado cuando él fue a mi casa para hablar conmigo.
Lo miré frunciendo el ceño, se supone que yo no sabía sobre eso, ya que Jaxon le había dicho a Annie que no debía contarme. Ian tampoco se molestó en explicarme, sólo lo dijo y a mí no se me apetecía volver a escuchar la historia nuevamente.
– Gracias por ser tan comprensivo Ian –Me acomodé mirándolo.
– No es nada Cailín, yo te quiero mucho –Me sonrió. –Y creo que era mucho mejor haber seguido siendo amigos.
– Tienes razón.
Nos quedamos en silencio unos largos minutos, pero no me sentí incómoda. No había nada más que hablar. Ian conocería a una chica adecuada para él, que se enamorara de todas sus virtudes y defectos y yo encontraría a algún tipo que no sea como Caín el malo y bipolar.
Después de sentirnos cómodos con el tema, decidimos irnos. Vivíamos algo cerca, así que nos separamos afuera de mi edificio.
– ¿Cómo te fue? –Me preguntó Dante que se encontraba con Zoe en ese momento.
– Bien, creo –Me encogí de hombros.
– ¿No nos vas a contar? –Insistió Dante.
– Me dio a entender que todo estaba bien –Me senté en el sillón que estaba frente a ellos. –Dijo algo como que él también tenía la culpa de haberse entrometido entre Caín y yo porque estaba seguro de que pasaría algo así.
– ¿Ahora se dio cuenta?
– Si.
– ¿Ahora seguirá comportándose como un idiota alejado de nosotros?
– Tal vez no Dante, pero quizá es mejor darle tiempo.
– Sí, creo que Cailín tiene razón –Opinó Zoe. –Dejen a Ian en paz por un tiempo, tal vez tiene suficientes problemas externos a Caín y necesita tiempo para él.
– Si, tienen razón –Finalizó mi primo.
Al otro día en el instituto no sabía si ir dispuesta a discutir con Caín o a pelear así que preferí ignorarlo. Si me sentía una idiota por haberle dado todo en bandeja a Caín, pero cuando él está aquí todo parece volverse al lado de él. Todo está a su favor. Odio admitirlo.
Me senté junto a Jaxon y Annie para desayunar en la cafetería, no les había contado el percance a ninguno de los dos, pero de seguro algún día Ian se lo contaría a Jaxon y yo encontraría un momento indicado para decírselo a mi amiga.
De pronto, Annie y Jaxon se quedaron mirando algo detrás de mí. Luego una mano movió la silla que estaba a mi lado y ahí se sentó Caín.
– Hola chicos –Sonrió. Annie y Jaxon le correspondieron el saludo amablemente y sonriendo, pero yo no lo hice y tampoco espere que a Caín le importase demasiado.
Lamentablemente hace poco nos habíamos sentado a desayunar y ni siquiera había mordido mi sándwich, hubiese sido demasiado notorio irme sin decir nada. Caín conversaba con Jaxon sobre cómo le estaba yendo en el boxeo, Annie y yo nos manteníamos en silencio, ella sabía que me ocurría algo, ya que creo que estaba intentando terminar mi comida demasiado rápido. Cuando finalmente tenía ganas de vomitar por lo tan deprisa que estaba comiendo me puse de pie.
– Voy a tomar aire –Dije tomando lo que me quedaba y antes de salir de la cafetería lo lance a la basura. No me hacía bien estar cerca de Caín. O tal vez sí.
Para mi siguiente clase faltaban alrededor de dos horas y no sabía qué hacer. El centro comercial quedaba lo suficientemente lejos para demorarme una hora en llegar ahí y una hora en volver. Aparte no tenía suficiente dinero para quedarme por ahí fingiendo que tengo hambre. Me gusta leer así que me dirigí a la biblioteca en busca de un libro.
– ¿Me estás evitando? –Escuché su voz. Miré hacia la izquierda y ahí estaba acercándose a mí. Pensé que buscar un libro no lo llamaría hacia mí.
– Para nada –Me encogí de hombros.
– ¿No crees que deberíamos conversar sobre lo que pasó?
– ¿Caín Bennet conversando sobre algo que ocurrió? –Reí irónica. En realidad si me había causado algo de gracia.
– Vamos Blanca nieves, sé que estuve mal –Comenzó.
– No quiero hablar Caín –Lo miré fijamente y él se quedó en silencio. –Estoy cansada.
– Yo también lo estoy –Bajó la voz porque la bibliotecaria que estaba paseándose por todos lados nos estaba mirando de mala gana.
– ¿De qué? –Rodé los ojos. – ¿De ser un imbécil?
– Si –Respondió serio, tan serio que me costó descifrar si era una broma, finalmente... No lo era. –Necesito que hablemos.
– Tengo dos horas.
– Bien.
Salimos de la biblioteca dirigiéndonos a algún lugar que no estuviera lleno de personas, hasta que encontramos un lugar cerca de las áreas verdes. Nos sentamos en el césped y nos quedamos mirando. No sabía si yo debía comenzar a hablar o él iba a hacerlo. Luego recordé que debía recuperar mi dignidad y esperé que él comenzara.
– ¿Qué te ha dicho Ian? –Su mirada fría se quedó la mía por unos segundos.
– ¿Quieres saber que me dijo Ian o hablar sobre lo que ocurrió entre nosotros? –Fruncí el ceño.
– Ambas –Se encogió de hombros.
– Sólo dijo que todo estaba bien.
– ¿Ustedes volverán a salir?
– No.
– ¿Por qué?
– Porque no estoy enamorada de él, él tampoco de mí –Lo miré fijamente. –Ah y también me vio teniendo sexo contigo –Sonreí irónica. – ¿Algo más?
– No –Se encogió de hombros.
– Estás desperdiciando ésta conversación, Caín.
– Lo lamento.
– ¿Desperdiciar ésta conversación? –Fruncí el ceño mirándolo.
– No –Rodó los ojos. –Lamento todo lo que pasó, lo que te dije –Habló con dificultad. –Sabes que me cuesta hacer estas cosas, no deberías hacerlo más difícil.
– Ya me cansé de que solo hagas lo que te sale más fácil –Me encogí de hombros. –Yo no soy así y si en algún momento lo fui, no quiero seguir siéndolo contigo.
– Estuve mal, lo sé, pero es que no sé cómo actuar cuando estoy cerca de ti –Dijo como si realmente estuviese desahogándose. No quise interrumpirlo, la verdad es que tenía ganas de escuchar todo lo que tenía para decirme. –Iba a entrenar y golpeaba el saco de boxeo pensando en cómo estarías de feliz con Ian, los veía de la mano, besándose y no lo soportaba –Se encogió de hombros. –Y me enoja, me enoja muchísimo ¿Sabes por qué? Porque jamás me había pasado algo así. Siempre me mantuve al margen sobre las relaciones amorosas, las odio ¿Sabes? –Sus ojos celestes se fijaron en los míos. No sé exactamente qué cara tenía yo, pero Caín seguía mirándome serio. –No me importan los sentimientos de nadie, ni siquiera los míos, pero llegaste aquí a alborotar todo Cailín. Antes de que estuvieses aquí, Annie jamás hubiese tenido el valor de acercarse a Jaxon para decirle cuanto le gustaba o algo así, llegaste a derrumbar todo tipo de muro a mi alrededor. Nadie nunca se había acercado a insultarme o a golpearme, nadie –Desvió su mirada. –Pero llegaste aquí con valentía y realmente eso es una de las cosas que más admiro de ti.
– Caín ¿Por qué no te decides de una vez? –Creo que fui lo bastante valiente al preguntarle eso. Si debía escucharlo decir "No quiero estar contigo" me tragaría todo mi dolor y me alejaría totalmente de él, pero necesitaba que se desahogara y me dijera que realmente es lo que quiere hacer porque no soporto estar en una cuerda floja a cada momento y que en realidad se puede romper fácilmente.
– Me cuesta –Me miró. –Y eso que soy una persona a la que no le cuesta tomar decisiones, pero esto si me cuesta porque no estoy acostumbrado.
– Y tampoco espero que te acostumbres –Bajé la voz.
– Eres muy buena para mí –Me sonrió.
– Cada día se puede mejorar –Me encogí de hombros. –Tú ya lo has hecho entrando al boxeo.
– Sólo quiero que sepas que me comporte como un idiota. Tienes razón al decirme que todo me lo has dado fácilmente, tal vez falta que me cueste un poco más tenerte cerca.
– Todo está bien –Desvié la mirada.
– Quiero pensarlo –Se dio el gusto de decírmelo. –No quiero arruinarlo una vez más y prefiero pensarlo.
– ¿De verdad? –Me parecía algo realmente extraño viniendo de él, ya que siempre actúa por impulso. Tal vez sea una buena señal.
– En serio –Rió. Creo que a él también le pareció gracioso lo que dijo.
– Está bien –Me encogí de hombros. –Pero la que debería estar pensando en que si quiere estar contigo o no debería ser yo.
– Tu también piénsalo –Me sonrió. –Pero haremos un comienzo nuevo, no quiero idiotas, mujeres u hombres en mi vida ni en la tuya. Quiero comenzar desde cero.
– Lo pensaré –Asentí.
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BESOPOS XOXOXO
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