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Capítulo 4

Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía amazon. 

Pues ¿Qué va a pasar? No lo sé.

– Ella no vino aquí para meterse en problemas, Caín.

Entonces dile que no me siga fastidiando.

– Caín, es una chica.

Lo sé Thom, pero me saca de quicio. Todos aquí me conocen y me he mantenido bien sin que nadie me fastidie, no quiero verme obligado a que conozca lo que realmente soy.

– Sólo no le hagas daño, ella está bastante asustada por todo esto.

Sé que está asustada y es la idea. Tiene por qué estar asustada.

– ¿Puedes tener algún tipo de consideración?

¿Parezco un tipo que tiene consideración por alguien?

– Caín...

Está bien, está bien –Bufo –No le haré nada. De todas formas me dolería ver a Blanca nieves llorar –Se mantuvo unos segundos en silencio y luego rio fuerte. –No te la vayas a creer Thom –Continuó riéndose.

– Gracias hermano.

Hey Thom, conozco tantas cosas sobre ti que sé que estas con Blanca nieves justo ahora –Dijo. Mi cuerpo se puso rígido y Thomas sonrió con gracia. –Estoy en altavoz y ella casi ensucia sus bragas al escucharme decir esto –Rio. –Eres la amiga de Thomas, Cailín. Eso simplemente te está ayudando. –Me mantuve en silencio sin siquiera respirar para que no me escuchara. –Voy a mantenerte cerca, de alguna manera tu vida no será igual que antes y querrás volver a la casa de tu maravillosa tía –Dijo irónico. –Y tu maldito Thom cuando quieras que hablemos sobre Blanca nieves que sea de frente y si quiere escuchar que ella venga también.

– Esta bien Caín, es sólo que es tarde y donde vives no es el mejor lugar del mundo.

No fastidies Thom, vivo dos calles después de Cailin.

– Está bien idiota, nos vemos mañana.

Nos vemos –Dijo. Adiós Cailin, dulces sueño. –Pude escuchar su voz irónica y luego colgó.

Thomas me miró con gracia porque al parecer yo estaba pálida.

– ¿Cómo sabía que estabas conmigo y que estaba en altavoz?

– No lo sé –Respondió Thom encogiéndose de hombros. –Caín tiene un sexto sentido o poderes, una de dos, pero ya me acostumbré –Se puso de pie. –Ya hice lo mío. Espero que haya servido de algo.

– Gracias, Thom... De verdad –Le sonreí.

– No me des las gracias Cailín. Debo irme. Nos vemos mañana preciosa –Besó mi mejilla y se dirigió a la puerta.

– Adiós Thom avísame cuando llegues a casa.

– Está bien, adiós.

Abrió la puerta y se fue.

No sé si Caín es realmente malo o juega a ser así. El hecho de que sepa todo sobre mí me hace temer de él, pero ya le dijo a Thomas que no me haría daño así que espero que Caín no engañe a sus amigos.

--

– Hey Blanca nieves –La voz gruesa y oscura de él hizo que mi piel se erizara por completo. No quería mirar atrás. Sólo iba a comprar al maldito negocio y él está ahí ¿Por qué vivimos tan cerca? -No, no... A mí no me ignoras.

– ¿Qué quieres? –Volteé a mirarlo.

– Nada, sólo quería saber cómo estabas –Se encogió de hombros y luego sonrió burlesco.

– Es obvio que te importa más la salud de una hormiga que la mía –Sonreí y continué mi camino. Escuche su risa detrás, pero no dijo nada más

Al llegar a mi departamento, lo único que hice fue revisar las cosas que tenía para el instituto al otro día. Mis ojos estaban puestos en la materia, pero mi cabeza seguía procesando que estaba quedándome de brazos cruzados frente al tipo que mató a mi padre. No podía ser así... No puedo ser así.

Pasé una pésima noche pensando en qué hacer para ver sufrir a ese maldito de Caín. Me levanté más temprano de lo normal y apagué mi celular. No quería recibir llamadas ni tampoco leer mensajes. El primer taxi que tomé fue cerca de las siete de la mañana. El chofer me miró extraño al darle la dirección, pero me valía una mierda.

– Gracias –Pagué lo que debía y me baje.

Ahí estaba yo. A las siete y media de la mañana, 2° de temperatura con el corazón en mi mano frente a la comisaria de NY. Era una de las más grandes. No podían ignorarme aquí.

Al entrar al lugar el cálido ambiente me ayudó a entrar en calor ¿Qué hacía aquí? Si. Denunciar al tipo que prácticamente me quitó todo lo que tenía.

Un policía me sonrió al verme entrar.

– Hola señorita ¿En qué puedo ayudarle? –Me preguntó amable. –Es una mañana muy fría.

– Si –Sonreí nerviosa. –Yo... Necesito hablar con uno ustedes.

– Está bien, espera sentada ahí –Me indicó una silla en frente de un escritorio.

Asentí silenciosa y me senté. Mis piernas temblaban. Decidí encender el celular, ningún mensaje y ninguna llamada.

– Aquí estoy –Habló un hombre. Mi mirada chocó con la del policía, él sólo me sonrió. – ¿Cómo estás?

– Bien, gracias.

El hombre se sentó frente a mí y luego me observó. – ¿En qué necesitas que te ayudemos?

Iba a comenzar a hablar y mi celular sonó, era un mensaje de texto.

– Disculpe –Dije abriendo el mensaje. Número desconocido... "Sal de ahí sino quieres meterte en más problemas" Volví a mirar al hombre y él seguía insistiéndome con su mirada. Iba a comenzar a hablar nuevamente y mi celular comenzó a sonar otra vez, pero era una llamada de un número desconocido, ni siquiera reconocí si era el mismo que el del mensaje de texto. –Lo lamento mucho, debo contestar. –Le dije al policía un poco nerviosa.

– No se preocupe –Me sonrió comprensivo.

Me acerque a la puerta de entrada y contesté.

– ¿Hola?

Estas yendo demasiado lejos –Esa voz no la conocía. –Sal de ahí si no quieres más problemas.

– ¿Quién habla? –Mi corazón se aceleró.

Eso a ti no te interesa. Si quieres estar bien, sal de ahí. –Colgó.

Mi garganta se secó, miré al policía que seguía sentado viendo algo en su computadora, luego el celular y lo decidí... Las palabras de mi amiga y de Caín seguían atormentándome "No te ayudarán ¿Sabes cuántas veces han denunciado a Caín? Miles de veces y ha matado gente, golpeado hasta dejarlos inconscientes y en su historial no hay nada... Ningún solo antecedente." "¿Y qué pretendes hacer? Cuando digas mi nombre con la policía harán oídos sordos, si escuchan el nombre de mi padre también. Ve a donde quieras, hasta con el papa o presidente puedes ir, pero no lograrás nada."

Tomé el picaporte y lo volteé abriendo la puerta, el policía dijo unas cuantas veces "Señorita" pero yo ya estaba corriendo a tomar un taxi que me dejara en el instituto. ¿Por qué sabían que vendría aquí?

--

– ¿Qué te sucede Cailin? Estas pálida –La voz de Annie retumbó en mis oídos, de verdad estaba muy asustada y no quería que nadie me dirigiera la palabra.

– Nada, Ann –Le sonreí o eso intente hacer –Todo está bien.

– ¿Te sientes mal? Si quieres podemos ir a enfermería.

– No, no... Está bien. Voy a clases –La miré. –Nos vemos después.

Caminé decidida a mi clase, pero al entrar recordé automáticamente que me tocaba en el mismo salón que Caín. Me senté en los primeros bancos sin mirar a nadie. A mitad de la clase tocaron la puerta, la profesora miró y negó con su cabeza.

– Bennet, no porque sea la primera clase del día tiene derecho a llegar a la hora que se le antoje –Comentó la señora.

– Si, lo lamento –Contestó Caín mirándola. Su mirada se fijó en la mía y luego camino hasta el último pupitre.

Ni siquiera quería mirar hacia atrás. Me atemorizaba el hecho de que Caín sabía que había intentado denunciarlo ¿Quién más que él podría haberme llamado? Aunque insisto en que el que estaba hablando al teléfono no se parecía en nada a la voz de Caín.

Al salir del salón de clases, intente no mirar a nadie y no chocar con nadie. Suspire en silencio al ver a Caín caminar delante de mí con las manos en el bolsillo de su polerón. Decidí cambiar de camino y dirigirme a la biblioteca, era un lugar más seguro y hacía menos frio que afuera. Cuando estuve en la biblioteca me dedique a buscar un libro para hacer un ensayo que nos habían dicho que debíamos hacer, ya que faltaban alrededor de tres horas para que mi siguiente clase comenzara. Encontré lo que buscaba y me dirigí a la última mesa de la biblioteca la cual estaba vacía, saque mis cosas y comencé.

Los minutos pasaban y sentía que no podía escribir, tenía un mal presentimiento... Nada podía seguir tan tranquilo. Sentí la presencia de alguien mirándome, no quise levantar la mirada. El cuerpo de la persona se acercó a mi mesa y luego alguien se sentó frente a mí.

– Hasta que logré encontrarte –La oscura voz de Caín me desconcentró. Levante mi vista mirándolo.

– ¿Qué sucede? –Le pregunté intentando parecer tranquila.

– Nada –Se encogió de hombros e irguió su cuerpo apoyando su espalda en el respaldo de la silla. Entrecerré mis ojos mirándolo y él sonrió irónico. -¿Qué parte de no conseguirás nada no entendiste? –Esta vez sus codos se apoyaron en la mesa para mirarme directamente.

– ¿Quién me llamó? –Lo miré. Primera vez que podía tener a Caín tan cerca sin antes haber explotado para golpearlo.

– Eso no te incumbe.

– Sé que no has sido tú.

– Pues no, no fui yo –Se encogió de hombros.

– Déjame en paz, Caín. Por favor.

– Eres muy graciosa –Sonrió irónico. –Me pides que te deje en paz cuando en realidad tú estás fastidiándome.

– No puedes ser tan inhumano –Entrecerré mis ojos. –Quizá la muerte de mi padre no me afecte ahora, pero si hubo un momento en que lo hizo y no soporto ver a una persona que debería estar tras las rejas haciendo su vida normalmente.

– Si no te afecta ahora ya olvídate de ese episodio de nuestras vidas ¿Está bien?

– Claro que no –Bufé.

– No me debería importar que sucederá contigo, pero puedo asegurarte de que no quieres saber que hay más allá de todo lo que está frente a tus ojos.

– Un imbécil –Escupí.

– Wow, tú sí que eres valiente –Rio. –Me haces gracia.

– No vine aquí para tener problemas.

– ¿Entonces para que volviste? –Sus ojos se fijaron en los míos. –Hubieses comprado un departamento cerca de tu tía y tu vida y la mía seguirían tal cual y como eran.

– Tú no me dirás donde tengo o puedo vivir.

– Me estás cansando.

– No porque tu nombre sea de un personaje bíblico extra malo, quiere decir que tú también lo seas.

– Soy peor que ese Caín.

Me quedé en silencio mirándolo y él sonrió sin mostrar sus dientes.

– Gracias por venir aquí a arruinar mi jornada de hacer un ensayo –Me puse de pie.

– Oh no, yo ya me iba –Se puso de pie también.

– ¿Me estás fastidiando?

– ¿Yo?

– Ya basta -Tomé el libro y caminé firme mientras él se quedaba detrás.

--

Ann me pasó a buscar un viernes por la noche porque según ella había una pelea clandestina muy buena que no nos debíamos perder por ningún motivo. Según ella, todos estarían ahí. Al principio no quería ir, pues probablemente me encontraría con Don soy Caín el malo y pasaría una pésima noche, en fin, si no fuera porque Annie casi se pone a llorar cuando le dije que no, no estaríamos en el auto de Thom dirigiéndonos al famoso lugar de las peleas clandestinas, aparte luego de eso habría una fiesta y eso me entusiasmaba un poco más.

– ¡Llegamos! –Habló Thomas emocionado. Estacionó su auto en un callejón que según él le daba confianza. Nos bajamos y luego Thom cerró el auto.

Seguí a Annie y a Thom por las soleras hasta que nos detuvimos afuera de una puerta negra sin ningún tipo de cartel ni diseño, Thomas golpeó tres veces y la puerta se abrió. Un tipo alto y robusto lo miró y luego le sonrió. Nos dejó pasar enseguida.

Caminamos por un largo pasillo, tan oscuro que tuve que sostener el brazo de Thomas. De a poco se comenzó a distinguir un poco de luz y mucha bulla.

– Estamos llegando –Sonrió Annie.

– Cailin, no te separes mucho –Dijo Thomas mientras seguíamos caminando.

De pronto, un gran ring improvisado apareció frente a mis ojos. Había mucha gente en un lugar que no era para esa capacidad. Todos gritaban, apostaban, reían, bebían y se aprovechaban de chicas con poca ropa. Dejé de escuchar a Thomas y a Annie, sólo los seguía, con el bullicio era imposible hablar. Thomas caminó hasta quedar en un lugar que mirábamos directo y estaba cerca del bar.

– Es mucha gente –Miré a los chicos.

– Es una gran pelea –Thom alzó sus cejas.

– ¿Quién?

– ¿Annie no te dijo?

– No –Miré a mi amiga y ella sonrió inocente.

– Es Caín con un tipo de otro instituto, dicen que nunca nadie ha derrotado a ese tipo, pero ya veremos a Caín en acción.

– ¿Me trajiste aquí para ver a Caín? –Reproché a mi amiga. –Sabes todos los problemas que he tenido con él y tú sigues intentando que nos encontremos.

–Tranquila Cailín, él no se acercará a ti –Dijo Ann mirándome.

La ignoré completamente. Se supone que es mi amiga.

De pronto, se formó un silencio sepulcral en el lugar. Mire por encima de las cabezas y vi a un tipo vestido de Blanco, alto y de facciones toscas.

– ¡Bienvenidos malditos espectadores! –Habló con un altavoz. – ¡¿Están listos para presenciar la pelea más esperada en las últimas semanas?! –Todos gritaron, chiflaron y agitaron sus brazos. – ¡Por un lado, Caín, el favorito! ¡The demon of his demons! –Todos aplaudieron, chiflaron y gritaron. Mi cabeza se dirigió a la izquierda. Ahí estaba Caín, sin polera dejando ver todos sus tatuajes y su apolíneo cuerpo. Usaba un short negro y sus manos estaban rodeadas con vendas. Parecía tranquilo, como si nada estuviese pasando a su alrededor, como si golpear a alguien fuera lo más normal del mundo. – ¡Por otro lado el maldito de Brad! ¡The king of the kings! –También se escucharon aplausos y gritos, pero también abucheos. Era un tipo moreno, alto y espalda ancha, parecía como si estuviera entrenado toda su vida para esto. Tenía cara de asesino en serie.

– Lo va a matar –Dije.

– ¿Brad a Caín?

– Si –Le respondí a Ann.

Ella se quedó en silencio.

Cuando el tipo dio la señal para que comenzaran, Caín tomó postura de defensa esperando el primer golpe. Brad se acercó a él y lo golpeó, Caín lo esquivó y sonrió tranquilo. Nuevamente Brad intentó golpearlo, pero Caín era más rápido. En cuanto la gente comenzó a abuchear por la demora, Caín irguió su espalda mirando a Brad. Él tipo golpeó rápidamente la mandíbula de Caín, pero él no se inmutó a algún dolor. Caín esperó dos golpes más y luego volvió a posicionarse. En cuanto Brad se despreocupó Caín le dio un golpe en la mandíbula, él se quejó, pero antes Caín golpeó su nariz. Vi al chico sangrar enseguida, dos golpes en la mandíbula, otro en la nariz, pero Brad no se rendía.

– ¿Por qué no se rinde? –Hablé.

– No lo sé –Thomas se encogió de hombros. –Perdería su trono.

Caín respiró enojado al ver que el tipo no se rendía. Brad de un movimiento golpeó a Caín haciéndolo caer al suelo. Se formó un silencio en la sala, Caín se puso de pie y vi su mirada transformarse.

– Nadie me hace eso –Vi modular a Caín.

Brad sólo se rio de él.

Caín rápidamente se acercó a él, golpeó su estómago y luego su rostro. La vena en la frente de Caín se marcó, golpeó al tipo hasta que se aburrió y nadie lo detenía. Sus nudillos estaban sangrando de tanto golpear al tipo, golpes y más golpes.

– Lo va a matar, deténganlo –Apreté el brazo de Thomas.

Caín seguía golpeándolo con rabia y cuando Brad no se inmutó a nada, se detuvo. El tipo detuvo la pelea y Caín sonrió. Todos gritaron mientras que al otro chico se lo llevaban entre tres porque estaba a punto de quedar inconsciente ¿Qué tipo de ser humano hace eso?

– ¡La policía! –Escuché la voz de un chico.

– Bien, debemos irnos –Habló Thomas.

Toda la gente comenzó a correr de un lado hacia otro. Tomé el brazo de Thomas con fuerza mientras que Annie se afirmó del otro brazo. Un tumulto de gente empujó a Thomas separándolo de mí, intente mirar por encima de todos, pero la presión de las personas me empujaba hacia todos lados. Iba a morir. No tenía idea de cuál era la salida, pero al parecer solo había una.

***

BESOPOS XOXOXO

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