Capítulo 24
Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía amazon.
*
CAILÍN TAYLOR.
Entre al departamento algo confundida por lo que había pasado, todavía no procesaba que le había dicho a Caín que estaba ilusionándome con él, jamás me hubiese atrevido, pero su sinceridad tan fría me hacía caer a la realidad de que sólo era Caín y no el amoroso Caín que algún día espero conocer.
– ¿Y Caín? –Me preguntó Dante mientras veía televisión.
– Dijo que debía hacer unas cosas.
– Ah, qué raro –Frunció el ceño. Me quede en silencio hasta que volvió a hablar. – ¿Dónde fueron?
– A caminar –Me encogí de hombros sin darle importancia. –Estuvimos conversando.
– Cailín –Entrecerró sus ojos mirándome. –Sé que me estas ocultando algo.
– ¿Qué te voy a estar ocultando? –Sonreí tratando de pasar desapercibida.
– No lo sé, pero no debes hacerlo. Somos como hermanos, puedes confiar en mí.
– Si lo hago Dante, es sólo que ahora estoy cansada. Voy a ducharme y a dormir.
– Esta bien, buenas noches –Me sonrió, le devolví la sonrisa y me fui a mi habitación.
Me duche intentando sacar cada palabra de mi cabeza. Annie dijo que Caín era así y ahora me reprochara en la cara que no debo sentirme mal, supongo que es normal, no todas las personas que te gustan corresponderán tu amor.
--
– ¿Y qué te dijo? –Me preguntó mi amiga mientras almorzábamos.
– Que lo que ha pasado entre nosotros no es nada –Bufé.
– ¿Nada? –Exageró su actitud.
– Si, nada.
– Para él.
– Claro que para él, estamos hablando de él –Fruncí el ceño.
– Te lo dije, te dije que...
– Si, sé que lo dijiste –La interrumpí. –Pero no me lo saques en cara, por favor. Pensé que tal vez sus sentimientos podrían corresponderme.
– Ese tipo no tiene sentimientos –Bufó.
– ¿Que te ha dicho Jaxon?
– ¿De Caín? –Asentí con la cabeza y ella continuó. –Que no le interesa nada, que su vida se arruino hace tres años y le ha costado mucho salir adelante, pero siempre me está diciendo que si alguien se enamora de él será una pérdida de tiempo.
– ¿Por qué? –Le pregunté ilusionada.
– ¿Todavía no lo entiendes? –Negué con mi cabeza mientras mis pensamientos viajaban en otro lugar. –Caín no se enamorará o quizá sí, pero le costara bastante.
– ¿Y si lo intento?
– Cailín, estas siendo una serpiente –Frunció el ceño. Serpiente le llamábamos a la gente arrastrada.
–Lo sé, lo lamento –Respiré profundo. –Es que no sé porque de tanto odio que le tenía ya no puedo odiarlo ni tampoco rechazarlo. Todos estos días estuvo en mi mente. Cuando lo estuve ayudando a hacer las cosas nos reíamos a carcajadas, bromeábamos, a veces nos besábamos, pero lo pasábamos bien... No entiendo qué tipo de sentimientos quiere que tenga con él si todo este tiempo lo único que he hecho es estar con él.
– Él sólo te ve como una amiga.
– Tal vez no –Comenté. –Sé que no puede ser tan insensible.
– Puede serlo, en serio –Los ojos de mi amiga se quedaron en los míos por unos segundos y yo suspiré.
– Está bien –Sonreí con fastidio. –Así es la vida.
Intentamos cambiar el tema de conversación de a poco, hasta que ya estábamos hablando de algo sin importancia. Quizá Annie tenga razón, ella nunca querrá lo peor para mí... Es mi mejor amiga y jamás me ha traicionado.
Salí de la cafetería junto a Annie y ella se fue a su salón de clases mientras que a mí todavía me faltaba media hora más para entrar. Me senté en una de las bancas y me quede mirando un pájaro en un árbol, se limpiaba, caminaba y miraba a su alrededor, hasta que llegó otro pájaro. Parecía como si se estuviesen besando, sonreí y luego comenzaron a jugar, hasta que volaron y desaparecieron de mi campo de visión.
–En las nubes –Escuché, levante mi vista chocando con la de Ian. Su sencillez tan a flor de piel me hacía sentir bien. Le sonreí y se sentó a mi lado después de besar mi mejilla. – ¿Cómo estás?
– Bien ¿Y tú?
– Bien, aburrido –Arrugó su nariz.
– ¿A qué hora entras a clases?
– En una hora más ¿Y tú?
– Media –Sonreí.
Estuvimos conversando un rato e hizo que me olvidara totalmente de lo que había estado conversando con Annie.
– Habíamos estado bastante tiempo sin hablar.
– Si, no te he visto mucho con los chicos.
– No, es que he tenido que trabajar más de lo normal –Sonrió sin ganas. –Aparte estoy yendo a peleas y en resumen, he necesitado dinero.
– ¿Te pasó algo?
– Es mi hermana, la menor –Sus ojos se fijaron en los míos. –Tiene una enfermedad que no saben todavía que es. Hemos tenido que gastar mucho dinero en médicos y esas cosas.
– ¿Los chicos no lo saben?
– Si, pero les pedí que no le contaran a nadie. Me han estado ayudando bastante, sobre todo Caín que siempre está yendo a ver a mi hermana y nos transfiere dinero si es que necesitamos. Darell también nos ha ayudado mucho, pero ya sabes... Para los ricos con conocimientos nunca es suficiente –Se encogió de hombros.
– Lo siento mucho Ian, de verdad quisiera ayudarte –Lo miré.
– No, no es necesario –Me sonrió. –Está bien con lo que tengo, no te preocupes.
– ¿Seguro?
– Si Cailín.
Su expresión era tan tranquila, sus ojos tan sinceros, pero sabía que dentro de él habían historias que sólo pocos conocían.
– Pareces muy pensativa –Dijo mientras miraba hacia adelante. Miré su perfil, él sonrió.
– Si, lo siento... Es sólo que estoy cansada.
– Podríamos ir a despejarnos a una carrera –Movió sus cejas de arriba hacia abajo haciéndome reír. Podría ser una buena idea, no podía encerrarme en mi habitación a estudiar y pensar en que Caín me rechazó.
– Sería genial –Sonreí emocionada. –Pero me da miedo, mejor vamos a otro lado.
– No, debes ir a una. No puedes morir sin antes ir a una carrera clandestina.
– Ian, es horrible –Fruncí el ceño. –Luego llega la policía y todos deben correr.
–Entonces iremos a dar una vuelta –Sonrió. –Luego podríamos comer algo y fin.
– Me parece bien –Estiré mi mano y él la sostuvo haciendo un trato. –El viernes.
–El viernes será.
Finalmente, estuve una hora afuera conversando con Ian y cuando nos dimos cuenta corrimos a nuestros salones de clases. Llegue sonriendo al salón de clases mientras la mirada de Caín se fijó en la mía, lo ignoré completamente sintiéndome infantil, pero no me importó.
– Llegando tarde a clases Blanca nieves, que feo –Escuché su voz burlona a mis espaldas cuando salíamos del salón.
– Se me paso la hora –Me encogí de hombros.
– ¿Treinta minutos?
– ¿Me estás tomando el tiempo? –Fruncí el ceño y sonreí a la vez.
– Yo solo digo –Rió de mi expresión.
– Estaba con Ian.
– Ese Ian tan rebelde –Rodó los ojos sarcástico.
– Idiota –Reí.
– ¿Te dejó de buen humor?
– Claro que sí, siempre lo hace –Dije con recelo.
Él abrió sus ojos exageradamente y luego sonrió mirando hacia otro lado, intente ignorarlo, pero se me hizo imposible pues íbamos hacia el mismo lugar, afuera.
Vi a Ian salir junto a nosotros, se acercó y saludo a Caín.
– ¿Cómo está Danielle? –Le preguntó Caín, seguramente ese era el nombre de su hermana menor.
– Esta semana se ha sentido mejor ¿Irás hoy?
– No sé hermano, debo organizar unas cosas para una clase. De todos modos veré si me desocupo temprano.
– Está bien –Asintió. Caín me miró unos segundos, lo mire de reojo hasta que Ian habló. – ¿Quieres que vaya a dejarte? Quiero pasar a ver a Dante –Dijo de manera sencilla.
– Sí, claro –Respondí de inmediato. Cualquier cosa que me alejara de Caín en este momento lo agradecía, no me hacía bien tenerlo cerca.
– Nos vemos después –Se despidió Ian, Caín le dio su mano y luego entrecerró sus ojos mirándome.
– Adiós –Le sonreí sarcástica.
– ¿Qué pretendes? –Frunció el ceño, sólo ambos escuchamos.
– Nada ¿Qué crees?
– ¿Estás intentando sacarme celos con uno de mis mejores amigos?
– Me dejaste claro que no sentías nada por mí –Lo mire fijamente. –No soy una arrastrada Caín y ten cuidado porque comienza a salir por tus poros el egocentrismo.
Él sonrió ante mis palabras y yo volteé ignorándolo tras Ian.
– ¿Ahora te llevas mejor con Caín? –Me preguntó Ian mientras nos subíamos al auto.
– Sí, creo que hemos superado nuestros problemas.
– ¿Segura?
– Claro –Abroché mi cinturón.
Todo el camino fuimos conversando y haciendo bromas sobre la gente de la calle. Me contó algunas anécdotas del trabajo y yo algunas de mi antigua ciudad. Llegamos al departamento y todavía no llegaba Dante.
– Debe estar por llegar –Dije entrando a la cocina. – ¿Quieres algo? Muero de hambre.
– ¿Cocinarás?
– Si –Reí.
– Esta bien ¿Qué harás?
– ¿Pizza?
– Eso no es cocinar –Soltó una carcajada.
– Vamos, no haré un menú de restaurant.
– Te voy a ayudar –Se acercó a la cocina. – ¿Qué hago?
– Encárgate de los tomates, odio hacerlos.
Mientras ponía la salsa de tomate en la masa para la pizza, Ian estaba cortando los tomates, me contó algunas historias de su familia y yo no quise entrar mucho en detalles con la mía, pues él sabía todo lo que me había pasado.
– ¡Llegue! –Escuchamos, ambos volteamos a mirar a mi primo. Nos sonrió y se acercó a saludarnos. Conversó un rato con Ian acerca de su hermana y luego nos ayudó a terminar la pizza para meterla en el horno. Terminamos haciendo dos y comiendo más de lo que deberíamos.
--
Viernes. Había olvidado por completo que saldría con Ian, si no fuera por Annie quien me despertó unas dos horas antes ahora estaría durmiendo plácidamente en mi cama. Me bañe rápidamente e intente ponerme algo cómodo, odio usar cosas extravagantes.
Ian llegó unos minutos antes de la hora porque quería hablar algo con Dante que nunca supe que fue.
– Cuídala –Dante entrecerró los ojos mirando a Ian.
– En las mejores manos –Le sonrió él.
Me quede en silencio dentro de su juego de miradas hasta que salimos del departamento.
– ¿Y dónde iremos? –Le pregunté sonriente mientras bajamos en el ascensor.
– Sorpresa –Movió sus cejas de arriba hacia abajo.
Nos subimos a su auto, dijo que tenía hambre y en realidad yo también tenía. Puso música en la radio y yo la cambiaba hasta que encontré una que me gustó, el reía de como yo tarareaba la canción mientras miraba hacia adelante.
Llegamos a un lugar que parecía muy cerrado, oscuro y sombrío. Ian se bajó y yo lo seguí, me apegue a él e intente no separarme de su lado, pero grande fue mi sorpresa al darme cuenta que adentro era muy iluminado y acogedor. Había mucha gente comiendo comida rápida, a pesar de todas las frituras que se cocinaban ahí, no había mal olor, sino todo lo contrario.
– ¿Qué es este lugar? –Fruncí el ceño.
– La cueva del futuro –Guiñó un ojo. En realidad si era como una cueva, pero por dentro era todo demasiado moderno. Blanco por todos lados, cerámica, segundos pisos y vidrios, muchos vidrios y espejos. –Ven –Tomó mi mano y me arrastró hasta el lugar en donde se pedía comida. Miramos los letreros y en realidad no sabía que pedir, no quería pasarme del presupuesto, siempre me ocurría eso. – ¿Qué quieres?
– No sé –Mentí mirándolo.
–No seas tímida –Rió. –Tengo suficiente como para comprar todo este lugar así que aprovecha –Bromeó.
Sonreí y por una parte agradecí que me dejara eso claro.
– Comida china –Arrugue la nariz sonriendo.
– Buena elección.
Hicimos la fila mientras el lugar cada vez se llenaba más.
– Creo que debería ir a buscar una mesa –Comenté.
– Sí, creo que está bien –Me miró. –Ve, pero con cuidado.
Le sonreí en silencio y salí de la fila para buscar una mesa. No me costó mucho encontrar una vacía, así que me senté ahí tratando de buscar a Ian hasta que me vio y me sonrió.
– ¡Cailín! –Escuché la voz chillona que jamás pensé volver a oír después de lo deforme que la deje. Levante mi vista chocando con los ojos azules de la platinada, sonrió de oreja a oreja.
– Kendall –Le sonreí falsamente.
– Vengo en paz –Se sentó frente a mí.
– ¿Estás siguiéndome?
– No. Vine aquí con unas amigas y me encontré contigo así que preferí hablarte enseguida.
– No es necesario, gracias.
– Sí, quiero disculparme contigo –Dijo mirándome a los ojos. Abrí mis ojos un poco más y no sé si sentí lástima o vergüenza ajena.
– ¿Por qué?
– Porque me comporte mal, ya sabes... Caín me gusta de hace tiempo pero creo que ya no debo seguir buscándolo y tú no tenías la culpa.
– Bien –Dije algo confundida. No podía confiar en la platinada.
– ¿Entonces estamos bien?
– Supongo que sí.
Ella iba a hablar, pero Ian llegó dejando las cosas sobre la mesa y mirándola fijamente.
– ¿Tú no te aburres de molestar? –Le preguntó Ian. Ella se puso de pie mirándolo, sus grandes tacones la hacían parecer casi del mismo tamaño de él, sin lograrlo del todo.
– No, vine a disculparme. Todo está bien –Sonrió.
Ian rió mirándola y luego me miró a mí, yo no sabía cómo mirarlo así que opte por mirar la bandeja con comida china.
– Gracias por tu honestidad –Ian la esquivó y se sentó frente a mí. –Que estés bien.
– Bien... Adiós –Sonrió ella dándose vuelta para caminar. Miré a Ian aún algo shockeada.
– ¿Qué se supone que es esto? ¿Hay cámaras por aquí? –Le pregunté a él en cuanto vi a Kendall alejarse.
– Tal vez –Se encogió de hombros mientras sonreía.
***
BESOPOS XOXOXO
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro