Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía amazon. 

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– Ian es el más normal de los tres –Habló mi amiga. –Tiene un sólo tatuaje y no usa pircings ni expansiones. Su padre es alcohólico, su madre una mujer de esfuerzo. Tiene dos hermanas menores que no hacen nada más que estudiar y mantenerse en casa, no las dejan salir, ya que viven en un lugar muy malo y en realidad ellas no son como las demás niñas que quieren salir todo el tiempo. Ian es el hombre de la familia. Trabaja en un lugar de comida rápida y pelea clandestinamente. Desde que casi mata a un tipo peleando nadie quiere ser su enemigo, prefieren ser su amigo, pero él no hace amigos.

– Asocial –Rodé mis ojos. – ¿Y Jaxon?

– Pues su padre es de Brasil, directamente de las favelas. Su madre no sé dónde está, vive solo y se mantiene solo. Se vino a NY para rehacer su vida, pero cayó en el dinero fácil de las carreras clandestinas.

– ¿Nada más que decir de él? –La miré.

– Una vez tuve la oportunidad de compartir con él en una fiesta.

– ¿Y?

– Usaba a las chicas como mujer sus bragas.

– No entendí.

– Pues todas se derriten por él, Jaxon toma una y la deja, toma otra y la deja. Es bastante gracioso. Bueno y tampoco tiene más amigos aparte de Ian y Caín.

– Ahora háblame del hijo de Eva por favor –Sonreí.

– Caín es... Caín –La voz de mi amiga sonaba poco convincente.

– ¿No sabes nada de él?

– Algunas cosas, pero de todas formas lo que más hay de él son rumores.

– ¿Rumores de qué?

– Caín es sinónimo de maldad. De los tres, el que más miedo merece es él. Nadie sabe nada de su madre, dicen que la mató...

– Pero si Caín mató a su hermano –Reí.

– Cailín –Entrecerró sus ojos.

– Está bien, continúa.

– Su padre es narcotraficante, pero de los grandes ¿Has escuchado sobre Tony Fábregas?

– Si.

– Es cien veces más que él –Mi rostro se tornó serio. –Es hijo único, pero dice que se peleó con su padre y no se han visto hace tres años. Vive solo, se mantiene solo yendo a las peleas clandestinas y las carreras. Está estudiando diseño gráfico, su cuerpo está lleno de tatuajes. No le importa nadie más que él y sus dos amigos. Es capaz de matar a diez tipos en la misma pelea. En el instituto todos le tienen algo de respeto y siempre cuando hay una pelea en donde él se enfrenta con alguien es igual que decir "Hoy morirá alguien" Nadie se mete con él y mientras todo se quede así, él no se mete con nadie.

– Creo que estas siendo muy dramática amiga.

– Estoy hablando en serio Cailín –Dijo mientras yo servía su plato con comida y luego el mío. –Es alguien demoniaco, realmente es el diablo en persona. Vive cerca de aquí –Dijo Ann. –Todos los conocen en la calle y nadie tampoco se mete con él. Es como, no lo sé, es raro y a la vez monstruoso. Es una persona muy inteligente, pero ocupa su inteligencia en pasar las materias y ser un demonio.

– Está bien, fin de la conversación –La miré. –Creo que estas siendo demasiado dramática, nadie puede matar a diez tipos de una sola vez.

– Pelea como un perro, Cailin.

– ¿Lo has visto pelear?

– Si. Una vez fui a una de esas peleas clandestinas y él peleo con un tipo tres veces más musculoso que él. Parecía un zumo. Caín lo noqueo con dos movimientos ¡Dos!

– No te creeré hasta que lo vea –Resoplé. –Nadie puede ser tan maniático.

– Pues averígualo tú misma.

– ¿Y qué cosas dicen de él? Esos rumores que dices que hay.

– Pues, que mató a su madre. Que su padre le enseñó todo lo que sabe, que una vez estuvo con una chica y ella murió, que es un animal en la cama, que jamás ha sufrido por algo, cosas así.

Solté una carcajada. – ¿Quién diablos te dijo que era un animal en la cama? ¡Estás loca! –Reí.

– Los rumores en Risco van de un lado a otro.

– ¿O sea es más fácil que aprenderse la tabla del uno?

– No se entromete con cualquier chica –Sonrió Ann. –Dicen que tiene una lista de características que le gustan. Todas se derriten por él, pero Caín no les da atención... Aparte que ninguna tiene el coraje de hablarle.

– Es solo un chico que le pusieron un nombre de un personaje de la biblia, muy malo. Le gustan los tatuajes y se han dado el tiempo de crearle la vida completa –Rodé los ojos restándole importancia a lo que me decía mi amiga.

– Cree lo que quieras –Se rindió Annie.

Esa noche Ann se fue en taxi a su casa mientras que yo me quede sola. Es bastante divertido entrar a un instituto en donde hay miles de historias rondando por allá y por acá. Me causa bastante gracia, ya que antes no era así cuando vivía con mi tía y mi primo. Ahora que me doy cuenta... Annie sólo alcanzó a mostrarme dos lugares del instituto.

Es sábado y Ann me invitó a una de esas fiestas que hacen los universitarios, el instituto es igual, pero las carreras solo duran de tres a cuatro años. Salí del departamento a las diez de la noche en busca de un taxi que me dejara en la casa de Ann. Ella insistió en que tuviera cuidado, pero soy una persona curiosa y quiero conocer lo que más pueda.

Pasaron veinte minutos en donde nada aparecía. Camine unas calles más abajo encontrándome con chicos consumiendo drogas, otros riendo a carcajadas y nada fuera de lo común por ahí. Ninguno me miró extraño ni dijo algo.

En cuanto pasó un taxi lo detuve. El abrió sus puertas y yo subí.

– No deberías andar tan tarde por aquí, cariño –Era una mujer robusta.

– No encontraba ningún taxi.

– Pocos taxistas se vienen a meter por aquí. ¿A dónde te llevo?

Le di la dirección de Annie y en veinte minutos estuvimos ahí. Pague y luego me baje. Esperé que Annie estuviese lista y luego un chico nos pasó a buscar.

– Ella es Cailín –Me presentó mi amiga. –Cailin, él es Thom.

– Hola, amiga –Sonrió el chico. Me pareció que era homosexual.

Todo el camino hablamos de chicos así que me di cuenta de que si era gay, pero uno muy simpático e hiperactivo. Cuando llegamos al lugar de la fiesta, Thom saludó a todo el mundo, hombres y mujeres. Fumaba mucho y reía mucho, era bastante parecido a un amigo que tenía en mi ciudad anterior.

Thom se separó de nosotras para ir a buscar un trago.

– ¿Es gay? –Le pregunte a Annie.

– Si –Sonrió. –Pero es un amor. Aparte conoce a los innombrables y deberíamos aprovecharlo como amigo, dentro de algunos días se irá del país.

– ¿Los de nombres extraños?

– Si.

Me quede en silencio observando mí alrededor. La música estaba bastante fuerte, el alcohol pasaba de un lado a otro igual que las drogas. Mientras bailaba con Ann y Thom, alguien me empujó. Me detuve en seco y miré hacia atrás. Me encontré con la mirada de uno de los tres chicos, Thom me tomó del brazo y me corrió hacia su lado.

– ¡Que tal Thomas! –Dijo uno de ellos dándole la mano en un saludo extraño.

– Bien hermano, aquí disfrutando –Sonrió Thom de buena manera. Los tres lo saludaron, pero a Annie y a mí ni nos miraron.

Me dedique a observar. Mi mirada chocó con la del que estaba lleno de tatuajes, su mirada me pareció muy familiar, demasiado. Se quedó mirándome fijamente por unos segundos como si me hubiese reconocido de algún lugar, pero yo no lo recordaba. Cuando se fueron seguí mirándolo, no podía recordar.

– ¡Cailín! –La voz de Annie me despertó.

– ¿Quién es él? –La miré.

– Caín, deja de arriesgarte por favor.

– A él lo conozco –Entrecerré mis ojos.

– Mi amor, todos conocen a Caín –Habló Thomas.

– No, sé que hay algo más.

Me quede pensativa por un rato hasta que Ann me dio una cerveza y comenzamos a bailar nuevamente.

La fiesta terminó a eso de las cinco de la mañana. Nos subimos al auto de Thom, quien sólo había bebido un trago, me fue a dejar a mi departamento. Subí sonriéndole como idiota al espejo del ascensor y me costó un poco encontrar el picaporte de mi puerta hasta que finalmente entre. Apague las luces y dormí con ropa. Desperté a las dos de la tarde con un dolor de cabeza horrible. Mataré a Annie. Me di una ducha lentamente y luego me puse ropa limpia. Después de meter toda la ropa a la lavadora comencé a hacer almuerzo para uno.

El espagueti me había quedado bastante rico. Estuve toda la tarde viendo cosas para el instituto y a eso de las seis de la tarde se me ocurrió ir a comprar una pizza al local que había en la esquina. Dejé mi departamento cerrado y me dirigí al lugar. Camine unos minutos y para mi suerte estaba abierto. Entre y me detuve en seco al ver a Caín ahí dentro hablando con el tipo que vendía. Parecía una persona normal. Su mirada paso por mí y me ignoró mirando nuevamente al tipo. Pidió y luego salió a esperar afuera mientras fumaba un cigarrillo. Pedí la pizza que quería y luego salí a esperar. Me senté en una de las bancas que había.

Caín estaba fumando, lo mire unos segundos. Ojos celestes o verdes, cabello oscuro, labios gruesos, piel clara. Muchos tatuajes. Sé que lo conozco.

–Flashback–

No entendía lo que pasaba a mí alrededor. Mamá estaba gritando y llorando, un tipo le gritaba a su hijo, su hijo tenía una pistola en su mano y en frente estaba mi padre pidiéndole por favor que me sacaran de ahí. El niño no quería disparar. Su padre lo obligaba.

-¡Jala el puto gatillo o te mataré a ti! -Amenazó el tipo al niño. El niño disparó, mi padre cayó al suelo. Ellos se fueron y el tipo le disparó a mamá. Ahí estaba yo, llorando, sin entender. Mis padres estaban muertos. Y todo por culpa de un niño con un arma.

–Fin flashback–

Él... Él, Caín es... Mi rostro se tornó pálido. El odio y la euforia subieron a mi cabeza. Me puse de pie con mis ojos llenos de lágrimas, Caín me observó raro.

– ¡Hijo de puta! –Le grité. Él no se inmutó, me observó el silencio. –¡No te hagas el imbécil maldita sea! ¡Sé que me reconoces! 

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BESOPOS XOXOXO