Capítulo 19
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Lo miré unos segundos sin saber que realmente hacer, Dante me había dicho que era una pelea bastante importante para Caín y que no quería que nadie lo fastidiara antes ni durante, después quizá. Un tipo con un micrófono comenzó a llamar a los boxeadores, quizá era sólo mi imaginación y lo que el chico había derramado en la bebida no era nada peligroso. Antes de ponerme de pie para ver la pelea, vi a otro tipo llegar a donde el moreno a discutir con él, al parecer se dio cuenta que los estaba mirando pues me miraban de reojo, el tipo lo amenazaba y de un momento a otro tomó su brazo y lo sacó del lugar a tirones. Me removí inquieta y me dirigí hacia mi primo.
– ¿Todo bien? –Me preguntó.
– Si –Respondí sin mirarlo. Me apegue a su brazo y comencé a mirar el cuadrilátero para ver a Caín. Miré al chico con el cual iba a enfrentarse, su piel era muy oscura, estaba rapado al cero y sus músculos sobresalían de su cuerpo, tenía puesta una remera y un short, zapatillas y los guantes de boxeo, con o sin estos, Caín iba a derrotarlo. Mire a Caín unos minutos, estaba pálido, caminaba algo lento y se veía mal.
– Dante –Apreté su brazo, pero alguien me tomó del otro brazo jalándome hacia atrás. – ¡Dante! –Le grité y él volteó a mirarme enseguida, sus ojos se encontraron con el tipo que estaba jalándome hacia atrás, caí al suelo sentada y éste comenzó a arrastrarme, vi a Dante pasar sobre mí y empujar al tipo. Me puse de pie rápidamente sacudiéndome el trasero, mi primo estaba golpeando al tipo con el yeso de su brazo en la cara, todos estaban muy concentrados en la pelea para darse cuenta de que mi primo con otro tipo estaban peleando. – ¡Ya basta! –Le grité a mi primo jalando su chaqueta hacia atrás. Estaba dejando casi inconsciente al tipo que mirándolo bien era el mismo que había derramado líquido en la bebida de Caín. –Ya basta, Dante –Decía, pero era en vano. Otro sujeto se acercó y comenzó a empujar a mi primo hacia atrás, nuevamente alguien me jaló del codo tratando de hacerme caer. Dante se detuvo y comenzó a discutir con el otro tipo, volteé a mirar quien estaba fastidiándome, era un tipo que jamás había visto.
– ¡Deja de fastidiarme imbécil! –Hablé alterada.
– No le dirás a nadie lo que viste –Me señaló con su dedo índice. Lo ignoré mirando a mi primo quien seguía discutiendo, mire a mí alrededor hasta que vi a Ian. – ¡Ian! –Le grité y corrí hacia él, pero él sujeto me siguió tratando de sostenerme y taparme la boca, lo mordí un par de veces hasta que me zafe de él – ¡Ian! –Lo llamé y él escuchó, me vio peleando con el tipo, ya que me quería sacar del lugar. Ian se acercó a mí rápidamente empujando al sujeto hacia atrás.
– ¡Ya basta Josh! –Lo empujó tan fuerte que éste se llegó a caer al suelo, me puse detrás de Ian tratando de mirar la pelea, Caín estaba en el suelo y toda la gente parecía desconcertada.
– ¡Ian! –Le grité y él me miró. –Caín esta drogado, lo drogaron... yo los vi –Dije agitada. Ian miró hacia todos lados y luego llamó por teléfono, me jaló del brazo y corrió junto a mí hacia el tipo que dirigía la pelea.
– ¡Tyler, detén la puta pelea! –Le gritó Ian al chico que estaba sentado con el megáfono.
– ¿Qué pasa ojos claros? –Lo miró el chico que ahora sabía que se llamaba Tyler, el siempre dirigía cada pelea de la ciudad.
– Drogaron a Caín –Lo miró fijamente.
– Hijos de puta –Dijo Tyler encendiendo el megáfono. – ¡Basta! –La gente se quedó en silencio escuchándolo. Caín estaba en suelo, su boca, su nariz y su ceja estaban sangrando y sus ojos estaban semis cerrados. – ¡¿Me están jodiendo o qué?! ¡Conmigo ni una puta broma de estas! –La voz del chico realmente estaba enojada. – ¡Largo de aquí! ¡No quiero drogas aquí maldita sea! –Dijo enojado mientras caminaba al cuadrilátero. Encaró al oscuro empujándolo hacia atrás –Si no puedes pelear sin drogar a tu contrincante estás muerto, no sabes dónde mierda te has metido –El chico salió rápidamente del cuadrilátero y la gente comenzó a irse.
– Debemos llevarlo a un hospital –Le dije a Ian en cuanto el lugar comenzó a desocuparse.
– Si y rápido –Habló Tyler mirándonos. Vi a Jaxon llegar hecho un demonio, Annie estaba junto a él. Mi primo se acercó corriendo al cuadrilátero con su yeso lleno de sangre. Sacaron a Caín dirigiéndolo al auto de Jaxon, me subí junto a Dante al auto de Ian y rápidamente estuvimos en el hospital central. En cuanto nos bajamos del auto de Ian, los chicos ayudaron a Jaxon a entrar a Caín al lugar, no reaccionaba, estaba completamente sedado, mi corazón latía con fuerza y me sentí bastante mal por él.
– ¿Por qué no me dijiste que estaba drogado? –Me preguntó Dante removiéndose en la sala. Habían entrado a Caín de urgencia para quitarle todo el veneno de su cuerpo.
– Lo iba a hacer, pero ese tipo llego y me botó al suelo –Respondí rápido, aun no asimilaba todo lo que había pasado. Jaxon estaba en silencio, enojado, pero en silencio. Ian movía su pierna derecha de arriba hacia abajo mientras que su espalda estaba apoyada al respaldo del sillón. Dante caminaba de un lado a otro limpiando el yeso que se encontraba empapado en sangre y yo estaba entremedio de Jaxon e Ian muy asustada por lo que había pasado.
– ¿Quiénes eran ellos? –Le pregunté a Ian bajando la voz.
– Unos idiotas –Respondió molesto. –Había mucho dinero en juego, obviamente querían ganar. Malditos cobardes.
Estuvimos alrededor de tres horas en el hospital, el teléfono de Ian no dejaba de sonar y a ratos miraba a Dante y a Jaxon.
– Debo contestarle –Dijo Ian.
– No, no lo hagas –Respondió Jaxon. –Caín nos matará si se entera de que él vino aquí.
– Es su papá –Habló mi primo. –Vendrá de todas maneras.
– Demonios –Jaxon se puso de pie enojado. –Los voy a matar, lo juro –Escupió.
Una enfermera salió a hacernos algunas preguntas y nos informó que Caín ya estaba un poco estable, pero que estaría alrededor de dos días en donde necesitaría ayuda para hacer las cosas ¿Qué tipo de droga dura hacía eso?
De pronto unos pasos me desconcentraron, yo estaba mirando la cerámica blanca con algunas gotas de sangre que había dejado Dante, pero sus zapatos negros me desconcentraron aún más. Alcé mi vista para chocar con la imponente figura de Darell, ésta vez usaba una camisa junto a una chaqueta negra, un jeans oscuros y sus zapatos brillantes.
– Ahora me dirán quienes fueron –Su voz sonó demoniaca.
– No –Lo detuvo Jaxon. –Creo que es mejor que tu hables con Caín, nosotros no diremos nada –Darell entrecerró sus ojos mirándolo fijamente.
– ¿Algo que decir Cailin? –Se sentó a mi lado, cruzó las piernas y también sus brazos. Negué con mi cabeza. –Está bien –Bufó. –Me están sacando de quicio estos hijos de puta, no soportan ver a alguien ser mejor que ellos –Dijo con rabia. –Lacras, son unas malditas cucarachas fastidiosas.
Cuando finalmente dejaron salir a Caín, venía en una silla de ruedas, pero los hizo detenerse a mitad de camino para ponerse de pie algo exhausto, se dirigió hacia nosotros y luego miró a su papá.
– ¿Qué haces aquí? –La voz de Caín sonó algo débil, pero seguía siendo tan obstinado como siempre.
– Vine a verte, estaba preocupado –Respondió Darell.
– No tengo ganas de discutir, sólo quiero mi cama.
Salimos del lugar, nos repartimos en los autos y todos nos dirigimos al departamento de Caín, eran alrededor de las tres de la madrugada y nosotros seguíamos en pie intentando animar a Caín, realmente se veía mal.
– Creo que necesito dormir –Dijo mirándonos. –Gracias en serio, creo que mañana quiero escuchar lo que pasó.
CAÍN BENNET.
Realmente mi mente se borró en cuanto pise el cuadrilátero y volvió a la normalidad cuando la enfermera estaba poniéndome suero. Me habían drogado, sí, pero nadie es tan mal intencionado para darme una droga que me deje imbécil por tres días. Me tendí en mi cama boca arriba intentando sentirme mejor, mi cuerpo dolía y creo que había perdido suficiente sangre, estaba tan cansado que no me costó para nada quedarme dormido.
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Desperté de repente, sin que nadie me molestara, aun me sentía bastante débil, pero tenía hambre. Enfermo que come nunca muere, dicen. Intenté ponerme de pie y me asuste al ver a alguien durmiendo en el sillón de mi habitación, era Cailín, quien dormía con su ceño fruncido ¿Qué hacía ahí? Me puse de pie finalmente haciendo un poco de ruido y Cailín despertó enseguida.
– ¿Necesitas algo? –Su voz cansada me hizo sentir algo mal, quizá paso toda la noche ahí.
– No, voy yo –Dije.
– No, tú acuéstate –Se puso de pie. –Estoy haciendo mi buena acción del día, los chicos fueron a comprar algo para comer después.
– ¿Y te has quedado aquí?
– Claro que no, fui con ellos –Rodó los ojos sarcástica y yo entrecerré los ojos –Vengo enseguida.
Salió de mi habitación unos minutos y luego regresó con un té y unas galletas de arroz que odiaba con mi vida.
– Es lo único que puedes comer hasta el momento –Dijo algo inocente. Me gustaba mirarla, era muy bonita. –Puedes ponerle un poco de mermelada si quieres –Dijo pasándome un pocillo con mermelada y una cuchara.
– Gracias, de verdad no es necesario –La miré algo culpable.
Me sentía algo estúpido.
Hace unos días le había dicho que no debía pasar nada entre los dos cuando en realidad lo único que faltó era quitarnos la ropa y tener sexo, ella me dejó muy en claro que no estaba ilusionada conmigo y que prácticamente ni siquiera había superado aun nuestro odio mutuo, así que me quede tranquilo con su respuesta. No quiero que se encariñe conmigo, no estaría bien por ella... Yo simplemente no estoy en el mismo mundo del "amor" y "personas" en mi mundo eso no combina, ni siquiera existe esta palabra que empieza con a y termina con mor. Es difícil para mí no encariñarme con una chica que tiene linda sonrisa, lindo cabello, ojos y boca tentadora, pero un carácter que solo debe haberlo heredado de un monstruo. Quizá es sólo lo que le pasa a cualquier chico cuando ve a una mujer atractiva, solo quiere llevarla a la cama y ya está, pero como es casi el tesoro de Dante, eso está completamente prohibido para mí, son códigos.
No niego que si me tuviera que quedar un día entero soportando su humor de perro, lo haría feliz.
– Ahora creo que podrías decirme que pasó anoche –Dije comiendo las galletas más asquerosas del planeta, ni siquiera eran asquerosas, sólo no tenían sabor y eso es aburrido así que en vez de comer galletas con mermelada, intente que fuera mermelada con galletas.
– ¿Realmente no recuerdas nada? –Se sentó al final de mi cama.
– Recuerdo hasta que entré al cuadrilátero, luego de eso estaba en el hospital con la enfermera. –Hablé sincero. Cailín hizo una mueca y se acomodó mejor.
–Antes de la pelea tú estabas con un tipo moreno, estaba hablando –Me recordó y yo asentí –Lo vi a él derramarle algo a tu bebida, pero pensé que te diría y tu luego tomaste y no te dijo nada.
– Es un idiota, no puedo creerlo.
– Luego de eso tú fuiste al cuadrilátero y el sujeto comenzó a discutir con otro, lo amenazó y se dieron cuenta de que yo estaba mirándolo, así que salieron del lugar. Me acerqué a Dante y cuando te vi que estabas pálido, le iba a decir a mi primo cuando un tipo me jalo del brazo y me arrastró por el lugar –Me contaba recordando. –Dante comenzó a pelear con él, su yeso estaba completamente ensangrentado, luego un tipo que Ian lo llamó Josh comenzó a empujarme y a amenazarme con que no dijera nada. Dante se puso a discutir con otro tipo y en mi intento de zafarme de Josh, llamé a Ian, él me defendió y finalmente pude decirles que estabas drogado –Suspiró. –Bueno, ahí Tyler se enojó detuvo la pelea, insultó un rato a todos y luego los echó a todos del lugar, literalmente. Ahí fue cuando te llevamos al hospital.
– Y llegó Darell –Rodé los ojos.
– Si, pero estaba preocupado –Intentó ayudarlo. Me mantuve en silencio mirándola, ella no entendía ni tampoco quería explicarle.
– Ya llegamos –Escuché la voz de Dante, abrió la puerta y nos miró intercaladamente. –Ya te enteraste de todo.
– Así es y necesito que hablemos ¿Darell se fue?
– Si –Respondió Ian entrando a la habitación junto a Jaxon.
– Bien, gracias chicos –Dije mirándolos. Ellos sí que eran mis hermanos, siempre estaban ahí cuando los necesitaba y yo estaba cuando ellos lo necesitaban. –Voy a darme una ducha. –Me puse de pie mientras me miraban.
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CAILÍN TAYLOR.
Se acabaron las vacaciones y tenía que ver la cara de Kendall nuevamente en clases, como la odiaba internamente.
– ¡Cailín! –Escuché su voz chillona en cuando entré a la sala. –Me alegra que estés mucho mejor ahora –Fruncí el ceño sin entenderla.
– ¿De qué hablas?
– Sobre el asalto –Sonrió sarcástica. –Espero que mis tíos no te hayan dejado tan mal –Frunció los labios y yo quedé petrificada mirándola.
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BESOPOS XOXOXO
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