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Capítulo 17

Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía amazon. 

*

– ¿Y por qué piensa eso? –Me preguntó Dante.

– Por haberme visto cerca de ella –Mentí. –Voy a hacer algo, pero tú no hagas nada.

– ¿Qué harás?

– Hablaré con Kendall, pero si no entiende, que es lo más probable –Respiré profundo. –Iré a donde sus tíos.

– Voy a acompañarte –Dijo molesto.

– No, ya te han golpeado por tener ese brazo enyesado –Me burlé y él sonrió.

– Espero que resulte Caín porque de verdad no voy a soportar que nuevamente le hagan a Cailín algo como esto.

– Si, voy ahora –Me puse de pie y Dante se sorprendió un poco.

– Pensé que esperarías a que entráramos al instituto –Comentó confundido.

– No o van a terminar destruyendo a tu prima –Respondí seguro. –No puedo creer que acercarse a mi tenga tantas consecuencias –Comenté molesto. –Nos vemos más tarde –Me despedí de Dante y luego me marche.

Baje el ascensor pensando las palabras adecuadas para decirle a Kendall, ella es una chica bastante obstinada y siempre quiere que todo se haga a su manera.

Conozco a Kendall desde que entré al instituto Risco, es decir, hace tres años. Ella es hija de uno de los dueños del instituto y siempre estaba ahí cuando yo terminaba en recepción pidiendo los libros, cuadernos, etc. Kendall comenzó a hablarme y yo en el intento de alejarla un poco de mí, pensé que una noche estaría bien, pero no fue así. La segunda vez que estuvimos juntos fue exactamente porque estaba ebrio y drogado, ella sólo se aprovechó. No he tenido nada con ella hace aproximadamente siete meses, ya debería haberse olvidado de mi existencia. Sé que los tíos de Kendall son los culpables de esto porque hubo dos ocasiones en donde estuve con dos chicas y Kendall mandó a que las asaltaran y humillaran públicamente, pero esto es diferente, es la prima de mi amigo y no voy a dejar que pase a mayores.

Me subí al auto algo pensativo, miré el edificio frente a mí y suspire No te encariñes, no lo hagas. Encendí el motor del auto y me mentalicé para ir a la mansión de Kendall. Recordaba muy poco cual era la casa porque todas las veces que fui fue porque tenía fiesta y era de noche.

– Aquí es –Le dije a mi subconsciente. Una casa con rejas enormes, un gran jardín y una mansión blanca de aproximadamente cuatro pisos. El lugar en el que estaba situada, era bastante adinerado y jamás se veían robos ni asaltos, pero los tíos de Kendall por parte de papá, son como la mafia, hacen de todo por su niña... Sobre todo si ella se pone a llorar. Me estacioné y me baje del auto dirigiéndome a donde se encontraba el conserje de la casa.

– Hola –Lo miré y me predispuse a ser amable.

– Buenos días –Me respondió. – ¿En qué puedo ayudarte?

– ¿Ésta es la casa de Kendall DeLuise?

– ¿Quién pregunta?

– Yo –Fruncí el ceño algo confundido.

– Dime tu nombre.

– Caín Bennet.

– Espera un momento.

Me aleje un poco de él y comencé a mirar a mi alrededor. El conserje parecía guardia.

– Chico –Me llamó y me desconcentró. –Puedes entrar, estaciónate adentro.

– No gracias, así está bien –Asentí entrando al lugar.

Caminé por el gran jardín hasta llegar a la casa, iba a tocar el timbre y antes de hacerlo abrieron la puerta y se asomó el rubio platinado de Kendall.

– ¡Caín! –Me abrazó eufórica. No dije nada, sólo me mantuve quieto como una roca. – ¿Qué haces aquí?

– He venido a hablar contigo –Mi voz sonó más seria de lo que imaginé.

– ¿Sobre qué? –Sus cejas se fruncieron. –Pasa –Abrió la puerta y me hizo entrar. La seguí hasta sentarnos en un sillón. Al parecer estaba sola o la casa era muy grande.

– ¿Estás sola?

– Si –Sonrió emocionada.

– Bien, entonces iré al grano –Comenté rápidamente. –Sé lo que hiciste Kendall y no me agrado para nada.

– ¿De qué estás hablando? –Fingió su desentendimiento.

– Hablo de Cailín –Hablé irritado y ella rodó los ojos.

– No sé de qué demonios estás hablando, así que te pido que seas más explícito.

– Sé que mandaste a tus tíos a que la asaltaran y le rompieran la ropa el día en que era la fiesta de bienvenida a las vacaciones –Dije y su rostro palideció.

– Yo no he sido –Me miró fijamente a los ojos. –Yo no podría haber hecho algo así.

– No me mientas Kendall, sé que has sido tú –La miré. –Y si no te detienes, yo mismo tendré que ir a hablar con tus tíos.

– Esta bien –Comentó rindiéndose. –Es que no la soporto. Me dejó en vergüenza frente a toda la clase y aparte está contigo en todos lados ¿Qué demonios se cree?

– Ella es la prima de mi mejor amigo –Respiré controlando mi molestia y ella se sorprendió. –Así que basta con tus juegos Kendall porque estoy seguro que ni siquiera te imaginas como soy.

– Caín –Sus ojos azules se quedaron en los míos. –Estoy enamorada de ti y no puedo dejar que alguien como ella te bese así como si fuera tan fácil.

– La bese porque estoy cansado de que seas tan obsesiva. No me gustas y no estaremos juntos, que se quede eso en tu cabeza –Resoplé y me puse de pie. –Si vuelves a hacer algo no voy a responder.

– Caín ¿Dónde vas?

– Me voy.

– Intenta reaccionar, nosotros estamos hechos para estar juntos.

Sonreí con gracia –No, lo de nosotros fue algo de una noche que no se volverá a repetir.

– Haré todo lo posible por tenerte conmigo –Sus palabras llegaron a mis huesos como si una víbora me hubiese enterrado veneno. La miré hacia atrás con irritación.

– Yo no soy lo que piensas Kendall y si de a poco tú familia y tú se van deteriorando, no me culpes.

Salí de su casa algo molesto, de todas maneras hablaría con los tíos de Kendall. Caminé rápidamente hasta salir del lugar y me subí a mi auto sin despedirme del conserje. Encendí el auto y en dos segundos ya estaba camino a hablar con esos hijos de puta.

Me estacioné afuera de un bar, era algo así como un prostíbulo sin acostarse con las chicas. Todo me indicaba que el líder de ellos se encontraba aquí. Me baje del auto y entre al lugar, algunas chicas enseguida se acercaron a ofrecerme cosas, pero ignoré todo tipo de rarezas y comencé a buscar entre la gente. Ahí estaba. Caminé hacia él decidido, me senté en su mesa y me miró fijamente.

– Tu y yo debemos hablar –Dije mirándolo fijamente.

– ¿Quién demonios eres tú?

– Caín Bennet –Sus ojos se abrieron un poco más mirándome, entrecerré los ojos y enseguida supe que sabía quién era yo.

– No he hecho nada –Tomó de su cerveza.

– Hablaremos, si –Lo miré fijamente y me puse de pie y él me siguió, camine hasta un lugar que estuviese algo vacío y ahí me quede.

– ¿Qué quieres? –Su rostro parecía sorprendido al verme tan cerca de él.

– Vas a dejar en paz a Cailín.

– ¿Quién es Cailín?

– No te hagas el imbécil conmigo –Escupí. –Sé que Kendall te ha mandado a ti y dos tipos más a asaltarla y a prácticamente humillarla. No pongas esa cara porque ella misma me lo ha confesado.

– Es mi sobrina Caín –Sonrió. –Hago de todo por ella.

– ¿Si? –Sonreí irónico. –Yo también hago de todo por la gente que me importa.

– No podía decirle que no –Su voz comenzó a cambiar, él quería calmar la situación.

– Voy a matarte a ti y a tus hermanos –Le dije seguro. –Así que dile a tu sobrina que deje de entrometerse en donde no le corresponde.

– No vas a hacernos nada –Bufó. –Eres un niño.

– ¿Me viste cara de imbécil? –Sus ojos se quedaron en los míos. –Mira hacia allá –Le indique una mesa con gente que me pareció conocida. Mi padre tenía gente por todos lados. –Levanto una mano y enseguida vas a estar muerto –Lo mire.

– ¿Quiénes son ellos?

– Eso a ti no te importa. Vas a dejarla en paz ¿Me oíste? No quiero verme obligado a matarte a patadas en las bolas o simplemente utilizar un arma para dejarte morir aquí mismo.

– Está bien –Se rindió. –Se acabó, pero dile a Kendall que no se pase.

– Me importa una mierda Kendall –Lo miré fijamente. –Mientras no te metas con Cailín, todo estará bien.

– Dile a Darell que me de trabajo –Sonrió.

– Sí, claro –Sonreí sarcástico.

Salí del lugar más tranquilo. Mi padre se ha encargado de atormentar a cada idiota que quiere ser mejor que él. Sus palabras claras que decían "Recuerda que nadie es mejor que tú" Se repetían en mi cabeza a cada segundo. De alguna u otra manera la forma en la que me había criado él había sido la correcta para sobrevivir en estas calles, aunque no puedo perdonarle todas las cosas por las que he tenido que pasar a causa de él.

CAILÍN TAYLOR.

Mi rostro seguía poniéndose cada vez más morado, Dante me pasó hielo para que me aplicara en el pómulo, pero a ratos sentía que me quemaba así que lo dejaba a un lado. Me arreglé las uñas lo que más pude ya que con todo lo que intente defenderme mis uñas se hicieron trizas. Annie vino a verme y conversamos toda la tarde, al parecer estaba intentando acercarse a Jaxon y se encontraba bastante feliz.

– Hoy iré a ver pelear a un amigo –Dijo Dante mirándonos.

– ¿Hoy? –Bufé. -No quiero salir así de morada a la calle.

– No es necesario que vayas, es una pelea bastante aburrida –Se encogió de hombros. –Pueden quedarse aquí, que se yo. Luego vendré con Caín y los chicos.

Asentí en silencio y Annie dijo que se quedaría en el departamento esa noche. Estuvimos viendo películas hasta que nos quedamos dormidas.

– Cailín –Alguien tocó mi hombro y comenzó a moverme. Abrí mis ojos con dificultad encontrándome con Dante. –Ya llegamos, si quieren van a dormir a tu habitación o se quedan aquí con nosotros.

– Está bien –Fregué mis ojos y luego desperté a Annie. Nos quedamos mirando unos segundos y nos pusimos de pie.

– Voy a dormir –Le dije a Ann en cuanto nos dignamos a caminar a mi habitación.

– No, por favor –Suplicó con su mirada. –Ahí esta Jaxon y quiero hablar con él.

– Pero quédate –Le sonreí.

– No seas así –Mostró su labio inferior juntando sus manos rogándome.

– Está bien, pero lavaré mi cara –Resoplé.

Caminamos por el pasillo encontrándonos a Jaxon, Ian y Caín, mi primo estaba en la cocina haciendo algo para comer. Los saludé desde lejos mientras que Annie se acercó a saludarlos uno por uno y se sentó junto a su amor platónico.

Entré el baño, intente de despertar lo que más pude y cepille mis dientes. Amarre mi cabello en una coleta alta y luego fruncí el ceño frustrada, odiaba como me veía, pero no quería ponerme dos kilos de base en el rostro.

Cuando estuvimos acomodados en el living, me senté a un lado de Ian, de alguna manera me sentía mejor estando ahí.

– Sí que te dejaron mal –Dijo Ian mirándome. Los demás estaban bebiendo cervezas y riendo de otras cosas.

– Si, fue horrible –Comenté. –Pero no quiero acordarme de eso, odio ver mi rostro así.

– Estas bien de todas formas –Se encogió de hombros y yo sonreí. Sentí que alguien estaba mirándome, desvíe la mirada encontrándome con la de Caín, él entrecerró sus ojos y yo le hice una mueca, él sólo sonrió negando con su cabeza.

Estuvimos hasta muy tarde riéndonos y conversando sobre diferentes cosas, no quise beber ni fumar. Simplemente no tenía ganas. Los chicos estaban bastante ebrios y Annie sólo quería quedarse con Jaxon en la sala para cuidar su ebriedad.

– Voy a dormir –Le dije a mi primo quien asintió con su cabeza. Era el único que estaba lucido ya que no consumía alcohol.

Entré a mi habitación, me puse pijama y enseguida me metí en la cama. Escuchaba las risas de los chicos y las demás latas que abrían para beber.

Desperté, miré la hora 6:54am. Ya no se escuchaba ruido afuera, así que supuse que se habían dormido. Alguien abrió la puerta de mi habitación, me quedé inmóvil por unos segundos hasta que los pasos comenzaron a acercarse a mi cama, volteé a mirar viendo a Caín.

– ¿Qué haces aquí? –Fruncí el ceño.

– Me duele la espalda y Dante está durmiendo con Ian –Respondió ebrio.

– ¿Y qué quieres?

– Dormir aquí –Se sentó en mi cama y cayó a la almohada como un saco de papas.

– No –Bufé, empuje su hombro pero ya estaba dormido. –Dante me matará, Caín despierta –Lo moví bruscamente.

– No te dirá nada, no haré nada –Decía enredado. –Lo juro.

Suspire mirándolo y me senté en la cama. Me puse de pie a buscar una frazada y lo cubrí sacándole las zapatillas Te debía una pensaba. Me metí bajo las sabanas mientras que él estaba sobre estas y cubierto con una de mis frazadas.

– Eres así como un ángel –Dijo mientras estaba dándole la espalda.

***

BESOPOS XOXOXO


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