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Capítulo 16

Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía amazon. 

*

CAILÍN TAYLOR.

Creí que la conversación que iba a tener Caín con Kendall no serviría para nada, pero no fue así. La chica ya no me molestaba y eso me dejó más tranquila, en realidad no sé si fue la conversación con Caín o por todas las cosas que le dije en el salón de clases.

Quedaba tan sólo una semana de clases para salir de vacaciones y según mi primo, dormir hasta las tres de la tarde. Estuve estudiando mucho, haciendo trabajos y estresándome más de lo normal, entregué todo a tiempo y finalmente pude decirlo ¡Vacaciones vengan a mí! Esa noche habría una fiesta para darle la bienvenida a las vacaciones. En el instituto los chicos hacen fiesta por todo, salió una flor nueva en el jardín ¡Fiesta! El cielo es azul ¡Fiesta! el lápiz es rojo ¡Fiesta! Es todo así, pero me gusta y es bastante divertido, ya que puedo despejarme y divertirme.

Esa noche quedé de juntarme con Annie afuera de una pizzería porque todavía no se sabía el camino al nuevo departamento y necesitaba hablar conmigo a solas sin que estuviese Dante, Caín, Ian o Jaxon que era el que más le importaba. Dante insistió en ir a dejarme, pero yo me negué cientos de veces porque quería respetar a mi amiga. Me puse ropa adecuada, me maquille un poco, tome mis cosas y me fui. Dante me dijo que nos veríamos allá y así iba a ser.

Comencé a caminar sin encontrar ningún taxi que me llevara a la pizzería y ya se me estaba haciendo muy tarde. Pasé por calles que ni siquiera conocía y ya estaba comenzando a asustarme la oscuridad de las calles y que anduviera poca gente y si andaba estaban drogados o ebrios. Mi celular comenzó s sonar y conteste, era Annie.

– ¿Hola?

Amiga ¿Dónde estás?

– No he podido encontrar un taxi –Reclamé. –He caminado mucho y no hay nada.

Está bien, ven con cuidado sigo aquí.

– Si, nos vemos –Colgué.

En cuanto metí el celular en mi bolsillo sentí que alguien estaba siguiéndome, volteé un par de veces, pero después me convencí a mí misma que sólo era mi imaginación. De pronto, unos pasos marcados hicieron que me volteara a mirar, pero alguien tapó mi boca bruscamente y sentí una punzada en mi cadera. Comencé a forcejear hasta que sentí la punta de un cuchillo en mi cadera, me mantuve quieta llorando, no había nadie en la calle más que esa persona y yo.

– Silencio –Una voz ronca llegó a mis huesos. –Entrégame todo lo que tienes. –Asentí rápidamente. Él me revisó por completa, me quitó mi celular, mi billetera, la chaqueta que llevaba puesta. –Qué otra cosa puedes tener de valor –Me miró de pies a cabeza. –Quería correr, pero estaba armado. No podía dejar de llorar mientras su mirada morbosa me recorría. –Esto –Puso su mano en mi cuello y me quitó el collar que me habían regalado mis padres en mi cumpleaños número seis. Lloré de impotencia, no podía ser tan hijo de puta. –Ahora sí, vengan chicos –Lo miré en shock. Dos hombres comenzaron a rajar mi ropa, los golpeé unas cuantas veces pero ya estaba devastada, peleé tanto que hasta me golpearon a mí dejándome aturdida, más que un asalto parecía una humillación gratuita y pública. Me dejaron en el suelo y luego corrieron. Me puse de pie rápidamente dolorida y llorando todavía. Corrí en dirección al departamento hasta que me perdí.

– Esto no puede ser peor, maldita sea –Susurré. No había gente por ningún lugar, justo cuando necesitaba un maldito celular nadie estaba. Sentí un trueno en el cielo, miré hacia arriba –Esta es una puta broma –Me cayó una gota en la frente. Me quede bajo un techo de una tienda cerrada alrededor de una hora y media hasta que vi un auto conocido, se detuvo en frente de mí y alguien se bajó. La lluvia era demasiado fuerte y ya estaba lo suficientemente empapada y muriendo de hipotermia.

– ¿Cailín? –Reconocí su voz de lejos. Corrí hacia él y aunque era el peor tipo del mundo iluminó toda mi maldita noche. – ¿Qué demonios te paso? –Me ayudó a subirme al auto y luego se subió él. Ni siquiera podía hablar de lo congelada que estaba. Caín subió la calefacción del auto y se devolvió a su departamento sin hacer más preguntas al respecto. Se estacionó en su edificio y me ayudó a bajar, subimos en el ascensor mientras yo seguía tiritando de frío. Entramos al departamento.

– Esto se ve muy mal, pero te ayudaré. No pienses que abusaré de ti. –Me dijo llevándome por el pasillo hasta el baño. Llenó la tina de agua caliente mientras me ayudaba a quitarme la ropa rápidamente. Me miré en el espejo y estaba pálida, mis labios estaban tornándose morados y tenía una herida en la ceja, un pómulo morado y sangre en el labio... Yo también me hubiese asustado al ver a Caín así. Quede en ropa interior frente a él y ni siquiera me interesó. Me metió en la tina y luego mojó mi cabello con el agua de la llave. Sentí mi cuerpo relajarse y comenzó a doler, miré mis piernas a través del agua, tenía las rodillas raspadas por haber caído cuando estaban arrancándome la ropa. Mis brazos iban a ponerse morados por los tirones. Demonios, a veces odio ser tan blanca.

– Voy afuera un momento –Se puso de pie algo confundido.

Intenté entrar en calor lo que más pude hasta que me sentí reconfortada, mis dedos ya estaban comenzando a parecer de abuelos así que decidí salir de la ducha. Caín me prestó dos toallas, me seque rápidamente y me puse una en el cabello. Dejé mi sostén en el baño y me quité las bragas. Ahora sí que iba a morir de vergüenza frente a Caín. Me sentía tan humillada.

– ¿Estás mejor? –Me preguntó en cuanto me vio salir del baño.

– Si, gracias –Lo miré fijamente. -Lo lamento, supongo que ibas a la fiesta que harían hoy.

– No importa eso –Negó con su cabeza.

Le pedí su celular para llamar a Ann, ella estaba histérica y mi primo ya se había enterado de que no había llegado a juntarme con ella.

– Estoy bien –Le dije. –Me robaron todo, pero estoy bien.

¿Con quién estás?

– Con Caín. Llamaré a mi primo para que esté tranquilo, no necesito que vengan para acá y arruinen su bienvenida de vacaciones ¿Si?

Está bien, llámame si necesitas algo.

– Bien, adiós –Colgué.

Me quede mirando el celular y luego a Caín.

– Dante hoy se juntaría con una chica –Me dijo Caín encendiendo la televisión. –No creo que sea buena idea preocuparlo.

– ¿Y qué le voy a decir?

– Que estás conmigo –Se encogió de hombros.

– Se preocupará de todas formas.

– No –Aseguró.

Marqué el número de mi primo y él contestó enseguida pensando en que era Caín. Le conté lo que me había pasado, me regañó por un rato y luego le bajó la preocupación, le dije que estuviese tranquilo y que disfrutara la noche porque yo estaba con Caín y él aceptó, no puedo creer que mi primo confíe tanto en Caín.

– Dijo que me quedara aquí –Le dije a Caín.

– Está bien –Respondió Caín sin darle importancia. –Espera un momento –Se puso de pie y entró a su habitación –Ven –Me llamó. Me dirigí hacia él entrando a su habitación, era bastante grande y masculina. Abrió el closet y me pasó una de sus remeras y un pantalón del pijama – ¿Eso está bien?

– Si –Respondí un poco avergonzada. Estuve secando mis bragas un largo rato con el secador hasta que finalmente me parecieron que estaba bien. El sostén no importaba tanto si usaba una camiseta de Caín. Salí a la sala sintiéndome ridícula, Caín sonrió al verme vestida así y con el cabello húmedo.

– Ahora me contarás que te pasó –Indicó que me sentara en uno de los sillones. Eran bastante grandes y blancos. Me senté en silencio.

– Me asaltaron –Respondí aun incómoda. –Luego llegaron dos tipos a romperme la ropa y golpearme.

– ¿Que? –Sus ojos se quedaron en los míos.

– Eso es lo que me pasó –Le dije algo afectada. Caín pestañó un par de veces mirándome hasta que desvió su mirada.

– ¿Tienes hambre? –Me preguntó. –Podemos pedir algo para comer ¿Te gusta el sushi?

– ¿Realmente no querías ir a la fiesta?

– Quería ir, pero da igual –Se encogió de hombros. – ¿Te gusta o no?

– Si, si me gusta –Respondí mirándolo.

Él tomó su teléfono y llamó a un lugar pidiendo una promoción de sushi que venían alrededor de 36 piezas. Mientras esperábamos la comida, Caín comenzó a preguntarme si había visto el rostro de los tipos, pero con suerte distinguí que me estaban robando.

Los sushi llegaron alrededor de media hora después, Caín dejó todo en la mesa de centro junto a una bebida. Al principio me daba algo de vergüenza comer, pero después de un rato tomé un poco de confianza.

– Pensé que realmente eras frío y mala persona –Le dije cuando estábamos viendo televisión.

– Lo soy –Respondió mirándome. –Con la gente que no me importa.

– ¿Por qué te comportas bien conmigo?

– Eres la prima de mi amigo Cailin, de alguna manera me interesa lo que te pase –Comentó honesto. –No voy a mentir sobre mi personalidad. Realmente no me importa golpear a alguien o tomar un arma, disparar o cualquiera de esas cosas, pero no voy a ser así con la gente que me interesa ¿Entiendes?

– Lo entiendo –Respondí mirándolo.

CAÍN BENNET.

Mientras veíamos televisión en living, Cailín se quedó dormida en el sofá. Se veía bastante mal, su rostro que comenzaba a tornarse morado la delataba. La miré por unos segundos y luego miré todos los sushi que quedaban. Guarde todo y luego tomé a Cailín en mis brazos dejándola acostada en mi cama. Saque algunas frazadas del closet y me acomodé en el sillón de al lado. Me quedé mirándola por unos segundos... No quiero encariñarme con ese rostro angelical, como ya lo dije, no estoy hecho para eso.

Desperté algo incómodo en el sillón, Cailín seguía durmiendo, esta vez acurrucada como un feto, sonreí mirándola y entre al baño a darme una ducha. Cuando salí, Cailín estaba despierta mirando el techo, me puse una remera porque ya me había puesto un pantalón en el baño.

– ¿Todo bien? –Le pregunté.

– Si –Respondió. –Creo que debo ir al departamento –Se tomó el pelo un poco desordenado y entro al baño, se demoró un poco y luego salió mientras yo estaba yendo a la cocina. –Mi ropa está destrozada –Salió de la habitación junto a mí.

– Te llevaré en auto así que no es necesario que vayas tan arreglada.

– Todavía no creo que estemos así –Dijo ella. La miré confundido. –Me refiero a... Llevándonos bien.

– Yo tampoco –Sonreí. –Es imposible descifrar si te vas a llevar bien con una mujer que lo único que hace todo el día es insultarte.

– Sabes por qué lo hacía –Entrecerré mis ojos mirándolo.

– Ya no volveremos atrás –Dije levantando ambas manos mostrando mis palmas.

Cuando Cailín se sintió segura de sí misma al salir del edificio vestida con una remera y un pantalón deportivo que me pertenecían nos dirigimos al auto. Ella salió corriendo dirigiéndose al auto mientras que yo abrí las puertas para que entrara rápidamente y no siguiera humillándose públicamente por la forma en la que estaba vestida.

– Dante me va a matar –Dijo ella mientras se miraba en el espejo del auto.

– ¿Por qué?

– Mira como estoy, toda golpeada.

– Te dirá de todo, menos matarte –Le sonreí. Ella me sonrió y luego suspiró.

Cuando llegamos al edificio, Cailín miró hacia todos lados y luego se bajó un poco más calmada que en mi edificio. Caminamos juntos hasta el ascensor y evitó al conserje y sus preguntas. Entramos al departamento y estaba todo en orden.

– Quizá Dante esta con una chica –Comentó Cailín preocupada.

– Voy a ver –Dije riendo. Golpeé un par de veces la puerta de Dante hasta que sentí unos pasos y la puerta se abrió. Mi amigo estaba durmiendo. – ¿Estás solo?

– Si –Bostezó. –Cailín ¿Viniste con ella? –Me esquivó y caminó hasta el living.

Lo seguí y me quedé sentado en el sofá mientras ellos hablaban o en realidad discutían.

– Te dije que yo te iría a dejar –Le decía Dante alterado. –Mira cómo te dejaron Cailín.

– Lo sé, lo siento –Bufó. –Es sólo que quería hablar con Annie a solas.

– Bien, pero te hubiese dejado ahí y me hubiese ido ¿Y si hubiese pasado a mayores? Imagínate que un hijo de puta abuse de ti.

– Dante ya basta –Lo miró ella con sus ojos cristalizados. –Ya tuve suficiente anoche, me sentí horriblemente humillada ¿Sabes? Me rompieron toda mi ropa, me robaron todo.

Lo lamento es sólo que estoy preocupado –Se acercó y la abrazó. Me dolió el pecho verla así de destruida.

– Voy a darme una ducha –Secó sus lágrimas que al parecer había aguantado toda la noche en mi departamento. –Gracias Caín. –Me miró. Le sonreí sin decir nada hasta que se marchó.

– Gracias hermano –Se acercó Dante a sentarse en el sillón que estaba frente a mí. – ¿Dónde la encontraste?

– Abajo de un techo que ni siquiera la cubría –Respondí mirándolo. –Estaba congelada, aparte se puso a llover y estaba toda su ropa destruida. La tuve que meter a la ducha con agua caliente para que reaccionara.

– Esta chica me va a matar –Articuló Dante y yo reí.

– Tengo algo que decirte –Suspiré, debía decirle.

– ¿Que?

– Ya sé quién pudo haber sido –Bajé la voz. –Pero no se lo digas a Cailín o va a meterse en más problemas.

– ¿Quién? ¿Cómo lo sabes?

– Los tíos de Kendall –Respondí seguro. –A todas las chicas con las que he estado les hacen lo mismo y Kendall tiene una obsesión con Cailín porque piensa que estamos juntos.  

***

BESOPOS XOXOXO

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