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Noveno capítulo.

Noveno capítulo.

No pudo evitarlo, se había resistido los primeros tres días, se ocupó de controlar a Mark porque sabía que después de cada recaída le seguía unos días de angustia, depresión y arrepentimiento, pero al final, luego del turno en la fábrica hizo un recorrido cerca del casino dejando la moto en las cercanías, realizó guardia hasta que varias noches después logro interceptarlo. Lo vio caminar con ese andar confiado en un traje de tres piezas en un azul oscuro que resaltaba la palidez de su piel. Besarlo le supo a gloria, así que fue imposible negar el impulso de volver a la noche siguiente y a la próxima también. Cada vez preguntaba por su nombre y cada vez le era negado, la única certeza eran los labios tiernos y pecaminosos, los jadeos y gemidos, la piel suave y el aroma masculino que lo envolvía y se le incrustaba en cada una de sus células olfativas. El placer que alcanzaba al sostenerlo, a presionarlo  contra su cuerpo se había vuelto una obsesión, ya no importaba la humillación ni el juego de poder al que lo había sometido.

-¿No te vas a quedar? -la voz de Mark interrumpió los pensamientos que comenzaban a calentarle la piel.
-No.
-Está bien -lo observó agachar la cabeza y mirarse los dedos- Perth...
-Dime.

Su amigo hizo silencio y miró a otro lado negando con la cabeza.

-Perdóname ¿si?
-No fue para tanto -supuso que hablaba de lo ocurrido cuando lo llamaron para buscarlo.

Volvió a negar con la cabeza. En estos días la depresión de Mark se estaba profundizando, pero poco podía hacer por él, siempre se resistió a la ayuda y esta vez no era la excepción.

-Pagaré la deuda -le dijo al fin- tu me advertiste que no debía jugar, y lo de después...
-Está bien -no tenía interés en discutir o hablar de lo que había sucedido esa noche, porque aún en una situación absurda, lo vivido al castaño había sido lo más real que había sentido en su vida.

Se miró al espejo antes de salir, buscó las llaves de la moto, la billetera y un abrigo. No llegó a atravesar la puerta antes de que escuchara el sonido del celular sonando en su bolsillo delantero.

-Es tu madre -le comentó a su amigo.
-No le atiendas -bufó con desdén- seguro Gun le fue con el chisme.

El aparató dejó de sonar para volver a hacerlo al instante.

-Hola -se llevó el celular a la oreja sin hacer caso al otro.

Apenas pudo oir a través del llanto que escuchó del otro lado, miro en dirección a Mark que comenzaba a alejarse hacia el dormitorio.

-Hola! -insistió asustado por el sonido- Vivian ¿que pasa?
-Perth... -la voz sonaba difusa- ¿Mark está contigo?
-Si si...
-Lo estamos llamando -sollozó una vez más -es Gun...

Se acercó casi corriendo al lado de su amigo y lo tomó del brazo dándole la vuelta para que lo mirara, supuso que podía leer en él porque de pronto la piel tomó un tono amarillento, casi enfermizo.

-Lo agredieron en la guardia de urgencias, lo golpearon en la cabeza -la voz se hizo más aguda, casi no se entendía- dicen que tiene una hemorragia...
-¿Qué! Qué!? -gritó su amigo antes de quitarle el teléfono y llevarselo al oído.

Mientras lo escuchaba gritar frenético buscó entre sus cosas, alcanzó el celular que Mark había dejado en la habitación, la billetera y una campera. Regresó y le sacó el celular a la fuerza para preguntar donde se encontraba internado y colgó para salir de inmediato. No recordaba haberlo visto alguna vez así, ni siquiera en los momentos donde se perdía con las drogas, los labios desprovistos de color, un temblor nervioso en su cuerpo y tan descoordinado que tuvo que colocarle la campera, la billetera y el celular en los bolsillos.

-Vamos -lo tironeó como si fuera un muñeco.
-No no... -balbuceó- tengo que buscar algo.
-Ni lo pienses- le advirtió cuando adivinó las intenciones de anesteciarse con alguna droga- es Gun de quien tenemos que ocuparnos ahora.
-Lo siento -susurró mirándolo a los ojos- va a estar bien ¿verdad?
-Mark -lo hizo avanzar- tenemos que ir al hospital.
-Pero -repitió las palabras- va a estar bien ¿verdad?

No le respondió, sacó las llaves y salieron del departamento para dirigirse al hospital donde había pasado todo. Había sido una pelea de brorachos en la guardia del hospital, el agresor había tenido una botella de vidrio con la que intentó golpear a alguien más, solo que Gun, siendo quien era, una persona pacífica  dispuesta siempre ayudar, se había interpuesto, el golpe lo había dejado inconciente, la tomografía realizada había mostrado la inflamación y una hemorragia por la cual deberían intervenir para poder drenar y liberar la presión en el cerebro.

-Mark -exclamó Vivian, una mujer elegante de aspecto delicado, abrazándose a su amigo con fuerza- lo están operando en este momento.
-Mamá -la besó en la frente- lo siento...
-Es una pesadilla -dijo enterrando la cara en su pecho- no puedo creer lo que pasó.
-¿Papá? -preguntó mientras le acariciaba el pelo intentando consolarla.
-Estaba de viaje, había salido por un nuevo proyecto.

La mujer quedó aferrada a su hijo mientras se consolaban mutuamente, desde un costado pudo ver los ojos desorbitados de Mark clavados en la puerta del quirófano donde estaban interviniendo al joven enfermero, sus compañeros y otros profesionales pasando continuamente a hablar de cuanto lamentaban lo que había sucedido horas atrás y dejando sus buenos deseos.

-¿Necesitan algo? ¿Vivian?

Habían pasado más de cuatro horas y se mantenía sin moverse, la boca de la mujer moviéndose en una letanía ininterrumpida, un reguero de lágrimas recorriendo su piel, Mark parecía imperturbable mientras la sostenía con fuerza.

-Nada... gracias -apenas se la oyó decir.
-Traele un agua -dijo su amigo- no espera... iré contigo.

Caminaron por los pasillos del hospital, algunos enfermeros deteniéndolos para preguntar o darle aliento.

-Paremos un segundo aquí.

En uno de los laterales un espacio verde con algunos bancos que los familiares solían utilizar para las largas esperas. Observó como se sentaba, la botella de agua para su madre entre las manos.

-Perth... -centró sus ojos en él- todo esto es mi culpa.
-Mark, no digas eso, tu no tienes nada que ver con lo que pasó.
-Es un castigo -agachó la cabeza- el destino se está cobrando todo el mal que hice.
-No Mark...
-Me va a quitar a quien más amo -empezó a sollozar.

Las palabras no tenían lógica, su mejor amigo nunca había demostrado más que fastidio por Gun, evidentemente lo había ocultado demasiado bien.

-No es así... -se acercó a consolarlo hasta que pronunció las siguientes palabras.
-Si, me va a quitar a quien amo como yo te lo quité a ti.
-Mark...
-Fui yo Perth -lloró aún mas fuerte- las fotos... fui yo.

Estaba parado allí refrenando el impulso de sacudirlo, de enfrentarse a la verdad de lo que había sucedido tantos años atrás, de exigirle la verdad o sacarsela a golpes, pero no lo hizo. Se sentía quebrado, dolorido, pero ahora la prioridad era Vivian y Gun, a ellos no quería fallarles.

-Vamos -dijo en cambio- no podemos dejar a tu madre sola por más tiempo.

Asintió con la cabeza y se paró a su lado.

-Puedes buscarlo y decirle que todo fue mi culpa -se limpió la nariz con la mano- no es justo que te odie a ti.
-Ya es pasado -se mintió.
-Solo tiene que odiarme a mi, díselo.
-Ahora no es importante.
-Cuando despierte Gun -dibujó una mueca mientras avanzaban- cuando él despierte puedes ir a decírselo.
-Y dónde...?
-Es el Perth... por eso nos odió tan solo vernos.
-¿Quién? -lo miró extrañado deteniendo un andar.
-El hombre del hotel, el de esa noche, es Saint.

"Ya estás usado, ya no me sirves", las palabras cayeron sobre él aniquilando su cordura, esas mismas palabras había utilizado para alejarlo.
Miró al suelo para cerciorarse de que no se estaba derrumbando, que no estaba siendo tragado por un agujero negro bajo los pies aunque lo sintiera así.
Saint... su Saint... el único recuerdo brillante en un mundo negro y enfermo, tan cambiado que no pudo ver en él, pero por lo visto Mark si.
Pensó en cuanto necesitaba abrazarlo y en cuanto el otro lo odiaba.
Tiempo, eso era lo que por primera vez tenía, tiempo.
Por ahora esperaría la recuperación de Gun y pondría las cosas en claro con Mark, y luego iría con la verdad a Saint, así, aunque lo siguiera odiando, por lo menos sabría que lo ellos habían vivido había sido real.

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Hola!!!! Como están? Aquí algo más para ustedes, espero les parezca interesante. Gracias a esas personitas que me siguen leyendo y no se aburren de las locuras que se me ocurren.
Les dejo un beso inmenso, no se olviden de dejar algún comentario si les gustó.
Cuidense!

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