Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9. Advertencia amenazadora

♥ Capítulo 9 ♥

Advertencia amenazadora

Miro abstracta la inmensidad de motas de polvo que vuelan por el cielo, deseando ser una de ellas para no tener noción del tiempo ni pensamientos que me atormenten a cada momento. El ambiente está despejado, tranquilo, tan silencioso que en ocasiones me da miedo imaginar que estoy sola por completo. Todo en mi interior es frío y no tiene remedio.

—Buenos días, Angeline —me sobresalta una tierna voz—. ¿Cómo has dormido?

Giro lentamente la cabeza, encontrándome con unos ojos cafés de mirada indescifrable que me llaman. Por un instante abro la boca para tratar de responder, para emitir algún sonido que al menos opaque el silencio que me rodea, pero las palabras no me salen por mucho que lo intente ni prevalezca.

—¿Estás triste? —me pregunta el chico, tomando mis manos con las suyas—. Angeline...

—Debo irme —susurro en un hilo de voz, deshaciéndome del agarre de sus manos—. Tengo que desaparecer de aquí, no puedo quedarme un minuto más, no...

—No, Angeline, no —niega con la cabeza, alarmándose—. Tú no puedes irte, no puedes dejarme. Te has convertido en alguien muy especial para mí, no soportaría que te alejases de mi lado. No lo hagas, por favor.

Suspiro con abatimiento, bajando la mirada. Brad me observa con preocupación, con una gran angustia, suplicándome que me quede a su lado. Y yo quiero hacerlo, lo deseo con todas mis ganas... pero las consecuencias que ese acto ocasionaría podrían ser nefastas.

—Angeline...

—No puedo, no puedo quedarme —aseguro con una inmensa pena—. Si lo hago, Chris saldrá perjudicada, y yo no quiero eso, no quiero...

—Ella va a estar bien, Angeline —me dice con calma, volviendo a coger mis manos—. Sé que estás asustada por lo que pasó anoche, pero todo está controlado. Ya hablé con sus padres, hoy mismo van a venir. Christine tendrá la mejor ayuda, no volverá a atentar contra su vida, ya verás que todo se soluciona. Quédate conmigo, por favor.

Trago saliva, mirando al chico con amargura. Hace tan solo unas horas, viví el acontecimiento más terrible de mi vida; uno que jamás podré olvidar a pesar de que pasen los días. Chris estaba por completo descontrolada, decidida a quitarse la vida, inmersa en una profunda depresión ocasionada por mi culpa.

Yo, su ángel protector, le estaba robando lo que ella más ansiaba en la vida...

—No puedo, Brad, no puedo quedarme contigo —contesto finalmente—. Si lo hago, seré más culpable de lo que ya soy, traicionaré más a Chris y...

—No, no estarás traicionando a nadie —me interrumpe con rapidez—. Yo no quiero a Christine, nunca he estado enamorado de ella, no puedo quedarme a su lado a la fuerza. Entiéndelo, Angeline, a la única que quiero es a ti.

Bajo la mirada, demasiado abrumada por la situación. Quisiera quedarme con él, sería un sueño cumplido, pero la imagen Chris en mi cabeza no me dice lo mismo.

—Brad, por favor... —comienzo a decirle, mirándolo a los ojos con tristeza—. Lo nuestro es algo imposible, nunca podría ser feliz contigo mientras sepa que Chris recae en el sufrimiento. No podemos hacerle eso, no podemos...

—¿Y mi sufrimiento? —pregunta con ironía, posando sus manos sobre mis hombros—. ¿Mi sufrimiento no te importa?

Desvío la mirada, reteniendo en mi garganta las inmensas ganas de llorar que sus palabras comienzan a provocarme. Si supiese lo especial que es para mí, si realmente supiera lo mucho que he llegado a quererlo desde el día en que lo conocí...

—He vivido en la amargura desde que era un niño... —susurra con una voz melancólica y llena de dolor—. Nunca tuve un minuto de felicidad, ni de dicha, ni siquiera de tranquilidad. Crecí con un vacío inmenso, con el corazón totalmente devastado, con una carencia que nadie pudo suplantar a pesar de hacer el intento. Toda mi vida ha sido un auténtico tormento.

Miro al chico totalmente paralizada, conmocionada ante sus palabras llenas de dolor. Sus hermosos ojos ahora están aguados, su expresión es de gran tristeza y su estado de ánimo tan decaído me parte el alma en pedazos.

—¿P-Por qué fue así tu vida? —logro preguntarle en un susurro—. ¿P-Por qué fuiste tan desdichado?

El chico suspira con consternación, soltando un suspiro ahogado mientras me observa con verdadero agotamiento.

—Era un niño feliz, uno como cualquier otro... —comienza a decir con apenas voz—. Tenía una casa, la educación que necesitaba, una mascota a la que adoraba y unos padres a los que amaba. Lo tenía todo... y de repente no tuve nada.

Alzo una de mis manos, llevándola hasta los dorados cabellos del chico, tratando de darle un poco de consuelo ante el dolor que indudablemente está sintiendo. Él parece cada vez más triste, su voz se desintegra a cada nueva palabra que dice y sus ojos infunden una angustia tan grande que mata.

A pesar de no saber si es lo mejor, lo animo para que continúe, deseando que todo este martirio se termine y que el sufrimiento del chico al que tanto quiero culmine.

—Un día volvía del colegio... —comienza a decir con dificultad—. Iba feliz a mi casa, dichoso por la buena nota de mi examen, emocionado por enseñárselo a mis padres... —hace una pausa, comenzando a sollozar—. Sin embargo, cuando llegué...

Lo observo alarmada, inquieta, comenzando a temblar.

—La casa... —logra decir en un susurro lleno de dolor—, estaba ardiendo.

Llevo las manos a mi boca, tragando saliva con dificultad, sin una sola palabra que poder vocalizar.

—La ayuda llegó demasiado tarde, ya no hubo nada que hacer... —dice con una voz desgarrada, comenzando a llorar sin consuelo—. Desde ese momento me quedé solo... completamente solo.

Miro al chico con una pena infinita, muriéndome por dentro ante su dolor, sintiéndome impotente al no saber qué hacer para calmar un poco su aflicción.

—Tras ese suceso me volví una persona fría, desinteresada, egoísta con cualquier alma buena que quisiese ayudarme... Luego comencé a jugar con las mujeres, a usarlas por una noche, a hundirme en un dolor absoluto al percatarme de que en ningún momento me sentía mejor tras cometer esas barbaridades —clava sus ojos en los míos, tomándome de las manos—. Nada tenía sentido para mí, Angeline... nada me importaba.

—B-Brad... —susurro con apenas voz, derramando lágrimas con desolación.

—Por favor, Angeline... —comienza a sollozar—. No te vayas, quédate conmigo... Eres la única persona que tengo en este mundo, la única de la que estoy enamorado, la única con la que puedo borrar esos malos recuerdos de mi pasado... Angeline...

—M-Me quedaré contigo... —lo interrumpo entre llantos, lanzándome a sus brazos—. Y-Yo también te quiero, Brad, te quiero mucho y jamás te voy a dejar...

Lloro con intensidad entre sus brazos, aferrándome a la calidez de su pecho mientras le repito una y otra vez lo mucho que lo quiero. Él me abraza con ímpetu, con ternura y a la vez miedo, agradeciéndome de forma exhaustiva mi elección de quedarme a su lado.

Nos quedamos así durante varios minutos, sin despegarnos un solo momento, entregándonos todo el calor que aguardan nuestros cuerpos. Luego, al encontrarnos algo más calmados, nos separamos lentamente, mirándonos directamente a nuestros ojos que no mienten.

Ambos nos queremos, nos deseamos con el alma, jamás podremos separarnos a pesar de las consecuencias que salgan.

—Angeline... —me susurra con una voz más calmada, alzando una de sus manos hasta mi mejilla para acariciarla con suavidad—. Te quiero mucho, con todo mi corazón. Prométeme que nunca te irás de mi lado... prométemelo.

Observo con ternura sus ojos cafés que aún están aguados por el llanto, estremeciéndome ante el contacto de su mano que se desliza por cada facción de mi rostro.

—Te lo prometo... —susurro con una voz aterciopelada, sonriendo levemente—. Nunca me iré de tu lado, Brad... te lo prometo.

El chico sonríe de forma conciliadora, posando su frente contra la mía de manera enternecedora. Puedo sentir su respiración, sus suspiros llenos de alivio, su aliento adueñado al mío. Todo es un momento de conmoción impregnado de un aura de pasión.

Muy lentamente, Brad comienza a acercar sus labios a los míos. Busca el contacto con ansias, con desenfreno, con una inquietud que me asusta por momentos. Cierro los ojos al percibir el primer roce, al sentir el sabor de su boca en la mía, al notar que comenzamos a fundirnos en una danza de pasión infinita.

Saboreo cada rincón de sus labios con locura, con deseo, con adicción al no querer separarme de él un solo momento. Siento una infinidad de sensaciones hermosas, unas que apenas puedo entender, pero que estoy segura que no quiero que se acaben aunque llegue el anochecer.

Me sumerjo en un nuevo mundo del que no quiero desaparecer...

Todo lo que siento en estos momentos es una inmensa felicidad, una dicha de la que nadie me puede separar, un sentimiento puro y bello que jamás podré dejar. Todo es perfecto, absolutamente perfecto... hasta que un dolor punzante me detiene por completo.

—Angeline, ¿estás bien? —me pregunta Brad con preocupación, separándose un poco de mí para observarme al escuchar un gemido de dolor.

—S-Sí, estoy bien —contesto con la voz más estable que puedo, tratando de sonreír—. E-Estoy bien.

Brad no parece muy convencido de mis palabras, pero aún así asiente con la cabeza, rodeándome entre sus brazos de manera tierna.

Cierro los ojos, aguantando un sollozo ahogado, llenándome de miedo al percatarme de que ese dolor no es algo casual sino un acto intencionado de los cielos.

Una advertencia amenazadora me está invadiendo...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: