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Cafuné

La mañana se había puesto entre las montañas, que bajaban hasta llegar a la finca de los Park. Anton se encargaba de llegar a esta, después de un largo viaje de regreso de los pastizales. Dirigiendo el paso del ganado del lugar, lo había hecho durante días. Como el buen capataz que era, manteniendo una mirada de águila en cada bestia. Guiando el ganado hacia aquel dulce hogar, con cantos de labor los motivaba a seguir su paso.

Anton estaba acompañado del resto de los arrieros, quienes se habían mantenido a su lado todo el tiempo. Encargándose de apoyarlo en todo momento, la travesía había sido más dura ese año. Los lagos se habían inundado y pasar el ganado había sido un peligro para las crías. Se empeñó en no perder ninguna de estas, no le apetecía ver a Wonbin preguntando por estas en vano.

_Aceleren el paso con sus caballos, guíen al ganado hasta la entrada de la finca. Asegúrense que las puertas estén bien abiertas y que no se les quede ninguno sin contar al entrar. Los veterinarios ya deben estar en la entrada de la finca, listos para revisar la condición de ganado. _Anton anuncio para el resto de los arrieros.

Como mande capataz.

Esa afirmación se escuchó en unísono, de parte de todos los trabajadores. Anton les vio acelerar el trote de sus caballos, eufóricos al saber que ya casi estaba lista la jornada. Anton negó con todo ese grupo de mocosos, apasionados al trabajo del campo. El grupo de arrieros era relativamente joven, entre sus veintes. No le sorprendía que tuviesen tanta energía aún, cuando él ya tenía veinticinco años bien cumplidos. Dando lo que quedaba de ellos, guiaron con canticos hasta el final.

Anton chiflo entonces para ellos. _Procuren llegar en una pieza malditos. _

Como mande.

Escucho a aquellos hombres en unísono, esta vez mas ajusticiados por su mirada casta. Anton les dio aquella mirada de lejos, no perdiéndoles el hilo otra vez. Tenía que asegurarse de que no se distrajesen, era muy meticuloso en que todo saliese perfecto. Justo tenía una cena de negocios ese día y solo le interesaba llevar buenas noticias a la mesa. Lucir bien frente al señor Park y de paso frente a su único heredero.

Anton se permitió avanzar cuando el trabajo se hizo, llegando hasta la entrada con el resto de los trabajadores. Divisando entonces cerca del portón, el helicóptero que le pertenecía a Wonbin. El pelinegro ahora era uno de los veterinarios de la finca, el de confianza del patrón. Lo cual tenía totalmente sentido, sabiendo ese don que tenía Wonbin.

Le sorprendía que Wonbin no estuviese al pie del portón, ansioso de saludar a todas las bestias. Teniendo un trato especial con cada una, Anton juraba que este podía incluso entenderles con una sola mirada. Wonbin había sido así desde pequeño y algo de esto lo hacía casi tener un don con los animales. Con las personas, eso era otra cosa siempre. Anton no recuerda haber entendido bien la filosofía de vida de Wonbin, no hasta enamorarse completamente de él.




Anton no se sorprendió de llegar a los corrales y ver a Wonbin ahí en primera plana. Algo que aun, si lo seguía descolocando. Era cómo este podía domar caballos cimarrones, con tanta habilidad. Cualquiera en sus botas sentiría esa adrenalina de estar en peligro o directamente un miedo funesto a morir. Wonbin no parecía en nada de esas emociones, solo una delicadeza de movimientos para con el animal. Que estaba montando a pelo y sin muchas ataduras. Una sonrisa amena en sus labios, estaba haciendo lo que más amaba.

El corazón de Anton latió desde el primer momento en que lo vio, pero latió mucho más, cuando ambos llegaron a cruzar miradas. Intensas para el otro desde primer contacto y que seguían igual de fervientes hasta ese día. Las miradas fugaces siguieron a pesar de la tarea de Wonbin, de seguir domando aquella bestia. Anton aseguro con sorna en su mente, Wonbin sin saberlo estaba domando dos bestias a la vez. La sola idea cruzando por la cabeza de Anton, lo hizo sentir sus pantalones más que apretados.

_Te lo comes con la mirada hombre. _Una voz burlesca soltó.

Anton deja ir un par de groserías entre dientes, mientras pega su frente al borde del corral. Sohee lo había agarrado en el mejor momento de su fantasía y probablemente había divisado el bulto generado por Wonbin. Su sonrisita cínica lo decía todo, no estaba actuando como el mejor de los hermanos. Aun en esas condiciones, Anton fingió demencia. Golpeando su hombro con el de Sohee y este se tambaleo volviendo a reír. Era mucho más menudo que él, por lo que casi trastabillo para volver a pararse bien.

_ ¡Acaso no te enseñaron Sohee! _ Le dio una mirada de muerte.

Una risa ahogada de parte de Sohee. _Cálmate un poco con ese precioso de allá. _

El castaño niega su realidad en vano, ya ha vuelto a mirar a Wonbin otra vez. Mirada furtiva en cada parte de ese cuerpo, que empotra con gracia aquella bestia. Segurísimo de que es una habilidad, que no solo se le da con bestias. Wonbin ha sido incluso capaz de domarlo a él, montándolo hasta reducirlo a nada. Un destello de brillo se nota en los ojos de Anton, mordisqueando sin querer su propio labio inferior. Me gusta, es lo único que su mente repite para aquel pelinegro.

_Me va a matar. _Anton mordió aquella frase.

Sohee levanto ambas cejas, frente a la dubitativa mirada de Anton. _ ¿Sigues obsesionado con él? _

_ ¡Ojalá fuese solo una obsesión! _La mirada de Anton se volvió sombría.

Sohee no le sorprendió la honestidad de su hermano, llevaba en ese bonito hombre desde hace mucho. Encantado son su belleza desde el primer día, que este llego a la finca siendo un adolecente. Las cosas solo se volvieron peores con el tiempo y las interacciones que las vacaciones de ambos les permitían. Inseparables los dos chicos, hasta el punto de estar pegados de la cadera.

Wonbin se volvía más hermoso con el tiempo y no se sorprendía si Anton ya hubiese caído en aquellos encantos. Las miradas que ambos se compartían, decían más que mil palabras. Era un secreto bien guardado lo de ellos, Anton solo se había atrevido a contárselo a su único hermano Sohee. Solo para sacárselo del pecho, ser escuchado lo había calmado, de sus delirios de posible abandono. Desde que Wonbin había anunciado a su novia, la cosa había pegado un giro siniestro.

_Es muy bueno en lo que hace. _ Sohee dijo con sinceridad al verle.

_Lo es. _ Anton no se molestó en decir más.

Decir más, haría que aquel hombre que se dirigía a ellos, escuchase lo mucho que estaba en él. Había cosas que Anton se guardaba para sí mismo, pues no quería sonar tan obvio. Ya suficiente tenía con sus miradas y el medio empalme en sus pantalones. La mirada divertida de Sohee en él, era lo último que necesitaba en esos momentos. No sabía si decirle que se largase o que se quedara a salvarlo de la tentación de Wonbin.

_Creo que viene a saludarte. _ Sohee advierte lo esperado.

_ ¿Me vas a dejar solo con él? _ Anton pregunto lo obvio de todos modos.

_Ser mal tercio no es lo mío. _Sohee silbo.

Anton solo le da una mirada a su risueño hermano, mientras este se pinta de colores en un santiamén. Deseo que fuese así de rápido para conseguir una novia, pero este estaba en todo lo que era probar, a todas las señoritas de los bares del pueblo. Juro por el cielo que, si lo sacaba otra vez de uno, esta vez seria a patadas. Se quedó en eso lo suficiente como para que se le bajara la calentura, lo que faltaba, después de que Sohee le pegara el susto de su vida.

La mirada no resiste más en su hermano, cuando ve a Wonbin justo en sus narices. Una sonrisa de dientes de conejo, que sobresale de sus belfos. Casi se cuelga por completo en su cuello, cuando finalmente puede llegar a abrazarlo. Anton deja ir el aire que tenía adorado, el abrazo se lleva todo lo que tenía guardado. La manera en como Wonbin aprieta sus caderas contra las suyas, lo tiene atrapado en ese cuerpo ya por completo.

Le cuesta muy poco pasar sus manos a lo largo de aquella cintura y ajustar para sentirlo más. Un beso sonoro de repente se da en la mejilla de Anton, este se aleja de inmediato cuando siente aquel sonido contra su piel. Que anuncia como los labios de Wonbin, se han tomado con calma la tarea de acariciar su piel. Sus manos se deslizan lejos de esas caderas, teme que su cuerpo se emocione de más. Una mirada oscura, se termina de colar de sus orbes.

_Bienvenido a la finca. _ Anton deseo que su voz no bajase tantas octavas ante Wonbin.

_ ¿Cómo que ahora eres capataz? _Wonbin dice todo emoción.

Anton levanta ambas cejas. _ ¿Quién te fue con el chisme? _

_Un pajarito. _ Wonbin ladeó su rostro divertido.

_Sohee. _Anton asiente sin pensar más.

_Si. _ Wonbin se le queda mirando a Anton.

_ ¡Ese mocoso! _

Wonbin se queda mirando, para donde desvía la vista el más alto. Sohee está muy entretenido con uno de los arrieros, llamado Seunghan. El más problemático, se dan la mano, piensa Anton. Demasiado risueños los dos, como para ver la mirada recriminatoria que le da Anton. A Wonbin eso le parece divertido, pues Sohee es un libro abierto a diferencia de Anton.

Eso era lo que más le había llamado la atención de Anton, el cómo había que esforzarse para ganarse todo de él. Al principio, llego a pensar en ganárselo tal capricho, pero con los años, las cosas iban cambiando a un sentimiento. Uno un tanto más de necesidad, de lugar seguro. De intimidad también, para luego llegar al irreparable enamoramiento. Eso había sucedido recientemente, una confesión en medio de un caliente sexo.

El pelinegro seguía llegando a esa finca, con la esperanza de verlo otra vez. Más que verlo talvez, tenerlo a solas. Persiguiendo ese deseo que ambos siempre tenían que ocultar, que solo hacia explotar más aquellas interacciones entre ambos. Tomar lo que sea que otro pudiese dar, era un mal necesario. Uno que venían soportando, ya hace un par de años. Las cosas parecían nunca mejorar, lo de ellos tambaleaba incluso en un neutral anonimato.

_Te recuerdo que eres casi de su misma edad. _ Wonbin repara ante Anton.

Anton se le queda con la mirada perdida en Sohee. _Nunca vamos a ser iguales. _

Anton corta aquello porque, se le ha antojado decirse a sí mismo la verdad. Más que una continuación de la conversación, está repitiéndose a sí mismo lo que no es. Anton nunca va a ser igual a su hermano, incluso cuando quisiese. Incluso cuando ya no lo pensaba tanto, alguna vez le pidió al cielo ser así de mujeriego. Cualquier cosa, menos estar en hombres y más si era ese hombre frente a él. De todos los que se podía fijar, Wonbin seguía siendo el menos indicado.




Wonbin no se había negado a aquel café, que el castaño vertía en su taza. La imagen del brebaje humeante, combinaba divinamente con el aroma del mismo. Sus papilas gustativas ansiaron el amargo sabor, tanto como ansiaban un beso de aquel hombre. Si su mirada no lo dejaba mentir, posada en este hasta casi olvidar cosas. Como que el vapor le pegaba demasiado en la cara, hasta el punto que Anton tuvo que alejar un poco la taza de metal, de su rostro sonrosado.

_ ¡Upa! _ Anton silbo de un momento a otro. _Está muy caliente aún, me temo. _Sonrió ante Wonbin, después de advertir eso.

Wonbin mordisqueo su labio inferior maltrecho. _A mí me gusta así. _

Anton siguió vertiendo el café, pero ahora en su taza. Dejando el termo cerca de la fogata, que ahora solo servía para ahuyentar a los mosquitos. La había hecho con esa doble función, sabiendo lo sensible que era la piel de Wonbin ante los piquetes. El seguía siendo un chico de cuidad, al final del día. Incluso si este odiase la idea y se empeñase en seguirle el paso al resto de los peones. Wonbin era una persona testaruda a morir, pero te olvidabas de ello, a medida que notabas su gran belleza.

_ ¿Te sigue gustando el café negro? _Anton se le quedo mirando a Wonbin.

_Yo no he cambiado Anton. _

Wonbin tomo un sorbo a la vez que lo hacía Anton, ambos llevándose un cuarto de sus tazas en un solo sorbo. Soplar había estado de más esa vez, el viento fresco de la cascada, se encargaba de hacer esa tarea por ellos. Wonbin tenía la mirada puesta entre el castaño y aquella cascada de aguas cristalinas. Pensando en si sería muy descabellado, lo que no paraba de recomendarle su mente urgida. Quería montar esa polla bajo el agua, eso se escuchaba caliente en su mente.

_Eso no me lo tienes que decir, me quedo claro esta mañana. _ Anton saboreo su café mientras le daba una mirada a Wonbin. _Solo hiciste llegar aquí y ya estabas buscando que bestia domar. _Pico después de eso, no podía simplemente dejarlo ir.

_Mi placer culposo. _Wonbin se le quedo mirando a Anton por un largo rato, a él, a esos labios remojados en café, que seguía saboreando. Quiso beber de ahí, en vez de su aburrida taza de café.

Anton sonrió casto ante la mirada vidriosa de Wonbin. _Me acuerdo la primera vez que domaste un caballo, solo tenías quince años Wonbin. Te montaste en el sin permiso de ningún adulto, confiando en que, si algo pasaba, estaría en mi culo salvarte. _ Anton repaso su mirada en un sonriente Wonbin. _ Maldito loco, ese caballo no lo había domado ni el más experimentado de nuestros trabajadores. Casi me muero cuando el animal te sacudió, me quede sin habla cuando mantuviste la calma. _ Anton hizo una pausa necesaria. _ Verte mantener el equilibrio por lo que parecieron horas, aún sigue erizándome la piel por completo. _

_ ¿Te guste tanto ese día? _Wonbin dijo divino.

Anton le dio una mirada oscura a Wonbin. _Te mentiría si te dijese que no desee ser aquella bestia que domabas. _

En parte Anton si había, terminado siendo una más de aquellas bestias. Wonbin se había encargado de domarlo con su mirada, con sus caricias. Moviéndose contra su base, hasta hacerlo perder la razón por completo. Anton seguía recordando aquella primera vez y la sola idea lo ponía duro tal roca. Necesitado una mano cada vez que eso llegaba a su mente, no había diferente situación en aquellos momentos.

La mirada de Wonbin estaba purita en su entrepierna, sin vergüenza viendo el bulto en sus pantalones. Relamiendo sus labios remojados de café, para luego capturar su labio inferior divino. Lo que sea que estaba pasando por aquella mente, probablemente era igual de loco, que lo que pasaba en la suya. En todo eso ninguno de los dos, se había acercado al otro, un silencio en el que solo sus miradas discutían.

_Hagámoslo en la cascada. _Wonbin trago hondo después de pensar en voz alta y no se arrepentía de su boca suelta.

_Estás loco. _Anton se le quedo mirando a Wonbin.

_Si. _Un gemido perturbado por aquella mirada oscura, salió de los labios de Wonbin.

_Wonbin. _Anton no supo que más decir ante aquel juego de miradas que se daban.

Anton intenta decir algo más cuando este se pone de pie y empieza a desabotonarse su camisa blanca. Los botones no son muchos, la mayoría ya estaban sueltos. Exponiendo ese moreno cuello, dejando ver la cadena de cruz en este. Regalada por su religiosa madre, pidió entonces un perdón. Anton la vio brillar con sorna contra el sol, un destello que lo atrapo. Se quedó viendo como este seguía a despojarse de sus vaqueros, que se entallaban perfectamente en su redondo culo.

_Me vas a volver loco. _Hablo en voz alta Anton.

Wonbin se encargó de tirar su camisa blanca, contra la cara de Anton. Vio como este se la quitaba de un tajo y le daba una mirada oscura. Una sonrisa ladina amenazando colarse, en esos finos labios. Le encantaban esas reacciones de parte del más alto, le hizo un ademan de grandeza, con su mentón en alto para él. Ganándose esa mirada oscura, una vez más. Esa mirada ya lo tenía duro y era una cosa mutua, además. Cuando se despojó de los pantalones, el los arrebato de su cuerpo con ayuda de sus piernas.

_Ven por mí. _Wonbin tentó ante Anton.

_ ¿Qué pasa si nos ven...? _Anton le dio una mirada a Wonbin.

Wonbin levanto ambas cejas. _ ¿Qué pasa si no...? _

_Es una terrible idea Wonbin. _Anton recito tal credo.

_Lo sé. _

Wonbin no pudo valerle más mierda, cuando se despojó de aquella última pieza que le faltaba. Jalando el elástico hasta descubrir su erección, que se dio vida ante la mirada de Anton. Sus boxers blancos los apretó en su mano, tirándolos antes de girarse a dar un salto en aquella agua. Se coló fresca contra su cuerpo, mientras veía el espectáculo de Anton repitiendo su despojo de ropas. Mientras se dirigía a la cascada, para seguirle su juego una vez más.

Retirando su camisa negra tan rápidamente, que le permitió incluso sentir su desesperación. Al llegar sus manos a los vaqueros, la correa fue soltada hasta que la hebilla sonó contra las piedras del lugar. Wonbin hondeaba las aguas con sus manos, al ver como los vaqueros bajaron ante sus ojos. Vicioso vio aquel bulto en la ropa interior y perdió un respiro cuando Anton descubrió el mismo. La misma sensación en su pecho, mientras recorría con su mirada a detalle.

Anton le dio una mirada a Wonbin mientras se acercaba, este se alejaba juguetón ante sus acercamientos indecentes. Pringándolo de agua en la cara, empujando su pecho a manos llenas. Entre risas que hicieron eco, en aquel lugar. Disfrutando de cómo le comía el cuerpo con la mirada, Anton notaba esto de antemano. Cuando lo acorralo ciegamente contra unas piedras y el agua de la cascada empezó a pringarles la cara. La imagen de un jadeante Wonbin empapado de agua, fue lo último que necesito para perder la cordura.

_ ¡A la mierda todo! _

Para entonces Anton ya estaba frente a Wonbin y no se guardó ni un segundo más en atraer ese cuerpo contra el suyo. No iba a dejarle jugar más con él, lo estaba volviendo loco. El toque de sus pieles desnudas, afloro en una sensación que los rompió. El beso desordenado finalmente se dio entre ambos, porque no había otra forma de definir esa mescla entre placeres. Anton sintió como Wonbin literalmente le escalaba el cuerpo y no le costó mucho ajustarlo con un solo brazo a sus caderas. Juntándose para profundizar el beso y jadear ante el contacto de sus entrepiernas en calor.

_ ¿Me quieres tan mal? _ Wonbin dijo entre chasquidos de besos.

_Sera una corrida rápida... y lo sabes. _Anton sentencio.

Wonbin ronroneo contra aquellos labios. _La quiero justo así. _

El beso se arremolino de los labios, hasta llegar a la barbilla de Anton. Quien gozaba de lo que sea que la boca de Wonbin, tenía para darle en esos momentos. Pasando para dejar besos de boca abierta, hasta llegar a su cuello, se quedaba ahí necio hasta dejar marcas visibles. Anton dejo que hiciese lo que quisiera con él, dándole a probar sus dedos en medio de aquellos besos. Wonbin no se abstuvo de chuparlos con voracidad, haciendo un movimiento de tragarlos hasta la garganta.

El movimiento hizo ese sonido obsceno, que despertó a tutiplén la polla de Anton. Lo dejo darse un festín con ellos, largos contra esa apretada boca. Hasta que el sonido ahogado se volviese sonoro, ensordecedor contra sus oídos. Morboso ante la privacidad de ambos, que no rompieron contacto visual en ningún momento. Sostuvo la cara de Wonbin después de eso, soltando sus dedos fuera de esa boca. El hilo de saliva que los unía, brillo contra los rayos de luz, que se colaban desde los árboles. La lengua de Wonbin estaba ahí a su vista, en un rojo vivaz que lo hizo marearse.

_Eres demasiado para mí. _Anton confeso.

_Te quiero justo ahora. _

Wonbin se ajustó a ese cuello, para volver a acatar los labios de Anton. Quienes no dudaron en responder a los suyos. Saboreándolo al son de cómo sus dedos, se encargaban de estimular su entrada. Los gemidos ahogados por aquellos besos, no faltaron por un tiempo que les pareció horas. Mientras disfrutaban de hacerlo y estimularse el son de ello. Jadeando como dos condenados, ansiando un poco más.

Los ojos rogones de Wonbin puestos en Anton, cuando este acelero el dedeo en la entrada del mismo. Los pequeños gemidos ahogados, mientras le respondía los besos de manera casta. Anton sonrió lascivo mientras veía como se derretía, al saltar por sí mismo en ya sus dos dedos. Este comió con la mirada a aquel hombre, que no paraba de usar sus dedos. Juro que, por esa miradilla de ciervo, podía dar hasta su vida misma.

_ ¡Qué bonito te ves saltando en mis dígitos! _Anton dijo jadeante.

_Solo espera a que me veas saltando en tu bonita polla. _Wonbin se tragó un gemido inoportuno.

_ ¿Quieres esto amor? ¿Lo quieres mal? _Anton dibujo aquellas preguntas por sobre los labios de un también excitado Wonbin.

Wonbin mordisqueo su labio inferior ansioso. _ ¿Lo quieres también? Lo hare bien para ti amor. _

_Te quiero, te quiero. _Los ojos de Anton puestos en Wonbin. _Tanto, tanto. _

Anton sintió como Wonbin volvía a su boca y besaba una vez más. Esta vez el beso era vicioso, posesivo contra sus belfos. Dándose hasta ya no más contra sus dedos, lo hizo con gracia, hasta que llego a ese punto dulce que lo hizo delirar. Perder el orden de sus labios, contra los de Anton. Dejar un gritillo que anuncio, que estaba más que ansioso por más. Deseoso de la extensión que amenazaba contra sus nalgas, se froto sobre esta, saliéndose de a poco de los dedos.

El más alto acomodo en su base al azabache, la mirada compartida mientras se introducía. El ver como los ojos de Wonbin se ponían vidriosos, sus pupilas ya no daban más. Dibujo sus labios en un beso que solo, rozo constantemente sus belfos. Comiéndose los jadeos del otro, hasta que entro todo. Wonbin relamiendo ansioso sus labios, mientras tomaba sus caderas para empujar. Jadeo desesperado, queriendo sentir mucho más de repente.

_Dámelo..._Wonbin suplico no solo con sus palabras, sino también con sus ojos.

_Toda tuya cariño. _Anton sacudió sus pensamientos.

Wonbin se limitó en recibir todo, acunándose en aquel cuello. Se dejó dar repetidas veces en un movimiento lento. Tortuoso contra sus paredes, que lo hizo apretar del puro gusto. Su voz temblorosa diciendo barbaridades, mientras besaba desordenado el cuello de Anton. Mordiendo incluso su hombro, lo estaba follando a lo tonto. Derritiéndose cuando esas estocadas lentas, pasaron a tener un ritmo que pudo acatar. Dando saltitos en esa extensión, logro llegar justamente a ese punto dulce, que lo hizo llamar el nombre de Anton.
_Anton...Anton..._Lloriqueo aquel nombre sin vergüenza alguna.

_Mi amor. _Anton gruño perdido.

Anton probo uno de los hombros de Wonbin, la piel con sabor a sal lo mareo. Agarro afanado el culo redondo bajo sus manos y se clavó contra Wonbin sin que él tuviese que mover un solo musculo. Lo movió en los aires follandolo a su gusto, reduciéndolo a gemidos lastimeros. Haciéndolo gritar de a tantos, cuando volvía a dar en ese punto dulce con sorna. Lo vio divino rodar sus ojos en blanco, hacer un mohín del puro gusto. La cara de sexo de Wonbin, era su perdición.

_Soy tuyo Anton. _

Wonbin dijo, cruzando miradas con Anton, mientras este le daba en un son delicioso. Solo con él se sentía así de libre, aun no era capaz de hacerlo con alguien mas así. Ese era un mal de su parte, teniendo en cuenta que lo había intentado mil veces con chicas. Había cosas que se salían de sus labios, las cuales siempre quería guardarse. Anton solía sacárselas todas a estocadas, no había remedio, de decir cualquier cosa que pasase por su mente. No había filtro cuando tenían sexo y era mucho peor al hacer el amor.

_Mío. _Anton saboreo aquellas palabras de más.

_Voy a correrme justo joder. _Wonbin confiesa.

_Hazlo para mí. _Anton tentó.

Wonbin relamió sus labios desesperado. _Si...si...si... _

Como si de palabras mágicas se tratase, Wonbin ni siquiera salto más después de esa frase. Esa última estocada lo había dejado muerto, corriéndose como condenado en los abdominales de Anton. Se ahogó en su propio orgasmo contra las estocadas que recibía de Anton, quien jadeaba al ser apretado como un desgraciado. Corriéndose casi a los segundos, mero clavándole las manos contra el culo. Solo para tenerlo ahí, venirse completamente en él.

Un beso en su hombro una vez mas, Wonbin no se limitó en dar lo mismo. Repartir besos en el pecho de Anton, mientras este seguía teniéndolo agarrado de la cadera. La resistencia había sido recia, pero aun así no lo dejaba ir. Abrazándolo con una suavidad que hizo que Wonbin se derritiera en este. Casi uno solo, se miraron a los ojos otra vez. Wonbin trago hondo, al ver a un jadeante Anton.

_Volvamos antes de que alguien se pregunte en donde demonios estamos. _Anton soltó.

Wonbin asintió casto. _Si. _

El momento ha pasado, la culpabilidad nunca se acentuó. Técnicamente no hay nada que estén rompiendo, más que sus propias mentiras. Follar así de ligeros es fácil, cuando siguen pretendiendo. Anton siente que es impropio todo, siguen mintiéndoles a todos sobre sus interacciones con féminas. Siendo una cosa más de su parte, su idea para salir de las miradas juzgonas. Idea que arrastro a Wonbin, lo enterró completamente en aquella relación que fingía.

Los padres de Wonbin quizás, no lo juzgarían como los suyos. Que no habían desperdiciado ninguna oportunidad, para hacerlo más hombre. Golpizas que, hasta el día de hoy, seguían atormentándolo en sus pesadillas. Se dejaba hacer con deseos de cambiar, esperando que el dolor le hiciese efecto. Cuando lo único que quedaban eran cicatrices y unas ganas desgarradoras de correr a los brazos de Wonbin. Quien lo consoló cada una de esas veces, hasta que los golpes desaparecieron junto con sus padres.




Anton se había encargado de discutir todo el tema del ganado de la finca, dejando cada punto claro frente al mayor de los Park. El hombre en cuestión, escuchaba atento cada cosa, asintiendo mientras sonreía orgulloso. Mientras servían la cena y la acompañaban de un caro vino. Anton lo miraba de reojo sin creerlo, se sentía extraño recibir la aprobación de alguien de la edad de su padre. Mientras bebía de su vaso de vino, para volver en sí. La realidad le golpeo fuerte de a tantos y tenía que parpadear para no ver a su padre en él.

No eran la misma persona, no lo eran ni por la mitad. Por algo había deseado mil veces que Park fuese su padre y Wonbin fuese solo su hermano. Nada de ese infierno hubiese siquiera comenzado y en su espalda talvez no conservase tantas penas. Desaires que le pringaban la cara, de la más pura vergüenza. Ir a la iglesia se le seguía hacia do difícil, sin poder ver al frente al santísimo. La cabeza baja para los pecadores, decía siempre su padre.

_Todo el ganado esta en excelentes condiciones, no me esperaba menos de ti Anton. _ El hombre llamado Jaejoong sonrió. _Eres casi igual de bueno que tu padre, estoy seguro que algún día serás tan bueno como él. _

El hombre degustaba la langosta traída de afuera y el vino guardado de años. Disfrutando de ver el parecido de Anton, con su progenitor. Era como ver a su amigo nuevamente, pero con una personalidad totalmente diferente. Si desviaba su vista hacia su hijo, obviamente no vería lo mismo. Wonbin había recibido los genes de su madre, convirtiéndose en un hombre atractivo a la vista. Lo que si había heredado era su personalidad, Wonbin era muy apasionado.

La mirada de Anton se terminó de apagar. _El legado de mi padre siempre estará en esta finca, de eso no tenga duda. Mas no ex-pecto ser como mi padre (Nunca sería como él) eso me parece algo imposible. _

_ ¿Por qué lo dices? _ Jaejoong frunció el ceño.

_Él era un hombre de verdad. _Anton dijo tal credo.

Eso era lo que todos decían, pero Anton pensaba muy diferente. Un hombre nunca debería comportarse, de la manera en cómo se comportaba su padre. Los maltratos perpetrados por aquel hombre, no se limitaban solo a él. Incluso su hermano Sohee, había sido abofeteado con regularidad. La única libre de juicio era su madre, ella nunca se atrevió a ser rebelde. Prefirió ser igual que su marido, llevar su legión unos meses más después de su partida. Eso hasta que se le unió, Anton aseguro que eran tal para cual.

Se había quedado solo con su hermano, después de llegar a su mayoría de edad. Sohee siendo apenas unos años menor, seguía yendo a el instituto agropecuario. Le toco trabajar el doble después de eso, olvidándose completamente de ir a la universidad. Incluso cuando se lo había prometido a Wonbin, mudarse a la ciudad para ser felices. Ahora solo quedaban esas promesas, volando burlescas en el viento. Ser el capataz de la finca, le sabia a premio de consolación, pudo haber sido mucho más feliz.

_Lo dices talvez porque tu padre se casó joven y tuvo una mujer desde casi siempre. No te preocupes por eso Anton, pronto conseguirán una linda novia como mi hijo. _ Jaejoong le dio una mirada a un Wonbin, que parecía haber aterrizado en la conversación.

Anton fingió una amena sonrisa. _Gracias por sus palabras de aliento señor Park. _

_De nada hombre. _Jaejoong le devolvió la sonrisa a Anton.

Wonbin se le quedo viendo a Anton, lo había estado haciendo durante toda la cena. Generalmente solo evitar hacer eso, pero la conversación no ayudaba. No podía dejar de mirar la cara incomoda de Anton, muy mal disimulada. El como ya iba por la segunda copa de vino y no había tomado más de tres bocados de su plato. Bocados que justamente, había tomado antes de empezar a hablar de su familia. Tema sensitivo para Anton, por excelencia.

_Casi no has tocado tu plato Anton. _Wonbin piensa en voz alta.

_Es que no tengo mucha hambre. _Anton le da una mirada de cachorro a Wonbin.

_ ¿Te sientes mal? _Wonbin no se limita en preguntar.

_Creo que me voy a retirar temprano señor Park. _Anton desvía su atención para el señor Park.

Anton no puede simplemente seguir esa conversación de miradas, con ese preocupado Wonbin. No con esa mirada que tiene puesta en él, que lo está desarmando poco a poco. Ya no hay más vino en su copa, ya no hay más fuerza en su corazón. La mención de su familia, no conviva muy bien con la pareja ficticia de Wonbin. La sola idea de toda la farsa, le revuelve el estómago.

_Pensé que te quedarías a tomar una copa más con nosotros. _Park dice.

_Le agradezco, pero me siento un poco indispuesto. _Anton traga hondo.

El señor Park asiente casto. _Olvide lo cansado que debes estar después de tu trabajo de días, mejor vete a dormir temprano a tu cabaña. Este vino podría tumbarte por completo y ya igual te bebiste un par de copas. _

_Sí, señor. _Anton asiente.

Anton ignora la mirada que le da el azabache de pelos largos, ignora incluso como este mueve los labios dudando si decir algo más. No deja que eso pase y solo pone el sombrero de vuelta para salir. Es el tintineo de la campañilla de entrada, que lo hace querer huir de ahí corriendo. Cosa que no hace porque, tiene que seguir siendo un hombre. No un niño que tuvo que crecer rápido, ni mucho menos uno que es un marica.




Wonbin podía haberse resistido ir detrás del más joven, pero eso no le había dejado la mente despejada. Durante lo que quedo de la cena, seguía pensando en si este estaba bien. Se mordía las uñas pensando en que podía ser, Anton era más sensible de lo que parecía. Detrás de esa musculatura imponente, se escondía un pequeño niño sin terminar de crecer. Nadie le había dado tiempo, ni mucho menos amor.

_ ¿A dónde vas Wonbin? _

Wonbin diviso a su padre. _Me preocupa como este padre. _

El hombre bajo despacio por las escaleras, que daban a la casa. Wonbin ya las había bajado, con su pijama puesto. Una linterna de querosene, entre sus manos. Park respiro profundo, mientras lo veía removerse incomodo, pero sin quitarle la mirada. Wonbin era muy valiente, más cuando estaba enamorado. No lo iba a juzgar, todos alguna vez habíamos actuado así.

_Puedo llamar a una de las criadas, para que vean por él. _Jaejoong ofreció a pesar de todo.

_Lo hare yo mismo. _Wonbin relamió su labio nervioso.

Jaejoong le dio una mirada a su hijo. _Sé que no te va a gustar lo que te voy a decir, pero no tienes remedio, Park Wonbin. Deberías de dejar de tratar de igual a Anton, porque es obvio que no han vivido las mismas cosas. El seguro ya lo sabe lo suficiente, como para querer mantener un espacio. El único que no sabe su lugar aquí, probablemente eres tú. _

_Me crie con el como si fuese mi sangre padre. _Wonbin se sinceró.

_ ¿Lo amas? _La pregunta salió sin querer de aquel padre.

Los labios de Wonbin temblaron ante su padre, quien esperaba una respuesta en total calma. Como todas las veces que lo había preguntado, en el paso de los años. Wonbin siempre respondía que sí, que lo amaba como un hermano. Mas ahora no sabía que responder, porque la palabra hermano, ya no estaba ahí. Su corazón delator se arremolinaba contra su pecho y nada venia su mente, más que querer huir. Ir a los brazos de Anton y que sus padres pensasen lo que quisiesen.

_Tengo que irme. _ Wonbin musito.




Anton siente un escozor en su nariz, el cálido toque de unos labios. Su cuerpo no se asusta ante aquel beso, solo se acomoda en la hamaca un poco más. Podría reconocer el toque de esos labios, incluso entre sueños. El roma de esa piel, a café fresco. Abre sus ojos justo, para encontrarlo ahí, acurrucado contra su pecho. La maraña de pelo pegándole en la quijada, se remueve hasta acoplarlo en su mirada. Acuna ese rostro lavado entre sus manos, sintiendo la piel suave bajo su toque.

_ ¿Desde cuando estás aquí? _Anton lo mira curioso.

_Hace más de lo que crees. _ Wonbin confiesa.

Mordisquea su labio inferior, incluso amenazando con llevarse el suave toque. Que los dedos de Anton, conservan sobre estos. Dibujándolos a su gusto, lento y tortuoso. Wonbin jadea ansioso, ante ese toque que lo seduce. Le da igual después de un tiempo y se encarga de besar. La mano de Anton, roseada por castos besos. El sonido coqueto de estos, ambienta la conversación. De sus ojos que se conectan, mientras se follan a punta de miradas.

_Solo no quería despertarte. _Wonbin termina por decir.

_ ¿A qué viniste hasta acá? _ Anton hizo una pregunta trampa.

_Vine a cuidar de ti. _Wonbin ronroneo aquella respuesta seductora.

Anton retiro su mano, que se sentía tan caliente como aquellos besos. Acaricio la cabellera de Wonbin, mientras este no le quitaba la mirada de encima. Acercando su rostro, Anton creyó que lo hacía involuntariamente. La sola idea lo ponía de cabeza, el cómo podía el más bajo estar tanto en él. Incluso con la diferencia de edad, que ponía una raya justa entre ambos. Había sido reducida a cenizas, cuando la quemaron con el calor de sus cuerpos. Aquella noche de verano, perdidos entre las cabañas abandonadas.

_Sé que soy menor que tu Wonbin, pero te aseguro puedo cuidarme solo. Estoy bien igual, solo me sentó mal el vino. _Anton recito.

_ ¿Quieres que me valla? _Wonbin dijo ante Anton.

Anton se le quedo mirando a un somnoliento Wonbin. _No me hagas parecer el malo aquí, sabes que por mi te tendría todo el tiempo. _

_Dime que te lo impide en estos momentos. _ Wonbin miro fijo a Anton.

Solo soy piel y huesos, no tengo un alma que trascienda.

_Tengo miedo. _ Anton confeso.

_ ¡No hay nada que temer ya! _

La voz de Wonbin se quebró de repente, ante los ojos inundados en lágrimas de Anton. El despojo de alma que sentía al verle llorar, seguía volviendo su mundo al revés. No había lagrimas que le matasen más en vida, que lo levaban a rozar el sentido de pérdida de un ser amado. Anton no solía llorar, pero al hacerlo era avasallador. Desde la primera vez que había corrido a sus brazos, cubierto en golpes debido a sus padres. Hasta ese día, seguía diciendo aquella misma frase. Tenía miedo, era la voz de ese pequeño Anton. Pidiendo ayuda, pidiéndola con todas sus fuerzas.

_La gente como yo nunca es feliz. _Anton pensó en voz alta.

_Desahógate conmigo va. _Wonbin arrullo.

Wonbin abrazo a el más alto, mientras este lloraba contra su cuello. Podía sentir las lágrimas correr, los sollozos ahogados en el hueco de su cuello. Acaricio la cabellera castaña de Anton, la muletilla que llegaba hasta su nuca. Mientras dejaba ir también las suyas, en un completo silencio. Como si nada hubiese cambiado, el dolor seguía ahí después de la muerte. Así como se dejaban buenos recuerdos, también malos quedaban ahí. En los corazones, pero para siempre.

_A veces no puedo evitar recordarlos, recordar sus palabras hirientes. Que dolían más que sus golpes, que la ley de hielo que me daban. Solo por ser diferente, por no ser igual a Sohee. _Anton se ahogaba en sus míseras lágrimas.

Wonbin las miro, él estaba frente a frente ante él. Sus ojos de cachorro llenos de lágrimas, rojos de tanto orillarse al dolor. A los recuerdos, que hacían correr de más esas lágrimas. Wonbin las limpio a besos, besos que dio de poco. Llevándose con amor todo ese dolor y estaba dispuesto a llevarse el resto. Tenía toda la noche para amar a ese hombre, hacerlo no temer aquella búsqueda de la felicidad. A besos, a caricias. Con amor, haciendo el amor.

_Yo siempre estaré aquí para ti, mi amor. _ Wonbin aseguro.

_ ¿Me amas? _ Anton se le quedo mirando a Wonbin, con esos ojos llenos de lágrimas.

Wonbin asintió casto. _Sin importar lo que pase. _

Wonbin beso la frente de Anton, para luego bajar a besar su nariz. Generado una respiración calmada de parte de Anton y un par de gemidos que salieron de sus temblorosos labios. Tomar su rostro fue necesario, para llegar a sus mejillas. Beso cada un devoto, hasta que se dio paso hasta su barbilla. Dejando el beso ahí, hasta arraigarse en mimar aquella manzana de adán. Dejando un beso que le arranco un jadeo más alto, uno lastimero como los mil demonios.

_Quédate aquí conmigo. _

Anton acerca el rostro de Wonbin, tomando una mordida de su cuello. Algo en Wonbin ya no funciona, solo su deseo hacia Anton. Se relame los labios, mientras esta toma de mordidas su cuello. Ganándose gemidos de sus entreabiertos labios y un giro rotundo de sus caderas. Anton acata juntando sus cuerpos, la hamaca se tambalea por sus cuerpos juntos. Demasiado peso talvez, se suponía que solo era para uno de ellos. La risa nerviosa de Wonbin cuando caen al piso, lo es todo. Se miran cómplices, no es la primera vez que les pasa.

_ ¿En el suelo? _Wonbin dice divertido.

_ A veces no soy consciente de mi tamaño. _Anton se disculpa.

_Eres tierno. _ Wonbin confiesa.

Anton se levanta para darle la mano a Wonbin, sin dejarlo que camine. Lo sostiene con una mano, mientras que el otro le rodea las caderas vicioso por ese beso. Que terminan compartiendo, comiéndose las bocas. Solo como ellos lo saben hacer, cuando necesitan tanto del otro. Cuando el dolor los ahoga y la única manera de drenarlo es así. Amándose con locura, entregándose por completo. Anton se conoce su cabaña como debe, abre la puerta con Wonbin aun en él, en sus labios. La cierra con tranca y eso es todo. Son ellos dos, ellos dos por el resto de la noche.

Wonbin se acomoda en sus caderas cuando caen y Anton se deja caer en aquella cama. Puede ver la imagen acalorada de Wonbin, no sabiendo en donde mantener más tiempo sus manos. Arre volcándolas contra su pecho, quitando su camisa con habilidad. Le ayuda a hacer lo mismo con la suya. Ahí va otro beso que comparten, Anton lo guía metiendo su lengua sin vergüenza. Follandole la boca al más beso, ganándose un gemido de puro gusto de este.

Desordenados se quedan así, frotándose contra la erección del otro. Rodando sus caderas Wonbin, marca el paso sobre un ya bien duro Anton. Que jadea apenas abandona sus labios, fuerte en un alarido lo aclama. Apagándolo con un beso más profundo, sus lenguas se conocen de maravilla. Los chasquidos están ahí, hasta que los jadeos al separarse reaparecen. Wonbin termina con su boca entreabierta ante Anton, quien tienta el beso en un juego retorcido. Busca de esos labios, para luego hacerle la cobra risueña.

_No deberíamos estar disfrutándolo tanto. _Anton recita perdido en la mirada de Wonbin.

_Pero lo hacemos. _ Wonbin se le queda mirando a Anton.

Wonbin sabe que tanto el, como Anton, están en esa misma sintonía. Cuando se baja de su base y se queda viendo ese bulto en sus pantalones, que pide de su atención más que nada. Coloca su mano en el elástico, curioso al jugar con este. Lo hace ante la atenta mirada de Anton, quien se relame los labios cuando lo suelta. Empezando a meter sus dedos por debajo del pijama, jalando esta vez con todo y ropa interior. Dejando solo lo que se va a llevar a la boca a la vista, la extensión de Anton se presenta bonita frente a sus ojos.

_ ¿Me necesitas bebé? _Wonbin arrulla sobre los labios de un muy atontado Anton.

_Si. _ La voz de Anton tiembla.

Anton es tímido en su respuesta, pero su empalme no es para nada tímido. Casi tentando los labios de Wonbin, quienes silban sobre este algo de aire. Su cosa se retuerce en expectativa y sus caderas embisten en el aire. Patético movimiento de su parte, que lo hace sonrojarse ante Wonbin. Su mirada en la punta rojiza, remojada en liquido blanquecino. Le brinda una inesperada lamida a esta, una vez lo tiene bien agarrado de la base. Lo agarra a lamidas como si fuese un dulce, dulce caramelo, hasta limpiarlo por completo.

Cuando los labios de Wonbin se acarician, a la vez que sus manos dan un vaivén, Anton no sabe cuál de los dos es más suave y placentero contra su verga. Su pecho tiene un movimiento constante, para poder mantener el paso de la mamada. Especialmente cuando, se lo lleva completamente a la boca. Chupándolo sonoro hasta ponerlo vidrioso en saliva, que termina escurriendo hasta la base. Vuelve a masturbarlo con su mano, en un vaivén que lo hace girar sus caderas al son de este.

_Tan bueno. _ Anton deja ir aquella frase adormilado en esa mamada.

_ ¿Te gusta esto? _ Wonbin ríe por sobre su afanoso trabajo bucal.

_Tu siempre me haces sentir bien. _

Wonbin sonríe antes de volver a su trabajo de chuparlo, en un son más constante esta vez. Incluyendo su mano en la base, para acariciar las bolas ya calientes. Gime contra la verga en su sabor, como le llena la boca a la perfección. La traga a pesar de que el tamaño, es algo que lo descoloca. Se vale de jugar con su lengua, girándola contra la punta. Un sonido de gusto sale de sus labios, cuando la suelta para volver a ella. Devorándola otra vez, como si no tuviese suficiente de ella. Dibujando sus labios contra la punta, un beso justo en su parte favorita del glande.

_Me miras así con eso en tu boca, me quieres volver loco por supuesto. _ Anton advierte desesperado.

_Eso debería ser suficiente para que te corras en mi boca. _ Wonbin mira fijo a Anton.

_Va a pasar amor. _

Anton no mintió cuando lo decía, por la manera en como su estómago bajo burbujeaba. A medida que daba pequeñas estocadas en la boca de Wonbin. Lo tenía tomado del pelo a su gusto, hundiéndose en su boca justo. Marcando el paso, mientras Wonbin tomaba lo que podía tomar. Seguía dándole esos gloriosos apretones a sus bolas, como si quisiese drenar todo lo que había en ellas. Se lo daría si así lo quería, le llenaría esa boca de su leche.

_Ya quiero probarte. _ Wonbin dijo deseoso sobre esa polla.

_Mierda. _ Anton maldijo.

Anton se aceleró ante aquella frase, dejándose comer hasta las bolas por esa boca. Entreabrió la boca en una perfecta o, al correrse bonito contra la boca del más bajo. Lo atajo como un campeón, con cada gota que pudo obtener. Lo chupo viciosos mientras se venía, Anton juro que lo había dejado seco. Sobre-estimulado y con las bolas arrugadas debajo de su toque. La mano de Wonbin acariciando su estómago, lo hizo temblar como un desgraciado.

Uno que invirtió papeles en una euforia, de ir a por esos labios. Pensando en cuanto tiempo tenía que besarlo, para estar completamente duro otra vez. No se molestó en contar los segundos o minutos que se comió la boca con Wonbin. Solo disfruto de esta hasta que sus bocas ardieron. Arrastrando sus labios contra el otro, en una batalla de bocas abiertas. Lenguas que se conocían, probaban a tutiplén, la dulzura de aquella corrida.

La solo idea lo hizo ponerse duro como roca, la entrepierna de Wonbin se volvió a rozar adolorida contra la suya. Lo agarro follando su polla en contra, reduciéndolo a quejidos ahogados de sus redondos labios. Lo vio con esas mejillas sonrosadas y paso sus dientes sobre estas. Tomando un mordisco y luego otro. Parecían cachorritos inexpertos, tratando de sentir algo.

_Hazlo otra vez. _Wonbin pidió.

_ ¿Que? _ Anton se sonrojo violento ante Wonbin.

_Muérdeme. _ Wonbin relamió sus labios.

_Podría volverme un poco desquiciado si sigo. _ Anton confeso ante su recién descubierto fetiche.

_Date gusto conmigo. _

Wonbin no se arrepintió de aquella mordida, que Anton dio justo en su manzana de adán. Lo dejo jadeando como un condenado, caliente como nunca antes. Paso su lengua por la carretilla de pecas de su cuello, mientras seguía dando pequeños mordiscos. Que le arrebataban poco a poco, la cordura a Wonbin. El paseo de su boca entreabierta por el centro de sus clavículas, lo guio hasta quedarse pegado en uno de sus pezones. Succiono gustoso, haciendo un pop cada que los dejaba. Necesitados de mas atención, rojos como carmes.

_Sigue. _

Wonbin no supo que más decir, con los dedos de Anton, que trataban a sus botones como giradores de dedos. Les daba la vuelta sin parar y las jalaba entre dos dígitos hasta hacerlo lloriquear. Acto seguido ataco su ombligo y Wonbin juro que tenía una fascinación con el lunar cerca de ahí. Lo beso hasta que se cansó, para luego meter la lengua en su ombligo, hasta hacerlo retorcerse de aquella sensación extraña.

_Eres tan dulce para mí. _

Anton vio como el pene del azabache retumbaba por atención, no le molesto darle su par de caricias a este. Lo recubrió con su mano, mientras chupaba las bolas de a pocos. Se iba así hasta que su mano libre, se encargó de masajear los muslos de este. Brindo besos en la parte interna, paso sus dientes sintiendo la piel temblar. Una gota remojo su mano, a medida que seguía acariciando la base. Agarro ambas piernas y saboreo más a gusto aquellos muslos. Se quedó ahí en ello, en el sabor de aquella piel dorada.

El tiempo que se quedó ahí, quien sabe cuánto. El suficiente como para ver como Wonbin se reducía a gimoteos, que eran un indicador a necesitar más. Se separó solo un rato, el tiempo suficiente como para alcanzar su mesita de noche. Tomo un lubricante de ahí y hundió dos dígitos en este. Fríos contra la entrada de Wonbin, se fueron poco a poco. Hasta llegar al tope, los volvió a sacar. Ganándose un alarido de parte de Wonbin, uno que lo hizo mordisquear sus labios.

_Más rápido. _ Wonbin dijo sin más.

Anton chasqueo sus lenguas. _Podría hacerte daño cariño. _

_Dije lo que dije. _ Wonbin protesto con un puchero.

Anton no se va con rodeos y los rueda contra esa entrada. Descolocando a Wonbin, quien rueda los ojos en blanco, junto con un gruñido. Más que gustoso de recibirlos, de sentirlos. De moverse contra ellos, hasta que llegan a ese punto dulce. Dándose estocadas jadeantes, anhelando llegar a irritarla. Motivándolo al dejar pequeños quejidos de placer, sus ojos vidriosos dándole la señal a Anton

_Estoy listo para esa polla. _

Anton asiente dejando ir los dígitos, ganándose un gemido agudo de parte de Wonbin. El solo sonido hace que su pene se retuerza, duela contra sus bolas. Que están más que ansiosa de azotarse contra ese redondo culo. Lo de la cascada lo dejo con ganas, un rápido que solo lo hizo pajearse al regresar a su cabaña. Fuerte contra las regaderas, jadeando el nombre de Wonbin. No había justicia contra eso, lo deseaba de más.

Cuando se introdujo contra esa entrada, solo fue de la punta. Observando la bonita imagen de un acalorado Wonbin, quien asimilaba su tamaño. Pasando su mano a lo largo de su pecho, acunándole su rostro. Balbuceando que todo estaba bien, hasta que entro toda. Más para él, que para Anton. Dejo ir una maldición, cuando estaba con las bolas profundas en Wonbin. Quería follarlo a gusto contra ese colchón, clavarlo contra este hasta noquearlo.

_Tan bueno. _ Anton repitió sin parar.

_Hazme bien. _ La mirada fija de Wonbin en Anton.

Wonbin sintió un beso en su frente de parte de Anton cuando dio la primera estocada. Lo desarmo con solo una y lo volvió a armar con otro. Demasiado bueno como para no mantener sus ojos vidriosos, en la mirada oscura de Anton. Sabía que su rostro pedía más, porque era lo que Anton le estaba dando. Follandole el culo a estocadas, su boca en una perfecta o del puro gusto. Lo balbuceaba tonto contra esos labios, tan bueno, se repetía.

_Déjame montarte. _ Los ojos rogones de Wonbin en acción.

_ ¿No te cansas de domarme como una bestia? _Anton silba.

_Mi placer culposo. _Wonbin relame sus labios.

Wonbin se montó contra un castaño hecho estrella de mar, listo para recibirlo. Encajándose en este, dejo a Anton bobo con la imagen. Empezando a moverse en círculos contra su verga, mientras este los dirigía con ese son. Tomando sus caderas. Hasta que empezó a mover de adelante hacia atrás, de adelante a hacia atrás constante. Siguieron mezclando aquello, hasta que Wonbin empezó a dar saltitos, clavándose contra el miembro. Moviendo la estabilidad de la cama y de sus mentes también.

Sentía como las manos de Anton se iban hasta sus brazos tonificados y apretaba, bajaba a su cintura y volvían a apretar. Sin saber en dónde poner las manos, ahora las tenía en su pecho. Agarrándolas como si de tetas se tratasen, las masajeo hasta irse a por ella. Se acercó a boca llena, las chupo con vehemencia. Largando a lamer esos botones marrones, bajo la atenta mirada de Wonbin. Lengua pegada en estos, Wonbin miraba aquel espectáculo. Quien había cambiado sus movimientos a circulo, solo para seguir disfrutando de la lengua de Anton.

_Serias bueno con las chicas. _ Wonbin dijo con sinceridad.

_ ¿Qué tal con los chicos? _Anton le sigue el juego.

_Me haces querer tener tetas. _ Wonbin bufa hasta dejar ir una divina risa.

_Me encantas. _Anton lo mira perdido en esa sonrisa.

Sigue chupando, acunando el pecho de Wonbin. Acatando hambriento de a tantos, pasando su lengua sedienta. De los gemidos de Wonbin, de cómo apretaba su polla. Cada que lo estimulaba en sus pezones, con la punta de su lengua. Con las yemas de sus dedos, dando círculos certeros. Sin despegarse de este, porque era un perdedor por los pechos. Pero los de hombres, para su sorpresa.

Se perdió en ello, en como el sexo se había vuelto lento y sensual. A diferencia del de la mañana, este era más romántico entre ambos. Sin apuros de por medio, se derritieron en un orgasmo que los atraco a la vez. Un silencio entre ambos, más una mirada. Un gimoteo de parte de Wonbin, que Anton se encargó de comerse a punta de besos. Jadeando en medio de beso, ante su propia corrida. Wonbin lo había apretado a lo bruto, sus manos le ahuecaron las caderas a Wonbin.

Acercándolo para besar las pecas de su cuello y sus labios ya rojos de tanto besar. Wonbin pareció no importarle, le respondió el beso a pesar de todo. Desordenado y en el calor del momento. Dándolo todo hasta el final y contra todo pronóstico. Arremolino sus dígitos en el cabello de Anton, dibujándole un te amo en contra de sus belfos, Anton estaba extasiado. Dejando su cabeza caer al respaldar de la cama, que finalmente había dejado de saltar con ellos.




Anton acaricia la cabellera de Wonbin, está hecha un desastre divino. Al dueño de esta no parece importarle, se acurruca contra Anton como si nada. Encantado de la noche, sus parpados le pesan de más. Anton se le queda mirando hasta que lo ve lo suficientemente soñoliento, como para preguntarlo. Sabe que a veces solo duerme un rato y luego se va. Si no es que se va de una vez, pero esa segunda la duda. Entonces llega esa tercera opción, Wonbin poco usa la carta de quedarse a dormir.

_ ¿Te vas a quedar a dormir? _ Anton pregunta.

_Si. _ Wonbin dice medio dormido medio despierto.

_Descansa. _

_Tú también. _Wonbin suelta bostezando.

Anton alcanza a darle un beso en la nariz, siempre terminan y empiezan con ese beso. Hay algo en la forma en que ese beso. Le recuerda un poco al primero compartido. Tímido y sin malicia de parte de ambos. Les ayuda a recordar sus inicios, además de anhelar su final feliz. Cosa que Anton siempre ve lejana, muy lejana de su relación tan extraña. Le acaricia el cabello, con vehemencia mientras lo ve dormirse. Poco a poco, hasta estarse quedando profundo.

_Te amo. _ Anton suelta sin siquiera pensarlo.

Lo dice justo cuando el otro ya está dormido, no quiere que este lo escuche. Que, aunque ya se ha salido de sus labios entre encuentros, decirlo después de estos, les sigue quemando la garganta a ambos. Como sea que se pronuncia o con variaciones de texto. Como si aún le temieran a amar y a ser felices los dos. Anton no sabe si en cierto modo es así para Wonbin, pero está seguro de que, por su parte, sí.

Por sus traumas de infancia y el miedo que le genero amar a aquellos de su mismo sexo. Sin saber cuándo podrá superar todo aquello, pensando en que debería volver a ser ese Anton de dieciocho. Que soñó con huir para ser feliz, a penas su pesadilla termino. Sin pensar que seguía atado, pero su hermano lo necesitaba. En esos tiempos, más que nada. Sohee si sabía perdonar y había sufrido la pérdida de sus padres. A pesar de los golpes y los malos tratos.

Ya no tiene nada que lo ate, su hermano podría tomar su puesto. Hacer maletas para huir, Wonbin no chistaría en tomar su mano. Ya han pasado ocho años de aquello, pero sabe que ese día llegara. Llegará junto con su felicidad, tanta como la que siente en esos momentos. Con Wonbin a su lado, durmiendo plácidamente contra su pecho. Acurrucándose balbuceando un te amo, aquello le permite finalmente dormir. 





La estudiada de conceptos que tuve que mandarme para escribir esto, es tan relativo como la cantidad de disfunciones cerebrales que me dio tratando de escribir  decente. Sin contar que casi pierdo el documento y me puse a llorar mal. Igual son experiencias, me la pase a todo dar.Me inspire en la ganadería de centro américa, porque quede fascinada con todos los documentales. Sí, me vi documentales y también películas gays de vaqueros. 

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