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Capítulo Octavo ~Sebastian~

Recién estaba amaneciendo, las primeras luces del radiante sol se notaban a duras penas entre los varios árboles que adornaban aquel pequeño bosque; la oscuridad siempre reinaba en el pueblo que pocos conocían pero les era necesario, ellos no aceptaban tal cual el sol, de hecho lo odiaban y temían, el ardor de tu piel siendo quemada era algo que ninguno quería volver o experimentar. Los animales caminaban naturales sin darse cuenta de los vampiros que los rodeaban e incluso algunos de los lobos se encariñaban con ellos llegando a ser sus mascotas, ambas razas estaban unidas para derrocar a la humanidad.

La noticia de Dustin  siendo capturado  pasó a varios oídos que asustados buscaron consuelo en el sucesor, un vampiro joven que tendría que tomar el puesto de Dustin  ya que éste había sido capturado y pocos sabían su paradero, claro que el dolor y miedo los atormentaban, con Dustin  se sentían seguros y a salvo ya que él siempre les había prometido y jurado que nunca  dejaría que su familia sufra, y lo estaba cumpliendo, hacía su mejor esfuerzo para que nadie descubra su escondite.

Cort era el segundo al mando, un primo de Dustin  y por lo tanto el siguiente a tomar su lugar, quizá no tenía los rasgos de un líder como las alas y aquella divina habilidad de mover la tierra con su gran fuerza, pero Cort quería proteger a su familia así como el alto, y lo haría pues tenía algo demasiado valioso en aquel lugar como para dejar que alguien los atrape y volver a aquel sufrimiento del que hace poco habían escapado. Nadie sabía que realmente fue Cort quien delató la posición de Dustin, y esperaba que nunca se enteraran, en ese momento Cort no necesitaba más problemas.

La cabaña que lo refugiaba se encontraba al rincón más alejado del pequeño pueblo, un arroyo chico que almacenaba unos cuantos peces pero  ese era el lugar más tranquilo y el que su novia había escogido, si a la joven le gustaba pues a él le encantaba, Cort era una persona simple, no necesitaba de mucho, se basaba más que cualquier cosa en el bienestar de Katharine, si ella estaba disconforme o incómoda, él hacía todo lo posible para corregirlo, para Cort todo su mundo y su vida se basaba en Katharine, proteger a Katharine, cuidar a Katharine, estar pendiente de Katharine, seguir a Katharine, amar a Katharine, dormir con Katharine, hacer feliz a Katharine, vivir con Katharine, sin embargo dudaba que las cosas sean tan felices como siempre se las pintaban, temía perder lo único que tenía, pues sus padres hace mucho habían muerto y el único familiar que le quedaba era Dustin  a quien había traicionado. Lo más seguro que podía tener era su novia por eso se volvió tan posesivo con ella.

Pero al temer estaba en lo correcto pues Katharine  ya no entendía en lo que creer o amar, desde que volvió de aquella horrible experiencia de ser capturada por un humano no quiso salir de aquel lugar, de su propio mundo y le pesaba estar tan atada a Cort, algo doloroso pues Katharine  sabía que el menor debía cargar con más responsabilidades ahora y si estaba a su lado, si lo atosigaba con sus preocupaciones entonces sería demasiado egoísta de su parte, no era muy noble de su parte apartarlo de esa manera cuando él solo podía realizar lo que podía, Katharine  pensaba que no necesitaba  a Cort e incluso que ya no lo amaba.

La plaza central se llenó con bastantes vampiros asustados por el nuevo líder que pronto subiría, si es que Dustin  no regresaba, en ese momento y lugar decidirían si Cort era digno de subir al poder y sustituir al líder que hasta ese momento los había mantenido a salvo. La reunión dio comienzo y todos los vampiros observaron fijamente a Cort quien se encogía por el miedo que aquellas miradas con desdén le hacían sentir.

— Como ya todos sabemos — inició Adam — Dustin  fue capturado por los humanos, y sin un líder no podemos avanzar hacía una libertad — su tono áspero y demandante obligaba a los demás a prestar atención y así dar su opinión.

— Cort tiene que subir y asumir ese cargo, tiene la misma línea familiar que Dustin  — la voz de al fondo ganó a Adam, Jackson lo desafiaba con la mirada mientras su mano abrazaba con fuerza la cintura de su novia, Hanna – Es una ley.

En aquel lugar como en todos los reinados, existía la oposición y el lado paralelo, Jackson, Hanna, Erik y varios más formaban parte paralela, apoyando el reinado de Dustin  y de sus sucesores, ellos los respetaban e incluso creían que con Dustin  al mando todo volvería a los tiempos antiguos, y ahora que no estaba esperaban que Cort ocupe su lugar con responsabilidad y dedicación. Por otra parte estaban los que rehuían a la idea de seguir a esa familia como si estos fuesen sus reyes, nunca aceptaron que Dustin  con su corta edad pudiera manejarlos y sacarlos del problema en el que se hallaban desde hace ya mucho tiempo, el líder de ellos era el propio Adam.

Los segundos pasaban y las peleas entre ambos lados no parecían detenerse, la mirada de Cort estaba fija en una Katharine  que esperaba que todo acabe y así irse de aquel lugar sin que nadie la notase, a su lado Kristhian lo observaba con un cariño propio de un enamorado, y así lo era, tal como siempre pasaba en todos lados Katharine  desbordaba una ternura y bondad que hechizaba el corazón del hombre más duro que existiera, quizá no era la más hermoso pues ese cargo lo tenía Nele quien con sus ojos gatunos atrapaba el alma de cualquier ser que lo viese, pero ya que ella no estaba en ese lugar, las miradas de todos los enamoradizos pasaron a Katharine.

— Creo que es mejor irnos —  susurró Kristhian en el oído de Katharine  quien no apartaba la mirada de los ojos de Cort — esto pronto va a ser una pelea

— Pero… Cort — Katharine  podía sentir como la desesperación y miedo que crecía en el menor, quizá por fuera Cort sea la persona más seria y con una expresión fría en el mundo pero por dentro Katharine  conocía la fragilidad que se necesitaba para romperlo y volverlo tan cruel como un tiburón hambriento.

— No nos necesita — Kristhian, con una confianza que no le pertenecía abrazó la cintura de Katharine  e intentó llevársela de ese lugar, y así demostrar que le pertenecía.

— Espera — Katharine  se dio cuenta de la mirada penetrante de Cort, estaba enojado y lo sabía — es mejor que nos quedemos.

Traicioné a Dustin  — Cort amaba tanto a Katharine  que con una sola mirada le transmitía lo que otro ocupaba con palabras, sus pensamientos se hicieron uno y ella supo lo que el otro pensaba.

— … — Los ojos de Katharine  se abrieron más de la cuenta y sintió como un miedo bañaba de frío su cuerpo, lo primero que se le ocurrió fue dejarlo así que retrocedió mientras Kristhian la tomaba de la mano.

Lo hice por ti — Cort lloraba cada palabra, al ver que estaba a punto de perder a Katharine  su desesperación creció — quería salvarte, al igual que a los demás… lo hice por ti.

Entonces los pies de Katharine  dejaron de avanzar, no podía dejar un alma rota, a pesar de no tenerla, en ocasiones Katharine  creía que tenían, que poseían un espíritu, ladeó la cabeza y sin dejar de observar a Cort sonrió ligero y débil, Kristhian con lo poco que entendía de aquella situación decidió dejarlo tal como estaba todo y alejarse, con intenciones oscuras. La mano de Kristhian rozó la de Karla quien sorprendida se levantó y alzó la mano. Kristhian juntó los labios y silbó tan fuerte que todos guardaron silencio.

— Tan pronto capturan a nuestro líder y ya empiezan a buscar otro sin tener la mínima intención de ir a rescatarlo — Karla caminó con sus pies ligeros hasta el púlpito donde Cort lo observaba confundido pues ella pocas veces hablaba — y ni siquiera saben que tipo pretende ocupar su lugar.

— Tiene razón — Kristhian la apoyó mientras retaba a Cort con la mirada — ¿Por qué sólo tenemos como elección a Cort?

— Ustedes no tienen voz acá — Gritó Hanna cansada de la pelea que se estaba formando.

— ¿Y ustedes la tienen? —  Karla se sentó a lado de Cort y observó al pueblo como si fueran pequeñas hormigas que podría pisar con facilidad — ¿tienen criterio cuando quieren poner a la persona que traicionó a Dustin  como nuestro líder?

El silencio se hizo presente y todos observaron con miedo a un Cort que observaba a Karla con asombro, se suponía que nadie recordaría las cosas que dijo aquel día, Derek  le había asegurado que nadie recordaría como había traicionado a su líder por salvarlos, pero fue más asombroso encontrarse a sí mismo confiando en una persona que los había mantenido esclavizados por varias generaciones, Karla tenía razón, él no merecía estar en ese lugar por ser aquella persona crédula e impulsiva que había vendido a su propio líder cuando sabía que a veces hay que hacer sacrificios para salvar a toda una especie.

— Yo opino — Karla volvió a hablar  — que traigamos a la hermana de Dustin  y así buscar de una vez por todas nuestra libertad.

Cada pensamiento se hizo polvo, era la opción más racional pero peligrosa, la hermana de Dustin  tenía los mismos dones que el alto pero su personalidad era completamente diferente, ella era un persona que podía matar a quien quiera sin pestañear, la última vez que la habían visto fue cuando estranguló a su propia madre y luego corrió por el bosque. Lo único que sabían de ella era que después de un largo tiempo finalmente se estableció y es líder de un grupo de vampiros en Alemania.

~0~

Jan ladeó la cabeza confundido y sin tener la más mínima intención de esquivar aquella mirada de un alto que parecía maldecir su presencia, pero el menor nunca cedía, se quedaba firme como roble y nadie le haría cambiar de opinión, el dolor en su estómago empezó a disiparse un poco pero la cabeza le estaba dando vueltas y las manos le temblaban por el incómodo ambiente que se formó. Volteó a ver a su dueño quien seguía estático sin dejar de observar a aquel alto de mirada tranquila y orejas prominentes, Jan quiso aligerar las cosas pero sabía que aquella situación nada tenía que ver con él, y conociendo el carácter del mayor era claro que luego recibiría una reprimenda, estaba en grandes problemas porque ahora empezaba a sentir más hambre que antes.

Sebastian  despertó de su letargo y  retrocedió dos pasos para contemplar la situación en la que ahora se encontraba, los recuerdos golpeaban su mente cada segundo y un leve dolor en el corazón se agrandaba con el paso de los minutos, sus ojos observaron todos los cambios que su antiguo amigo ahora presentaba, se había teñido el cabello de rojo y parecía haber crecido, su rostro que antes siempre mantenía una sonrisa ahora estaba serio con los ojos fríos como los tenía él ahora, algo que no comprendía y no sabía si sentir pena o alegría. Siguió retrocediendo sin que el alto se diera cuenta hasta chocar con el vampiro que seguía observándolo como si fuese la cosa más interesante del mundo, Sebastian  cerró los ojos por tres segundos planteándose lo mismo que siempre le había dicho a Derek  al despertar “Tu realidad puede ser este sueño” y al abrirlos vio como Maik se acercaba.

— Trabajaremos juntos —  Sebastian  escondió todo el mar de emociones que le daba ver al alto – será divertido.

— ¡Sebastian ! — muy al contrario del mayor, Maik lucía alegre de volver a verlo — ¿qué ocurrió contigo? Desapareciste de la nada — no era una preocupación sincera pero había que darle puntos por originalidad — Tus ojos y todo tú ha cambiado ¿Qué te ocurrió?

— Es una larga historia — el mayor intentó aligerar el problema y la odisea que había pasado en esos meses.

— Tenemos mucho tiempo — Maik soltó eso con tanta emoción que Jan sintió algo de envidia —  ¿qué te parece si vamos por un café y ahí me explicas todo?

— No puede — Jan habló antes de darse cuenta, sus labios fueron cubiertos por sus manos y con su mirada se disculpó con su dueño, esa era una nueva faceta de su ser.

— ¿Es tu vampiro? — Preguntó Maik — nunca pensé que alguna vez tuvieses uno, antes odiabas la idea de tener a alguien que te proteja, igual a… Derek  — aquella sonrisa que siempre caracterizaba al alto desapareció en cuanto mencionó aquel nombre.

— Fui un regalo — Jan percibió como el ambiente empezaba a tornarse incómodo así que decidió hablar  — Más una obligación que obsequio.

— Entiendo — Maik le lanzó una mirada gélida mientras sus ojos inspeccionaban cada aspecto del  menor quien ahora vestía completamente de blanco al igual que el mayor, lo único que contrastaba con aquel color era su cabello castaño  y largo, por alguna razón Maik empezó a odiar a las personas de cabello largo.

— Bien — Sebastian  aplaudió para romper el momento y salió de aquella sala — vamos a por el café, igual tú tienes que informarme del trabajo que realizaremos.

Jan corrió inmediatamente tras Sebastian  quien ya estaba entrando a su auto, los vampiros que hace poco habían cazado ahora estaban en otra habitación para empezar a domesticarlos y así que sean aptos para la venta, Sebastian  entró y apretó el volante con fuerza intentando desquitar todo el dolor que le había creado volver a recordar aquellos tiempos que tanto odiaba, en los que su idiotez le había quitado algo que una vez había amado, exacto, sus sentimientos ahora eran demasiado débiles para distinguirlo, una parte de aquellas drogas que fueron introducidas a su cuerpo evitaban que las emociones alteren su trabajo, las empresas LCK siempre estaban unidos a la idea de “sin sentimientos no hay distracción” ahora Sebastian  estaba realmente confundido.

Maik quiso entrar al asiento del copiloto pero un pelilargo lo empujó disimuladamente ganándose él, el anhelado asiento a lado de Sebastian, finalmente Jan se sentó a lado de Sebastian  y Maik atrás observando por el espejo retrovisor al menor, su mirada llena de odio.

El mayor condujo con tranquilidad, estaba estable odiaba el día y eso distraía su mente de la persona que ahora se encontraba tras él, había bastantes cosas que Sebastian  odiaba y una de esas era el día, odiaba tanto aquel sol que lastimaba sus ojos y sobretodo la ropa tan brillante que las personas a su alrededor usaba, tal como  Maik quien ahora vestía de colores demasiado llamativos e innecesarios para Sebastian, esa era una de las razones por las que evitaba voltear y ver a su antiguo amigo.

Llegaron a una cafetería cercana, “Rabbit” era su nombre y a su lado se podía apreciar un hermoso dibujo de un conejo con una zanahoria entre los dientes y una taza de café en su cabeza. Entraron con confianza hasta la mesa más cercana a la puerta de salida, inmediatamente un mesero tomo su orden y volvió a dejarlos solos; Jan odiaba admitirlo pero siempre le llamó la atención el delicioso aroma del café, quería probarlo pero a su paladar no tenía ningún sabor, era como mascar agua, sabía que estaba en problemas pues la sangre que bebió de Sebastian  pareció desvanecerse de su estómago, ahora al ver a los dos humanos tomando café le dio una sed que pronto no controlaría.

— Tus ojos — Maik señaló con la mirada los ojos de Sebastian  mientras sus labios estaban demasiado ocupados bebiendo un sorbo de café.

— Fueron modificados —  Sebastian  decidió contarlo todo, en la antigüedad por ocultar cosas se había armado una dramática historia, algo que ahora quería evitar — las empresas LCK pensaron que crear un humano parecido a un vampiro le ayudaría al negocio, yo soy el resultado, mis ojos fueron modificados para ser un mejor cazador, el resultado es positivo porque puedo ver en la oscuridad pero los colores fuertes lastiman mis ojos.

— Me enteré que Derek  te llevó a su casa con engaños, pensaba que era mentira pero ahora que veo lo que te hicieron no lo dudo, ¿por qué no escapaste?

— Intenta escapar de una empresa que tiene dominios a nivel mundial.

Un silencio se formó, Maik no sabía que decir, cuanto deseaba ir a golpear a Derek  y sacarle todos esos hermosos dientes  que mostraba en cada sonrisa, pero todos sabían que Sebastian  lo protegía, a pesar de haberlo traicionado, Sebastian  protegía a Derek  como si este fuera su hermano.

Jan movía sus manos inquieto, la sed estaba atacando cada vez con más fuerza, los labios se le habían resecado de tanto lamerlos y su garganta tragaba saliva cada cierto segundo para intentar disfrazar su sed; al cansarse finalmente tomó la mano de su dueño con fuerza, su estómago gruñó y no hizo falta de más palabras para que Sebastian  entendiera lo que estaba ocurriendo con su vampiro.

Se levantó y sin soltar la mano de Jan caminó hasta el baño, no le importó la mirada algo extraña de Maik, Sebastian  conocía lo que un vampiro sediento hacía y prefería evitarse la escena.

— Te di hace poco — reclamó Sebastian  ya dentro del baño donde por suerte suya no se encontraba nadie.

— Lo sé  — Jan bajó la cabeza arrepentido, le costaba tanto admitir que tenía la culpa que su rostro ahora se encontraba rojo — lo lamento, pero tengo hambre.

— Increíble que  sigas bebiendo, pensaba que ustedes comían poco

— Por favor — Jan sentía la desesperación en su cuerpo, necesitaba comer, anhelaba un poco de sangre en su cuerpo, sentía una necesidad que nunca antes había sentido, algo extraño estaba ocurriendo con él — Por favor — rogó mientras apoyaba su cabeza en el formado pecho del mayor.

— Bien.

Sebastian  sintió pena por aquel ser en desesperación, verlo de una manera tan débil y desprotegida hizo que la lastima lo dominara y así tomar la cuchilla que siempre guardaba en su bolsillo y cortar la palma de su mano, de ésta inmediatamente brotó una gran cantidad de sangre que desprendió un aroma tan adictivo para Jan quien atrapó entre sus labios aquella gota que estaba a punto de caer al suelo, la lengua del menor lamió con desesperación cada gota de sangre que Sebastian  tenía en la herida mientras el mayor ladeaba la cabeza sin quejarse ni molestarse, tan sólo con la mirada fija en un Jan quien agrandaba su sonrisa cada que su estómago recibía aquella cantidad de sangre.

Nuevamente un dolor en el estómago hizo que Jan se detuviera, y al igual que antes lo ocultó con una sonrisa; la felicidad fue tan grande que abrazó al mayor sintiendo junto a su pecho aquel fuerte latido que cargaba con gran parte de vida. Sebastian  lo sostuvo de su delgada cintura y correspondió al abrazo mientras veía como la palma de su mano se curaba al instante, la sangre se evaporaba de su piel y la herida desaparecía. Tantos experimentos realizado en él le habían convertido en eso y en ese momento no sabía si agradecerlo o maldecir a Derek eso.

Volvieron a la mesa con sus manos entrelazadas recibiendo una mirada filosa por parte de Maik, sus manos no se soltaron y Jan seguía sintiendo como el fuerte dolor en su estómago se extendía a su cuerpo, pronto dejó de sentir las piernas y agradecía estar sentado, los pulmones que con velocidad se inflaban y desinflaban ahora empezaban a acelerar el ritmo obligándolo a inflar el pecho más seguido, sus ojos rojos perdieron su brillo con rapidez y aquella mano que sostenía la del moreno con fuerza se soltó antes de caer en el suelo con un golpe seco y sin consciencia.

Sebastian  inmediatamente sostuvo el cuerpo del vampiro entre sus manos, la preocupación lo estaba carcomiendo, se culpaba por no alimentarlo más o haber hecho algo mal, odiaba admitirlo pero se estaba preocupando por un vampiro que lo único que hacía era corregir su trabajo, alzó el cuerpo de Jan sorprendido de la delgadez de su cuerpo junto a lo liviano que era, sus piel se volvió de papel y sus manos se encontraban lánguidas a los lados, sin importarle las miradas curiosas de todos los comensales de esa cafetería, corrió hasta su auto y con extremo cuidado lo depositó en los asientos traseros.

Ya seguro de haberlo acomodado bien corrió al asiento del conductor y entró percatándose de que Maik estaba a su lado pero sin tomarle importancia.

— Derek  — su mano temblaba mientas agarraba el celular y llamaba a la persona más capacitada en atender vampiros.

Sebastian  La voz de Derek  se escuchó clara — ¿qué ocurre?

— Es Jan, acaba de colapsar, parece… parece muerto

¿Jan? ¿qué es lo que pasó exactamente? — se escuchó como del otro lado Derek  se levantaba de la cama — ¿Jan? — la voz de Dustin  se escuchó atrás

— ¿Qué debo hacer? Realmente tengo miedo de que haya muerto

Escucha idiota — Dustin  le arrebató el celular a Derek  — si algo le llega a pasar te partiré en millones de pedacitos y se los daré a lucifer.

— No era mi intención lastimarlo — Sebastian  estaba perdiendo la paciencia y el tráfico no ayudaba mucho.

Llévalo donde NeleDustin  se calmó – él era nuestro médico, él sabrá qué hacer, ahora vive en la casa del hermano de Derek, explícale lo que pasó yo ya voy en camino.

Sebastian  colgó y sin importarle el semáforo  cruzó y dio la vuelta para cambiar de recorrido, sus manos empezaron a sudar y sus ojos cada dos minutos volteaban a ver como se estaba el vampiro encontrándolo tal y cual lo había dejado. Maik lo observaba con cierto recelo e intentaba calmarlo con palabras como “todo estará bien” algo que ninguno de los dos creía con tanta certeza como con la que sonaba, calles y autos pasaron a su lado, varios semáforos en rojo que ignoraron y aquellas futuras multas que le llegarían no le importaba, temía por la vida de aquel vampiro que ahora era su responsabilidad.

Cuando finalmente llegaron Sebastian  corrió a tocar el timbre, no le importaba el alboroto que causaba, necesitaba que abrieran la puerta y atendieran a Jan, escuchó pasos del otro lado y retrocedió hasta el auto para sacar el cuerpo del pelilargo y así esperar que les abran la puerta.

Erich difícilmente reconoció a Sebastian  y ni tenía idea de quien estaba en sus brazos pero igual los dejó pasar, más al ver la desesperación en los ojos del moreno quien sin darle tiempo para hacerse a un lado entró corriendo hasta un sofá y depositando con mucho cuidado el cuerpo de Jan, el mayor pudo ver como en el auto de Sebastian  se encontraba una tercera persona que no parecía tener la intención de entrar así que cerró la puerta intentado recordar donde fue que había visto ese rostro antes, de hecho creía que lo recordaba pero no ubicaba la ocasión ni el tiempo.

Nele bajó en cuanto escuchó el alboroto de la sala, sus ojos reconocieron de inmediato a Jan y corrió hasta él buscando en sus ojos algo de su vida artificial, se sorprendió y un frío recorrió su espalda al verlos completamente oscuros, como cualquier humano. La realidad se resumía en  que los vampiros eran muertos en vida, sus ojos se tornaban rojos sangre y sus colmillos crecía al momento de volver a la vida pero cuando volvían a perecer  (algo que pocas veces pasaba) sus ojos se volvían como cualquier humano, cualquier cosa que los hacía diferente a los humanos desaparecía al momento de morir.

Con miedo levantó el labio superior de Jan encontrando sus colmillos y un alivio se soltó junto a un suspiro, sonrió y volteó a ver a Sebastian  quien no apartaba la mirada de su vampiro. Nele entendió todo de inmediato.

— Sebastian Klein ¿verdad? —  preguntó Nele.

— Sí, ¿cómo lo sabes? — Sebastian  dejó de observar al menor para concentrarse en Nele.

— Escuché hablar de ti — Nele se levantó y caminó hacia la cocina volviendo inmediatamente con una vaso de agua y hielo — el primer experimento humano para combatir a mi especie.

— ¿Se pondrá bien?

— El que me preocupa eres tú, ¿cómo puedes mantener a un vampiro a tu lado? Además acabas de dañar al favorito de nuestro líder, créeme que si fuera tú yo habría escapado… tarde… ya está aquí.

La puerta se abrió con fuerza y Dustin  entró con los pasos pesados y resonantes hasta Sebastian  levantándolo sin ningún esfuerzo y azotándolo contra la pared, no le importó ver a su mejor amigo inconsciente, Dustin  quería hacer pagar a Sebastian  por no haber cuidado bien de Jan, lo quería muerto y estaba a punto de hacerlo.  Lo derribó en el suelo y empezó a repartir golpes en su rostro, tras él Derek  observaba todo con tranquilidad mientras saludaba a su hermano y a Nele, la mirada de ambos le indicó que debía detener a su vampiro antes de que mate a Sebastian   pero no quiso hacerlo, sin embargo tenía que,  por el aprecio que le tenía a Sebastian.

— Detente — exclamó Derek, aquella era un orden que Dustin  debía obedecer pero él no lo hacía, Dustin  seguía repartiendo golpes en el rostro de Sebastian   — ¡Detente! — volvió a intentar pero no pasaba nada — Dustin, detente.

Finalmente lo hizo, pero Derek  estaba consternado, se suponía que Dustin  debió obedecerlo de inmediato, sin embargo el alto se detuvo solamente cuando quiso, cuando se dio cuenta que estaba a punto de matar a Sebastian, algo andaba mal.

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