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Capítulo 3

Sparta no era fanático de los lugares ruidosos, prefería mil veces estar en casa. Lastimosamente Timba lo había subido a rastras al auto y conducía cantando en el camino hasta el aeropuerto. 

El pesado de Acenix también se había colado, fingiendo sonrisas encantadoras logró endulzar el oído de su padre tras invitarse sólo a recibir a su hermano. 

— Acenix por sexta vez, que vayas a recogerlo no hará que se enamore de ti —susurró, su amigo se dedicó a mostrarle el dedo medio con una sonrisa grande en los labios— Mierda ni si quiera eres su tipo, a Víctor no le gustan los imbéciles —. 

— No porque ya tiene suficiente con tener un hermano imbécil al que aguantar todos los días —se cruzó de brazos y el otro se le abalanzó para intentar ahorcarlo— ¡Con mi cabello no idiota! —gritaba, el otro estaba atacando el peinado que tanto tiempo le costó hacer. Perdió la esperanza al ver a Timba subirle más al volumen en su radio para no escuchar los gritos—. 

Lograron llegar al aeropuerto tras un largo viaje de hora y media. En el que ambos chicos estuvieron peleándose en todo el camino. Al llegar, vieron un grupo de personas saliendo de una puerta, con maletas, algunos cansados y otros con prisa, entre los que iban estaba el que esperaban. Victor sonreía caminando de forma apresurada al ver a su familia, se recibieron en un gran abrazo. 

— Papá, Spartita… ¡Acenix también! ¿Qué tal? —sonrió, haciendo un saludo con la mano, él respondió el saludo, inflando el pecho y también con una sonrisa amplia—. 

— Victor —Timba sonrió abrazándolo a su hijo— vamos a casa —. 

Sparta había extrañado a su hermano, llevaba en Australia cerca de 4 meses, así que de todas formas lo había necesitado. Quizá bromear con él, hablar, o jugar a algo juntos. No expresaba su emoción, pero sí que estaba feliz, incluso estaba feliz de que Acenix haya tomado la valentía de ir a recoger a su crush. 

Él aún temía responder tan rápido como su teléfono vibraba los mensajes de Raptor, vaya que necesitaba aún aprender algunas cosas sobre ellos. 

Acenix y Victor tenían una conversación acalorada, Timba solamente miraba el camino mientras el castaño hablaba de anécdotas que le sucedieron, también preguntaba el estado del ojiverde, quien sonreía e intentaba lucir siempre como una reluciente estrella. Se ganaba un cumplido y lo tiraba al caño con algún comentario egocentrico. 

— Vas muy callado ¿No? —miró al asiento de atrás a su hermano— ¿Qué tienes? —. 

El chico desvío la mirada a su teléfono, justo acababa de vibrar y su contacto frecuente aparecía en la pantalla "Raptor: 7 mensajes nuevos". Dejó eso para después. 

— Uhm… me dio curiosidad lo de tu viaje, es todo. Espero que regreses a la cafetería, no soporto a Acenix y quiero jugar videojuegos —.

El de ojos verdes hizo una expresión de indignación mientras Timba soltó una risotada. 

— ¿Pues qué crees, niño? Te vas a quedar trabajando en el café —se burló su padre— y Victor va a regresar también, por su puesto. En lo que su padre les consigue un padrastro —. 

— Dios, papá no —Sparta suspiró frotándose las sienes—. 

— ¿Padrastro? ¿Estás saliendo con alguien? Si hay gente con mal gusto y luego está ése señor —se burló Victor, Acenix se mantenía callado—. 

— Es el que trae el café. Ése café es asqueroso, deja de comprar con él, que nos vas a llevar a la quiebra —explicó Sparta a un Victor que miraba curioso a su padre—. 

— ¿Es el distribuidor que te recomendé? —Victor pregunta y Timba asiente— Vaya, entonces debe ser bueno. Tú eres el de los malos gustos Sparta, no sabes valorar un buen café… o puede ser que lo estés haciendo mal, con lo imbécil que eres —. 

Acenix contuvo una risa y se ganó un puñetazo del castaño menor. 

— Victor no seas malo con Sparta. Es tonto pero está aún aprendiendo el negocio familiar —Timba se burló también. Sparta estaba enrojeciendo de la vergüenza—. 

— Entonces haz tú un buen café con esos granos de mierda que trae ese idiota que dices que es bueno. A que no puedes hacer un café rico, nada bueno sale de esa porquería —se siguió quejando—. 

— ¿Pero qué dices Sparta? Si hay alguien que siempre te compra del horrible café que haces, aunque tenga un sabor asqueroso —su amigo intervino con una risita divertida— Tu admirador —. 

— ¿Admirador? Te dejo sólo 4 meses y ya tienes un admirador… uno bastante fiel como para tomar tu asquerosidad de café —. 

— Y solamente le gusta que Sparta se lo prepare —Acenix seguía añadiendo información con una gran sonrisa burlona, gustoso más de molestar a su mejor amigo que por seguirle la corriente a su amado—. 

— Me gustaría conocer al idiota que se tome tu café, en serio. ¿Cómo es que no sé ha enfermado de algo aún? Hay que felicitarlo —. 

Todos se reían y Sparta solamente suspiró. Estaba molesto, su café era rico, Raptor siempre bebía de él… ¿o era solamente para ligarselo? No, claro que no. Su café era rico, eran los granos de café los que eran horribles. 

Abrió el chat de su teléfono. 

Raptor

Eres lindo
No podré verte esta semana :(
Sé que me vas a extrañar
Pero no sufras jaja ;D
Claro que iré por ti el viernes 
Espero por nuestra cita <3
SPARTAAAA AAAA
Dime onii-chan

Bien, Raptor era tierno, también daba pena agena en ocasiones, era un tarado… pero no sería un mentiroso. 

Oye
Raptorcito~
Te tengo algo que preguntar ^^


Sabía bien como usar sus cartas y engatuzar chicos, especialmente estúpidos amables como Raptor. 

Raptor

Mi Spartita <3 
Jajajs
Dime 

A ti te gusta el café que servimos? 
El café que hago 

Raptor
 
No soy un gran conocedor en café 
Pero bueno, es algo amargo
Más amargo que los normales

Sparta casi avienta su teléfono. Mierda, odiaba que no le den la razón, o mucho peor, que Victor tenga razón. Par de imbéciles Raptor y Victor…. Su padre y mejor amigo también, todos eran imbéciles. 

Sus humos bajaron de a pocos mientras Victor contaba historias de su viaje, sobre las personas, los paisajes, la música, cultura. Pararon en una pizzería para comer, Victor aprovechó para mostrar los recuerdos que había traído de Australia. 

Papá Timba tenía un nuevo par de lentes de sol, venían en una linda caja con diseños de animales, era de la marca que le gustaban, sin embargo, una edición especial para ese país. Él la adoró, agradeció al castaño y se las cambió por las que llevaba en ese momento. 

Sparta recibió un suéter. Para su sorpresa era un diseño lindo, pensaba que Victor tenía un gusto horrible para la ropa, pero al parecer lo habían ayudado a escoger la ropa… era imposible que él escoja algo tan lindo. 

— Vic, venga. Dime quién la escogió, le tengo que felicitar, tú nunca escogerías algo tan guapo pero nunca —escuchó a su amigo reír ante lo que dijo—. 

— Qué gracioso eres niño —gruñó, mirándolo con los ojos entrecerrados— Traje algo también para Acenix —volteó la mirada al ojiverde, que lo miraba con sorpresa— Sé que tus orejas son sensibles, y ya casi será invierno —sacó de su maleta un lindo gorro de lana de color gris, tenía dos pequeñas orejas de gato decorandolo. Lo entregó en las manos temblorosas del menor, apreciando la expresión que hizo al verlo—. 

— ¿No se podía uno más feo? —Timba interrumpió la escena, logrando que Acenix frunza el ceño—. 

— ¿Qué dices? Si es muy bonito. ¡Gracias, Vic! —le sonrió dulcemente con pequeñas risitas, probandoselo— ¿Qué tal? —. 

— Te ves tan guapo como siempre —Sparta miró sorprendido a su hermano tomar un mechón de cabello gris y acomodarlo detrás de la oreja de su mejor amigo— Lo hice yo. Aprendí a tejer en Australia —. 

¿Australia hace gays a los que van allá? Victor nunca se había comportado así con su amigo, Acenix le sonrió y siguió hablando con él, Sparta sabía que su amigo había muerto y vuelto a la vida mil y un veces por lo que dijo y por lo que hizo. 

Bueno… él nunca le dijo a su hermano sobre los sentimientos de su mejor amigo por él, un Acenix de 12 años de edad se lo había pedido casi de rodillas, cuando la pubertad afloró en él y dio justo con que su hermano salía de esa, el menor no pudo evitar tener un flechazo por el hermano de su mejor amigo. 

Sparta siempre pensó que Acenix era un tarado por enamorarse de su hermano, y no sólo eso, si no por seguir enamorado de él hasta después de tantos años. Mierda, lo había intentado todo, pero aún así no podía hacer que deje sus sentimientos. La verdad es que en un inicio intentó ayudarlos, pero Victor conocía a Acenix desde que él y Sparta tenían 10 años, que lo vea como algo más que otro hermanito, sería imposible. 

— También les tejí cosas. Tengo una bufanda para ti, Sparta —. 

— Bua, bueno, gracias. No está tan horrible ahora que lo veo bien —sostuvo en sus manos la bufanda que Victor le había dado. Se sentía suave y abrumadora, bien, la usaría en invierno, era del mismo color que el gorro de Acenix—. 

— Claro, si lo hice yo. Deben ser lindos —sonrió, Timba y Sparta se miraron con la misma expresión de ironía. Acenix fingía que su mejor amigo no se estaba burlando de su crush—.

La conversación cambió cuando trajeron la comida, a Sparta le hubiese encantado preguntarle si ya había dejado de ser un fracasado y por fin conseguía novio… pero no podía hacerlo frente a Acenix, quizá se interesaría de más en el tema y bueno… Victor nunca podía decirle que no a sus insistencias o "esa carita" como él decía. Y acabaría soltando todo su historial amoroso durante su viaje… probablemente menos de 3 minutos pero era más que suficiente para Acenix. 

Después de eso, dejaron en casa al ojiverde para luego volver a la suya. Ayudaron a desempacar al chico mientras él terminaba de mostrar los recuerdos que compró desde allá. 


Raptor

(4 mensajes nuevos) 
Mañana es un día largo
No duermas tarde 
Al menos por hoy :) 
Descansa, chico lindo 

OH Dios…, ¿Hace 3 horas? El mensaje llevaba 3 horas entregado. Probablemente ya Raptor había aprendido que a pesar de estar todo el día al celular, Sparta no respondía mensajes muy seguido. 

Buenas noches
Reptil estúpido 

Bien. Raptor debía entender que su forma de dedicar amor era así… si no lo soportaba desde antes, no era material ni para una cita, a él nadie le diría cómo coquetear. 

Raptor

Son buenas ya que las deseas tú 
Jajaj
¿Vas a ir a dormir?


Sí 
Hasta mañana 

¿Quizá estaba siendo muy frío? Quizá Raptor no piense eso, él lastimosamente no era un chico tan amoroso como aparentaba ser Raptor. 

Dulces sueños ❤️

Eso sería suficiente. Dejó su teléfono a un lado, Victor estaba en su habitación durmiendo, había sido un viaje muy largo de ida a casa. Supuso que dormiría el resto de la tarde también, hasta acostumbrarse al cambio de horario. 

Mientras tanto, Raptor y Mike corrían como locos por su habitación, se abrazaron y saltaron incluso. 

— ¡MIKE, UN CORAZÓN! —Raptor gritaba tan alto que estaba seguro que toda la cuadra sabía de su situación actual con el chico—.

— ¡LO LOGRASTE PAPU, TE AMA! —una pena que la felicidad de ambos se esfumó al Trollino aparecer por la puerta, con una cara de ultratumba, ojeras una una taza de café que casi echaba fuego de lo caliente que estaba—. 

— A ver idiotas. Callense, que no dejan dormir —. 

— ¡Pero Trolli, Raptor consiguió novio! —. 

— ¡QUE TE MANDE UN CORAZÓN NO LO HACE TU NOVIO, IMBÉCILES! —las cejas negras de Trolli se fruncieron y ambos menores se miraron, un poco desilusionados— Dios Raptor, Mike, no deben ser tan ilusos —. 

Se arrepintió un poco de ver a ambos bajar de la cama en la que previamente estaban saltando, se sentaron y Mike dio unas palmaditas en su espalda. 

— Es que a Raptor le gusta mucho él. ¿Verdad? —el castaño asintió—. 

— Es la primera vez que le hablo a alguien que me gusta… parece que también le gusto a él —. 

— Claro que le gustas, tonto —el mayor solamente viró los ojos— te dio su número ¿Verdad? Pudo denunciarte por acosarlo, pero te dio su número, él quiere saber de ti. ¿No tendrán una cita? —el rostro del castaño enrojeció suavemente mientras una pequeña sonrisa salía en su rostro—. 

— No te preocupes, Raptor. Saldrá bien, y si no sale bien, estamos nosotros contigo —le sonrió Mike, el castaño abrazó a su amigo un momento, antes de que Trollino los abrace a ambos—.

Claro que los había criado él, pero los veía más como compañeros que como sus hijos, Raptor seguía siendo un niño gritón y desordenado, mientras Mike también era el mismo caprichoso y berrinchudo de siempre. Pero ahora eran chicos grandes que tomaban sus propias decisiones y se ayudaban entre ellos. 

"Crecen muy rápido" llegó a pensar, estaba orgulloso y feliz por ambos. 






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