BRUNO

¿Realmente crees que lo nuestro es una simple casualidad?

***

Vuelvo a mi casa luego de ir a correr un rato. Mi mamá dice que no es muy común salir a correr en adolescentes, pero no me importa si lo es o no, a mí me gusta hacerlo.

Evitó el contacto visual con mi familia después de haberlos saludado con la mano y voy a mi cuarto.

Me acuesto en la cama. Me siento cómodo y reprimido conmigo mismo, sin entender el porque.

Comienzo a fantasear con que las chicas estén obsesionadas conmigo y tener novia y todo ese mundo. Cosas que nunca conseguiré. Mis amigos, mi psicóloga y mi familia dicen que seguramente cuando termine la universidad millones de mujeres matarán por tenerme. Sinceramente, no les creo. Se que no es verdad. Pero siempre lo afirmo como si fuera verdad. La simple realidad es que no soy apuesto, pero no importa, ya habrá alguien a quién le gusten los feos como yo.

Mientras tanto, sigo en la fila esperando a esta persona.

Tomo mi celular, me coloco unos auriculares Bluetooth y pongo una playlist de Trueno. Comienzo a cantar a todo nivel mientras ordeno mi cuarto.

Al terminar, voy a mi sala de estar y prendo la TV para comenzar a ver Mean Girls por quinta vez en el año junto a mi hermana.

—Regina es muy flaca, ¿No es muy estereotipada?— pregunto.

—Si, es verdad. El chiste de ella es ser el estereotipo de la rubia tarada. Es parte de la película— responde mi hermana.

—Si, puede que tengas verdad, si. Pero igual, guau, es realmente flaca. ¿Consume algo de comida, realmente?

—Jajaja, claro que sí, solo que no demasiado— bromea.

Vemos la película y unos minutos después de que terminara, el timbre suena. Mi hermana, emocionada, camina hasta la puerta. Una alta chica toma su brazo. Su novia, Tara, y ella se retiran de mi casa.

—¿Tú no vas a salir?— pregunta mi madre al verme tumbado en el sofá con mi celular y el control remoto en las manos.

—No— respondo claramente.

—Bruno, ¿Eres adolescente realmente? ¿Seguro que no quieres ir a alguna fiesta? Tu padre y yo podríamos ir a algún lugar a pasar la noche junto a tu hermana y tú puedes invitar amigos. Está bien, si eso quieres— ofrece. Mi madre no era la más común; mientras que todos tenían que dar su mejor esfuerzo para tener la casa para una fiesta, ella se ofrecía sola. Niego con la cabeza.

—Quizás no sea un adolescente común— contestó.

—Cómo quieras. Avísame si cambias de opinión o quieres hacer algo conmigo— dice y se retira. Ella solo quería que yo socialice un poco, lo cuál entiendo. No iba a una fiesta desde la secundaria.

Pensé un poco, y tenía razón mi madre, o eso supongo. No era normal estar cursando mis últimos años de la uni y no haber ido a fiestas en más de 3 años teniendo mi edad.

Tomé mi teléfono. Mis amigos no habían mandado nada en todo el día, así que yo mandé el primer mensaje al grupo:

Bruno: Ey, quieren hacer algo???

Malena: Chiiiiiiiii. Podemos ir al nuevo café cerca de mi casa??????

Kevin: Aceptoo

Al rato, todo mi grupo de amigos había confirmado ir, incluso yo.

—Mami, voy a tomar un café con mis amigos. ¡Chau!— le dije.

—¿En serio? ¡Okey! ¡Chau!— contestó y me fui luego de agarrar mi celular y guardarlo en mi bolsillo.

****

—Hola, Brun— dijo Malena al verme llegar.

—Hola, Male— saludé. Les di un beso en el cachete a modo de saludo a todos.

—Ya pedimos lugar. La mesa de ahí es la nuestra— dijo Mateo y señaló una mesa larga con 6 sillas. Tomamos asiento. Una mesera de aproximadamente 60 años nos tomo la orden.

—Hay un Arcade nuevo cerca de este lugar. ¿Quieren ir, luego?— pregunto Malena. Ella vivía en el barrio desde los 6 años, según lo que me dijo, así que ya conocía el barrio como la palma de su mano y sabía las novedades de este.

—Si, ¡necesito divertirme!— respondió Emma.

Al terminar nuestra conversación y nuestros cafés, fuimos al Arcade. Ni siquiera me esforcé en avisarle a mi madre que iba a llegar más tarde de lo esperado, ya que sabía que estaría, no solo de acuerdo, sino hasta feliz por mí.

Jugamos y jugamos en el Arcade hasta que el reloj marcó las 22:00. Me pareció demasiado tarde y mis amigos se despidieron de mi y entre sí.

***

El domingo, comenzó a llover y sentí que estaba dentro de "Rain", una canción de Trueno con la que me identificaba bastante.

Mi mamá solo me vio ordenar mis cosas sin decir ni una palabra, mientras tomaba un té de manzanilla y rosa mosqueta.

—¿Estuvo bien la reunión de ayer?— pregunto al ver que la miré a los ojos.

—Si, fuimos a un café y luego a un Arcade. Fue muy divertido— dije.

—Que bueno, Bruno— contestó. Ella se fue y yo salí de mi cuarto para ir a mi cocina. Quería un café.

—Ah, no sabía que estabas aquí. Hola, Tara— exclamé al ver a la novia de mi hermana en la cocina untando queso crema en una tostada.

—Hola, Bru— saludó. Tomé mi café y no dude un segundo en ir a mi cuarto a terminar un ensayo de la universidad.

Me abrumó. Tomé mi celular en busca de un descanso.

Busqué en la play stores algún juego de móvil simple para pasar el rato.

Abrí una pestaña titulada "para ti". Entre ellas, Tinder sobresale.

Pensé en lo insociable que soy y en lo bien que me haría tener una aplicación de ese estilo. La instalé. Cree una cuenta con mi nombre, mi foto de perfil, mis cualidades, mi edad y que tipo de personas buscaba en una relación.

Las palabras "sesión iniciada" me hicieron tratar fuertemente. Dudando, consulté con mi mamá si era buena idea.

—Si, ¡felicidades! Si es lo que quieres, ¡claro que te apoyo!— dijo. Yo estaba esperanzado de que me dijera que la desinstalara para así tener una excusa y no usarla, pero al ella soltar la palabra "si" comprendí que no había vuelta atrás.

Es decir, podía desinstalar la aplicación y no hacer historia, pero como de costumbre, sobrepienso todo, entonces mi ser interior no me deja eliminarla. Se que es tonto, pero es parte de mi personalidad, ser indeciso.

"Rita dió like a tu publicación. Dale like a su publicación para hacer macht!" Fue la notificación que leí al tomar mi celular.

Abrí Tinder y ví la foto de Rita. Una linda chica, de mi edad, con rasgos latinos, un perro blanco con manchas, un amor por su guitarra y el canto y otra serie de cualidades. Dí like a su foto y un chat se abrió.

Bruno: Hola, soy Bruno

Rita: Holaa, soy Rita

Bruno: Ví en tu perfil que tienes perro. ¿Cómo se llama?

No sabía más de que hablar.

Rita: Ah, el es matcha

Mando una foto de su perro y ella abrazados.

Bruno: Que lindo! Yo tengo un gato. Se llama Capuchino

Mandé una foto de Capuchino en mis pies que acababa de sacar.

Rita: Ay, lo amooo. 😻😻. Yo siempre quise un gato, pero mi hermana es alérgica, así que mi mamá nos dió a Matcha

Bruno: Podrías venir a conocer a Capuchino

Rita: Sii!! Y tú podrías conocer a Matcha. Seguro le caerás muy bien

Bruno: Me encanta la idea.

Rita: A mí también. Serán muy buenos amigos. A Matcha le caen bien los perros, además. Ay que emociónnn!!!!

Seguimos escribiendo por un largo tiempo.

Voy a tener una cita. No sé cómo conseguí esto. Mi psicóloga estará orgullosa, jajaja. Quedamos en vernos la semana próxima en un café llamado "café love" o algo así.

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Nota de la autora: No confíen en quien no conocen. ¿Es mucho avance lo que acabo de decir? No sé, JAJ.

En realidad, está nota de autora la escribe la Ratita correctora del futuro (sonido misterioso*) JAJ.

¡Besitos!,
Ratita 🐀🐭