dos
— Bang Chan, suena bonito. — comentó el castaño y el de cabellos azules sonrió, coqueto. Se dió cuenta de que en efecto, Seungmin no era feo, es más, tenía un encanto bastante soñador, de ese que te hace preguntarte si realmente era una persona normal y corriente, o un príncipe de cuentos de hadas, si es que Seungmin era un príncipe, con gusto Bang Chan sería Cenicienta, sin dudas. Y es que está bien, era su primer encuentro, apenas supieron de sus existencias, pero esa conexión era instantánea, es como cuando encuentras lo que buscas, y no, no hablo de ese amor popular, hablo de esa conexión que sientes incluso con las amistades, cuando sabes que en efecto, estás destinado a conocer a esa persona.
Lo que pasaba aquí, aparte de esta conexión, es que Bang Chan era un enamoradizo y Seungmin, era ese universo distinto el cual solo se podía admirar, Seungmin era eso, un bonito universo lejano. Pero eso Chan no lo sabía, supongo que por eso mismo comenzó está historia.
— y cuéntame Seungmin, ¿Eres solt...— Chan comenzo su pregunta, para después de eso aventarse con todo y su coquetería predilecta, pero se vio interrumpido por el insistente grito de la chica pelirroja.
—¡ CHRISTOPHER BANG!— por suerte ningún cliente le prestó atención a la chica, ni a Bang, aunque realmente no fue como tal un grito, solo fue un regaño cercano, ya que la chica estaba a dos pasos de la mesa de Seungmin, estaba roja, con la mejor cara de enojada que pudo hacer, dos charolas en las manos y fulminando a Chan, quien al verla solo le soltó una sonrisa de dientes.
Seungmin de inmediato se sobresalto en su asiento, se giró de forma rápida a ver a la chica pelirroja y está, apenada le hizo una reverencia pidiéndole disculpas, Seungmin le sonrió y con un gesto le resto importancia.
— Seungmin, espérame un momento, ya vuelvo...— el peliazul se levantó de su asiento y Seungmin negó sonriendo, se limpio la boca con una servilleta y la elegancia que le caracterizaba.
— no te preocupes, no quiero distraerte, aparte, ya me iba.— le dió el último trago a su café macchiato.
— ¿Tan pronto?— La cara de Chan demostró lo que sentía, tan transparente como siempre, tan lindo.
— debo llegar a casa.— realmente, solo se sentía mal por hacer perder el tiempo al chico, no quería que lo regañaran por eso, así que debía irse.
— bien, solo espera un momento, te traeré la cuenta.— Seungmin asintió, miro el fondo de la taza, era una imagen de la naturaleza, como un bosque o algo así, una taza muy bonita a su parecer.
— claro.— miro afuera, el sol estaba brillante, genial, llegaría a leer un rato y luego dormir, esperaba que esa noche, su prometido si llamara.
— ten, aquí está la cuenta. — llegó Chan con una bolsita café en la mano y la cuenta del otro. Puso la cuenta en la mesa y en la mano le entrego la bolsita qué olía a galletas.
— oh, pero yo...— Bang le sonrió con alegría.
— son para el camino, cortesía de la casa.— realmente, esa galletas las pagaría él, no importa, valía la pena, el chico lindo lo valía.
— que amable, Chan. Muchas gracias.— Seungmin saco los billetes y los puso en la mesa, incluso puso propina bastante generosa.
— por nada. Estoy para servirte.— tan coqueto, Chan lo era, solo un poco, más cuando alguien le gustaba.
— un gusto conocerte, nos vemos.— no sabía si sería pronto.
— hasta la próxima, Seungmin.— el chico salió haciendo sonar la campanita, Bang lo miró a través de la ventana, viendo como caminaba hacia la izquierda, ¿Dónde? No lo sabía. Miro como un tonto el camino para donde Seungmin se había ido, solo un suspiro y se dispuso a trabajar de nuevo.
Ninguno sabía si se volverían a encontrar. En especial Chan, pues este no sabía mucho de Seungmin, más que su nombre, sin embargo tenía la esperanza de que Seungmin,al saber dónde él se encontraba, volviera para buscarlo, Chan era un romántico, uno que si bien no leía, se veía dramas a todo lo que daba, o vio, antes de que su vida fuera tan complicada.
Paso un día, Seungmin no fue, pero Chan se dijo que el chico no iría todos los días, pues jamás lo había visto. Pero luego el tiempo se volvió una semana, y para cuando las esperanzas de Chan caían, en una tarde con lluvia, la campanita del establecimiento sonó de nuevo.
Era un día lento, no había nada de clientes y los tres empleados estaban viendo la vida pasar, pues el restaurante estaba vacío, sin ni una mosca, las calles llenas de agua, nadie con este clima quería salir; Chae estaba de pie, viendo un tutorial de como descargar Spotify pirata en tik tok, mientras que Sana estaba comiendo unas ricas galletas de nuez recargada en el mostrador, esperando que el café estuviera listo. Chan estaba en una mesa del centro, con una pequeña libreta en mano y escribiendo la letra de una canción, una canción que hablaba de lo malo que es no cumplir las cosas como las piensas, pero que a final de cuentas no debes vencerte por los malos ratos, motivación y depresión, los mejores temas que el podía trabajar, los que más le gustaban. A fin de cuentas, sus letras siempre eran así, crudas, reales, de esas que hablan de lo dura que es la vida sin dramatizar, claro, conservando el realismo.
— Buenas tardes, Bienvenido.— se escuchó la voz de Sana, entonces Chae y Chan alzaron la vista y de esa forma, fue como lo vieron.
Lucía un impermeable azul, que le cubría hasta las rodillas, a Seungmin le quedaba muy bien el azul fue lo primero que pensó Chan, los tenis Converse estaban empapados, lo bueno es que eran negros, no se notaban sucios y la sombrilla, con una flor de loto en la cara interna de ella descansaba a lado suyo, la puso en la entrada para no mojar nada, y se quitó el impermeable antes de dar un paso adentro, lo puso en el perchero que había en la entrada y se sacudió el flequillo que llevaba despeinado por el gorro del impermeable.
— muchas gracias.— le agradeció a la chica que hablo, está le sonrió, una sonrisa cálida.
— Seungmin. — Chan se levantó de la mesa de un solo saltó, y le saludo agitando la mano.
— Bang Chan.— correspondió el castaño con la misma energía, y esa sonrisa hermosa.
— que gusto volverte a ver. Yo te entiendo.— el chico asintió y camino a la misma mesa de siempre, miro la venta, está estaba llena de pequeñas gotitas de agua que caían del cielo y chocaban contra el cristal.
— okey, voy a querer un café Macchiato y unas galletas— pidió mirando a Chan a los ojos, Seungmin lo encontró atractivo, pero también muy diferente a Yunbin, se maldijo, no era la primera vez que comparaba a Yunbin con este chico, y eso era raro, jamás en su vida había comparado al amor de su vida con alguien, se sentía tan culpable— ¿De que galletas hay hoy?
— de nuez, mermelada, mantequilla y cacahuate.— le comentó mientras alzaba los dedos al contar los sabores de galletas.
—uhm... Muy rico todo. ¿Cuál me recomiendas?— realmente todo le parecía rico, amaba las galletas, todos y cada una de ellas, y aquí estaban muy ricas.
— yo te recomiendo todas— comentó una chica en el mostrador.
— Sana, no seas mal educada.— le reprimió la otra chica, la pelinegra.
— es solo una recomendación.— se alzó de hombros Sana y le regaló otra sonrisa al castaño.
— pero no te hablaron a ti.— siguió peleando la chica pelinegra.
—no hay problema, me parece buena opción.— si, se compraría una de cada una para probar cual le sabría más buena.
— yo te recomiendo las de nuez. — comentó Chan por primera vez.
— bien, que des una de cada una y dos de nuez, ¿Te parece bien?— Chan asintió con una sonrisa, lo anoto en la libreta de comando.
— es tu comida, Seungmin. La pregunta es ¿A ti te parece bien?— el chico asintió
— más que excelente.— mucho dulce, seguro su madre le regalaría por ingerir tanto dulce, pero su madre no estaba viéndolo.
—Bien, en un momento está tu orden.— Chan se fue a la cocina y este volvió la vista a la ventana, seguía lloviendo a cántaros.
— orden de Americano y galletas.— un momento después llegó Chan con su orden, este le sonrió y levantó la mano.
— aquí — como si no fuera el único cliente, Chan le sonrió y le bajó el plato con galletas a la mesa.
— bien, lindo joven. Su orden está aquí, ¿Gusta algo más?— Seungmin asintió, las mejillas las tenía rojas, eso de "lindo" le era exagerado, el no se sentía lindo.
— oh, sí... Uhm, bueno, sí es posible— Chan lo miro con intriga.
— ¿Qué?— tan curioso.
—¿Me puedes acompañar a comer? Claro, si no tienes nada por hacer. S~si tienes no hay problema.— tan lindo, para Chan el chico es lindo, para Chan, el enamoradizo Chan, verlo era magnífico, sonrojado, quería verlo así siempre.
— uy, justo hoy hay demasiada clientela, pero no hay problema, yo te acompañare.— se sentó en frente del chico, nuevamente, justo como el otro día.
— gracioso— bromeo Seungmin.
— soy encantador.— le hizo el ojo y Seungmin se sonrojo otra vez, tan tímido
— ten, no me gusta comer solo, está es para tí.— le extendió una galleta de nuez, mientras el le mordía a la suya propia.
— pero son para ti.— ahora Chan se sonrojo.
— ¿me despreciaras una galleta?— lo miro con ojos entrecerrados, la azúcar de la galleta en los bigotes y masticando como un ratón.
— a ti nada.— tomo la galleta y le dió una mordida grande, amaba las galletas de nuez.
— bang Chan ¿qué te dije de quitarle la comida a la clientela.?— lo regaño Chae, parecía la mamá del grupo.
— chae, ¿No tienes un tutorial de como manejar una máquina de café por ver? — En realidad, si, debía ver el tutorial, le hacía falta.
— toda la razón, Chanie.— le cedió Sana y entonces dándole empujones a Chae le ordenó— el nene quiere privacidad, dejémoslo hablar con su nuevo amigo, anda, vámonos.
Las dos chicas salieron entre parloteo, una negándose a salir, y otra insistiendo.
— ¿De verdad no debes hacer nada más? Te vi muy entretenido escribiendo cuando llegue.— comentó el castaño cuando vio salir a las dos chicas.
—oh, no, no eso es para después.— ya no tenía inspiración, de repente en un día gris ya no se sentía triste.
— ¿Eres escritor?— pregunto curioso el chico, pues antes le había dado un buen libro como referencia.
— ¿Yo? Nop, bueno... Podría decirse.— a fin de cuentas escribía, no libros, no poemas, pero era un escritor.
— oh, magnífico, yo también estudié letras.— comentó gustoso el chico, orgulloso de su carrera.
— bueno... Yo, no estudie letras; yo soy más de escribir música.— un músico, la mamá de Min ya estuviera gritando, siempre tuvo repelus a los músicos, buenos para nada les llamaba
— oh... Eso es magnífico.— él siempre quiso conocer a aquellos que hacían música, arte con sus manos, arte auditiva.
— sí lo fuera, Park no me regresara los trabajos y yo no estuviera aquí. — murmuró.
— uh, la gente es tonta. apuesto que eres genial haciendo lo que te gusta.— le dió esperanzas, eso saco una sonrisa en el rostro de Chan.
— no creo... Últimamente no hay inspiración. Pero bueno, no hablemos de eso. ¿Que tal las galletas?.— cambio de tema, no quería hablar de sus desgracias.
— se me antojan otras, pero no creo que sea bueno.— se cohibio, no debía comer tanto.
— ¿Por qué?— Chan frunció el ceño.
— seguro cuando Yunbin regrese me verá más gordo.— no quería ser gordo para su novio, y es que siempre le habían metido la idea de que para ser guapos debía ser delgado, de otra forma no lo sería, pensamientos tan estúpidod que la sociedad se creaba.
— ¿Yunbin? — pregunto el peliazul y Seungmin asintió con esa sonrisa que siempre ponía cuando mencionaba a su futuro esposo, esa sonrisa de un enamorado, Seungmin estaba enamorado, no se podía negar.
— oh, mi prometido.— la cara de Chan cambió.
🤎🤎🤎🤎🤎🤎🤎🤎🤎🤎🤎🤎🤎🤎🤎🤎
Hola holaaaa.
Lamento la tardanza, ando en finales en la uni y me consume, prometo que en vacaciones tendré más actualizaciones de todo mis libros.
Lxs tqm, besitos. Bai 🤎
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro