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Cap 8.

Bestia.

Tierra de nadie. El perpetuo ambiente gélido y las duras condiciones para vivir, aunado a la ley de "el fuerte vive, el débil muere" eran la prueba de ello.

Un entorno tan hostil hacía que no cualquiera pudiera sobrevivir, y aunque durante generaciones fue habitada solo por animales, poco a poco estos fueron evolucionando hasta convertirse en lo que hoy se conocía como bestias, o híbridos de bestias, cómo en su caso.

Y con constantes peleas por territorio o por algo de comida, mantenerte vivo era la misión del día a día en su dimensión. Siempre apoyándote de tu propio sentido de supervivencia e instinto para lograrlo.

La regla no hablada número uno era simple: Desconfía. Todos son una amenaza hasta que se demuestre lo contrario.

Y aunque Spreen podía decir con orgullo que su instinto lo había ayudado a sobrevivir hasta ahora...

—Entonces me dijiste dos de azúcar, ¿verdad?... Perdón si lo repito a cada rato wey, es que soy nuevo... ¡Jajajaja! ¡No te rías, pendejo!

...confirmó que Roier no duraría un minuto en Bestia.

No un minuto, ni siquiera un segundo. No cuando reía y platicaba tan animadamente con el chico que entró al café unos veinte minutos atrás y quién, si toda la mierda que dijo Juan sobre la barrera era verdad, posiblemente no era humano.

Pero al parecer la inminente amenaza de tener a un ser de otra dimensión sentado en la barra, lejos de asustar al castaño, lo llenaba de alegría. El híbrido observaba la escena aun desde la mesa donde se encontraban celebrando antes de la intromisión

—¿Cómo que pendejo? Pendejo tú. Vaya anfitrión que eres, todo grosero.

El chico se inclinó sobre la barra hasta quedar apenas a un brazo de distancia del castaño y las extremidades de Spreen se tensaron por sí solas. Estuvo a punto de saltar a atacar, pensando que quizás Roier, en su infinita estupidez, había conseguido hacer molestar al sujeto.

Sin embargo, la voz exaltada del susodicho lo detuvo en el acto.

—¡VERGA! ¡ES VERDAD! ¡¿QUE CLASE DE ANFITRION DE MIERDA SOY?! ¡NI SIQUIERA TE HE PREGUNTADO TU NOMBRE!

Lo espontáneo de la situación consiguió que el no-humano estallara en una carcajada, y la increíble casualidad de repetir casi con exactitud las palabras de Vegetta de hacía años hizo que Spreen se relajara por completo, girando los ojos con ironía. Si que era su nieto. Los dos estaban igual de chiflados.

—Soy Aldo, mucho gusto... Roier —contestó sonriendo el de gafas tras entrecerrar los ojos para alcanzar a leer la pequeña placa en el delantal del castaño— ¿Pero apoco les preguntas a todos tus clientes cómo se llaman?

—No a todos, solo que, pues tu eres el primero, es importante... —sonrió contento hasta que un beep de la cafetera los interrumpió a ambos— Ah, creo que esta cosa ya está...

Spreen se hundió un poco más en su asiento al ver la breve interacción. Al menos no parecía hostil. Quizás no debería preocuparse tanto después de todo.

...

Aunque alguien de verdad debería decírselos a los otros cuatro, quienes tan pronto el tal "Aldo" se había sentado a la barra, se habían levantado y amotinado en la otra esquina del café.

Hablaban entre dientes, por lo que Roier y el chico no podían escucharlos.

Spreen, por desgracia, sí podía.

—Pinche barrera toda pendeja —dijo Mariana en un susurro, claramente molesto— ¿Qué chingados pasó?

—N-no lo sé —repetía Juan alterado, hojeando rápidamente un gran libro que de un momento a otro había hecho aparecer entre sus manos— Se supone que ningún humano que no estuviera dentro cuando lancé el hechizo podía entrar.

—Bueno... eso si acaso es humano...

Tres pares de ojos giraron con horror a mirar a Missa tras aquella frase. Spreen, desde su sitio, rodó los ojos. Casi media hora después y ellos recién consideraban esa posibilidad.

—¡MEU DEUS! ¡¿COMO NO LO PENSE ANTES?!

Cellbit sacó apresuradamente su celular de su bolsillo, pronto comenzando a teclear algo furiosamente en este.

—Bien, en caso de que sea un no-humano —continuó mirando alternadamente al par del otro lado del café y la pantalla de su teléfono—, cómo está conversando con Roier al menos podemos definir que es del tipo A. La verdadera pregunta es si tiene o no malas intenciones.

—Bueno —Mariana intervino— ¿Y si le preguntamos?

—Zafos —contestaron Juan y Missa a unísono.

—Zafos —repitió Cellbit apenas un segundo después, con una sonrisa cómplice.

Mariana puso los ojos en blanco. Si algo había aprendido de la dimensión de los humanos es que el "zafos" era inquebrantable

—Hijos de puta...

Refunfuñó mientras se acercaba lentamente a la barra, todo ante la mirada aburrida de Spreen.

De vuelta a la barra, Roier se había excusado un segundo para ir a llevar los utensilios sucios a la cocina. Aldo bebía tranquilamente de su café latte mientras se entretenía mirando su celular.

Pronto la silueta de Mariana detrás del chico proyectó una sombra sobre él, captando por completo su atención y haciéndolo mirar sobre su hombro.

—H-hola —empezó el más alto, cauteloso— ¿Puedo sentarme, mien?

—Adelante —el contrario encogió los hombros—, es un país libre.

Al parecer la respuesta despreocupada del más bajo logró relajar a Mariana, quien pronto recorrió el banco de junto para sentarse.

—¿Qué hace Mariana?

Spreen miró por el rabillo del ojo a Roier, quien tras ver al más alto sentado junto a Aldo en la barra, optó por acercarse al pelinegro en su lugar.

—El ridículo —contestó el híbrido conteniendo una risa.

—Se llama investigación, lo menos que necesitamos en estos momentos son tus burlas, Spreen.

Tanto Roier como Spreen miraron por encima de su hombro para ver a Juan quien, junto con el resto de su grupo, se acercaban de a poco hasta ellos, para finalmente tomar asiento en la mesa.

—Tenemos la sospecha de que el chico--

—Aldo —interrumpió Roier con una gran sonrisa— MI primer cliente.

—Claro... tenemos la sospecha de que Aldo es un no-humano —entrecerró sus ojos— Si es que acaso ese es su verdadero nombre...

...

—¿Por qué mentiría con su nombre? —Roier pestañeó un par de veces, confundido— ¿qué tenía que ver o qué?

—¡NO, ROIER! ¡NO! ¡ESO NO ES LO QUE DEBERÍA PREOCUPARTE!

Juan tomó al castaño por los hombros, sacudiéndolo con fuerza.

—¡¿LO VES?! ¡YA EMPEZÓ A AFECTARTE! ¡ESTA JUGANDO CON TU MENTE!

Cellbit se acercó peligrosamente y, con su índice y pulgar, abrió uno de los ojos del castaño —¡¿SERA DEL TIPO TELEPATA?! ¡¿O QUIZAS INYECTA RECUERDOS FALSOS?! ¡PRONTO ROIER! ¡¿QUÉ HACÍAS LA MADRUGADA 15 DE AGOSTO?!

—¡PUES ESTABA DORMIDO, PENDEJO! ¡SUELTENME, ESTOY BIEN!

Del otro lado del café, completamente ajenos al colapso nervioso de Juan y Cellbit, Mariana seguía en su gran misión para obtener respuestas. Aunque había conseguido que se presentaran, un par de pláticas sobre el clima y el café no parecían ser suficientes para que Aldo se abriera.

Al sentir la mirada intensa de Juan y Cellbit sobre su espalda (estaba seguro de que eran ellos incluso sin mirar, llámenlo intuición) sabía que tenía que actuar, y rápido.

Decidió ser un poco más directo.

—Entonces... —empezó con una sonrisa sugestiva— ¿Eres de esos?

Aldo alzó una ceja, no seguro de si quería saber a qué se refería el tal Mariana con su pregunta —¿De cuáles?

—¡Ay! ¡No te hagas! Tú sabes, esos —rio bajito, colocando su mano sobre la ajena antes de guiñarle un ojo—, cómo yo.

Bastante incómodo con las insinuaciones del más alto, Aldo retiró su mano con cuidado, miró a ambos lados para asegurarse de que no había nadie cerca que pudiera escuchar lo que estaba por decir.

—Mira amigo, me halagas, en serio... pero es que no soy gay —susurró.

Spreen casi escupe su jugo por la risa. Esta definitivamente era una de esas veces que agradecía sus sentidos hiper desarrollados, no iba a dejar al titán olvidar esto en mucho tiempo.

—¡NO! ¡DIOS, NO! A ver, n-no tiene nada de malo serlo, pero yo no soy, y no me refería a eso.

Una vez recompuesto de su sorpresa, Mariana se inclinó en la barra, acercándose un poco más al contrario, esbozado una gran sonrisa.

—Me refiero al tipo de los que se disfrazan de humano para pasar desapercibidos entre los demás.

Aldo esta vez sí que dejó su taza de café sobre la barra para darle toda su atención al más alto.

—¿Qué? —resopló divertido tras un rato— Amigo, sin ofender, ¿estás bien?

—Honestamente, no —contestó Mariana, jadeando cansado— A veces siento que estos pendejos se aprovechan de mí.

Atrajo al más bajo por los hombros hacía su cuerpo mientras continuaba.

—Claro, cómo saben que no puedo ponerme a mi tamaño real aquí porque llamaría un chingo la atención. Yo creo que por eso se les olvida que soy un titán y que incluso así de chiquito puedo chingármelos de un puñetazo, así como en One Punch Man, mien. ¿La has visto? Verga, que buenas series tienen aquí en esta dimensión, ¿no? Qué buen personaje es el Saitama. Muchos buscan gloria y esas mamadas, ¿pero él? Él solo quería ser un héroe porque le pareció divertido, y tu dirás "Jaja, qué pendejo" ¡Pero no! ¡Es el más fuerte! Es la prueba clara de que, si disfrutas lo que haces, serás el mejor en tu trabajo... ¿Sabías que en él me base para hacer mi traje? Ahorita no lo traigo porque no mames, está bien que me gusta y eso, pero tampoco voy a andar por ahí como un raro usando ropa de un personaje de anime... ¿se llamaba anime? Creo que si... En fin, de buenas que Spreen, a pesar de ser un hijo de puta, tiene buen estilo, y pues me ayudó a buscar ropa más normal acá. Aunque ni hablemos de Juan, él está en otro pedo, siempre está usando su traje de mago-- perdón, de hechicero supremo diciendo que según lo hace más poderoso, pero para mí que simplemente no tiene estilo, pero es demasiado orgulloso para pedirle ayuda a Spreen. A Missa también le ayuda Spreen, pero él siempre prefiere ropa que le cubra todo el cuerpo porque a veces, cuando se pone muy nervioso, se transforma de vuelta sin querer y es para que la gente no se asuste de pronto verlo todo calaco al menso--

—Bueno —desde su lugar, alejados varios metros del par, Missa miraba la escena, ligeramente más calmado— No puedo escucharlos desde aquí, pero si están platicando pues supongo que se llevan bien.

—Lo dudo —contestó Spreen, entrecerrando los ojos al comenzar a sentir de pronto un aura pesada formándose en el aire—, Mariana le está rompiendo las bolas contándole toda su vida y sobre nosotros.

—¡Oh! —Juan, al fin convencido de que no le habían lavado el cerebro a Roier, se giró a mirar al híbrido con ojos brillantes— ¿Qué dice de mí?

Spreen lo miró por el rabillo del ojo considerando su respuesta un segundo —Qué no tenés estilo al vestir y sos demasiado orgulloso cómo para pedirme ayuda.

—¡Ay, ajá! —contestó el de gafas, poniendo los ojos en blanco— ¿Y tú esperas que me crea eso? Solo estas celoso.

—¿Podemos dejar de fingir que todo está bien, por favor? —Cellbit pinchó con fuerza el puente de su nariz— Antes me preocupaba que el muchacho fuera un no-humano, pero ahora me angustia más saber que Mariana le esté dando información de ustedes ¿y si lo siente como una amenaza y lo ataca?

—Tranca, amigo —el híbrido contestó sonriendo de lado—, te juro que no están hablando nada importante, aparte es Mariana, ¿vos crees que algo que diga va a hacer qué el otro lo ataque--

—¡Qué me sueltes, pendejo!

Las palabras de Spreen murieron en su boca cuando, evidentemente habiendo cruzado el límite de su paciencia, Aldo gritó, empujando el hombro del titán, con la clara intención de apartarlo de su espacio personal.

Y funcionó. Porque ese sencillo movimiento mandó volando a Mariana hasta el fondo del café, empujando mesas y sillas en su camino, hasta que el más alto impactó con fuerza en la pared junto a las escaleras.

Missa corrió a auxiliarlo mientras Juan y Spreen se levantaban de sus sillas, ojos fijos en el chico quien, tras ver lo que provocó, se había quedado congelado en su lugar en la barra, mirando alternadamente a su propia mano aun extendida y al más alto desplomado contra la pared del lado contrario del establecimiento.

Entre gruñidos de Mariana quejándose del dolor, la voz tranquila de Missa ayudándole a levantarse, Cellbit hablando de nuevo por su celular y Spreen y Juan discutiendo sobre si era mejor atacar con magia o fuerza bruta, Roier alcanzó a escuchar a Aldo maldecir por lo bajo con un dejo de tristeza:

—Verga, no otra vez...

Tomando a todos en el café por sorpresa se levantó de un salto, y tras dejar sobre la barra un par de billetes para muy seguramente cubrir su cuenta, Aldo se dirigió apresuradamente hacía la puerta principal del café.

Spreen fue el primero en reaccionar, empujando con fuerza la mesa que se interponía en su camino.

—¡Hey! ¡Vení--

Pero no pudo dar un paso más cuando Roier se puso delante de él, mirándolo duramente y extendiendo ambos brazos para impedir, o al menos hacer clara su intención de impedir, que Spreen y el resto fueran tras el chico.

Una vez el eco de la campanilla de la puerta principal dejó de escucharse, dejó caer ambos brazos a sus lados con un suspiro cansado.

Tras varios segundos de silencio, Juan fue el primero en hablar.

—Roier —lo miró con expresión dura.

—Dejen que se vaya —respondió igualmente serio, y mirando al suelo.

Spreen, aún frustrado, intervino con un tinte de molestia en su voz.

—¿Estás ciego? ¡Atacó a Mari--!

—Él no quiso hacerlo —interrumpió con voz seria—, en primer lugar, Mariana ya se estaba pasando de verga con sus preguntas, normal que se molestara. Y en segunda, ¿acaso no lo vieron?

Juan frunció el ceño y se cruzó de brazos.

—¿Ver qué? ¿A Mariana volar por todo el café?

—No, pendejo —Roier giró los ojos con exasperación— A Aldo. Sea lo que sea que hizo, estoy seguro de que no fue su intención... y aunque parece que no es la primera vez que le pasa, creo que ni él está del todo seguro de lo que es.

—Es cierto.

Tres pares de ojos se giraron a mirar a Mariana, quien. ayudado de Missa ya se reunía de nuevo al grupo.

—La verdad si me mamé, pero no lo sentí como un ataque en absoluto —continuó el más alto, poniendo una mano sobre su barbilla—, de hecho, hasta se me hizo familiar.

—Amigo —Juan se pinchó el puente de la nariz—, en Pion hacen torneos donde todo el mundo se pega por diversión, ¿cómo no se te va a hacer familiar?

—Cómo sea —Spreen giró los ojos, se estaban desviando del tema otra vez—, todavía si no lo hizo a posta, que pudiera entrar al café y mandar a Mariana volar así significa que no es humano.

—Spreen tiene razón —intervino Cellbit finalmente, tras guardar de nuevo su celular en el bolsillo—. Di su descripción y los detalles de lo que pasó a mi gente para una búsqueda rápida pero la base de datos no arrojó nada. En principio es buena señal, ya que al menos no es considerado peligroso, pero no por eso podemos dejarlo pasar.

—¿Qué sugieres? —Missa preguntó inocentemente.

—Hay que buscarlo, interceptarlo, saber hasta dónde conoce el alcance de su poder, conocer sus intenciones para con esta dimensión--

—¿Y no deberíamos conocerlo? —la voz de Roier se alzó entre el discurso de Cellbit— Yo digo que hay que hablar con él primero sobre lo que pasó.

¿Lo ven? Cero instinto de supervivencia. Spreen resopló sarcásticamente mientras entrecerraba los ojos.

—¿Querés que te maten?

—Ustedes salieron de una pinche puerta mágica y les di el beneficio de la duda, ¿no? —respondió el castaño, mirando a Spreen divertido— Hasta donde yo lo veo, que Aldo entrara por la puerta principal me da más confianza.

—Touché... pero, aunque es verdad, hay que tener cuidado, Roier —Juan volvió a intervenir—. Claro, nosotros resultamos ser buenos, pero el chico no sabemos--

—¿Qué les asegura que no es diferente de nosotros?

Seguramente el castaño no se percató de cómo se incluía el mismo al decir "nosotros", pensó Cellbit mientras lo veía abrirse paso entre los demás hasta quedar cara a cara con él.

—Tú puedes hacerlo ¿verdad? —le dijo con seriedad— Es tu trabajo investigar a los no-humanos... ¿cierto?

Cellbit estudió las palabras de Roier un momento. Cerró los ojos recordando algunos años atrás, cuándo Cucurucho le asignó vigilar Karmaland tiempo completo...


No tenía miedo. Lidiar con no-humanos era su trabajo después de todo. Seres que no pertenecían aquí, peligrosos, criaturas extrañas. ¿Por qué el tal Vegetta De Luque se empeñaba tanto en cuidar el portal?

Esperaba entrar al café y encarar a monstruos, seres horripilantes, quizás incluso habría rehenes. Pero lo que encontró fue una sencilla cafetería, inundada en un rico aroma a café y suave música.

Y a Vegetta, quien con una sonrisa lo recibió en la barra. Sonrisa que no flaqueó ni un poco, más bien se extendió más, al saber quién era él y porqué estaba ahí.

"Esta va por la casa" le dijo extendiéndole una taza de americano humeante "En tu primera de, espero un montón, visitas a Karmaland"

Se sorprendió de descubrir que ese día los cuatro no-humanos estaban ahí. Mezclados entre el resto de los comensales humanos, pero sin causar ningún tipo de disturbio. Vegetta los señaló uno a uno, consciente de qué era el trabajo de Cellbit.

En la esquina más alejada del café vio a un pelinegro envuelto en ropa holgada y un chico alto de gafas que competían algo sobre... ¿ver quién aguanta más sin respirar?

Había memorizado los expedientes, pero Vegetta insistía en que quería presentarlos él mismo.

Sujeto 33. Tipo A. Proveniente de Eternia. Un medio muerto rechazado por su propia gente y que ha sido avistado explorando en otras dimensiones. Vegetta lo presentó como "Missa", un chico curioso y algo asustadizo, pero de enorme corazón, y que podía llegar a ser realmente aterrador cuando lo hacían enojar o lastimaban a los suyos.

Sujeto 06. Tipo A. Proveniente de Pion. Un titán regular, aunque con algunos problemas de visión. Según De Luque, "Mariana" era el más leal de todos, aunque algo crédulo también. Le contó entre risas cómo lo había convencido de que el "zafos" era una ley inquebrantable en esta dimensión.

Señaló entonces la mesa de junto, donde un castaño de gafas redondas y ropa... cuestionable le reclamaba algo a un chico pelinegro con gafas de sol quién, evidentemente, lo estaba ignorando.

Sujeto 27. Tipo A. Proveniente de Gálmega. Un hechicero supremo en entrenamiento. Según Vegetta su nombre era "Juan", a pesar de aparentar ser engreído y un sabelotodo, en realidad era bastante inseguro y duro consigo mismo, pero siempre dispuesto a ayudar. De Luque sonrió con nostalgia, alegando que nunca conoció a nadie tan generoso.

Sujeto 326. Tipo A. Proveniente de Bestia. Un híbrido de oso con fama de ser bastante poderoso en su dimensión. Honestamente "Spreen" si tenía un aura de peligro a su alrededor, Cellbit no se había dado cuenta de que se había tensado tan pronto el chico sintió su mirada y se giró a su dirección hasta que Vegetta colocó una mano sobre su hombro.

"Aunque es algo torpe y no sabe desenvolverse bien junto a otros, no encontrarás a nadie más amable que Spreen en ninguna dimensión, te lo garantizo."

Tras esa curiosa introducción a los no-humanos (o "fantásticos clientes frecuentes", cómo Vegetta prefería llamarlos) De Luque solo le pidió una cosa que, aunque en ese momento no lo sabía, nunca olvidaría:

"Conócelos" le dijo con voz tranquila "Si te das el tiempo de conocerlos, no solo descubrirás que no somos tan diferentes a ellos, también formaras amistades de por vida que cruzarán fronteras... literalmente"


Para cuando Cellbit volvió al presente y abrió los ojos de nuevo, no se sorprendió de ver los mismos grandes ojos de Vegetta mirándolo de vuelta. Quizás solo un poco más feroces que los del mayor, pero confirmándole una vez más que Roier era sin dudas su nieto.

Sonrió con nostalgia —Veré que puedo hacer.

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Una de las ventajas de su puesto, era el tener acceso ilimitado a las bases de datos de todos los no-humanos de los cuales haya habido avistamientos en su dimensión. Y si sus hombres no habían encontrado nada en la base de datos principal, le tocaría una noche en vela buscando en los archivos.

Cellbit se talló los ojos por enésima vez, apartando la vista de la computadora solo para mirar la pila de vasos de café instantáneo a su lado. No por gusto, claro, el café era espantoso, solo lo bebía para poder mantenerse despierto, pensó mientras movía la lengua para quitarse el mal sabor de boca. ¿Cómo es que llevaba años bebiendo esa basura?

Era curioso, pensó, cómo incluso cuando Vegetta estaba con vida podía beber cualquier café y no hacía gran diferencia. Pero con solo un par de meses de probar el café que preparaba Roier ya ninguno llegaba a su altura.

Mataría por una buena taza de americano del castaño justo ahora.

Y era irónico, porque era el chico quien lo tenía en esta situación en primer lugar. Quizás los De Luque eran en sí mismos no-humanos, pensó con diversión antes de volver su mirada a la pantalla y manos al teclado, mira que poder solo con palabras controlar a su antojo a seres de otras dimensiones e importantes agentes del gobierno...

Cuando el sol comenzó a asomarse por la ventana de su oficina en el edificio principal de La Federación, finalmente tenía algo. Una foto algo borrosa, tomada desde varios metros, pero definitivamente era el mismo chico del café.

—Sujeto 610 —leyó en voz baja.

"Conócelos"

La mirada acusadora de Vegetta cruzó su mente y Cellbit contuvo una risa, deteniendo su lectura del informe para ir a la parte realmente importante...

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—Aldo Geo.

Roier y el resto levantaron la vista tan pronto Cellbit entró a Karmaland terminando la mañana, empujando la puerta sin mirar, ojos cansados clavados en los papeles entre sus manos.

Llegó hasta la barra mientras seguía leyendo el informe en voz lo suficientemente alta para que el resto lo escuchara.

—Encontrado y adoptado por una pareja cuando era un bebé, 22 años, estudiando una especialidad, sin antecedentes, ha tenido algunos trabajos de medio tiempo. Y...

Alzó la mirada, sus ojos escaneando el café hasta cruzar miradas con Mariana.

—Originario de Pion.

—Un titán... —Mariana confirmó sus sospechas, cruzándose de brazos—, ya decía yo que ese golpe se sentía familiar. Aunque no me suena haberlo visto por allá antes.

—Normal —continuó Cellbit, sonriéndole ligeramente a Roier, quien acababa de colocar una taza de americano delante suyo— La DAP solo tiene su registro de hacía unos 10 años por un incidente donde pateó una pared por la calle dejando un hueco en esta, fue ahí cuando se registró en la base de datos, pero al ver que no había reincidencia dejaron el caso olvidado.

—¿Hace 10 años apenas? —Juan intervino, acercándose a la barra y tomando asiento junto al mayor— Y si no lo interceptaron en ese entonces, eso quiere decir...

—Sí —Cellbit dejó los papeles sobre la barra para mirar a Roier—. Tenías razón, no sabe la razón de su fuerza ni su origen. Aldo es lo que llamamos un Caso Beta: Un no-humano qué llegó a esta dimensión accidentalmente, muy seguramente en un agujero de gusano y siempre ha sido criado como un humano. Muchos no-humanos pasan el resto de su vida normalmente, pero algunos como en su caso llegan a despertar algún poder.

¿Quién mejor que el propio Mariana para confirmar aquello? Todos voltearon a mirar al titán, quien junto con Missa y Spreen estaban sentado en la misma mesa del día anterior.

—Bueno —empezó pensativo—, ya de por sí somos más fuertes y resistentes que los de esta dimensión, quizás Aldo pensaba lo mismo de niño, pero al final toda esa fuerza contenida tiene que salir de una forma u otra o puede irse de las manos —se cruzó de brazos— Por eso hacemos esos torneos en Pion, es una forma de conocer tu propia fuerza y de cierta manera entrenarla.

Missa abrió los ojos con sorpresa —Entonces Aldo necesita ayuda. Si no sabe su origen y aprende a controlar su fuerza, puede que en un futuro se vuelva un peligro, tanto para esta dimensión como para él mismo... ¡Lo tengo! Mariana, ¿y si le avisas a la reina para que venga--

—¡No! —Mariana colocó una mano sobre la boca de Missa antes de que pudiera terminar aquello— Lo último que necesito es que sea ella quien venga a arreglarlo, de por sí ya se cree una verga, imagínate, va a estar toda alzada.

—Bueno, pues es la reina de los titanes, más que creerse una verga seguramente lo es... —Roier se encogió de hombros— ¿Quizás sabrá qué hacer?

—Que Rivers venga ahora no va a ayudar en nada —Spreen interrumpió aburrido— ¿Qué le va a decir? ¿"Sos un titán y yo soy tu reina, venérame"?

—Aunque me duela admitirlo, el idiota tiene razón —respondió Juan, mirando hacia el techo—, está claro que hay que decírselo, pero primero necesitamos que Aldo, así como Roier, esté dispuesto a escuchar y al menos estar abierto a la posibilidad de que no pertenece a este mundo.

El café se inundó un momento en un silencio incómodo, roto solamente por los constantes sorbos de café por parte de Cellbit y el rechinido de la silla donde Spreen se mecía de nuevo.

Roier bajó la mirada, pensativo. Meses atrás cuando sus ojos se abrieron a la existencia de otros seres y dimensiones sintió que era demasiado para asimilar. No se imaginaba como sería para Aldo descubrir no solo aquello, sino además él mismo es parte de esos seres.

A veces los humanos sienten que no pertenecen a algo. El propio Roier podía dar fe de eso. Y tal vez en su lucha por intentar encajar fue que estuvo en su trabajo anterior. Pero lo que para él como para otros humanos era tan sencillo como estudiar otra carrera, o cambiar de trabajo, para Aldo representaba 22 años de vivir en una dimensión que ni siquiera era la propia.

Suspiró, llamando la atención del resto —¿Cómo le dices a alguien que lo que creyó ser toda su vida es una mentira?

—No creo que haya una forma correcta para hacerlo. Pero lo que sí creo es que debemos ser cautelosos —razonó Cellbit, terminando su taza de café—, no sabemos por lo que ha pasado el chico, así que hay que ser pacientes con él y explicarle todo con calma.

—Eso si lo volvemos a ver —dijo Mariana algo distante.

—Tiene razón —Missa suspiró— La pregunta aquí es ¿cómo vamos a encontrarlo?

—Yo no me preocuparía por eso.

No tuvieron tiempo de preguntarle a Spreen a qué se refería con aquello cuando la campanilla de la entrada hizo eco en el lugar, todos giraron justo a tiempo para ver a Aldo entrando por la puerta, ligeramente cabizbajo.

Cerró la puerta detrás suya y tras escanear el lugar con una mueca extrañada, muy seguramente ante la falta de otros clientes, fijo su mirada en Roier en la barra.

—Hola de nuevo... oye, disculpa por irme así ayer, ¿si fue suficiente lo que dejé para pagar?

Roier le sonrió —Sí wey, tranquilo, solo era un café, creo que hasta te salí debiendo yo.

—Bueno, yo decía más por si acaso rompí algo cuando... pues lancé al tipo ese por los aires, tú sabes —sonrió lado, ligeramente avergonzado— ...¿no sabrás de casualidad dónde puedo encontrarlo para disculpar--?

—¡DISCULPAS ACEPTADAS!

Mariana, quien estaba de espaldas a la puerta y ligeramente oculto tras un pilar, se levantó de golpe, acercándose al más bajo con una gran sonrisa y envolviendo un brazo alrededor de sus hombros.

—¡Mien! ¡Discúlpame tú a mí! ¡No sabía que te estaba incomodando! ¡A la próxima dímelo con confianza!

—Me estás incomodando —gruñó el más bajo, resistiendo las ganas de empujarlo de nuevo.

—¡Sí! ¡Justo así! ¡No temas decírmelo la próxima vez!

—Creo que lo que Aldo quiere decir es que de hecho lo estás incomodando justo ahora, Mariana —habló Roier, conteniendo una risita.

Mariana lo soltó repentinamente mientras se disculpaba repetidamente. Aldo sacudió su ropa un poco antes de volver a hablar.

—Sí... oye, escucha, solo pásame la factura del hospital, ¿quieres? Yo lo cubro.

El más alto sonrió —Tranquilo, estoy bien.

—¿Qué? —preguntó Aldo confundido, solo apenas tomándose el tiempo para ver que, en efecto, Mariana parecía no tener ningún rasguño—. Wow, amigo... eres realmente fuerte si en verdad eso no te hizo daño.

—Pues sí —respondió orgulloso— ¿Qué no recuerdas lo que te dije ayer?

Le tomó a Aldo un par de segundos regresar a su conversación del día anterior.

—Oh, claro, lo del "superhéroe" —contestó sarcásticamente haciendo comillas con los dedos.

—Pues... no tanto así, pero casi.

Para sorpresa de todos, fue Missa quien intervino en la conversación, acercándose al grupo de la barra, extendiendo una mano.

—Mucho gusto, mi nombre es Missa.

—Aldo... —respondió el contrario, estrechando su mano— ¿Y eso de presentarse todos es una cosa de este café o cómo?

—En Karmaland, sí, sobre todo los que no somos de aquí —respondió Missa con una gran sonrisa, señalando a todos mientras hablaba—. Cómo tú, yo, Mariana, Juan, el de gafas de ahí y Spreen, el chico de la mesa. Roier y Cellbit, el de barba, quizás no entren en esa categoría, pero nos conocen y nos aceptan.

—Momento —Aldo parpadeó varias veces—, digo, no es algo que me avergüence ni nada... pero ¿cómo saben que soy adoptado?... ¿todos ustedes son adoptados? —se giró a Roier— ¿Este es un café para adoptados y por eso no hay nadie nunca?

—No lo dice por eso —respondió Juan, un poco más serio que de costumbre—, habla de nuestro origen y nuestro poder.

—¿Poder?

Llegados a este punto al menos tenían su atención. Cellbit hizo los hombros hacia atrás mientras se levantaba de la barra. Era momento de la verdad.

—No pareces del tipo de persona que le gusta que se anden con rodeos, así que te lo diré directamente —puso una mano sobre su hombro, continuando en voz tranquila— La razón por la que te sientes tan diferente... es porque lo eres.

Y terminó, mirándolo directamente a los ojos.

—Aldo. Tú no eres humano.

Los ojos de Spreen no se perdieron la forma en que los músculos del de gafas se tensaron de pronto y cómo su respiración cambió. Tal como lo sospechaba, Aldo podía no saber sobre su origen, pero al menos era consciente de que sus habilidades no eran de este mundo.

Y sabía que era lo suficientemente rápido como para moverse si de pronto el chico intentara algo. Pero, aun así, no podía sacudirse el sentimiento horrible en su pecho que le causaba ver a Roier tan cerca de Aldo y tan lejos suyo.

Al ver que no hubo respuesta por el menor, Cellbit continuó.

—Se que esto puede ser mucho por procesar, pero si me dejas explicarte--

—¿Qué tanto sabes?

Bueno, ciertamente no se esperaba esa reacción. Todos los presentes pestañearon varias veces.

Spreen aprovechó la distracción para acercarse al grupo, deslizándose discretamente a un palmo de distancia del brazo de Roier.

—Espera —habló esta vez Juan, al ver que Cellbit aun no salía de su sorpresa— ¿Lo sabías?

—No soy pendejo —Aldo contestó casi ofendido— Claro, al principio pensé que solo era más fuerte que el promedio, pero no creo que sea exactamente "normal" romper una pared de concreto de una pinche patada. Obviamente hay algo raro conmigo, aunque creo que tu amigo exageró con eso de "no eres humano" —repitió e imitó la voz de Cellbit entre risas, girándose a ver a Roier— ¿no?

Roier resopló divertido, mirando a un lado —Bueno--

—¡VOCÊ NÃO É HUMANO!

Un bastante alterado Cellbit tomó a Aldo por los hombros, sacudiéndolo violentamente.

—¡Eres un titán! ¡Uno que debió crecer y vivir toda su vida en otra dimensión llamada Pion! ¡Por eso eres super fuerte!

El castaño giró los ojos. Adiós a eso de ser pacientes y contarle todo con calma ¿tenía que hacerlo todo él? Apartó las manos de Cellbit de los hombros de Aldo y empezó

—Mira Aldo, no pensábamos ser tan directos, pero--

—¿Directos? —escuchó a Spreen decir alegremente— Dale, me gusta más esa opción.

Calor, y un destello azul por el rabillo del ojo, y Roier levantó las manos al aire.

—¡AY POR FAVOR, SPREEN! —se giró para verlo sonriendo con todos los dientes, mostrando orgulloso orejas peludas y garras— ¡¿EN SERIO?!

—¡NO MAMES!

Aldo, lejos de asustarse, estaba eufórico.

—¿Cómo hiciste eso? Verga, seguro pestañee... Eras... Spreen, ¿cierto? ¿Puedes hacerlo otra vez?

—¡No! ¡No lo hará otra vez! —Juan intervino, empujando al híbrido por los hombros— ¡Creí que después de que Roier se desmayara te había quedado claro que convertirte así de la nada era una pésima idea!

—Y dale, Juan. Posta no te entiendo. Con Roier dale, lo acepto, pero el pibe ni es humano, ¿vas a quejarte de todo lo que haga?

—¡ERES UN--

—¡NO, JUAN! —gritó Mariana, reteniendo al hechicero.

—¡SUELTAME! ¡ESTA VEZ SI VOY A MATARLO!

—¡¿Pueden parar ya?!

La voz de Cellbit resonó por el lugar. Spreen aprovechó que todos lo miraban para regresar a su forma humana.

—Esto se está saliendo de control. Es claro que todo esto es demasiado para el chico, pero no arreglaremos nada si entramos en pánico.

—Claro, lo dice el que le gritó primero —murmuró Juan, sacudiéndose del agarre de Mariana.

—Cellbit tiene razón —Missa volvía a acercarse al de gafas—, creo que hasta ahora has visto y escuchado mucho... pero ¿hay algo que quieras decir primero?

Aun algo confundido, Aldo miró a todos un momento antes de empezar.

—Toda mi vida me he sentido diferente. Sí, no lo voy a negar. Y tampoco soy tan estúpido como para pensar que lo que puedo hacer es normal, pero de ahí a decir que no soy humano es mucho.

Cellbit cerró los ojos, llevándose una mano al puente de la nariz. Tenía que ser paciente con el muchacho, a pesar de ser un titán, fue criado como humano. Era normal que no creyera en este tipo de cosas--

—Pero yo creo que su amigo con complejo de detective está loco. ¿O a lo mejor es la edad? ¿Cómo va a decir que existen otras dimensiones?

...

Oh no. No acababa de decir eso.

—¿Quieres pruebas? Bien.

Con ojos furiosos y voz intimidante, Cellbit encaró a Aldo, quien instintivamente dio un salto detrás de Roier, mirando con desconfianza al mayor mientras continuaba.

—Admito que es raro que un grupo de personas que recién conoces te lo digan, si yo fuera tú también creería que están locos. Pero si de verdad estás dispuesto a conocer más sobre tu origen y ese misterioso poder, puedo llevarte al lugar dónde obtendrás todas tus respuestas.

Tras un suspiro colectivo de parte de Spreen y el resto, los ojos de Roier se abrieron ligeramente.

—Quieres decir que...

—Así es —el mayor dejó caer su rostro serio para hacer paso a una macabra sonrisa—. Iremos a La Federación. 

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Pequeña nota: No sé si se use en otros países, pero en México decimos "Zafos" cuando queremos librarnos o "zafarnos" de algo. Por ejemplo, si un grupo de amigos quiere helados, pero alguien tiene que ir a la tienda por ellos, dices "zafos (de ir)". El último en decir "zafos" es el que finalmente irá.

Llevaba como 5 días disque "terminando" este capitulo agsakgbs pero aqui esta al fin! 😭👏

Se ha descubierto (ya todos sabian) quien es el misterioso chico que entró al café y oh sorpresa, es un no-humano tambien! Tambien descubrimos (tambien todos lo sabian) que Rivers es la reina de Pion

Y en el próximo capitulo tendremos por fin la esperada (nadie lo esperaba) visita a La Federación! Junto con la introducción de más personajes 😊

Muchas gracias por leer! 💕

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