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24. Propuestas.

Capítulo dedicado a mi fiel y puntual lectora @Polary_bear, extraño tus comentarios neni. <3 (Por fin hago la dedicación como corresponde)


Massiel

Desde que Tomás supo la verdad sobre su hermano, no lo veía bien, sé que trataba de esforzarse por sonreír y aparentar en la universidad que las cosas seguían igual, pero no era cierto. A pesar del poco tiempo que lo conocía, podía descifrar su mirada y a través de ella veía todo lo que sufría. Cualquiera que recibiera una noticia de tal impacto estaría devastado.

No pude quedarme de brazos cruzados y busqué la forma de apoyarlo, pero lo que más me asustaba era que se molestara, no quería que él pensara que era un acto de caridad, lo hice porque él me importaba demasiado, y ver su sonrisa fue lo más hermoso que pude recibir.

Tomás estaba pasando probablemente por el momento más duro de su vida, lo que me tenía muy preocupada, y ahora yo le enviaba mensajes a diario para saber cómo estaba. Había días en que tenía más energía, y otros en que las pesadillas no lo dejaban dormir. Más de una vez me dijo que sentía culpa, pero él es tan inocente, ¿cómo podría tener la culpa una pobre criatura? Estoy segura de que si llego a ver al culpable podría escupirle en sus zapatos.

No podía caberme en la cabeza cómo una persona racional podría hacer tal cosa, es tan inhumano, tan inmoral que ni merece que le llamen hombre. ¿Qué pasaba por la mente de tal infame? Digo es tu hijo, ¿cómo podrías deshacerte de él? No imagino el dolor de su pobre madre, ella sufrió en silencio tantos años por la supuesta muerte de su bebé, y ahora se entera de que lo dieron en adopción sin su consentimiento. Dios, es tremendo, yo estaría deshecha, sé que no podía sentir lo que Tomás sentía, pero podía imaginar gran parte de ello.

Doy gracias a la vida que tengo padres honrados, que me aman y que se preocupan por mí. Debemos valorar lo que tenemos, porque siempre hay alguien que está en peores condiciones que las tuyas.

La relación entre mis padres y yo estaba mejorando, ya no salía tanto de fiesta y cuando lo hacía, regresaba temprano. Por otro lado, en mis pensamientos sólo tenía cabeza para Tomás, él ni siquiera asistía a las fiestas. Con los únicos que compartía fuera de la universidad era con la banda y conmigo, pero desde hace tres días que no lo veía.

A "Los dementes" les estaba yendo muy bien, habían recibido la primera oferta de una gran compañía discográfica, pero aún no querían dar el sí... en realidad, los obligué a seguir mi consejo, o sea... quiero decir, los hice cambiar de parecer.

—Debemos firmar y llamar a la discográfica —dijo Vicente con una gran sonrisa.

No sé cómo podía convencerse tan rápido, apenas leía el título.

—A ver, Vicente, lo primero es que lean la propuesta completa, ¿tú sabes lo que es completa? —le digo alzando las cejas.

Me mira agobiado.

—¿Hay algún ser amable, que quiera leer esto? —se queja rodando los ojos.

—Ay mi castañito, yo lo hago —dice Sofía con un tono dulce. Ser la novia de mi mejor amigo no debe ser fácil.

El apodo amoroso que le tiene a Vicente me parece gracioso, sin embargo, creo que le asienta muy bien, él puede ser tan empalagoso como un dulce con 10 kilos con azúcar, y a la vez puede ser terco y distraído.

Mi mejor amigo la mira con ternura y deposita un beso en su mejilla, Sofía expone una gran sonrisa, le quita un montón de papeles adjuntos y finalmente se acomoda en el sillón, entre medio de todos nosotros.

Hace tiempo no tenía a mis amigos en casa, y tenerlos a todos juntos es grato y revitalizante, era casi perfecto, pero me faltaba Tomás.

Sofía leyó alrededor de tres hojas y luego se cansó, así que le cedió los documentos a Bárbara. Creo que era la única manera para lograr que ella pusiera atención, porque lo único que hacía era besarse con Daniel.

En esta casa el amor se siente en el aire, sólo Felipe y yo estamos solos, ambos tocábamos el violín, pero bueno, esto de ser tan buena amiga y ayudarlos a tomar decisiones, tiene su costo.

—Barbi —manifiesta Sofia—Barbi —vuelve a insistir, pero ella apenas se inmuta.

—Dame un segundo —responde entre babosos besos. Lo único que espero es no ser así cuando esté con Tomás, muy amigos míos serán, pero no me agrada que las parejas sean tan empalagosas.

Los miro un poco asqueada cuando terminan de besuquearse.

—¿Qué? —me reclama Daniel frunciendo el ceño.

—Llevan como una hora besándose, suéltense de una vez —me quejo desarmando la cara de horror que tenía.

—Ya, que exagerada —se ríe—, todo porque no está Tomás —se burla sacando la lengua, lo miro boquiabierta.

Su novia y los demás se ríen.

—Eso me dolió —dije tocando mi corazón y frunciendo el ceño.

—Bueno, Barbarita empieza a leer que no tenemos todo el día —le recuerda Sofía.

Las dos chicas se quedan mirando hasta que B sede y continúa la lectura.

Así siguió la bendita propuesta hasta que la leímos completa, había varias cláusulas que no me gustaban y términos que no me convencían, así que los destaqué para llegar a algún consenso si así resultaba.

—Yo estoy conforme —dice Felipe, Vicente y Daniel asienten satisfechos.

Me los quedo mirando extraño, ¿cómo es posible que se conformen con tan poco?

La remuneración que la disquera trabajaba era del 55% mientras que tan sólo el 45% de las ganancias serían de los chicos, a mi parecer era una gran estafa.

—¿Qué? ¿Acaso no escucharon? —dije con voz chillona llamando la atención de mis amigos.

—Supongo que para iniciar no está nada mal, dice que aumentará en un 2% periódicamente según nuestro éxito —recalca Sofía.

—Sí, pero la cláusula número 5 dice que, si la banda no vende un mínimo del 50%, perderemos automáticamente el 15% de las ganancias y pasarán a ellos como daños colaterales —refuté con tono de indignación—. Además, dice claramente que es por un tiempo indefinido.

Por eso, siempre es importante leer la letra pequeña.

—Eso quiere decir que nos quedaríamos con un 30% de ganancias, mientras que ellos con el 70% —analiza Sofía con el ceño fruncido—Mierda.

—Así que, ¿alguien quiere firmar? —pregunté, y Vicente fue el único que levantó la mano.

Lo quedé mirando con expresión de que era el colmo, Sofía se lamentaba tiernamente mientras los demás nos reíamos.

—Bueno chicos, si firman es porque les quieren ver la cara de estúpidos —comenté concluyendo.

Mi especial amigo me mira indignado, ya que claramente las palabras iban dirigidas hacia a él.

Se ríen una vez más y se reacomodan en el sofá.

—Lo mejor que se me ocurre, es que intenten llegar a otro acuerdo, pueden decir que recibieron otras ofertas, y que las otras discográficas los ven como oro puro —dije intentando hacer que me prestaran atención, del rato ya estaban distraídos—. O pueden esperar a recibir más ofertas.

Felipe estaba atento a mis palabras y coincidía conmigo, por otro lado, los demás tortolitos seguían acaramelados.

Después de un rato, estaba hablando con las chicas y una llamada me alegró el día de una forma inexplicable. Revisé el celular y al ver de quién se trataba sonreí espontáneamente, era inesperado recibir una llamada de él por estos días, ya que era yo quién me preocupaba de hacerlo. Mis amigas ven el nombre e inmediatamente empiezan a molestarme.

—Uy, Tomasito —dice Bárbara de forma cantarina

—¡Mmm! Contesta, contesta —chilla Sofía.

A lo lejos, Vicente y los demás empezaron a emitir molestos ruidos como si fueran besos.

Claramente le iba a responder, pero no al lado de ellas y ellos, obvio que no. Me paré sonrojada con el celular en las manos y me alejé. Tener este tipo de llamada frente a mis amigos me cohibía bastante.

Me apresuré para alcanzar a contestar, si me demoraba un segundo más hubiese sido llamada perdida.

—Hola, Massita —saluda Tomás a través del celular sacándome una carcajada.

—¿Masita? —digo entre risas, nadie en mi vida me había llamado así, y sonaba como si fuera una masa de pan.

—Sí, ¿qué tiene de malo? —dice con tono alegre, que él estuviera bien me ponía muy contenta.

—¿No te recuerda a un pan?

—Sí, y me encanta el pan —asegura con voz dulce.

Me río nuevamente, sólo a él se le ocurrían esas cosas.

—Parece que hoy estás mejor, tu voz suena más alegre —comento cuidadosamente esperando no arruinar ese buen momento.

—Bueno, digamos que te extraño mucho y me hace mucha falta verte —responde.

—No sabes cuán feliz me pone escuchar eso —digo con una gran sonrisa—También te extraño muchísimo.

Estaba imaginando su hermoso rostro, esa sonrisa única, sus preciosas margaritas y sus benditos ojos cafés, pero de pronto veo a las chicas espiarme, quizás desde hace cuánto tiempo lo estaban haciendo, se reían con descaro sin parar, reaccioné ante su burla y me reí un poco nerviosa.

Alejé el celular de mi boca antes de decir algo.

—¿Qué? —rezongo silenciosa pero molesta.

Me miran con caras pícaras. Intentaba prestarle atención a Tomás, pero con ellas en frente no podía concentrarme.

Les hice señas para que se fueran, pero seguían ahí, así que no me quedó otra opción que darles la espalda.

—Perdona, hay un poco de ruido que interfiere nuestra llamada —me disculpo con Tomás, ya que me había dicho algo que no pude entender.

—No te preocupes, Massita, ¿entonces, nos vemos en una hora en el restaurante de Alicia? —pregunta con tono de afirmación.

—¿Ahora? ¿Me estás invitando a una cit-t? —pregunté sin terminar la frase.

Mis amigas se acercan más y prestan atención detalladamente.

—¿Una cita? Sí, una cita —confirma divertido, ante su respuesta hago un grito sin sonido—¿Irás?

Sus palabras estremecen mi corazón, y los intensos cosquilleos alborotan mi estómago, sentía que podía derretirme en cualquier momento ante tal propuesta.

—Claro, pancito, ¡Te quiero! —digo con una enorme sonrisa finalizando la llamada.

Un grito de las chicas me deja casi sorda.

—¡Tienes una cita! ¡Ah! Una cita, a, a, a —canturrean alborotadas al lado de mis pobres oídos. Me volteo aún ruborizada y empiezo a gritar y a saltar ridículamente con ellas.

Esta era oficialmente «una cita».

Tenía que alistarme y apenas tenía una hora, las personas que no se alistan no saben lo rápido que pasa ese tiempo.

Apenas dejamos de saltar fuimos corriendo a mi habitación con las chicas, tenía mucho que pensar, ¿qué me pondría? ¿Ropa simple o formal? ¿Debía maquillarme mucho o poco? ¿Tacos o zapatillas? Dios, era demasiado, gracias al cielo tenía a mis amigas para ayudarme.

Bueno, mis amigas precisamente no fueron de mucha ayuda, querían que me pusiera un vestido ajustado, cosa que no iba a pasar, con él estaría muy incómoda, apenas podría caminar, se me subiría a cada rato y bueno, fue un rotundo no. Además, querían obligarme a usar tacones y, ¡No sé caminar con tacones! Lo que usaba siempre eran plataformas o botines con un poco de taco, pero nada elegante, así que prácticamente yo decidí qué ponerme, prefería usar un jean oscuro con una polera más decente y una chaquetita que le diera ese boom.

La parte en la que más aportaron fue alisarme el cabello, porque justo este día tenía un volumen del porte de las nubes, y, por último, el maquillaje me lo hice yo porque entre ellas, yo era el punto medio. Sofía sólo se pintaba para las presentaciones y Bárbara siempre tenía sus bellos ojos delineados, pero a mí me acomodaba un maquillaje más natural.

Cuando estuve lista me llené de nervios otra vez, tenía esos cesantes cosquilleos que no me permitían relajarme y me hacían querer saltar de la emoción y gritarle a los cuatro vientos que tendría mi primera cita con Tomás.

Ya era la hora de salir y tuve que echar a mis amigos, sé que no suena bien, pero no podía dejarlos a solas en casa porque mis padres no estaban, confiaba en ellos y sé que no robarían nada, pero conocía la mala influencia de Vicente junto a Felipe y podían organizar una fiesta mientras yo no estaba, ya lo habían hecho una vez y el reto me llegó a mí, por lo que, por más que los adoro, tuve que sacarlos de casa, todo sea por la propia armonía de mi hogar.

—Lo siento en verdad, pero ustedes saben que si los dejo acá son una bomba de tiempo —dije despidiéndome mientras caminábamos hasta la salida del patio de mi casa.

—No te preocupes, prometo que no volveré a visitarte —se lamentaba Vice imitando un llanto.

—Eso, se nota que no nos quieres —se le une Felipe.

Las chicas y Daniel sólo se ríen.

—No es por ser mala, pero ¿podrían apurarse? Tengo una cita a la que asistir.

—Uy, si va a ver a su Tomasito —tararea Barbi.

—¡Hoy te toca, florcilla, vuélvete loca! —comenta Vicente haciendo gestos con sus manos, intentando describir de forma obscena a lo que se refería.

No sé cómo este imbécil puede ser mi mejor amigo.

«Sólo es la primera cita, ¿qué hacen ellos en las citas?».

—¡Claro que no! Un poco de respeto, por favor —grité entre risas.

—¡Suerte, preciosa! —me desea Sofía, la única con comentarios decentes.

—¡Déjalo sin aliento! —comentó Daniel con risas que se escuchaban por toda la vecindad.

—¡Ay, cállate! —lo reproché, los comentarios de los chicos sólo me hacían perder la paciencia. A lo lejos, Vicente iba a gritarme algo, pero Sofía le tapó la boca, él trató de hacer alguna maniobra, pero no pudo y sólo escuché balbuceos que me hicieron reír.

«Son tan payasos, por Dios, pero no sé qué haría sin ellos».

Me despido haciendo ademanes con las manos y subo al auto para llegar a mi encuentro con Tomás.

¡Qué nervios!

«Por favor, que todo salga bien».



Espero que les haya gustado este capítulo.

Díganme ¿qué esperan que ocurra en la cita de M&T?

PD: Muchas gracias a mis constantes lectores, los quiero mucho ♥️.

En especial a mi puntual lectora: @Polary_bear 

(No sé si logré etiquetarte, pero se que lo verás)

Comentario extra: ¿Tus amigos también son como los de Massiel?

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