En la más tierna infancia, casi todas las personas han escuchado decir que la vida da muchas vueltas y podemos acabar en lugares inesperados.

Puede que fuera en un anuncio de un sitio de excursión turística, en la propaganda de algún nuevo conjunto deportivo, o de la calmada voz de una abuela en un domingo familiar. Fuera como fuere, pocas veces las personas se dan cuenta a tiempo de cuan real puede llegar a ser.

En aquella mañana cualquiera, en sitios distintos de una misma ciudad, dos mujeres totalmente opuestas se levantaron para iniciar una larga jornada de trabajo.

¿Cuántas veces habían seguido esa misma rutina diaria?
Demasiadas para que llevaran la cuenta.

¿Cuántas veces habían recorrido los mismos caminos?
Tantas que podían transitarlos de memoria.

¿Cuántas veces habían pasado una al lado de la otra?
Infinitas, tal vez. No habían recuerdos para confirmarlo.

Sin embargo, fue en esa mañana lluviosa de mayo donde sus decisiones diarias las llevaron a ese momento de sus vidas en que todo dio un giro absoluto de 180 °.

Más de una vez a partir de ese encuentro se preguntaron en silencio qué hubiera pasado si ese día hubiese sido como todos los anteriores. Si hubiesen sabido lo que sucedería, ¿lo habrían hecho todo de nuevo?

Era una pregunta para la que no tenían respuestas.

Lo cierto era que Catherine había estado ese día parada bajo la lluvia, su ropa empapada pegándose a su cuerpo como una segunda piel y la ira quemando sus entrañas con tal intensidad que el frío de la lluvia no la alcanzaba.

Lo cierto era que Olivia había estado limpiando las mesas de la cafetería durante un calmado turno diurno cuando la vio, desprotegida bajo la lluvia implacable, y había corrido hacia la puerta sin dudarlo dos veces.

—¡Oye, tú!

El grito llegó lejano, casi etéreo, y Catherine se preguntó si había sido producto de su imaginación.

—¡La mujer allí parada! —gritaron de nuevo, y esta vez las palabras lograron atravesar el campo de enajenación alrededor de Catherine—. ¡Puedes venir dentro!

Confundida, Catherine miró en la dirección de la que provenían los gritos, dándole un rostro a la voz jadeante que luchaba por su atención en contra del ruido del agua cayendo sobre el asfalto. En ese mismo instante, con la imagen borrosa por la capa de lluvia que se interponía entre ellas, Catherine tomó la decisión definitiva: ella dio un paso adelante, ella fue hacia esa voz.

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Buenas por aquí y un placer estar de regreso.

La historia con la que vengo es un romance sáfico (chica x chica) que supone ser fácil de leer y de corta duración en lo que a cantidad de capítulos refiere. Aunque no tratará temas oscuros, sí tendrá momentos donde se hable de la homofobia, el sexismo, el machismo, la emigración y la ruptura de los ciclos de odio generacional en las familias.

Su base es el desarrollo de un romance entre dos mujeres muy diferentes que, de alguna forma, logran llegar a un terreno neutral que las acerca hasta alcanzar el amor.

¿Cliché? Tal vez, pero buscaba algo sencillo para regresar a las historias originales. Espero que les guste.