Con cuidado de no quemarme serví el
café, negro y humeante, su café favorito, en una taza de color blanco, me hacerque y me sente a su lado, tome su mano frágil.

—Gracias— lo escuche decir suavemente, su voz era ronca.

—De nada—sonreí.

Su pulgar acaricio suavemente mi mano, recargue mi cabeza en su hombro, ambos estábamos sentados en el balcon de su habitación, era de noche, las estrellas y la luna adornaban el cielo, bebí un sorbo de mi café frio y lo deje en una mesita que tenia alado.

—Veme — dijo en un susuro, levanto mi barbilla con su dedo índice haciendo que mi rostro quedara enfrente del suyo, vi sus labios color rosa pálido formar una leve sonrisa para después ver a sus ojos color miel.

—No—sentía como las lagrimas se acomulaban en mis ojos, su mirada me decía mucho, talvez mas de lo necesario —no por favor—suplique dejando que las lagrimas que estaba conteniendo salieran.

Me abrazo fuerte pegándome a su pecho, podía oler su perfume y su shampoo, deposito un pequeño beso en mi frente para después colocar su barbilla en mi cabeza, entere mi cabeza en su cuello mojandolo con mis lagrimas, arrugaba su camisa con mis manos aferrándome a el sin intenciones de soltarlo.

No sabia en que momento el se había vuelto tan importante para mi, si alguien me hubiera dicho eso hace un año, lo mas probable es que hubiera dicho algo como — estas loco— puede que talvez me hubiera reido, pero no, hay estaba llorando fuertemente y suplicándole que no me dejara.

Implorando...

Un poco más de tiempo...

Hola buenos días, tardes o noches.

Si leíste hasta aquí gracias, pido perdón por las faltas de ortografía que pueda llegar a tener y les agradecería si me dijeran.

Que tengan un lindo día o una linda noche.

Atte. Hana Miryoku

Fecha de publicación: 02/03/2023