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Capitulo 2. Adrián Jones

Adrián Jones...

Él era la perfecta combinación de belleza, un gran ego, arrogancia y de un gran, no corrijo de un perfecto mujeriego o por lo menos esa era la impresión que me dio cuando lo conocí y a la mayoría.

Él sabía que era apuesto y cómo usarlo a su favor para conseguir lo que quisiera o a quien quisiera.

Tenía 16 años, media 1.80 aproximadamente, o por lo menos recuerdo que eso me pareció la primera vez que lo tuve enfrente a frente, su con flexión era un poco musculosa, se podían notar un poco sus músculos que se marcaban en la camisa del uniforme escolar, tenía la piel pálida pero no mucho, su cabello era castaño, desordenado, algo largo, tanto que cubría parte de sus ojos y sus orejas, en sus ojeras tenía una perforación en cada una, sus labios eran color rosado del tamaño y volumen perfecto , tenía los ojos color miel que una vez que los veías era imposible no perderse en ellos.

Ese día usaba su uniforme escolar, encima llevaba puesto un suéter color negro, unos tenis converse del mismo color, llevaba unos aretes algo largos que terminaban en una cruz en cada una de sus orejas color negro, lucia como uno de esos chicos de Pinterest.

Solo había tenido la oportunidad de verlo de lejos, mientras le sonreía coquetamente a una chica mueva, nunca había escuchado su voz —¿ilógico?—lo sé pero así era, tampoco había visto sus ojos —¿aún más ilógico?— Si también lo se, pero su cabello le cubría parte de sus ojos, desde lejos nunca lo pude apreciar bien, si, nunca me acerque a él, nunca tuve ese interés.

Si me hubieran dicho que cruzaría palabra con él por un malentendido por los cafés nunca lo hubiera creído, puede que no suene algo difícil de creer, pero para mi lo era en ese momento, pero hay estaba viendo directamente a sus ojos color miel mientras me perdía en ellos.

—Parece que se equivocaron de café— volvió a decir.

Parpadeé un par de veces como si pudiera oprimir un botón o jalar una palanca que hiciera que saliera de mis pensamientos, solo dejé de verlo embobada pero en ningún momento desvíe la mirada.

—Si, así parece — intente que mi voz sonara normal pero mi intento fallo, trague saliva, mientras sacaba $15 de mi cartera –ten, perdón por la confusión— extendí mi mano con el dinero en ella.

El solo se limitó a hacer un gesto con la mano restándole importancia— No le tomes importancia, ten — me extendió mi café —supongo que eres de las chicas que les gusta lo dulce — sonrío coquetamente.

—Si se podría decir, voy a tirar esto — dije señalando el café—por favor acepta el dinero— le dejé el dinero en sus manos— adiós.

— Déjalo — tomo el café — no me molesta y ten no es necesario — me devolvió el dinero.

—Está babeado pero si así lo quieres está bien.

—No te preocupes, ya dije que no me molesta—se llevo el café a sus labios y lo bebió— vez— pequeños hoyuelos se formaron cuando me mostró una sonrisa amable.

No sé si era por que estaba acostumbrado a tener saliva de otras en su boca, pero intente ocultar mi desagrado.

— ¿Alguien pidió una dona de chocolate con chispas de chocolate? — preguntó la misma persona que me había dado el café equivocado.

Asentí, tomé la dona y le di el dinero a la señorita.

—Se nota que te gusta lo dulce.

—Se podría decir que si — sonreí viendo accidentalmente sus ojos, volví a parpadear intentando dejar de verlo—Bueno me voy, que tengas un lindo día, adiós— me despedí intentando sonar cortes.

Sabía que si permanecía hay volvería a mirar embobada a sus ojos perdiéndome en ellos.

No me malinterpreten, no me gusta, admito que era una persona atractiva, tal vez demasiado, pero eso no significaba que me iba a gustar, que me iba a enamorar de él inmediatamente, que sentiría como mi corazón se aceleraba hasta el punto de creería que saldría de mi pecho o tal vez sentiría algo o mucha curiosidad por él, rápidamente como en las clásicas historias en la que la chica buena qué pasa desapercibida se enamoraría del chico malo al verlo de inmediato.

Soy de esas personas que cuando ven algo hermoso en algo puede pasar horas apreciándolo y tenia que admitirlo, sus ojos eran hermosos, desde mi punto de vista era lo que más llamaba la atención de su físico.

Di unos pasos dejándolo atrás hasta que me detuve al escucharlo hablar.

—Adiós.

No le tomé importancia, camine hacia donde estaban mis dos mejores amigos, llevé mi café frío a mi boca bebiendo un poco de el, sonreí al sentir ese frío invadirme.

—¿Entonces nos vemos el sábado en el cine?—le pregunté a mis amigos empezando una conversación con ellos.

Si tan sólo hubiera sabido que en un futuro al escucharlo decir esas palabras me destrozaría tanto, no sé si habría dado la vuelta para decirle algo, tal vez le hubiera sacado platica pero como dicen el hubiera no existe, solo se puede aprender de los errores y toca seguir adelante.

Pero...

Ahora con 16 años no sé si quiero seguir adelante...

No quiero ser yo la que diga adiós pero...

No quiero escucharlo decirme un último adiós...

Me niego a escucharlo decir esa palabra, se muy bien lo que significaría escucharlo decir eso ahora, antes no me hubiera importado pero ahora ....

E dicho esto más de una vez pero no puedo evitar repetirlo, mantengo la esperanza de que mi deseo se haga realidad.

Quiero más tiempo contigo...

Adrián Jones...

Buenos días, tardes o noches, estimad@ damas o caballeros.

¿Cómo están?

¿Cómo estuvo su día o su noche?

Gracias por leer el capituló, les agradecería si me dijeran si hay alguna falta de ortografía.

Gracias por su atención.

Que tengan un lindo día o una linda noche.

Fecha de publicación: 05/03/2023

Atte. Hana Miryoku

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