Quisiera dejarte mi corazón
así como está:
roto.
Con el sueño de que tal vez
la grieta pudiera servirte de
puerta.
(Humberto Ak’abal)

[Día 23]

Magnus tenía a Alec entre sus brazos.

No había dormido nada, recordando todo lo sucedido el día anterior:

«—¿Algo que quieras decirme? –había dejado su corazón ahí para Alexander Lightwood, con una sola palabra el bello y especial cazador de sombras habría podido repararlo, salvarlo del vacío hacia el cual Magnus se sentía arrastrado, podría haberse colado por la grieta que había en él y habitar ahí para siempre, ser mecedor, demostrarle a Catarina y al mundo que no era como el resto de los shadowhunters, que no buscaba hacer daño a propósito a Magnus, que no quería romper su corazón.

"Sólo dime que sí. Di que sí y podemos seguir adelante. Sólo dime la verdad."

Porque incluso si le decía a Catarina que era mentira, que Alec no sabía nada, que no podía ser parte de un plan tan cruel contra él, aunque su corazón quisiera creerle, Magnus no era tonto y no podía creer en la gran "casualidad" de la llegada de Alec a su vida.

Alec quería ser feliz, quería volver a ser "normal", quería ser aceptado y amado por todos los que lo creían inferior e incapaz.

Tal vez Alec realmente no lo pensaría dos veces antes de...

—No –y esa sola palabra los sentenció.

Alec se veía triste. Su sonrisa y la luz de su mirada cuando llegó se habían perdido.

No llegó a su lugar seguro: los brazos de Magnus.

No pudo. No pudo con la culpa. —Voy a mi habitación.

Su habitación.

Como si viviera ahí. Como si no fuera temporal. Como si no fuera efímero su paso en la vida de Magnus.

—¿Alec? –no fue "Alexander", no fue cariñoso, fue desgarrador su tono.

Alec se detuvo, pero no se volvió. Él podría no verlo, pero Magnus sí, Magnus leería en él y lo echaría de su vida. —¿Sí?

—Te quiero. Sé que soy un subterráneo, sé que es demasiado pronto, sé que tal vez no me creas y yo no sea suficiente... Pero te quiero...

"Eres suficiente –Alec pensó, sus ojos llenos de lágrimas–. Soy yo quien no lo soy. Y por eso mismo, quiero serlo."

Alec sólo había asentido antes de seguir hacia la habitación.»

Y aun así aquí estaba, con él entre sus brazos.

Alec, como para demostrar que era cierto, que nunca pretendió realmente aprender de él, no salió de la habitación durante el resto del día. No le pidió "entrenarlo" o ayudarlo para nada.

Y Magnus tampoco lo hizo, porque no tenía las fuerzas para fingir que su corazón no estaba roto.

Alec se removió todavía dormido, acercándose más a él, enterrando el rostro en un lado de su cuello, podía sentir su corazón latir tranquilo.

¿Podía el corazón de un traidor vivir en paz?

Magnus acarició su cabello ya revuelto. —¿Por qué, Alexander? ¿Por qué?

Y es que a pesar de lo que ya sabía y lo que sospechaba, no podía alejarlo. 

—Perdón... –Alec murmuró entre sueños–, te quiero... Te quiero, Magnus...

—Yo también te quiero, cazador de sombras –Magnus cerró los ojos, era mejor si no veía, era mejor si intentaba dormir, si no sentía, si no pensaba más.

Pero Alec no estaba ya dormido. Alec había querido decirlo, pero no tenía el valor de hacerlo despierto.

CONTINUARÁ...

Creo que el siguiente es el último capítulo antes del final y el epílogo 😢,¿ya están preparados psicológicamente? 🙈