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PROLOGÓ I

Una noche fría que anunciaba que pronto daría inicio a una cruel helada. Poco a poco en un frondoso bosque verde, en tan solo una noche se pintaría de blanco, tan puro y bello, que tal hermosura no sería apreciada tan solo en cierta mansión. Por cierta familia de vampiros. Los Canterdale.

Un pequeño, tan chiquito que pretendía aparentar menos edad del que de verdad traía encima.

- Todo se pinta de blanco - dijo impresionado al observar el gran ventanal de arco -. ¡Es simplemente hermoso!

- Robert no deberías perder la concentración - lo llamo una pequeña pelirroja.

- ¡Ah! Lo siento Rose y Alice, me distraje por el hermoso paisaje de esta noche.

Alice se rió mientras lo vio con ternura.

- No es nada Robert tranquilo - la chica se puso de nuevo su máscara de esgrima y levantó su espada, lo ondeo de un lado a otro y lo puso en recto, en medio de su rostro -. ¡Prepárate iré con todo!

El pelirrojo sonrió - ¡Bien! - se puso su máscara y se posicionó listo para el duelo.

- ¿Listos? ¿Preparados?

- ¡Dale ya Alex!

- Si terminas en el suelo luego no llores Robert - se burla el castaño -. ¡YA!

La primera en atacar es Alice, Robert lo detiene, la empuja y ahora se dispone a lanzarse en contra de la chica.

Se encontraban en una gran sala de color crema y una alfombra de azul claro, con retratos de algunos miembros de la familia del pasado que volvieron grande a la familia de ojos dorados y rojos como la sangre. Espadas como decoración, un candelabro en el centro del techo y un gran piano de cola en una esquina de color negro.

Cerca de piano vestida en un lindo vestido azul que hacía juego con el listón de su cabello del mismo color, Rose era preciosa a simple vista. A su lado se encontraba Alex, vestido con traje tradicional de la esgrima que al igual que la niña pelirroja observaban la pelea entre la chica que eran un tanto más alta que el niño pelirrojo.

Ambos eran hábiles, se movían por todo el salón, eso sí, respetando cierta distancia de ciertas partes del salón que su abuela así lo marco.

¡¡CLANG!! ¡¡CLANG!! Se escuchaba cuando una espada chocaba una contra otra. Uno acorralaba al otro en cierto punto y luego defenderse. Era sorprendente, Robert a pesar de su habilidad de manipular personas, o bueno a los seres vivos, sin embargo sin hacer uso de aquella habilidad que tanto le disgusta al chico, es un maestro espadachín.

Es uno de los mejores de entre todos sus primos.

Aunque Alice gracias a su madre también tuvo una más que excelente educación con la espada. A la mitad del duelo y sin salir del borde del límite, una estocada por un costado y ala chica lo detiene, lo empuja y se lanza para seguir atacando.

En ese momento entran dos mujeres adultas a la sala, vistiendo unos vestidos de época, de noche y ampones.

La mujer de vestido verde y cabello rubio observo a los jóvenes luchando - Alice a mejorado mucho con la esgrima, de todas las actividades que realiza este es su fuerte - observo a su hija con orgullo.

Tan veloz y ágil, no importa cuánto Robert quisiera dar una estocada, confiaba en que la chica no recibiría ni un roce.

La mujer elegante que la acompañaba, río levemente -Oh, mi querida Marie como se nota que nunca has sido lo suficientemente observadora - contesta la mujer pelirroja -. Tu hija es muy buena, lo veo, sin embargo Robert es un genio, nunca se agota con el esgrima, es fuerte, tiene equilibrio, no pierde la paciencia además de impredecible.

En ese momento Alice observo la oportunidad cuando acorraló al joven cerca del borde, se lanzó con todo para la estocada final, sería el final para el Robert, permaneció inmóvil por unos segundos, debajo de su máscara sonrió.

La dama de rojo también lo hizo al compás de su nieto.

Era cuestión de esperar a casi un metro de él, Robert brinco, lo suficientemente alto para saltar por completo a la chica rubia, dio un giro para caer de pie, cuando apenas Alice se dio cuenta, sintió algo en su espalda.

- ¡Touche! - había tocado la espalda de la chica y está había perdido.

La chica se descubrió el rostro - Fue una práctica estimulante - tomo aire y sonrió.

El chico se descubrió el rostro - ¡Llevo cuatro victorias hoy consecutivas! ¡Dos contra ti y dos contra Alex!

<<¡Cuatro victorias!>> La madre de Alice, Marie, quedó perpleja al escuchar las victorias de su sobrino Robert.

Se escuchó una risa varonil desde la puerta quedaba a uno de los pasillos.

- De tal palo tal astilla, mi querida hermana - Marie se giro a ver al dueño de esa voz. Un caballero de melena rubia, algo larga y salvaje, guapo con una mirada salvaje, atractiva y un tanto cínica.

- Jack, ¿qué estás tratando de decir? Y cuida bien tus palabras - amenaza la mujer al sentirse atacada ella y su hija, por su hermano.

- Que bueno la habilidad de Robert es gracias a su padre.

Jaja era el padre de Rose y Robert.

- Por favor, tú siempre fuiste un inútil, apenas lograbas levantarte cada noche.

- ¿Buscas pelea mecha corta? - se burló, porque Jack sabía que a su hermana le irritaba ese apodo, desdé que eran unos infantes.

- ¡Repiteme...

- ¡Basta ambos! - dijo la matriarca de rojo allí presente. Ambos guardaron silencio al instante y les dio un sobresalto -. Algo me dice que ambos necesitaron de más mano dura - tanto Marie como Jack cerraron lo ojos. Temblaron con miedo, Jack se tocó el brazo y se lo sobo y Marie tocó su mejilla con delicadeza, tan solo recordaron los golpes de su infancia, llevados a acabo por su madre -. Ahora ambos son padres, hagan el favor de comportarse como tal.

La abuela observo en dirección a sus nietos, ellos decidieron ignorar a los adultos allí presentes. Angelic sabía que si nieto Robert ganaría el duelo de mañana, eso era lo que esperaba en realidad, con su gran habilidad, Robert sería una pieza clave, una gran figura como la cabeza de la familia.

Al menos por el momento.

Por eso escogió la esgrima, sabía que su nieto de cabellos rojos, tenía, prácticamente ganada está competencia, sin embargo, nadie estaría a la altura de su primogénito George II, donde sea estuviese, perdió toda esperanza con él en cuanto partió de su hogar y ahogo a su madre en un punzante y constante, de incertidumbre de no saber dónde estaba su amado hijo.

Aunque tenía esperanzas, para que el nombre de los Canterdale, tan solo escalara, todavía más de rango y estatus.

- Liberemos tensión - dijo de pronto -. Rose - miró a la gemela de Robert, que era casi la viva imagen de Angelic pero en pequeña -, ¿podrías tocar algo de música para todos lo presentes?

- Claro Angelic - contestó la damita de rojo y vestido azul.

Se acercó al piano, se sentó en el y se puso a pensar un momento sobre que tocar.

- Etude op 25 no 11 Chopin, Winter Wind - pidió la matriarca, la niña tan solo asintió y con gracia puso su manos sobre las teclas.

Sencillas notas se escuchan en un principio, su tía Marie se pudo burlesca, pensando que tal vez Rose apenas estaba aprendiendo a tocar.

De un momento a otro el ritmo cambio drásticamente, se intensificó, dejando todos perplejos ante tal melodía.

- Nunca había escuchado algo así madre.

- Claro que no Marie, Rose es una genio - dijo Angelic con una serena y elegante sonrisa -. En un par de días aprendió a tocar, luego en dos semanas aprendió más de 7 canciones de nuestro mundo. Luego leyendo un libro de música humana encontró está canción y sólo en tres horas, había dominado por completo la melodía en su perfección.

Una ráfaga de viento arribo, llegó ante todos, diferente al invierno, porque por un momento se encontraban en un abrazador y fresca noche de otoño, casi podían oír la hojarasca y la ráfaga de la noche, las gotas lluvia de las tormentas eléctricas, mientras se encontraban bajo una chimenea. Si escenas cargadas de sentimiento llegó para cada Canterdale, al oír al piano de cola, paz, tranquilidad, asombró y una rabia incontrolable por parte de Marie.

<<¿Cómo puede ser que está niña tenga tanto talento?>>, Su incontrolable irá no tenía cavidad en su interior, ¿por qué está niña y no su hija? No, una mejor pregunta sería al destino, ¿por qué no fue ella la del increíble talento que portaba su madre?

Primero su hermano mayor George, fue toda amenaza de que se quedará con todo y luego de quedar embarazada, perdió toda oportunidad de ser la cabeza de la familia, aún así aguardo esperanza en su hija, en Alice. No era mala, solo que no era alguien destacable en ninguna asignatura o arte, solo en la esgrima logró ser más que excelente, pero ni eso era suficiente. Al principio no comprendía, el por qué su madre escogería un duelo de espadas para elegir a la próxima cabeza de la familia, ahora lo entiendo todo, para que Robert gané y logré casarse con la única que si está en su radar de ser la "indicada".

Desde hace tiempo le llamo la atención, como su madre se interesaba mucho en su nieta, mucha atención en todo lo que hacía. La verdadera que tiene su interés de la mujer de rojo, era aquella niña, con clase y gracia en hacer todo lo que hace, además que cuando lo hace más que bien.

La mujer no aguanto más, tomó con brusquedad a Alice del brazo - Iré al salón de armas, mi hija debe seguir entrenando para mañana - arrastrando a su hija salieron de ahí.

- Solo asegúrate hija de que descanse sus horas, mañana es un día decisivo e importante - le solicito su madre con una sonrisa.

- Si madre.

- Pues yo también me retiro madre, iré a beber un poco más del mejor vino de nuestra bodega y luego saldré a... Por ahí.

- Donde reciba otra llamada de la morgue...

- No madre querida, no iré allá, por ahora, estoy más que vetado de ahí... Así que iré a un bar.

La mujer negó la cabeza y luego suspiro. Jack era un caso perdido para ella, al menos sus semillas no fueron un complemento desperdicio, observo a los gemelos pelirrojos, recupero la compostura y se acercó a los tres niños.

- Alex - le llamó -. Te quedarás está mañana con nosotros a dormir - el chico se puso cabizbajo -, tu padre se ha ido a un asunto de negocios... -Mentira -. Y tú madre debe estar todavía... Enferma. Te quedarás con nosotros hasta la noche siguiente.

El niño tan solo se limito a chasquear la lengua y asentir con la cabeza.

A cada nieto no podía verlos más que unos peones, si les tiene algo de estima, pero nada más, excepto por Rose, ya que por ella sentía un futuro más que prometedor, brillante, ella alcanzaría un punto más alto del que ella había logrado llegar.

Porque Rose es una chica llena de ambiciones.

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