Parte 9. Luz de luna
Narra Bill
Como le habla dicho a Pino, fui a la fiesta pero no precisamente a celebrar sino más bien a crear discordia.
Dipper estaba a nada de estallar, de dejar de ser el juguete de su hermana y era mi deber usar una aguja para hacer que su ira explotara.
Durante la fiesta, invité a Dipper a bailar, parte del plan era atraer la atención para que la niña mimada hiciera un berrinche.
Con magia apague las luces del salón menos una que nos iluminará a dipper y a mi mientras bailamos.
Era hermoso, Dipper a pesar de todo se estaba divirtiendo.
Siendo reflejado bajo una luz y sonriendo como nunca antes había hecho, provocó un nudo en mi estómago.
¿Qué se supone que es ese nudo?
Tal y como esperaba, mientras bailamos la princesita enojada nos empujó.
Me levanté tranquilo pues ya sabía que pasaría eso y ayude a dipper a levantarse mientras miraba sorprendido a su hermana.
Ella de un pisotón encendió las luces y su disgusto se manifestó en los aldeanos cuyos pensamientos eran de ira hacia dipper.
Genial, me ignoraban.
Dipper pareció notarlo y salió corriendo. Este parecía ser el momento indicado para hacer que dipper cayera a mis pies.
Perseguir a dipper fue complicado, para tener tanta ropa encima, parecía ser veloz.
Finalmente me encontré a dipper en el patio, admirando su luna.
Si antes se veía hermoso, ahora se veía candente.
Dipper iluminado por la luna, era lo más hermoso que había visto en 500 años.
Sus rasgos eran tan bellos que no tenía ni idea de porqué todos querían a su hermana.
Me acerqué a a dipper, notando que estaba llorando.
-¿Qué tiene de malo la luna? ¿Qué tiene de malo la noche? ¿Por qué los aldeanos no me aprecian?
-Porque son unos mal agradecidos, sólo se darán cuenta de su error hasta que sea demasiado tarde.- dije susurrando.
Dipper me miró y se lanzó sobre mi, me apretó con tanta dureza que era imposible que lo separa de mi. Me abrazaba desesperadamente, como si este nunca antes hubiera sido abrazado.
Como si nunca hubiera experimentado el abrazo cálido de alguien que lo ama.
Le devolví el abrazo y podía escuchar su llanto en mi oído.
-Tranquilo, aquí estoy.
Comencé a susurrar palabras cariñosas mientras acariciaba su espalda. Uf, lo que uno tiene que hacer.
Finalmente, después de casi una hora se separó de mi.
Sus ojos rojos e hinchados habían provocado otro nudo en mi estómago.
Sip, definitivamente debía ir al doctor.
Mire a Dipper, quien a pesar de sus ojos rojos y su nariz moqueando...Se veía hermoso bajo la luz de luna. Era tan bello, parecía creado específicamente para ser el príncipe de la luna.
Quizás era su destino haber nacido así.
Sin importarme, limpie su cara con mi ropa y le planté un beso directo en sus hermosos, esponjosos y rosados labios.
Dipper se dejó y aprovechando la oportunidad, profundice el beso provocando un jadeo de su parte.
Casi había olvidado que este chico era virgen e inexperto pero recordarlo me hizo excitar más. La idea de ser yo quien lo profanara, me hizo sentir un cosquilleo y la sangre dirigirse a esa zona bajo mi cintura.
Sin darle oportunidad de escapar, me lleve a dipper a MI habitación donde sabia que no seriamos interrumpidos y él no podría escapar.
Esta noche, todos podían irse al diablo. La luna no se iba a mover hasta que la princesa de sus ojos la mueva para abrir espacio a su "querido sol".
Esta noche, Dipper sería mío.
Continuará
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