Narra dipper

Mientras elevaba la luna, bill depositaba besos en mi cuello provocando escalofríos que esperaba poder disimular siendo casi imposible pues ¿cómo disimular sabiendo que hace unas horas se había confesado? Nadie puede evitar sentirse feliz sabiendo que la persona que amas te está haciendo mimos.

-Dipper, hay que hacerlo.

-¿Qu-qué?

Sorprendido voltee y empuje un poco a bill, la verdad él estaba muy pegado a mi.

-Tener sexo, osito.- dijo acercándose a mi, me besó en los labios y luego fue bajando hasta mi cuello. Sus manos se dirigieron a mi trasero donde apretó y masajeo sin pudor.

-No, n-no deberíamos, yo ¡Ah!-Grité al sentir que mordía mi cuello, quería decirle que estaba mal hacerlo en el balcón o en la biblioteca...¡O simplemente hacerlo! Estaba demasiado apenado para hacerlo y sentía que necesitaba de algo que me ayudara a relajarme.

-Vamos dipper, yo sé que la otra vez te gustó.- dijo para ir quitando mis prendas, puso unas en la orilla del balcón y me sentó sobre esta sin nada puesto.
Sus manos fueron a mis zonas privadas, elevó lo suficiente mi cuerpo para tener acceso a ambas y con magia empezó a lubricar mi entrada. Con sus dedos empezó a estirarlo, mientras me besaba para distraerme y sin darme cuenta ya estaba gimiendo del placer.
No sabía si era la idea de que estábamos por tener sexo en el balcón o el hecho de saber que me ama pero la excitación y los nervios estaban presionando sobre mi.
Pronto sentí otro tipo de presión sobre mi entrada, al parecer él ya estaba listo para penetrar mi ya no tan virgen entrada.

-Relájate, pronto estarás gritando de placer.

Susurró y sin previo aviso, se adentró en lo más profundo de mi. Sin esperarse, comenzó a moverse lentamente y su mano se dirigió a mi necesitada polla bombeando al mismo tiempo que me embestía.
Bill me sujetaba fuertemente para evitar que me cayera o separará de él.
Rodee su cuello con mis brazos y mis piernas su cadera.
Bill no paraba e incluso parecía que con cada embestida aceleraba el ritmo y posición.

-Bill, más, hazlo rápido.- gemía en su oído, excitandolo más.
Durante sus penetraciones, hubo un punto en que solté un grito que capaz despertó a todo el pueblo.

-Lo encontré.- susurró bill y de inmediato empezó a embestir en ese punto que causaba una corriente eléctrica me recorriera una y otra vez.
Las embestidas en ese punto, su mano masturbando mi polla y su boca en mis labios estaban haciendo que faltara poco para que llegara al clímax.
Unos segundos después, me corrí entre nuestros abdomenes y Bill dio unas embestidas más mientras yo sentía el orgasmo volverse más caótico. Apenas podía respirar y aceptar que me estaba volviendo loco a cada segundo.
Bill continuó unas veces más y se corrió dentro mío.

-Y decías que no querías tener sexo al aire libre.- dijo en mi oído para luego salir de mi.
Mis piernas me temblaban y dirigí mi mirada entre mis piernas donde veía como su semen salía de mi.
Bill me besó una vez más antes de limpiarnos con magia e irme vistiendo lentamente.
El calor del momento hizo que el frío de la noche no fuera una molestia, me envolvió en una manta (que no sé de dónde sacó) y me abrazó fuertemente mientras veíamos el paisaje nocturno.

-Te amo bill.- solté de repente haciendo que él se me quedara viendo sorprendido pero luego relajo el rostro y me dio otro beso.

-Y yo a ti.

Sin decir nada más, nos dedicamos a hablar de una que otra trivialidad mientras esperábamos a que fuera el momento del amanecer y yo por fin pudiera irme a dormir.

Continuará