Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 33

Harmony.

Pude ver la enorme mansión, ya habíamos llegado. Nuestro viaje fue silencioso, solamente nos dedicamos miradas y sonrisas.

—Antes de bajar, hay algo que quiero darte —yo estaba dispuesta a salir del auto pero su voz me atrajo nuevamente. ¿Darme algo?. Ni pude responder, de su traje saco una caja blanca envuelta con un moño, me la entrego sin decir nada. Mientras yo lo miraba con confusión, sin saber que decir —Supuse que te pondrías un vestido, y que estarías radiante. Y no me equivoque. Antes de venir pase por una joyería y vi este collar, creo que te gustará —joyería. ¿Qué?. ¿Gasto plata en mí?. Solamente sonreí mirando la caja, contemplando el empaque como una idiota.

—El hecho de que digas que lo compraste en una joyería me hace saber que gastaste plata en mi, y simplemente no puedo aceptarlo. No puedo aceptar algo costoso —y es verdad. Yo se que a él la plata le llueve y le sobra. Pero nunca me dan algo así, y cuando lo hacen, simplemente no puedo aceptarlo. No lo valgo.

—Sabía que irías a decir algo así —se dijo más para sí mismo, que para mí —Pero lo aceptaras, o me enojare demasiado. Adelante Harmony, pruébame —sonó demandante. Yo no dije nada, me entretuve abriendo la pequeña caja.

En cuanto saque la tapa, un hermoso collar estaba frente a mis ojos. Tenía un corazón de diamante con otras cosas más brillantes a su alrededor.

Mierda. Nunca había sostenido algo así en mis manos, se veía tan delicado que sentía que en cualquier momento podía romperlo. Esto no es apto para mi. Mi cara debería de ser todo un poema, simplemente porque quede fascinada. Tuvo el tiempo para detenerse en una joyería y comprarme este collar porque pensó en mi, aquello provocaba más caos en mis emociones. ¿Por qué haces esto? Si supiera todo lo que causa en mi, con sus palabras y acciones.

—¿Por qué? —me atreví a preguntar, la pregunta que más resonaba en mi cabeza.

—No lo sé... Lo vi y imaginé que quedaría hermoso en ti. Mereces cosas así Harmony, mereces esto y mucho más —¿Cómo se respira después de esto? Está logrando una guerra en mi interior. Está logrando enamorarme más, y eso me enoja.

—Bueno... —solté una risita nerviosa porque apenas lograba articular algo —Gracias Christian, es realmente hermoso. Aunque espero que no vuelvas a darme algo así, porque la próxima no lo aceptare —él solamente lleno el auto con su risa. Yo tome el collar dispuesta a colocármelo. Es irónico el hecho de que queda perfecto con el vestido que llevo puesto.

—Déjame a mi —tomo el collar de mis manos. Ni respondí, solamente asentí. Me encontraba en un estado en donde mi mente se detuvo, y mi cerebro no respondía ante cualquier acto suyo. Me di vuelta, y luego sentí sus dedos en mi cuello, aquel toque leve me hizo estremecer.
Voltee nuevamente y el me miraba con una sonrisa. Maldición, ¿Por qué me haces esto mundo?.

Gracias —dije tocando el collar con mi dedos. El collar valía más que mi vida, pero incluso si llegase a quedarme en absoluta pobreza y sea lo único que me saque de ella, no lo vendería, no lo daría. No me atrevería, es una parte de él, no podría.

Ya estábamos por salir del auto, él se me adelantó y abrió la puerta. Me dio su mano, y me ayudo a bajar, le agradecí mentalmente, ya que sentía que en cualquier momento me iría a caer con mis zapatos. Me sentía una princesa estando a su lado, qué pena, que una vez que sean las doce, las cosas cambiarían por completo. Pero este príncipe no iría a buscarme.

Nos adentramos tranquilamente a la quinta. Di nuestros nombre en la entrada al de seguridad, quien nos dejó pasar. —Apurasen que la novia ya está por entrar —¿Qué la novia qué? Cuanto tiempo estuve distraída para no darme cuenta de que la hora había pasado, sus palabras fueron como una bofetada para ambos. Aceleramos la marcha mientras Christian, me sostenía con su mano.

—Malditos zapatos puntiagudos, maldita yo —iba maldiciendo en voz baja. Aunque él escucho mis insultos dirigidos hacia mi persona, solamente se reía mientras me ayudaba a caminar. Aquellos zapatos me estaban haciendo la vida imposible, y eso que solamente estuve con ellos un par de horas. Nunca más. Me reclamo mi mente.

Llegamos al inmenso patio en donde se daría la ceremonia, un pastor ya se encontraba allí. Mi hermano Evan, también, estaba nervioso se le veía en sus ojos. Llevaba una sonrisa cálida, estaba radiante.

Hicimos un poco de ruido, llamamos la atención de varias personas pero era lo menos que me importaba. Nos sentamos adelante de todo, en la fila de bancas de al frente estaban mis padres quienes decidí ignorar por mi bien propio.

La música no tardo en llegar. Salve mi culo. Llegaba a tardar un poco más y me perdería de todo. Sofía, no tardo en aparecer, estaba hermosa, su padre la acompañaba hasta el altar. Su vestido era un lujo, parecía una princesa sacada de Disney. Su cabello color miel estaba suelto, el vestido era largo, tenía mangas trasparentes. Pensar que en dos días la veré de esta manera a Bella.

Mi hermano estaba conteniendo unas lágrimas, lo veía en su rostro, y en su sonrisa. Al igual que él yo también contenía mis lágrimas. Él se merece esto, se merece este amor, se merece tanto.

A Sofía, ya se le habían escapado un par de lágrimas en cuanto el pastor empezó hablar. Todo sonaba de fondo, apenas pude escuchar lo que él pastor decía, estaba perdida en todo. ¿Alguna vez tendré la posibilidad de esto? Había tanto en mi mente, las voces de mi cabeza no se callaban en ningún momento. Pero me vi obligaba a callarlas en cuanto llegaron los votos.

—Yo Evan Deutch te tomo a ti Sofía Suárez, prometo cuidarte, estar contigo en la salud y en la enfermedad. Prometo amarte con cada parte de mi, prometo recordarte todo los días lo mucho que te amo, prometo hacerte feliz, prometo estar contigo hasta que la muerte nos separé —sus lágrimas llegaron pronto, al igual que las mías. Era imposible intentar contenerse, maldición. Sofía también estaba llorando.

—Yo Sofía Suárez te tomo a ti Evan Deutch. Prometiendo estar contigo en todo momento, en salud y en la enfermedad, en la riqueza y pobreza. Prometo darte cada parte de mi. Prometo tomar cada parte de ti, lo que tú me des hasta que seamos uno. Prometo cuidarte, y hacerte feliz. Prometo llevar nuestro amor fuertemente. Prometo agarrar tu mano hasta que la muerte nos separé —que saco de lágrimas debía ser yo en este momento. Maldición. El pastor siguió hablando, ya no habían voces en mi mente, pero estaba tan emocionada por todo que apenas oía lo del fondo.

Christian, tomo mi mano, aquel gesto me tomo por sorpresa. Sin embargo lo acepte, en dos días lo vería a él de esta manera. ¿Tendría la misma expresión que mi hermano? ¿Serían esa clase de amor? Yo no podría ver, ni imaginar eso sin sentirme mal.

—Los declaró marido y mujer. Puede besar a la novia —nuestras miradas se apartaron, para ver hacia delante. La voz del pastor nos trajo de regreso a realidad. Evan y Sofía estaban besándose, de la manera más dulce.

***

Nos habíamos venido hasta otra parte del patio de la quinta. Donde ya estaba todo preparado, la comida, las mesas, todo lo que se puedan imaginar. La noche ya había llegado, los invitados estaban esparcidos por todas partes, yo me encontraba parada sola. Esperando a Christian, quien había ido a buscar unas bebidas.

Mi madre ¡Oh dios! Mi madre se está acercando. >Mantén la calma Harmony< Tenía ganas de salir corriendo hacia donde estaba Christian, con el simple echo de evadir su presencia.

—¡Querida te ves preciosa! —primer elogio nunca antes escuchado —Te dije que te tendrías que arreglar más seguido, no dejas ver tu belleza —tranquila, baja mi autoestima sin problema. Yo no sabía que decir, de todas maneras no me sorprendía, si había un elogio también tendría que haber una crítica.

—Disculpe que me meta señora, pero se equivoca. Harmony, es hermosa y no necesita arreglarse para verse radiante. Esto se lo puedo asegurar yo, quien ve su belleza a diario, tanto interna como externa —Christian, estaba a mi lado con dos copas en sus manos. Y yo estaba a su lado apunto de desmayarme. Mi mamá estaba plasmada sin saber que decir. Primera vez que se calla. Yo le sonreí a Christian, en forma de agradecimiento.

—Claro —dijo ella secamente —¿Quien es usted? —pregunto mi mamá. Curiosa mirando y examinando a Christian.

—Un buen amigo —me entregó una copa. Mientras su mirada solamente posaba en mi. Apuesto que mamá nunca me había visto con un hombre tan guapo, por eso dicha razón.
Yo también me quede perdida en sus ojos celestes, por un momento mi mamá ya no existía. Ambos tomamos de esa copa mirándonos mutuamente, y compartiendo sonrisas.

—¡Hermanita! ¡Mírate te ves hermosa! —sentí la voz de Evan, aún costado mío. Sus brazos me envolvieron, y yo no tarde en responderle.

—Tu también te ves espléndido, felicidades chicos —respondí saludando a Sofía también, quien estaba a nuestro lado con una sonrisa. La vista de mi hermano no tardo en llegar a Christian, curioso como mi mamá, no tarde en leer sus pensamientos, y en las preguntas que iría a hacer —Él es Christian, es un buen amigo mío —sonrió. Siempre lento. Tardo dos segundos en darse cuenta de que Christian estaba hablando. Sus ojos se abrieron aún más y no lo disimulo, lo saludo algo sorprendido. Después de todo lo que le conté acerca de él, no sabría si le quiere o odia.

—Gusto en conocerte Christian —le saludo amablemente. Luego me dedico una mirada que lo decía todo. Tranquilo. Yo tampoco se las respuesta a esas preguntas, lo traje para torturarme porque me encanta hacerlo. Parte de mi quería responderle aquello, conectarme telepáticamente a su mente. Aunque no puedo él conocía mis miradas.

—Lo mismo digo, felicidades —dijo saludado a ambos. Estaba algo incomoda y nerviosa. Evan sabía tanto de Christian, llore al frente de él por este tipo justamente. Me enoje con mis emociones hacia él, mientras le contaba todo a Evan como si fuese mi diario íntimo.

Ambos desaparecieron rápido de nuestras vista. Tenían más gente a la cual saludar, nosotros nos fuimos acomodar en nuestra mesa. Estaba rodeada de algunos primos y primas. Todos mayores, no tanto, pero si mayores que nosotros.

El primer plato llegó, asado era la primera comida. Tome el tenedor y mi cuchillo dispuesto a devorar todo, el estómago me estaba rugiendo desde hace rato.

Christian, estaba a mi lado comiendo tranquilamente. ¿Cómo hace para verse tan bien en todo tiempo?.

Yo no podía cortar la carne, no sé si era problema de mi fuerza, el filo del cuchillo, la carne o que solamente era una idiota. Creo que era la cuarta opción, claramente. La gente a mi lado, incluyendo a Christian, estaban comiendo y cortando sin problema, yo era la única idiota forcejeando en silencio con mi plato.

Será que el universo quiso darme la carne más dura o el cuchillo sin filo para que esté pasando por esto. Ya estaba perdiendo mi paciencia, tanto que aumente mi forcejeo, te ves como una loca, compórtate. No le hice caso a las demanda de mi mente y seguí intentando cortar la estúpida carne, moría de hambre y ya estaba perdiendo mi paciencia.

Un pedazo de carne voló hasta otro extremo. Me puse roja al igual que el tomate que estaba en mi ensalada, sin embargo sentí que mi corazón había dejado de latir. Nadie en la mesa se había dado cuenta. Excepto Christian. Porque el pedazo de carne callo en sus pantalones. Bien hecho Harmony, bien echo.

¡Maldición! Lo siento Christian, soy una idiota —no quise sacar la carne de sus pantalones. Eso se lo deje a él, no era apropiado meter mi mano en aquel sitio, daría una mala imagen.

Él se empezó a reír ante mi desesperación, cuanta paciencia me tenía, su risa fue tanta que llamo la atención de los que estaban en mi mesa. Yo estaba roja como aquel tomate, me sentía estúpida, mi mente me regañaba. No pude odiarme tanto, porque yo era la causante de su risa, de aquel hermoso sonido. >Deja de pensar de esa manera, tan dulce y estúpida< Tiene razón. Mi mente tiene razón.

Puso el pedazo de carne en la mesa, y se disculpó con la gente de nuestro alrededor. Su mirada se posó en la mía, a diferencia de él, yo no me estaba riendo. Todo lo contrario, quería llorar por lo tonta que era —Déjame esto a mi —acercó mi plato hasta él. ¡Dios! ¿Qué está haciendo?. Con su cuchillo y tenedor, empezó a cortar la carne en pedacitos, me sentía como una niña pequeña. ¡Que vergüenza! Metete debajo de la mesa y no salgas más. —Listo —volvió a poner mi plato frente a mi, su sonrisa era lo único que veía.

—Gracias, pero no tenías que hacerlo —respondí agarrando mi tenedor, dispuesta a comer de una vez.

—Oh. ¿Por qué lo estabas llevando perfectamente? —pregunto sarcástico. Sigue metiendo mas la pata, Harmony.

Claro, lo de antes fue una pequeña falla —volvió a reírse nuevamente ante mi respuesta. Yo también lo hice, su sonrisa de alguna manera me tranquilizaba.

Devore más comida como se fueran imaginar. Probablemente terminaría explotando, y mi vestido se rasgaría a falta de aire.

Pero era inevitable, había comida gratis, todo lo gratis lo acepto. Más que nunca me doy estos gusto, porque no cocino y me alimento a base de comida que en algún momento me matará. Mi helado de chocolate, era lo que más estaba disfrutando. Aquel sabor me resulta familiar por Christian, él también estaba comiendo su helado.

Cuando terminamos de comer. El Dj llamó a todos a la pista a bailar. Me vi tentada, estaba tentada. No tome alcohol, pero si tenía mucha azúcar circulando como para divertirme demasiado —¿Quieres bailar? —pregunto Christian. Leyendo mis pensamientos.

Asentí, tomándolo de la mano y llevándolo directo a la pista. La primera canción era una de Paulo Londra. Nos metimos justo cuando ya estaba finalizando, solamente me dio tiempo a tararear las últimas estrofas. Cuanto amo a Paulo Londra.

>Sigue aquí tomándose otro trago, su ex- novio con otra esta< la canción sonó de fondo, provocando que nos miremos mutuamente con diversión. La gente a nuestro alrededor estaba feliz, porque él Dj haya puesta eso canción.

—Justo ese tema —murmuró Christian, en el medio de la música. Recordábamos perfectamente como nos pusimos después de beber demasiado. Usando una botella como micrófono, y cantando la canción con pasión. Yo solamente me estaba riendo en el centro de la pista ante su cara de vergüenza.

—¡Y ahora a lo oscuro y sin disimulo olvidando la' pena, la' pillé! —cante gritando. Pensar que odiaba la canción de tanto que la escuchaba por todos lados. Él se reía aún avergonzado, mientras yo bailaba sacudiendo mi cabeza de forma graciosa, saltando, y haciendo movimientos raros que parecían parte de un ritual —¡Vamos baila! —grite por encima de la música. Apenas me siguió, en cambio yo estaba como una loca. Mis movimientos causaban su risa.

—¡No se bailar! —me grito. Yo tampoco. Pero acá estamos.

—¡Pues has él ridiculo conmigo porque yo tampoco se! Te sabes la letra por lo que se, vamos no me dejes sola—nos adentramos más en el medio de la pista. Mientras yo lo llevaba de mi mano, el caminaba riéndose. —¡Cuando el Dj pone la música, ella baila como nunca! —cantamos los dos al mismo tiempo. Mientras bailábamos de manera extraña. Se le daba bien en todo, menos en esto. Realmente daba risa, pero ternura también.

Pasamos hacer el centro de atención en ese momento, la gente de nuestro al rededor quienes bailaban en tranquilidad se toparon conmigo, nos miraban con diversión, apuesto a que nuestras voces no eran tan melódicas y afinadas.

Y así iba pasando la noche. Christian, ya se había quitado su traje quedando solamente en camisa. El calor no nos tardo en llegar, yo estaba bailando descalza, obviamente con esos zapatos del infierno no podía hacer nada. No estoy segura cuanto duraría mi facha, no mucho.

La música de balada llegó, la gente se corrió de la pista dejando únicamente a los recién casados. Los malditos parecían sacado de novela de tan bien que se veían.

Bailaban a la par de manera perfecta. Say you won't let go de James Arthur sonaba en toda la pista. La gente después de un rato empezó a unirse también, no fue necesario preguntar Christian, tomo mi mano y me llevo directo a la pista.

Sonriendo como idiotas estábamos unidos, al compás de la música. Era la única canción en donde la estábamos bailando bien, de manera normal. Su nariz tocaba la mía de lo cerca que estábamos, sentía su fragancia, sentía todo.

Sus manos estaban en mis caderas guiando la mitad de mis pasos, por un momento el resto de la gente había desaparecido. La pista se sentía nuestra, la canción nos había consumido, sabía que no era la única en sentir eso. Lo veía en su rostro, veía el brillo en sus ojos, su sonrisa me decía tanto como su mirada. Como quisiera quedarme así para siempre.

—Te dije que no sería nuestro último baile —susurro en mi oído. Escuchar su voz tan cerca de mi, robo mi aliento. No respondí, solamente me aferré más a él.

El piso se sentía frío, pero agradable,disfrutaba estar bailando descalza. Nuestros pasos eran similares como cuando bailamos bajo la lluvia, en ese momento no había música, sin embargo parecía que sí, tampoco estábamos en una pista de baile, pero en nuestras mentes si lo era, si era todo como una pista de baile.

***

Cuando la boda acabo, ya estábamos en el auto. Me sentía cargada de emociones, mucho más que antes. No dijimos mucho de camino a mi casa, la radio y la música nos acompañaba. James Arthur aún seguía sonando, sus músicas siempre marcaron el amor que nunca tuve, eran historias tan lejanas pero tan hermosas de oír. Aquel hombre con sus letras me acercaba un poco a lo que es el amor, y como se siente. Como si realmente lo estuviese viviendo, pero por primera vez con Christian, sentía que lo estaba viviendo. Pero no esa clase de amor, uno perfecto, más bien uno silencioso y más dramático.

En cuanto llegamos, al igual que antes él se bajo para abrir mi puerta. No hacía falta esta vez, estando descalza no me iría a caer. O quizás sí, no sabía que esperar de mi. Habían pasado muchas cosas buenas en una noche, mi mamá no me había molestado durante toda la fiesta, saludé a mi papá mientras ella estaba en silencio, y pude disfrutar de la felicidad de mi hermano.

—Gracias por venir. Significó mucho para mi, especialmente porque no quería escuchar hablar a mi mamá, ya viste como es —hablé. Su mano aún sostenía la mía.

—No es nada, gracias a ti debo decir, fue una noche que nunca olvidaré. Es una pena que tu madre no pueda ver lo hermosa y valiosa que eres Harmony —hablo apretando aún más mi mano. Su tacto se sentía tan cálido, y estremecedor a la vez. ¿Cómo lograba eso en mi?. Es curioso pensar que ella no es la única que puede ver eso, yo tampoco podía.

Solamente sonreí. Por ese momento nos perdimos en nuestras miradas, no podía asegurarlo, pero podía jurar que nuestras miradas había el mismo sentimiento; deseo.

Se acercó aún más a mi, tanto que sentí como cada parte de mi se debilitaba. Mierda, ¿Qué tan mal me hace?. Aún con su mano sosteniendo la mía, su otra mano se posó en mi mejilla, y antes de que pueda reaccionar; me beso.

Tan cálido y doloroso fue aquel beso. Sentí como cada pieza de mi se rompía, con solo sentir su tacto, con solo sentir nuevamente el sabor de sus labios. Esta vez si estaba sobrio, esta vez si iría a recordarlo, ¿Pero estaría sintiendo lo mismo que yo? Porque yo estaba explotando, porque apenas pude responder a su beso. Que masoquismo el mío responder a los labios de un hombre que en dos días se iría a casar, que masoquismo el mío el enamorarme cada vez más.

El beso que era dulce y cálido se volvía cada vez más feroz, había deseo en ambos, en la forma en la que él me besaba, como si fuese el último. De echo lo era. Cuando pensé que seguiría, que seguiría conduciendo aquel beso, se separó de mi. Sin decir nada se marchó, se subió a su auto, dejándome parada con la mitad de mis sentimientos dado vueltas, ¿Cómo podía hacerme esto? ¿Cómo? Cuando por dentro estaba explotando, me dejo deseando aún más.

Pero no podré tener más de él. Bonita vida tienes, Harmony.

Gracias por leer❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro