Vernorexia.
Era primavera, Naomi estaba enamorado de la primavera.
Sin embargo existía algo que la perturbaba.
Cada vez que se sentaba en su sofá verde a leer,
una sensación extraña la embargaba.
Indescriptible con palabras.
Era un dolor.
Una opresión.
Algo que hacía temblar su co(razón).
Necesitaba sentirse segura, ¿Pero segura de que?
Luego de que Milo empezó ha actuar extraño.
Ella le siguió después, estaba empezando a marcarlo.
—Ya te dije que no quiero una estampa de corazón Naomi, soy un chico—lo dijo pausadamente como siempre.
—Es para que se la des a Charlie.
—Charlotte—le corrigió.
Milo la miró, como últimamente Dylan lo miraba a él y le cuestionó lo mismo que su hermano a él:
—Pero si estás más rara que antes—Naomi ladeó la cabeza—. Últimamente no dejas de poner estampas, brillantina y garabatos en todas mis cosas.
Una chica del mismo curso se acercó a Milo para pedirle la tarea, eso sucedía casi siempre.
Después de que ella se hubo ido.
Naomi supo que aquello que sentía no era más que...
—¿Crees que soy posesiva?
—Eres una lapa, así que en efecto eres posesiva, pero no de un mal modo, es como cuando estás con tu hermano, dejas que él haga lo que quiera, no le cortas su libre albedrío, pero lo cuidas como si fuera un tesoro...
—Milo te amo.
—Lo que amamos lo consideramos de nuestras propiedad...—sentenció Milo.
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