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04

Minho abrió la puerta de su oficina para salir a ver por que razón Jisung no contestaba el maldito teléfono. Aunque lo más probable es que estuviera vomitando aquella manzana con mantequilla que comió en el desayuno y que perturbó al Lee en gran manera.

Para su sorpresa, el omega estaba en el escritorio, pero profundamente dormido. Sus labios estaban formando un puchero.

Tomó el teléfono y contestó. Era una llamada del departamento legal. Respondió todas las dudas mientras apuntaba una cita en la agenda de Jisung quién más adelante se la recordaría.

Sí no es que se dormía.

Colgó y colocó el teléfono en su lugar correspondiente. Acarició el desordenado cabello del omega, después la cálida y suave piel pálida. Y por último los rojizos, esponjosos y deseable labios de Jisung.

Apartó su mano como si la hubiese puesto en brasas ardientes y sólo pudo apreciar la belleza etérea del omega.

Al final decidió tomarlo en brazos y llevarlo a su oficina para dejarlo sobre el sofá que había allí, buscó una manta que Jisung había comprado tiempo atrás y que usaba el alfa cuando se quedaba toda la noche en la oficina. Arropó al pequeño omega y se sentó en el borde del sofá para verlo dormir.

Con el inicio del segundo mes de embarazo, Jisung se dormía por todos lados, su fatiga era muy grande, junto a que sus hormonas estaban tan alteradas lloraba por todo o se enojaba, como cuando una de las secretarias le dijo que se veía algo hinchado y terminó llorando y desprendiendo feromonas de gran abundancia, provocando que todos se enterarán que estaba esperando un cachorro. Como consecuencia Minho debió dar un comunicado en la empresa de que Jisung era su omega y esperaba a su cachorro, y es que de inmediato llegaron más propuestas para salir con el omega.

Eso cabreó por completo al Lee.

Ahora sin darse cuenta se había acercado peligrosamente a los labios del menor. Solo milímetros los separaban. Anhelaba unir sus labios con aquellos rojizos belfos desde hace casi cuatro años, cuando el pequeño omega llegó corriendo y se golpeó con él dejando caer un montón de papeles y luego le dijo idiota sin saber que sería su futuro jefe.

No lo resistió más. Un solo beso. Uno solo. Uno pequeño que sería el único que podría robar desde ese momento hasta su muerte. Porque de algo estaba seguro, Jisung jamás lo amaría, y es que el omega sólo podría crear un vínculo con su cachorro ya que se lo había dejado claro.

Sus labios se unieron a los del omega. Los suyos atraparon los del más joven. Cerró sus ojos y se dejó llevar sintiendo las feromonas del omega con ese toque maternal.

Jisung parpadeó y apenas abrió sus ojos, se encontró con Minho sobre él, sus labios unidos a los del alfa, y cerró los ojos sonriendo internamente.

Si era un sueño que no lo despertarán.

-¡Minho! -el pequeño grito del omega hizo que el alfa, que se encontraba conversando con Seulgi, la madre omega de Jisung, se alarmara.

Tanto él como la omega corrieron hacia la habitación donde estaba el omega cambiándose de ropa luego de lavar los platos, y es que Minho no comprendía cómo Jisung salía empapado, como si se hubiera lavado él y no los platos y vasos.

-¡¿Qué pasa?! -inquirió el alfa mirando alarmado al omega que estaba frente a un espejo.

Apenas y se notaba el embarazo.

Jisung señaló su pecho denudo e hizo que el alfa ladeara el rostro.

-Mis pezones sobresalen, además me duelen -lloriqueó.

El alfa maldijo, las náuseas habían desaparecido ahora que iban para los tres meses, y agradecía eso, pero surgía un nuevo problema.

Él no sabía que un omega embarazado era tan difícil. Con razón habían inventado los malditos condones.

-¡Oh bebé! -dijo Seulgi acercándose a su cachorro que lo abrazó escondiendo su rostro en el hombro de su madre para llorar ahí. La omega liberó feromonas maternales para calmar a su hijo que hipeaba claramente sensible por todas las hormonas-. Es normal cielo, tu cuerpo se prepara para darle lactar al pequeño cachorro, y duelen ya que al ser un omega masculino es un poco más difícil, pero después de unos meses del nacimiento del pequeño volverás a la normalidad.

-¿Segura?

-Muy segura mi amor -la omega acarició el cabello del menor-. Ahora ponte algo que te cubra después te enfermas por el frío de la brisa.

El omega menor se separó y asintió sorbiendo su naricita roja por el llanto. Seulgi sonrió y le hizo un ademán a Minho para que la siguiera.

-Gracias, señora Seulgi, iba a ser difícil para mí calmarlo, quizás hubiera terminado buscando en Google y diría al final que tenía cáncer y moriría.

La omega rió a carcajadas mientras seguía hacia la cocina.

-Deberás acostumbrarte, Jisung me recuerda a mí en mi embarazo, y si algo pasa en este es que fui muy intensa.

-Él lo es, aunque se duerme por todos lados.

-Es fatiga, no siempre tu cuerpo se prepara para recibir un cachorro. A los 8 meses será más intenso, ni siquiera podrá pararse sin ayuda, y espero no sea como cuando esperaba a Hyeongjun, ese cachorro si pateaba.

-Jisung patea cuando duerme -susurró el alfa recordando la patada que el omega le había dado y que lo había mandado al suelo.

-Sólo lo hace cuando tiene pesadillas.

Minho asintió despacio. Cada noche cuando el omega estaba en la tierra de los sueños él robaba un beso de esos prohibidos labios. No se arrepentía aunque sabía que estaba mal. Porque jamás le sería suficiente del omega.

Aunque sabía que era una farsa, cuando se le propuso que él sería el padre de ese cachorro no lo hizo solo para ayudar, sino por egoísmo. Porque no quería a otro alfa tocando a Jisung.

-Minho, Minho -la omega sacudió al joven alfa que se había quedado enredado en sus pensamientos.

-¿Qué ocurre señora Seulgi?

-Te he estado haciendo una pregunta casi siete veces y no me prestas atención.

-¿Qué pregunta?

-¿Cuándo le pedirás a Jisung que se case contigo? Recuerda lo que dijo Irene, y en verdad no quiero ver a mi cachorro con otra persona, eres bueno para él.

-¿Casarnos? -el alfa miró la mesa frente a él-. Aún no compro el anillo, y no se qué estilo le guste más.

-Un anillo halo, siempre le han gustado.

-Gracias señora Seulgi, no sé qué haría sin usted.

Y en ese momento un pequeño omega desordenado, un suéter varias tallas más grande que la suya y unos pantalones largos algo grandes, usando unas simples pantuflas, entró a la cocina.

-¿De qué hablan?

-Ropa de bebé -respondió Seulgi salvando la escena-. Deberíamos ir un día a ver tiendas.

-Suena muy cansado, mejor mucho después -respondió Jisung extendiendo su bracitos hacia Minho que lo alzó, y el omega lo abrazó como un koala.

-Mimado -susurró Seulgi a lo que el omega le gruñó.

-¡Oye! -regañó Minho dándole una nalgada a Jisung que gimió en su cuello-. No le hables así a tu madre.

-Bájame -confundido Minho lo hizo, y Jisung fue a la habitación para empezar a buscar ropa del alfa.

-¿Qué le ocurrió? -inquirió el Lee mirando a Seulgi.

-No sé.

Ambos no sabían que Jisung estaba haciendo un nido, y abrazaba la almohada del alfa. El omega se había alejado puesto a que después de la nalgada, había empezado a lubricar. Joder que vergonzoso.

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