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02

Minho estaba sentado en una sala de espera junto a Jisung quien mantenía un rostro serio.

-¿Seguirás enojado? -inquirió el alfa algo nervioso por la reacción que fuera a mostrarle el omega que simplemente hizo un puchero al mirarlo.

-Tengo hambre -Minho lo miró confundido-. Dame comida.

-¿Qué quieres comer? -Jisung pareció pensarlo hasta que sonrió.

-Patatas fritas con chocolate y encurtido de pepinillos -Minho asintió mirando su celular hasta que cayó en cuenta de lo dicho por el omega.

-¡No te compraré eso! -el omega hizo un mohín-. ¡Es simplemente asqueroso y les puede hacer daño!

Y las hormonas hicieron de las suyas. Jisung empezó a llorar como fuente rota mientras se alejaba del alfa.

Minho se volvió un manojo de nervios cuando vio como el pequeño omega lloraba intensamente.

-¿Han Jisung? -preguntó una enfermera beta haciendo que el alfa asintiera mientras señalaba al omega que lloriqueaba sin poder detenerse-. El doctor los espera -Hyunjin asintió mientras guiaba al omega que dejó de llorar de la nada para mostrar una imagen algo temerosa.

Minho tuvo miedo. Temor de que esos cambios bruscos de humor le torturaran la existencia.

El omega tomó el pomo de la puerta para abrir esta encontrándose a un doctor beta que les sonrió.

-¿Han Jisung? -el omega asintió, el beta luego miró al alfa tras del peliazul, intimidaba por la estatura y el porte elegante; aunque tenía esa mirada de cachorro asustado-. ¿Están esperando a su primer cachorro?

-Sí -respondió el alfa.

-Ya veo. ¿Cuánto tiempo tiene?

-Seis semanas -siguió respondiendo Minho. El médico se sorprendió, por lo general los alfas jamás sabían datos tan necesarios sobre el embarazo de sus parejas.

El médico revisó la presión cardíaca del omega, junto a su revisión al feto. Minho veía la escena algo nervioso.

No lo soportó más y preguntó sobre el café llevándose la triste respuesta de que el omega no podía tomar café y lo mejor era mantenerlo alejado.

Lloró en el momento en que escuchó los latidos del feto, pero en verdad no por lo lindo del momento sino al saber que no podría tomar café. Jisung al saber la razón le tiró el rollo de papel absorbente -qué el médico le había puesto cerca- haciendo que el alfa hiciera un pequeño espectáculo dramático.

El médico les dio algunas recomendaciones y distintas vitaminas que el omega necesitaría al ser muy delgado. Minho se burló hasta que fue regañado por el doctor al no cuidar bien al menor.

-¡Bienvenidos! -exclamó alegremente la omega madre de Minho mientras corría hacia su hijo y el omega que estaba nervioso a su lado.

Minho se preparó para abrazar a su madre de no ser porque fue mejor dicho empujado por esta, que centró su atención en el omega, mientras lo abrazaba y le decía lo feliz que estaba por ser abuela.

-Buenas noches señora Lee -saludó el omega cuando la mujer mayor se separó.

-Nada de señora Lee, dime madre. ¡Estoy tan feliz! Reserva algunos días de la semana, debemos comprar varias cosas.

-¿Comprar? -inquirió Jisung sin entender.

-Claramente -exclamó la omega-, debemos comprar ropa para ti, tu vientre crecerá por el embarazo, también ropa para el cachorro, y las cosas que vaya a necesitar, como su cuna, sus armarios para guardar su ropita. ¡Zapatos! Necesitamos comprar zapatos para el cachorro, son tan hermosos.

-Mamá -se quejó Minho llamando la atención-. Jisung solamente tiene 6 semanas de embarazo, no necesita tantas cosas aún -reprochó sabiendo que el omega se había sentido abochornado.

-¡Insensible! Tu omega espera el primer cachorro de ambos y no harás nada para mimarlo. No crié un alfa tacaño -la omega dejó un leve golpe en el brazo de su hijo-. Es más, llamarás al banco y pondrás una nueva tarjeta de crédito a cargo de Jisung.

-¡No! -chilló el omega llamando la atención-. Eso no es necesario. Si necesito comprar algo pata el cachorro será con el dinero que he ganado.

-Jisung, pequeño, no debes hacer eso, eres el omega de Minho y él como tu alfa y padre de ese cachorro debe hacerse cargo. Además ya ocultó por mucho tiempo su relación contigo, de no ser por el cachorro ni siquiera nos hubiéramos enterado de que salían. Ya veo porque se enojó tanto cuando su padre le insistió en presentarle una omega.

-Mamá...

-Acabo de recordar. Jisung, mi esposo ya depositó nuestro regalo al saber que seremos abuelos. Si no me equivoco fueron alrededor de trece millones de Won.

Han se sintió sorprendido, pero no dijo nada, no sentía correcto usar el dinero de la familia Lee cuando su cachorro ni siquiera compartía la sangre con ninguno de ellos. Sus ojos picaron y su aroma se tornó agrio.

-Mejor será ir a cenar, el doctor dijo que Jisung no debe saltarse las comidas -dijo Minho a lo que la omega mayor estuvo de acuerdo, sin más entró a la casa y el rubio miró a sus secretario-. Todo estará bien, cálmate.

-No quiero usar tu dinero. No sé cómo explicarle a tu familia que no quiero dinero -susurró el omega.

-¡Al demonio! -exclamó el alfa-. Es solo dinero, papel, no importa la suma, es para tu cachorro. ¡No! Es para nuestro cachorro.

Tomó la mano del omega y lo guió al interior de la casa. Jisung lo seguía en silencio, sus emociones estaban a flor de piel y prefería no sacar conversación o lloraría en cualquier momento.

Cuando entraron a la sala el omega retuvo el chillido de sorpresa que casi escapa de sus labios al ver a sus padres presentes.

Han Irene era una alfa muy reconocida en el mundo de los negocios. CEO de una de las empresas más importantes lo que era la producción de automóviles. Vestía un conjunto de smoking negro que le daba un aspecto más imponente del que ya tenía.

A su lado estaba Han Seulgi, Kang de soltera, su esposa omega. Una conocida modelo cuando había sido más joven. Ella brindaba el toque delicado en su matrimonio, portando un vestido de un tono suave de rosado.

-¡Jisung! -exclamó la omega Han acercándose a su cachorro para abrazarlo e impregnarlo con sus feromonas-, mi cachorro tendrá un cachorro. Estoy que muero de alegría. ¿Cuánto tiempo tienes?

-Seis semanas -respondió evitando la mirada de la alfa progenitora que parecía matarlo con la mirada.

-Jisung, creí que confiabas en mi para decirme -dijo la omega mostrando lo dolida que estaba.

-Tenía miedo mamá -la alfa se acercó y Jisung retrocedió intimidado. Su madre no era de demostrar amor.

Las feromonas de embarazado demostraron el temor y de inmediato Minho lo puso tras de sí para cuidarlo.

-¿Miedo, Jisung? Miedo de tu propia familia -la voz de Irene estaba molesta y el menor soltó un lloriqueo que hizo al alfa de Minho mostrar una pose amenazante-. Vergüenza era lo que tenías para no decir que estabas preñado, y de tu jefe. ¿Qué dirán?

-No lo sé -susurró pero la alfa soltó una risa cruel.

-Yo sí. Dirán que eres un omega puta que se dejaba follar por su jefe.

-No le permitiré que hable así de Jisung, señora Han, él ha sido un omega intachable y siempre ha sido profesional en el trabajo -gruñó Minho.

Si eso era lo que ocurría aún cuando él era el alfa que se había hecho responsable para ayudar a Jisung, no se imaginaba lo que hubiera pasado si el omega hubiese dicho que no sabía quién era el alfa que lo había preñado. Han Irene era una alfa que no le gustaban los errores y prefería tener el dominio sobre todo y todos; más sobre su familia.

-Irónico que lo digas así, Lee Minho, cuando eres su jefe y ahora resulta ser que el alfa y el padre del cachorro que espera mi hijo.

-Nuestra relación fue fuera del trabajo.

-¿Relación? -la alfa se acercó y tomó al alfa más joven por el cuello de la camisa sacando un jadeo en los tres omegas presentes-. Comprenderás algo pequeño alfa. No me importa si ya no quieres tener una relación con mi hijo. No me importa si conoces a tu destinado. Tú solo serás el alfa de mi hijo, y más vale que le pongas un anillo en ese dedo anular antes de que tenga cuatro meses de embarazo o me encargaré personalmente de buscarle otro alfa y casarlo lo más rápido posible. ¿Comprendes?

-Sí.

Y la castaña lo soltó haciendo que Jisung se acercará a ver al pelimorado con un claro rostro de preocupación mientras revisaba si estaba bien. Seulgi se acercó a su esposa y le pidió que se calmará antes de que hiciera otra escena.

-Veo que Irene se adelantó a mis palabras -la voz grave y cansada de alguien hizo que los presentes se voltearan.

Un alfa entró en una silla de ruedas. Era el padre de Minho. El hombre tenía esa mirada cruel en sus ojos qué hizo al omega en gestación retroceder asustado. Nunca le había agradado el antiguo presidente Lee.

-Buenas noches padre -el alfa miró a Irene y luego a la joven pareja alfa-omega frente a él.

-Toma -extendió una caja que el rubio tomó y al abrirla encontró un juego de llaves.

-Es una casa de las últimas que adquirí -dijo Irene-. Es el regalo para mi nieto. Y creo que tu departamento no tiene el tamaño adecuado para lo que se vendrá.

-Gracias, pero no lo necesito. Nos mudaremos a un penthouse que he comprado. Buenas noches y adiós, llevaré a Jisung a cenar.

Dejó la caja en un mueble cercano y tomó la mano del omega para sacarlo de ahí. Jisung se aferró a este al sentir sus feromonas agrias de su madre alfa.

-Vinieron a cenar -soltó la Lee omega sintiéndose triste. Tontos alfas que Seulgi y ella tenían.

-Vinimos, pero veo que será un error estar aquí. Además el médico dijo que Jisung no debe estar en situaciones que le afecte, y ésta es una de ellas.

Ambos decidieron salir del lugar y el omega simplemente pudo sentirse más aliviado.

-No necesitamos mudarnos juntos -eso fue lo que dijo e hizo que el alfa se detuviera y le tomara las mejillas para apretarlas algo fuerte-. ¡Auch! ¿Por qué hiciste eso?

-No digas tonterías. Es obvio que nos mudaremos juntos.

-¿En un penthouse?

-No compré un penthouse, solo dije eso para quitárnoslos de encima -el omega suspiró aliviado-. Aunque mañana si lo haré.

-¡Minho!

-¿Qué? Es cierto, mi departamento es grande pero no apto para un cachorro -el omega le gruñó-. Te prometo que compraré tus patatas con chocolate

-¿Enserio?

-Después de que cenes -y el omega hizo un puchero-. Debes resistir a los antojos, así dijo el médico. Y si yo no tengo café tu no tendrás antojos.

Entre quejas, risas y burlas subieron al auto para ir a cenar, sabiendo que sus padres estaban que hacían combustión espontánea por la ira.

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