Dos
El pitido del árbitro dio inicio al segundo tiempo, y el Barcelona aún estaba buscando un milagro.
Sin embargo, en lugar de una recuperación, lo que obtuvieron fue un golpe bajo. Apenas dos minutos habían pasado cuando Kimmich encontró el espacio justo para rematar un centro de Müller y marcar el tercer gol del Bayern.
Los aficionados del Bayern rugían de alegría, y Gavi sintió la frustración acumulándose en su pecho.
No era solo la presión del partido; Iñaki no estaba rindiendo como se esperaba. Se le notaba nervioso, inseguro, y eso les estaba costando caro.
—¡Iñaki, vamos! —Gritó Pau, apretando los puños mientras corría de vuelta al medio campo.
Sabía que el equipo necesitaba reagruparse y no podían seguir fallando.
A lo lejos, Raphinha y Gavi intercambiaron una mirada que lo decía todo; había que cambiar la estrategia, era hora de presionar con todo lo que tenían.
— Esto no puede seguir así.—Murmuró Gavi para sí mismo, mientras se acomodaba la camiseta y volvía a concentrarse.
Decidido, comenzó a moverse de manera más agresiva en el campo, cambiando su posición. Se adelantó para actuar como un falso nueve, tratando de desorganizar la defensa del Bayern.
El partido se volvió más físico, más caótico, pero Gavi estaba en su elemento. Era una bestia en el campo, y cuando se encontraba en esa zona, nada podía detenerlo.
En el minuto 60, la oportunidad se presentó. Gavi, después de un dribbling brillante entre Upamecano y Davies, encontró el ángulo perfecto para filtrar el balón a Pablo Torre, que se encontraba en una posición perfecta.
Gavi lo vio claro y lanzó un pase rápido y preciso entre los defensores. Torre no dudó ni un segundo y, con un disparo potente y bajo, venció a Neuer.
Gol.
El estadio volvió a estallar en gritos y nombres, la ilusión volvía una más, Pablo Torre, completamente eufórico, corrió hacia Gavi, gritando de alegría.
— ¡Vamos, Gavi! ¡Increíble pase! —Gritó Torre, y sin pensarlo dos veces, saltó sobre su compañero.
Gavi, por pura inercia y reflejo, lo atrapó en el aire, sosteniéndolo por la cintura.
Pero lo que Gavi no esperaba era lo que sucedió. En su emoción el omega estaba tan fuera de sí que sin pensarlo mucho, le plantó un beso en la mejilla a Gavi.
Bueno, no exactamente en la mejilla... más cerca de los labios de lo que cualquiera podría haber anticipado.
El momento fue fugaz, un simple segundo, pero fue suficiente para que Gavi quedara congelado en su lugar. No sabía si reír o apartarse, o comprar un boleto a Rusia y cambiar de nombre... Eric iba a matarlo, su cerebro estaba procesando lo ocurrido mientras Pablo seguía celebrando.
Sin embargo, ese segundo no pasó desapercibido por otra persona en el campo.
Desde la portería del Bayern, Manuel había observado toda la escena. Sus ojos, que hasta ese momento habían permanecido fríos y calculadores, se entrecerraron un poco al ver a Torre colgado de Gavi, tan cerca de él.
El beso fue la gota que colmó el vaso, provocando una reacción interna que el propio Neuer no comprendía del todo.
¿Por qué demonios me molesta esto? se preguntó Manuel mientras fruncía el ceño. Era un simple gesto de euforia, parte de la celebración, pero su Omega interior no estaba tan seguro de eso.
Había una sensación de incomodidad, no tenía ningún sentido.
¿Qué me importa a mí lo que ese cachorro haga? pensó, intentando concentrarse de nuevo.
Aun así, por más que Neuer intentara ignorarlo, esa imagen de Gavi y Pablo Torre, tan cerca el uno del otro, seguía en su mente.
Ridículo, pensó, intentando reprimir el sentimiento, pero cada vez que levantaba la vista y veía a Gavi, esa frustración inexplicable volvía a surgir.
De vuelta al campo, Gavi finalmente recuperó el control de la situación.
Bajó a Pablo con una sonrisa incómoda, tratando de restar importancia al momento, aunque en su mente no dejaba de repetirse.
¿Acaba de besarme?.
— Eh, tranquilo, Torre. No hace falta tanto cariño.—Dijo Gavi, riendo nerviosamente mientras su compañero volvía a la posición.
— ¡Vamos, que fue solo un beso de celebración! —Respondió Pablo, todavía riendo, sin darle mucha importancia.
Pero Gavi no pudo evitar lanzar una mirada rápida hacia Neuer. Estaba de pie en la portería, serio como siempre, con esa expresión dura que parecía esculpida en piedra.
Gavi se preguntaba si lo había visto. ¿Qué pensará de todo esto? se preguntaba, sintiendo una oleada de adrenalina.
El partido continuó, pero Gavi estaba distraído. La forma en que Manuel lo miraba, aunque fría, no pasaba desapercibida.
Sabía que el Omega lo había visto, y por alguna razón, esa idea lo tenía inquieto. No le importaba lo que los demás pensaran, pero lo que Manuel pensaba... eso era diferente.
Gavi sacudió la cabeza, tratando de concentrarse de nuevo en el juego.
Tienes que concentrarte, vamos, se decía a sí mismo, pero su mente seguía volviendo a ese instante, a esa mirada de Neuer, y a la risa de Pablo Torre.
—¡Gavi, concéntrate!—Gritó Fermín desde la banda.
— ¡Estoy bien!—Gritó Gavi de vuelta, aunque sabía que no lo estaba del todo.
A medida que el tiempo avanzaba, el marcador seguía 3-2 a favor del Bayern.
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